El niño futbolista, en el camino de Germinal

Antonio Erburu tiene 14 años y es delantero del “Rojo”. Jugó la ida en Río Colorado y es de los jugadores más jóvenes en la historia del torneo. “Ellos son un rival complicadísimo”, dijo el precoz atacante, que afirma tener buen promedio en la escuela. Está en la mira del fútbol de Primera.

27 NOV 2014 - 21:36 | Actualizado

El fútbol patagónico no se detiene. Las historias singulares brotan a la par de la disputa de los partidos. En su escritura, desafían los patrones convencionales de la pelota. El más flamante desafío a lo habitual tiene como actor secundario a Germinal de Rawson. Durante el segundo tiempo del encuentro que el “Verde” ganó por 2-1 ante Independiente de Río Colorado, ingresó la historia a jugar. Antonio Erburu, adolescente de 14 años, entró al césped. El delantero, uno de los participantes más jóvenes en la historia de la categoría, se cruzó en el camino rumbo a la gloria del “Verde” de Rawson. Antonio, con nombre de adulto y una niñez que va dejando atrás, se enfrentó a jugadores con un nivel de experiencia que hasta ese momento apenas imaginaba.

“Es muy poco habitual esto, pero es algo hermoso. Las vivencias, tanto en la cancha como en el vestuario, son únicas. Falta mucho, pero es una alegría enorme”, le dijo Antonio a Jornada desde Río Colorado, mientras se preparaba para cenar. “Debuté en Reserva a los 13. Este año empecé a jugar en Primera local. Esta es la segunda temporada con el plantel. En la anterior no llegué a jugar el B. En este debuté. En el equipo, donde mi papá es el preparador físico, me dan apoyo y confianza”, acotó mientras se preparaba para su último día de escuela en el año. Tal como suena y se lee. “Hoy (ayer) termino el segundo año del colegio y paso a tercero, con un promedio de 9. Allá en la escuela no lo pueden creer. Hay alguna que otra gastada. Pero me apoyan. No lo pueden creer. Ni yo me imaginaba este momento”, comentó Antonio con porte de adulto.

Para graficar esta incredulidad, son indispensables las comparaciones. Erburu compartió cancha con Gustavo Caamaño, con vasta experiencia en la B Nacional, con Copa Libertadores en el pecho. Y con más del doble de edad que él. O se lo puede comparar con Robinson Torres, con recorrido por el Argentino A, con presencia en BN. Por citar solo dos casos.

Necesidad y talento

Estas historias tan futboleras y tan patagónicas son, en varias ocasiones, hijas de la necesidad y del contexto de la región. Río Colorado, según el último censo, no reúne el número de habitantes para ser considerada una ciudad. E Independiente siente el impacto de esa realidad, con un plantel corto. Eso facilitó todo para que Antonio demostrara su capacidad ante un rival al que elogia. “Hubo bajas por lesiones y suspensiones. Ahí se me dio la chance de entrar. Debuté con Maronese de titular en la última fecha del grupo, pero ahí estábamos clasificados. Esto es un cruce. Y Germinal es un rival complicadísimo”, comentó el precoz atacante. “Se nota la experiencia que tiene. Es un equipo profesional que se está preparando para el ascenso. Tocan bien y manejan bien la pelota parada. Tendremos que mejorar para la revancha del domingo”, analizó.

A Buenos Aires

Ese talento potencial de Antonio no pasa desapercibido fuera de la Patagonia. El desarrollo de Antonio es seguido desde Buenos Aires. “Está la posibilidad de ir a Lanús, en Buenos Aires. Pero todavía falta mucho. Solo tengo 14 años y falta mucho por jugar. Tengo que mantener la humildad”, acotó. “Sin descuidar el estudio, me gustaría jugar en el Federal A, en la B Nacional (sic), en Primera”, acotó con esperanza. Hace siete años, con 14 años, el neuquino Leandro Marín debutaba en el Argentino B con los colores de Centenario. De allí, comenzó una imparable carrera que lo depositaría en Boca, donde hoy se mantiene. Soy hincha de River y me gustaría jugar en River. Pero si Boca me da la posibilidad, no le voy a decir que no”, concluyó Antonio. La Patagonia, infinito yacimiento de historias futboleras, pone en la ruta de Germinal a Antonio Erburu, un niño que empieza a dejar de ser niño con la pelota y sueños atados a sus pies.

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27 NOV 2014 - 21:36

El fútbol patagónico no se detiene. Las historias singulares brotan a la par de la disputa de los partidos. En su escritura, desafían los patrones convencionales de la pelota. El más flamante desafío a lo habitual tiene como actor secundario a Germinal de Rawson. Durante el segundo tiempo del encuentro que el “Verde” ganó por 2-1 ante Independiente de Río Colorado, ingresó la historia a jugar. Antonio Erburu, adolescente de 14 años, entró al césped. El delantero, uno de los participantes más jóvenes en la historia de la categoría, se cruzó en el camino rumbo a la gloria del “Verde” de Rawson. Antonio, con nombre de adulto y una niñez que va dejando atrás, se enfrentó a jugadores con un nivel de experiencia que hasta ese momento apenas imaginaba.

“Es muy poco habitual esto, pero es algo hermoso. Las vivencias, tanto en la cancha como en el vestuario, son únicas. Falta mucho, pero es una alegría enorme”, le dijo Antonio a Jornada desde Río Colorado, mientras se preparaba para cenar. “Debuté en Reserva a los 13. Este año empecé a jugar en Primera local. Esta es la segunda temporada con el plantel. En la anterior no llegué a jugar el B. En este debuté. En el equipo, donde mi papá es el preparador físico, me dan apoyo y confianza”, acotó mientras se preparaba para su último día de escuela en el año. Tal como suena y se lee. “Hoy (ayer) termino el segundo año del colegio y paso a tercero, con un promedio de 9. Allá en la escuela no lo pueden creer. Hay alguna que otra gastada. Pero me apoyan. No lo pueden creer. Ni yo me imaginaba este momento”, comentó Antonio con porte de adulto.

Para graficar esta incredulidad, son indispensables las comparaciones. Erburu compartió cancha con Gustavo Caamaño, con vasta experiencia en la B Nacional, con Copa Libertadores en el pecho. Y con más del doble de edad que él. O se lo puede comparar con Robinson Torres, con recorrido por el Argentino A, con presencia en BN. Por citar solo dos casos.

Necesidad y talento

Estas historias tan futboleras y tan patagónicas son, en varias ocasiones, hijas de la necesidad y del contexto de la región. Río Colorado, según el último censo, no reúne el número de habitantes para ser considerada una ciudad. E Independiente siente el impacto de esa realidad, con un plantel corto. Eso facilitó todo para que Antonio demostrara su capacidad ante un rival al que elogia. “Hubo bajas por lesiones y suspensiones. Ahí se me dio la chance de entrar. Debuté con Maronese de titular en la última fecha del grupo, pero ahí estábamos clasificados. Esto es un cruce. Y Germinal es un rival complicadísimo”, comentó el precoz atacante. “Se nota la experiencia que tiene. Es un equipo profesional que se está preparando para el ascenso. Tocan bien y manejan bien la pelota parada. Tendremos que mejorar para la revancha del domingo”, analizó.

A Buenos Aires

Ese talento potencial de Antonio no pasa desapercibido fuera de la Patagonia. El desarrollo de Antonio es seguido desde Buenos Aires. “Está la posibilidad de ir a Lanús, en Buenos Aires. Pero todavía falta mucho. Solo tengo 14 años y falta mucho por jugar. Tengo que mantener la humildad”, acotó. “Sin descuidar el estudio, me gustaría jugar en el Federal A, en la B Nacional (sic), en Primera”, acotó con esperanza. Hace siete años, con 14 años, el neuquino Leandro Marín debutaba en el Argentino B con los colores de Centenario. De allí, comenzó una imparable carrera que lo depositaría en Boca, donde hoy se mantiene. Soy hincha de River y me gustaría jugar en River. Pero si Boca me da la posibilidad, no le voy a decir que no”, concluyó Antonio. La Patagonia, infinito yacimiento de historias futboleras, pone en la ruta de Germinal a Antonio Erburu, un niño que empieza a dejar de ser niño con la pelota y sueños atados a sus pies.


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