Mató, se entregó y contó los detalles del crimen

Franco Daniel Antieco murió violentamente en una vivienda del barrio Matadero de Esquel, luego de que le pegaran con un caño en la cabeza. El autor se entregó a la Policía y en la audiencia de control dio detalles escalofriantes de cómo habría ocurrido el hecho.

27 OCT 2014 - 21:46 | Actualizado

La Policía tomó intervención por un llamado que hizo el propio imputado desde la casa de su hermana. Fue con los uniformados a la vivienda y como había dejado las llaves en un taxi, les pidió que fuercen la puerta. En el interior del monoambiente yacía el cuerpo de Antieco.

Por disposición de la Fiscalía fue detenido hasta la audiencia realizada a las seis de la tarde.

“Me defendí con un fierro”

El imputado quiso hablar en la audiencia y respondió sin dudar todas las preguntas que le formuló el fiscal Fernando Rivarola.

Según su versión se acostó a dormir a eso de las 23 hs. Dormía profundamente cuando lo despertaron violentos golpes en la puerta y alguien que lo llamaba a los gritos. Asustado se puso un pantalón, miró por la ventana y vio a su primo que le insistía en que le abra la puerta. Abrió y Antieco entró con una botella en mano diciendo que iba a tomar. Él le dijo que no quería, que al otro día debía trabajar, pero su primo insistió violentamente, “me agarró del cogote”, sostuvo. Discutieron, Antieco le partió la botella en la cabeza y lo golpeó contra la pared, según el relato del imputado. Luego este le pegó una patada y cuando su primo estaba en el piso agarró un trozo de caño de gas que tenía bajo la cama para defenderse. Con el caño le pegó al menos tres veces en la cabeza y lo dejó tendido en el suelo.

Tomó sus objetos de valor, una bordeadora y un alargue, se calzó unas zapatillas, cerró la puerta con llave y se fue para la casa de su hermana. En el camino subió a un taxi, ahí olvidó las llaves. Al llegar le contó a la hermana lo sucedido y llamó a la policía.

Sus dichos coinciden con el relato policial, con los elementos secuestrados y con golpes que le fueron constatados en su cabeza, labio y otras partes del cuerpo.

El defensor Marcos Ponce no cuestionó la detención, ni la descripción del hecho dada por la Fiscalía “sin que esto implique a priori un reconocimiento de autoría”, aclaró.

Peligro leve

Rivarola analizó el hecho y los elementos reunidos por la investigación. Reconoció que el imputado tiene arraigo en la ciudad, tiene un domicilio estable, familia y trabajo. También tuvo en cuenta que los elementos necesarios para la investigación ya fueron secuestrados por la policía y que el imputado tuvo una actitud colaborativa para con la investigación.

El fiscal entendió que pese a encontrarse frente a un hecho grave, debe computar a favor del imputado la actitud que asumió poniéndose a disposición de la justicia, y también la versión de los hechos ofrecida por éste, alegando una situación de legítima defensa, que con los elementos reunidos hasta el momento, no puede descartarse.

Para asegurar que el imputado esté a disposición de la justicia, Rivarola solicitó que fije domicilio y se presente una vez por semana en la Oficina Judicial, mientras avanza la investigación.

La juez de turno, Anabel Rodríguez declaró legal la detención, formalizó la investigación, fijó domicilio del imputado y le impuso la obligación de presentarse una vez por semana en la Oficina Judicial.

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27 OCT 2014 - 21:46

La Policía tomó intervención por un llamado que hizo el propio imputado desde la casa de su hermana. Fue con los uniformados a la vivienda y como había dejado las llaves en un taxi, les pidió que fuercen la puerta. En el interior del monoambiente yacía el cuerpo de Antieco.

Por disposición de la Fiscalía fue detenido hasta la audiencia realizada a las seis de la tarde.

“Me defendí con un fierro”

El imputado quiso hablar en la audiencia y respondió sin dudar todas las preguntas que le formuló el fiscal Fernando Rivarola.

Según su versión se acostó a dormir a eso de las 23 hs. Dormía profundamente cuando lo despertaron violentos golpes en la puerta y alguien que lo llamaba a los gritos. Asustado se puso un pantalón, miró por la ventana y vio a su primo que le insistía en que le abra la puerta. Abrió y Antieco entró con una botella en mano diciendo que iba a tomar. Él le dijo que no quería, que al otro día debía trabajar, pero su primo insistió violentamente, “me agarró del cogote”, sostuvo. Discutieron, Antieco le partió la botella en la cabeza y lo golpeó contra la pared, según el relato del imputado. Luego este le pegó una patada y cuando su primo estaba en el piso agarró un trozo de caño de gas que tenía bajo la cama para defenderse. Con el caño le pegó al menos tres veces en la cabeza y lo dejó tendido en el suelo.

Tomó sus objetos de valor, una bordeadora y un alargue, se calzó unas zapatillas, cerró la puerta con llave y se fue para la casa de su hermana. En el camino subió a un taxi, ahí olvidó las llaves. Al llegar le contó a la hermana lo sucedido y llamó a la policía.

Sus dichos coinciden con el relato policial, con los elementos secuestrados y con golpes que le fueron constatados en su cabeza, labio y otras partes del cuerpo.

El defensor Marcos Ponce no cuestionó la detención, ni la descripción del hecho dada por la Fiscalía “sin que esto implique a priori un reconocimiento de autoría”, aclaró.

Peligro leve

Rivarola analizó el hecho y los elementos reunidos por la investigación. Reconoció que el imputado tiene arraigo en la ciudad, tiene un domicilio estable, familia y trabajo. También tuvo en cuenta que los elementos necesarios para la investigación ya fueron secuestrados por la policía y que el imputado tuvo una actitud colaborativa para con la investigación.

El fiscal entendió que pese a encontrarse frente a un hecho grave, debe computar a favor del imputado la actitud que asumió poniéndose a disposición de la justicia, y también la versión de los hechos ofrecida por éste, alegando una situación de legítima defensa, que con los elementos reunidos hasta el momento, no puede descartarse.

Para asegurar que el imputado esté a disposición de la justicia, Rivarola solicitó que fije domicilio y se presente una vez por semana en la Oficina Judicial, mientras avanza la investigación.

La juez de turno, Anabel Rodríguez declaró legal la detención, formalizó la investigación, fijó domicilio del imputado y le impuso la obligación de presentarse una vez por semana en la Oficina Judicial.


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