Un hombre encapuchado secuestró a un nene en la localidad de Sarmiento. Lo llevó amenazado de muerte hacia un bosque en zona de chacras. Blandía un cuchillo y es intensamente buscado por la Policía.
Según información del periodista Juan Manuel Castro, el niño logró escapar y comentar todo a sus padres; providencialmente, se encuentra sano y salvo. Alrededor de las 13 del martes, un niño de 9 años se encontraba sentado en una reposera del pasillo posterior de su casa en el barrio Buzzo de Sarmiento, en donde funciona el taller de chapa y pintura de su padre.
El pasillo en cuestión da al fondo del terreno cuya zona liminal se encuentra individualizada mediante un alambrado de un lote deshabitado en el que existe un cordón de árboles.
La alambrada se encontraba abierta a modo de portón. Generalmente, la familia deja dos perros de gran porte atados para custodia, pero sin embargo en ese preciso momento sólo se hallaba uno de ellos y durmiendo.
La ocasión fue aprovechada por un extraño para invadir la propiedad. El mayor le ordenó que se calzara las zapatillas y lo acompañara. Temeroso obedeció y, ambos cruzaron el alambrado sin que el can se despertara, mientras desaparecían entre la alameda.
A medida que se iban alejando, comenzó a oírse desde atrás del cordón de árboles el llamado del padre, quien ya se había percatado de que el pequeño no estaba en la vivienda ni en el patio.
El menor atinó a responder al llamado de su padre y el secuestrador le dijo: “Callate, no grités, porque te voy a matar”. Continuaron a pie atravesando la zona conocida como “Las Cañitas” y luego en dirección noreste. El secuestrador le exhibía al niño constantemente un cuchillo y expresándole que lo mataría.
Habiendo caminado unos cuatrocientos metros, el raptor ingresó con el niño a una zona boscosa por donde cruzaron un canal de agua de una anchura de alrededor de un metro.
“Tenía la cara gordita, era rubio con barbita, ropa deportiva, pantalón azul, y cuando me decía ´No grités que te voy a matar ´arrastraba mucho la ´r´…” reseñó a sus padres.Se trataría de un adolescente de entre 15 y 20 años.
Una vez que cruzaron el canal, el secuestrador se retiró diciendo: “Esperame que voy a traer algo” habría expresado. Saltó un alambrado y fue entonces que el menor aprovechó la ocasión para escapar. El raptor se percató y empezó a perseguirlo, corriendo tras él sin poder alcanzarlo.
A unos cien metros del baldío ubicado detrás de la vivienda de la familia, se hallaba una hermana del chico quien alcanzó a ver al secuestrador a lo lejos corriéndolo a su hermano.
Ya liberado y una vez en casa, el muchacho comentó a sus padres lo ocurrido, quienes, conmovidos, se comunicaron con la comisaría.Policía buscó en el bosque temiendo que el secuestrador se encontrara escondido en algún recóndito sitio donde existen angostos caminos y centenares de árboles, como laberintos.
El mecánico comentó que al detener sus tareas por un momento, miró hacia el pasillo y vio que su hijo ya no estaba. Fue entonces que comenzó a buscarlo por toda la casa sin hallarlo. “Lo llamé y no me contestaba”, comentó.
En el sector conocido como “Las Cañitas” generalmente hay niños jugando, albañiles construyendo y chacareros con quehaceres diarios. No obstante no hay hasta el momento quien atestigüe el episodio.
La familia, originaria de Morón, Buenos Aires, llegó a Sarmiento hace alrededor de unos 7 años.
Un hombre encapuchado secuestró a un nene en la localidad de Sarmiento. Lo llevó amenazado de muerte hacia un bosque en zona de chacras. Blandía un cuchillo y es intensamente buscado por la Policía.
Según información del periodista Juan Manuel Castro, el niño logró escapar y comentar todo a sus padres; providencialmente, se encuentra sano y salvo. Alrededor de las 13 del martes, un niño de 9 años se encontraba sentado en una reposera del pasillo posterior de su casa en el barrio Buzzo de Sarmiento, en donde funciona el taller de chapa y pintura de su padre.
El pasillo en cuestión da al fondo del terreno cuya zona liminal se encuentra individualizada mediante un alambrado de un lote deshabitado en el que existe un cordón de árboles.
La alambrada se encontraba abierta a modo de portón. Generalmente, la familia deja dos perros de gran porte atados para custodia, pero sin embargo en ese preciso momento sólo se hallaba uno de ellos y durmiendo.
La ocasión fue aprovechada por un extraño para invadir la propiedad. El mayor le ordenó que se calzara las zapatillas y lo acompañara. Temeroso obedeció y, ambos cruzaron el alambrado sin que el can se despertara, mientras desaparecían entre la alameda.
A medida que se iban alejando, comenzó a oírse desde atrás del cordón de árboles el llamado del padre, quien ya se había percatado de que el pequeño no estaba en la vivienda ni en el patio.
El menor atinó a responder al llamado de su padre y el secuestrador le dijo: “Callate, no grités, porque te voy a matar”. Continuaron a pie atravesando la zona conocida como “Las Cañitas” y luego en dirección noreste. El secuestrador le exhibía al niño constantemente un cuchillo y expresándole que lo mataría.
Habiendo caminado unos cuatrocientos metros, el raptor ingresó con el niño a una zona boscosa por donde cruzaron un canal de agua de una anchura de alrededor de un metro.
“Tenía la cara gordita, era rubio con barbita, ropa deportiva, pantalón azul, y cuando me decía ´No grités que te voy a matar ´arrastraba mucho la ´r´…” reseñó a sus padres.Se trataría de un adolescente de entre 15 y 20 años.
Una vez que cruzaron el canal, el secuestrador se retiró diciendo: “Esperame que voy a traer algo” habría expresado. Saltó un alambrado y fue entonces que el menor aprovechó la ocasión para escapar. El raptor se percató y empezó a perseguirlo, corriendo tras él sin poder alcanzarlo.
A unos cien metros del baldío ubicado detrás de la vivienda de la familia, se hallaba una hermana del chico quien alcanzó a ver al secuestrador a lo lejos corriéndolo a su hermano.
Ya liberado y una vez en casa, el muchacho comentó a sus padres lo ocurrido, quienes, conmovidos, se comunicaron con la comisaría.Policía buscó en el bosque temiendo que el secuestrador se encontrara escondido en algún recóndito sitio donde existen angostos caminos y centenares de árboles, como laberintos.
El mecánico comentó que al detener sus tareas por un momento, miró hacia el pasillo y vio que su hijo ya no estaba. Fue entonces que comenzó a buscarlo por toda la casa sin hallarlo. “Lo llamé y no me contestaba”, comentó.
En el sector conocido como “Las Cañitas” generalmente hay niños jugando, albañiles construyendo y chacareros con quehaceres diarios. No obstante no hay hasta el momento quien atestigüe el episodio.
La familia, originaria de Morón, Buenos Aires, llegó a Sarmiento hace alrededor de unos 7 años.