Francisco emprende su viaje a Corea del Sur

En su tercer viaje internacional, tras Brasil y Tierra Santa, el sumo pontífice llevará su interés en la evangelización de Aisa y su deseo para la reconciliación de la península.

13 AGO 2014 - 15:03 | Actualizado

El papa Francisco emprende hoy su histórica visita a Corea del Sur, en el que será su tercer viaje internacional tras Brasil y Tierra Santa, y donde llevará su interés en la evangelización de Asia y su deseo para la reconciliación de la península.

Junto al pontífice viajarán el secretario de Estado Vaticano, Pietro Parolin y el Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, Stanislaw Rylko.

También viajará un empleado del Vaticano, en esta ocasión de la central telefónica, ya que Francisco decidió premiar así a los trabajadores de la Santa Sede.

No obstante, será difícil que la visita sirva para el acercamiento de las dos Coreas dada la negativa de las autoridades norcoreanas a la invitación de los organizadores de mandar una representación de los católicos presentes en su país.

La visita, además de apostólica, tendrá cariz de histórica y un fuerte costado político, ya que sólo un tres por ciento de quienes habitan el continente asiático son católicos y su predecesor, Benedicto XVI, no logró visitar la región en su pontificado de ocho años.

Jorge Bergoglio ya había señalado el año pasado, al regresar de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud que tuvo lugar en Río de Janeiro, que Asia sería una de sus prioridades. Y ahora, un año más tarde, incluso ya está programada la próxima visita al continente asiático para enero de 2015 a Sri Lanka y Filipinas.

"No sólo los católicos, sino todo el mundo en Corea admira al papa Francisco. Elogiamos su carácter abierto y su sencillez y respetamos el modo en que se preocupa por los pobres y los marginados", dijo el arzobispo de Seúl, Andrew Yeom Soo-jungen una entrevista con la agencia de noticias EFE.

Es que Francisco decidió hacer un gran desvío sobre Europa, continente que encabezaba la lista de visitas de sus antecesores, marcando un nuevo rumbo que apunta a dar prioridad a los "márgenes" en la institución.

La gran ambición del Papa, sin embargo, sigue siendo mejorar las frías relaciones del Vaticano con China y su mayor desafío, poder acudir a ofrecer apoyo moral a los católicos que viven en el gigante asiático.

El papa llegará mañana jueves a Seúl y tras celebrar una misa en la nunciatura de la capital coreana, donde se alojará, se trasladará a la sede de la presidencia para reunirse con las autoridades y con la presidenta surcoreana, Park Geun-hye.

Esa misma tarde, Francisco celebrará una reunión con los obispos coreanos en la sede de la Conferencia Episcopal.

El viernes viajará en helicóptero hasta la ciudad de Daejeon, donde celebrará la misa de inicio de la Jornada de la Juventud en el estadio que fue escenario del Mundial de Fútbol en 2001 y posteriormente se trasladará al santuario de Solmoe, donde se reunirá con jóvenes procedentes de 23 países asiáticos.

El Vaticano informó de que serán cerca de 6.000 los jóvenes presentes, 2.000 de ellos procedentes de otros países asiáticos.

A los asistentes, el papa se dirigirá en inglés y en este idioma hablará en otras tres ocasiones, mientras que el resto de los discursos serán en italiano.

Francisco, que visita el país asiático después de que Juan Pablo II lo hiciera en 1984 y 1989, acudirá el sábado 16 de agosto a Gwanghwamun para la beatificación de Paul Yun Ji-Chung y otros 123 mártires, asesinados por su fe en 1791 con la llegada del cristianismo a Corea.

El papa destacará entonces cómo en este país, en el que los católicos son el 10 por ciento de la población, se vive una Iglesia dinámica con cien mil bautizos de adultos cada año.

El domingo, Jorge Bergoglio llegará a Haemi, donde en el santuario de esta localidad verá a los obispos de Asia y después en el Castillo oficiará la misa que cerrará la Jornada de la Juventud asiática.

El Papa dedicará el lunes a la celebración de la misa para "la paz y la reconciliación", como la denominó el Vaticano, en la catedral de Myeong-dong en Seúl, para después regresar a Roma.

El catolicismo se instituyó en Corea del Sur en el siglo XVII de mano de ciudadanos de a pie en lugar de misioneros, algo único en el continente.

Hasta el siglo XX, los devotos de esta religión -entre ellos algunos antepasados del arzobispo Andrew Yeom- sufrieron intensas persecuciones en este país de tradición confuciana y budista.

13 AGO 2014 - 15:03

El papa Francisco emprende hoy su histórica visita a Corea del Sur, en el que será su tercer viaje internacional tras Brasil y Tierra Santa, y donde llevará su interés en la evangelización de Asia y su deseo para la reconciliación de la península.

Junto al pontífice viajarán el secretario de Estado Vaticano, Pietro Parolin y el Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, Stanislaw Rylko.

También viajará un empleado del Vaticano, en esta ocasión de la central telefónica, ya que Francisco decidió premiar así a los trabajadores de la Santa Sede.

No obstante, será difícil que la visita sirva para el acercamiento de las dos Coreas dada la negativa de las autoridades norcoreanas a la invitación de los organizadores de mandar una representación de los católicos presentes en su país.

La visita, además de apostólica, tendrá cariz de histórica y un fuerte costado político, ya que sólo un tres por ciento de quienes habitan el continente asiático son católicos y su predecesor, Benedicto XVI, no logró visitar la región en su pontificado de ocho años.

Jorge Bergoglio ya había señalado el año pasado, al regresar de la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud que tuvo lugar en Río de Janeiro, que Asia sería una de sus prioridades. Y ahora, un año más tarde, incluso ya está programada la próxima visita al continente asiático para enero de 2015 a Sri Lanka y Filipinas.

"No sólo los católicos, sino todo el mundo en Corea admira al papa Francisco. Elogiamos su carácter abierto y su sencillez y respetamos el modo en que se preocupa por los pobres y los marginados", dijo el arzobispo de Seúl, Andrew Yeom Soo-jungen una entrevista con la agencia de noticias EFE.

Es que Francisco decidió hacer un gran desvío sobre Europa, continente que encabezaba la lista de visitas de sus antecesores, marcando un nuevo rumbo que apunta a dar prioridad a los "márgenes" en la institución.

La gran ambición del Papa, sin embargo, sigue siendo mejorar las frías relaciones del Vaticano con China y su mayor desafío, poder acudir a ofrecer apoyo moral a los católicos que viven en el gigante asiático.

El papa llegará mañana jueves a Seúl y tras celebrar una misa en la nunciatura de la capital coreana, donde se alojará, se trasladará a la sede de la presidencia para reunirse con las autoridades y con la presidenta surcoreana, Park Geun-hye.

Esa misma tarde, Francisco celebrará una reunión con los obispos coreanos en la sede de la Conferencia Episcopal.

El viernes viajará en helicóptero hasta la ciudad de Daejeon, donde celebrará la misa de inicio de la Jornada de la Juventud en el estadio que fue escenario del Mundial de Fútbol en 2001 y posteriormente se trasladará al santuario de Solmoe, donde se reunirá con jóvenes procedentes de 23 países asiáticos.

El Vaticano informó de que serán cerca de 6.000 los jóvenes presentes, 2.000 de ellos procedentes de otros países asiáticos.

A los asistentes, el papa se dirigirá en inglés y en este idioma hablará en otras tres ocasiones, mientras que el resto de los discursos serán en italiano.

Francisco, que visita el país asiático después de que Juan Pablo II lo hiciera en 1984 y 1989, acudirá el sábado 16 de agosto a Gwanghwamun para la beatificación de Paul Yun Ji-Chung y otros 123 mártires, asesinados por su fe en 1791 con la llegada del cristianismo a Corea.

El papa destacará entonces cómo en este país, en el que los católicos son el 10 por ciento de la población, se vive una Iglesia dinámica con cien mil bautizos de adultos cada año.

El domingo, Jorge Bergoglio llegará a Haemi, donde en el santuario de esta localidad verá a los obispos de Asia y después en el Castillo oficiará la misa que cerrará la Jornada de la Juventud asiática.

El Papa dedicará el lunes a la celebración de la misa para "la paz y la reconciliación", como la denominó el Vaticano, en la catedral de Myeong-dong en Seúl, para después regresar a Roma.

El catolicismo se instituyó en Corea del Sur en el siglo XVII de mano de ciudadanos de a pie en lugar de misioneros, algo único en el continente.

Hasta el siglo XX, los devotos de esta religión -entre ellos algunos antepasados del arzobispo Andrew Yeom- sufrieron intensas persecuciones en este país de tradición confuciana y budista.


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