El hecho que mantenía en vilo a turistas y vecinos que disfrutaban de la tarde veraniega se produjo a partir de las 18:30 en la tercera bajada, cerca del Parador Yoaquina. Al cierre de nuestra edición los integrantes de los organismos de seguridad continuaban trabajando para dilucidar el caso. Primero, una joven de 18 años fue socorrida por guardavidas y hubo vecinos que observaron con preocupación el estado en que se encontraba la joven. La muchacha fue derivada al hospital donde fue atendida por presentar un cuadro de hipotermia. Lo mismo ocurrió con otros dos menores, de 15 y 13 años, hermanos de la joven, de apellido Aguilar, que también fueron asistidos, primero en la costa y luego en el nosocomio madrynense, con los mismos síntomas. En ese momento, uno de los jóvenes indicó que junto a ellos se encontraba su primo de 13 años, Martín Carrizo, quien no había podido salir del mar. Allí comenzó la búsqueda con miembros de los planteles de seguridad del municipio y la Prefectura local, efectuando un rastrillaje de la zona pero con resultados infructuosos. Su bicicleta se halló en el mismo lugar donde la había dejado. Tampoco fue encontrado en su casa, por lo que se presume el peor de los finales para el joven.
El hecho que mantenía en vilo a turistas y vecinos que disfrutaban de la tarde veraniega se produjo a partir de las 18:30 en la tercera bajada, cerca del Parador Yoaquina. Al cierre de nuestra edición los integrantes de los organismos de seguridad continuaban trabajando para dilucidar el caso. Primero, una joven de 18 años fue socorrida por guardavidas y hubo vecinos que observaron con preocupación el estado en que se encontraba la joven. La muchacha fue derivada al hospital donde fue atendida por presentar un cuadro de hipotermia. Lo mismo ocurrió con otros dos menores, de 15 y 13 años, hermanos de la joven, de apellido Aguilar, que también fueron asistidos, primero en la costa y luego en el nosocomio madrynense, con los mismos síntomas. En ese momento, uno de los jóvenes indicó que junto a ellos se encontraba su primo de 13 años, Martín Carrizo, quien no había podido salir del mar. Allí comenzó la búsqueda con miembros de los planteles de seguridad del municipio y la Prefectura local, efectuando un rastrillaje de la zona pero con resultados infructuosos. Su bicicleta se halló en el mismo lugar donde la había dejado. Tampoco fue encontrado en su casa, por lo que se presume el peor de los finales para el joven.