OIT: la informalidad laboral en Argentina "tiene notoria tendencia a la baja"
Juan Chacaltana, experto de la OIT, destacó hoy que “lo más notorio de la región y de Argentina en particular es la tendencia a la reducción de la informalidad laboral”, y que para medirla estadísticamente "se utilizan encuestas ad hoc, una visión menos precisa que una estimación a nivel nacional”, al ser consultado por la Agencia Télam a propósito de la nota publicada en el diario La Nación que sostiene que casi la mitad de los trabajadores del país está en la informalidad.
“Hay que usar datos estimados, encuestas ad-hoc, utilizar la información del Censo y proyectarla con datos administrativos”, sostuvo Chacaltana, especialista en Empleo y Políticas de Empleo, y explicó que por eso existen “diferencias entre las cifras que provee la Organización Internacional del Trabajo o la Universidad Católica”, en referencia a las cifras mencionadas por el artículo de ese matutino porteño.
“Lo más notorio en el caso argentino es la tendencia a la reducción de la informalidad y eso es consecuencia de dos factores grandes: el escenario de crecimiento que hubo en la última década, pero además, la decisión política”, y en ese sentido destacan en el informe con el que La Nación construyó su título de tapa, las “muchas políticas que el gobierno argentino ha tomado”.
El país, según Chacaltana, está “tomando acciones multidimensionales”, es decir, el llamado “enfoque integrado” para reducir la problemática tanto en el país como en la región.
De hecho, el artículo de La Nación olvida mencionar que en las cifras brindadas por el informe de la OIT durante la 18º Reunión Regional que se realiza en Lima, Perú, también aparecen los números en tendencia decreciente: si en 2009 era de 49,2%, sería ahora del 46,8,%, es decir, unos tres puntos porcentuales menos.
El coordinador de la oficina de la OIT en Buenos Aires, Fabio Bertranou, por su parte, explicó que “en la Encuesta Permanente de hogares hay una pregunta específica, que es si los empleados realizan aportes a la seguridad social: si dice que sí, es formal; y sino, es informal o no registrado: en este caso no hay discrepancias, y el número reportado es de aproximadamente el 33 por ciento”.
Sin embargo, “en la OIT tratamos de tener una dimensión global que también incluya a los trabajadores no dependientes, ya que hay esfuerzos de los gobiernos mediante la realización de políticas para incluir a los trabajadores en el sistema de seguridad social”.
“Entonces, la estimación es más difícil porque no tenemos la pregunta específica que pueda decir si el trabajador está haciendo o no aportes a la seguridad social”, destacó, en diálogo con Télam, y afirmó: “lo que hacemos es usar una estimación en función a las distintas características que tienen estos trabajadores”.
Inclusive, “hay tres números dando vueltas: el de la Oficina de la OIT en Argentina –del 44%-; del Ministerio de Trabajo -42,7%-, el Panorama Laboral de la OIT con el 46,8%, y también esa cifra de la Unviersidad Católica, cercana al 49%”, dijo.
Asimismo, Bertranou sostuvo, en relación a la afirmación de La Nación de que el informe recomienda “simplificar normas y pagos” para reducir la informalidad, que “es una herramienta, pero que de por sí sola no va a reducirla, sino que deben existir acciones específicas para la regulación de trabajo, pero también complementadas con políticas de protección económica y social”.
“Hay que usar datos estimados, encuestas ad-hoc, utilizar la información del Censo y proyectarla con datos administrativos”, sostuvo Chacaltana, especialista en Empleo y Políticas de Empleo, y explicó que por eso existen “diferencias entre las cifras que provee la Organización Internacional del Trabajo o la Universidad Católica”, en referencia a las cifras mencionadas por el artículo de ese matutino porteño.
“Lo más notorio en el caso argentino es la tendencia a la reducción de la informalidad y eso es consecuencia de dos factores grandes: el escenario de crecimiento que hubo en la última década, pero además, la decisión política”, y en ese sentido destacan en el informe con el que La Nación construyó su título de tapa, las “muchas políticas que el gobierno argentino ha tomado”.
El país, según Chacaltana, está “tomando acciones multidimensionales”, es decir, el llamado “enfoque integrado” para reducir la problemática tanto en el país como en la región.
De hecho, el artículo de La Nación olvida mencionar que en las cifras brindadas por el informe de la OIT durante la 18º Reunión Regional que se realiza en Lima, Perú, también aparecen los números en tendencia decreciente: si en 2009 era de 49,2%, sería ahora del 46,8,%, es decir, unos tres puntos porcentuales menos.
El coordinador de la oficina de la OIT en Buenos Aires, Fabio Bertranou, por su parte, explicó que “en la Encuesta Permanente de hogares hay una pregunta específica, que es si los empleados realizan aportes a la seguridad social: si dice que sí, es formal; y sino, es informal o no registrado: en este caso no hay discrepancias, y el número reportado es de aproximadamente el 33 por ciento”.
Sin embargo, “en la OIT tratamos de tener una dimensión global que también incluya a los trabajadores no dependientes, ya que hay esfuerzos de los gobiernos mediante la realización de políticas para incluir a los trabajadores en el sistema de seguridad social”.
“Entonces, la estimación es más difícil porque no tenemos la pregunta específica que pueda decir si el trabajador está haciendo o no aportes a la seguridad social”, destacó, en diálogo con Télam, y afirmó: “lo que hacemos es usar una estimación en función a las distintas características que tienen estos trabajadores”.
Inclusive, “hay tres números dando vueltas: el de la Oficina de la OIT en Argentina –del 44%-; del Ministerio de Trabajo -42,7%-, el Panorama Laboral de la OIT con el 46,8%, y también esa cifra de la Unviersidad Católica, cercana al 49%”, dijo.
Asimismo, Bertranou sostuvo, en relación a la afirmación de La Nación de que el informe recomienda “simplificar normas y pagos” para reducir la informalidad, que “es una herramienta, pero que de por sí sola no va a reducirla, sino que deben existir acciones específicas para la regulación de trabajo, pero también complementadas con políticas de protección económica y social”.