Hace un año Snowden comenzaba a revelar el espionaje de la NSA

Este viernes se cumple un año desde que los programas de espionaje masivo de los Estados Unidos filtrados por el ex técnico de inteligencia Edward Snowden aparecieron por primera vez en la prensa, inaugurando una saga de revelaciones que mostró la magnitud, los objetivos y los métodos con los que la Agencia de Seguridad Nacional de ese país (NSA) espía a todo el mundo.

12 SEP 2014 - 14:53 | Actualizado

El 6 de junio de 2013 el diario inglés The Guardian publicó que en virtud de una orden judicial secreta el gobierno de los Estados Unidos escuchaba cada día todas las llamadas de los clientes de Verizon, la principal compañía telefónica de ese país, con la justificación de que era "una herramienta crítica" en el combate al terrorismo.

Fue la primera entrega de una filtración que siguió al día siguiente, cuando se conoció la existencia de un programa llamado PRISM, a través del cual la NSA accede de forma directa a los servidores de nueve de las principales empresas de servicios de Internet -entre ellas Microsoft, Yahoo, Google, Facebook, y Skype- para recoger información personal de sus usuarios sin necesidad de una orden judicial.

Poco días después se supo que el responsable de filtrar los documentos secretos era un ingeniero de 29 años que había trabajado como contratista para la CIA y la NSA, llamado Edward Snowden, quien viajó a Hong Kong y desde allí contactó a periodistas de The Guardian y del estadounidense The Washington Post y les dio los archivos secretos que había extraído de los sistemas de inteligencia.

Las revelaciones de Snowden -quien se encuentra asilado en Rusia desde el 23 de junio de 2013- dieron cuenta un espionaje masivo cuya magnitud superaba todo lo imaginado hasta entonces: desde mediados de 2012, la Agencia de Seguridad Nacional había estado procesando cada día más de 20 mil millones de comunicaciones provenientes de todo el mundo.

La metodología de la NSA para reunir una cantidad de comunicaciones tan grande implica el acceso directo a muchos de los cables internacionales de fibra óptica que se utilizan para transmitir comunicaciones internacionales, incluidos los submarinos.

La agencia también desvía hacia sus servidores mensajes que atraviesan el sistema de los Estados Unidos -como lo hace buena parte de las comunicaciones mundiales- y cooperara con servicios de inteligencia de otros países, que le ayudan en su recopilación.

Ello además de las "puertas traseras" de las empresas de Internet y los metadatos (los "datos de los datos", aquella información referida a la identificación del número, la fecha, el tiempo de conversación o la localización de la llamada) provistos por las empresas telefónicas locales. En estos casos, la "colaboración" de las compañías puede ser obligada en función de órdenes del tribunal secreto FISA (el Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera, creado por la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera).

Las filtraciones también hicieron pública la existencia del programa "Explotador de la red de computadoras" (CNE, por sus siglas en inglés), que consiste en la instalación de malware en computadoras personales para vigilar a sus usuarios. La responsable de estas actividades es la división de Operaciones de Acceso de Medida (TAO), un equipo que reúne a los hackers de la NSA.

"Tomado en su totalidad, el archivo de Snowden conducía en última instancia a una conclusión simple: el gobierno de Estados Unidos había creado un sistema cuya finalidad era la completa eliminación de la privacidad electrónica en todo el mundo", señaló en su reciente libro "Sin un lugar para esconderse" Glenn Greenwald, el periodista de The Guardian que entabló la relación con Snowden para publicar la información sobre el espionaje.

En el libro elaborado a partir de los documentos filtrados, Greenwald asegura que con 30 mil empleados propios y unos 60 mil tercerizados, la NSA es la mayor agencia de inteligencia del mundo, y casi toda su labor de espionaje se lleva a cabo mediante la alianza de los "Cinco Ojos".

Este grupo llamado FVEY (por el inglés "five eyes", cinco ojos) nuclea a las agencia de inteligencia de los aliados más cercanos de la NSA: Gran Bretaña, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, cuyos gobiernos priorizarían el acceso a la información privada de la agencia sobre el respeto a la privacidad de sus propios ciudadanos.

Lejos de centrarse de forma exclusiva en el combate contra el terrorismo, los documentos de Snowden dejaron en claro que la NSA "estaba implicada por igual en el espionaje económico y diplomático", así como en la vigilancia arbitraria ejercida sobre poblaciones enteras.

Ejemplos de ello fueron los sonados casos de espionaje a unos 35 altos dirigentes políticos de distintos países, entre ellos presidentes como la brasileña Dilma Roussef (a quien le pincharon el correo electrónico y el celular privado), la alemana Ángela Mérkel, el mexicano Enrique Peña Nieto y el Papa, entre otros.

La agencia también espió información sensible de la petrolera brasileña Petrobras y ayudó al Centro de Comunicaciones y Seguridad de Canadá (CSEC) a espiar al Ministerio de Minas y Energía de Brasil, área en la que las empresas de ese país norteamericano tienen especial interés.

El espionaje total, señala Greenwald, "lejos de ser una hipérbole, es el objetivo explícito y literal de un estado policial: asegurarse de que, en este caso, la NSA recoge, almacena, controla y analiza todas las comunicaciones electrónicas entre todas las personas de todo el mundo".

12 SEP 2014 - 14:53

El 6 de junio de 2013 el diario inglés The Guardian publicó que en virtud de una orden judicial secreta el gobierno de los Estados Unidos escuchaba cada día todas las llamadas de los clientes de Verizon, la principal compañía telefónica de ese país, con la justificación de que era "una herramienta crítica" en el combate al terrorismo.

Fue la primera entrega de una filtración que siguió al día siguiente, cuando se conoció la existencia de un programa llamado PRISM, a través del cual la NSA accede de forma directa a los servidores de nueve de las principales empresas de servicios de Internet -entre ellas Microsoft, Yahoo, Google, Facebook, y Skype- para recoger información personal de sus usuarios sin necesidad de una orden judicial.

Poco días después se supo que el responsable de filtrar los documentos secretos era un ingeniero de 29 años que había trabajado como contratista para la CIA y la NSA, llamado Edward Snowden, quien viajó a Hong Kong y desde allí contactó a periodistas de The Guardian y del estadounidense The Washington Post y les dio los archivos secretos que había extraído de los sistemas de inteligencia.

Las revelaciones de Snowden -quien se encuentra asilado en Rusia desde el 23 de junio de 2013- dieron cuenta un espionaje masivo cuya magnitud superaba todo lo imaginado hasta entonces: desde mediados de 2012, la Agencia de Seguridad Nacional había estado procesando cada día más de 20 mil millones de comunicaciones provenientes de todo el mundo.

La metodología de la NSA para reunir una cantidad de comunicaciones tan grande implica el acceso directo a muchos de los cables internacionales de fibra óptica que se utilizan para transmitir comunicaciones internacionales, incluidos los submarinos.

La agencia también desvía hacia sus servidores mensajes que atraviesan el sistema de los Estados Unidos -como lo hace buena parte de las comunicaciones mundiales- y cooperara con servicios de inteligencia de otros países, que le ayudan en su recopilación.

Ello además de las "puertas traseras" de las empresas de Internet y los metadatos (los "datos de los datos", aquella información referida a la identificación del número, la fecha, el tiempo de conversación o la localización de la llamada) provistos por las empresas telefónicas locales. En estos casos, la "colaboración" de las compañías puede ser obligada en función de órdenes del tribunal secreto FISA (el Tribunal de Vigilancia de Inteligencia Extranjera, creado por la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera).

Las filtraciones también hicieron pública la existencia del programa "Explotador de la red de computadoras" (CNE, por sus siglas en inglés), que consiste en la instalación de malware en computadoras personales para vigilar a sus usuarios. La responsable de estas actividades es la división de Operaciones de Acceso de Medida (TAO), un equipo que reúne a los hackers de la NSA.

"Tomado en su totalidad, el archivo de Snowden conducía en última instancia a una conclusión simple: el gobierno de Estados Unidos había creado un sistema cuya finalidad era la completa eliminación de la privacidad electrónica en todo el mundo", señaló en su reciente libro "Sin un lugar para esconderse" Glenn Greenwald, el periodista de The Guardian que entabló la relación con Snowden para publicar la información sobre el espionaje.

En el libro elaborado a partir de los documentos filtrados, Greenwald asegura que con 30 mil empleados propios y unos 60 mil tercerizados, la NSA es la mayor agencia de inteligencia del mundo, y casi toda su labor de espionaje se lleva a cabo mediante la alianza de los "Cinco Ojos".

Este grupo llamado FVEY (por el inglés "five eyes", cinco ojos) nuclea a las agencia de inteligencia de los aliados más cercanos de la NSA: Gran Bretaña, Canadá, Australia y Nueva Zelanda, cuyos gobiernos priorizarían el acceso a la información privada de la agencia sobre el respeto a la privacidad de sus propios ciudadanos.

Lejos de centrarse de forma exclusiva en el combate contra el terrorismo, los documentos de Snowden dejaron en claro que la NSA "estaba implicada por igual en el espionaje económico y diplomático", así como en la vigilancia arbitraria ejercida sobre poblaciones enteras.

Ejemplos de ello fueron los sonados casos de espionaje a unos 35 altos dirigentes políticos de distintos países, entre ellos presidentes como la brasileña Dilma Roussef (a quien le pincharon el correo electrónico y el celular privado), la alemana Ángela Mérkel, el mexicano Enrique Peña Nieto y el Papa, entre otros.

La agencia también espió información sensible de la petrolera brasileña Petrobras y ayudó al Centro de Comunicaciones y Seguridad de Canadá (CSEC) a espiar al Ministerio de Minas y Energía de Brasil, área en la que las empresas de ese país norteamericano tienen especial interés.

El espionaje total, señala Greenwald, "lejos de ser una hipérbole, es el objetivo explícito y literal de un estado policial: asegurarse de que, en este caso, la NSA recoge, almacena, controla y analiza todas las comunicaciones electrónicas entre todas las personas de todo el mundo".


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