Loly y Alan: casarse como hace tres mil años

Fue una celebración inédita en el Valle. Los jóvenes eligieron unirse a través de un antiguo rito que se practicaba en la Europa céltica, en el que se honraba a la naturaleza para la felicidad y prosperidad de la pareja, y en la que la comunidad testificaba el acto.

Elección. Loly y Alan celebraron una boda celta en el Valle, rodeados por la naturaleza y sus seres queridos.
19 ABR 2015 - 22:37 | Actualizado

Hace un año y medio Loly Casas y Alan Hughes empezaron a imaginar su casamiento. Las raíces galesas de la familia del novio los llevaron a animarse a una experiencia inédita en la zona: una ceremonia celta.

El proyecto puso en acción a Marta y a Ariel Hughes, los padres de Alan, quienes comenzaron a leer sobre ritos milenarios que no tienen demasiada bibliografía en castellano. Parientes, amigos y conocidos también colaboraron en el armado de la boda, que estuvo repleta de la simbología de ese pueblo.

La celebración fue el sábado 4 en la chacra La Cabaña de Trelew. La pareja se había casado por civil un mes antes en Salta, en donde los jóvenes residen. Chubut es la provincia natal de Alan y el lugar donde Loly vivió parte de su juventud. Y el Valle fue el escenario elegido para la ceremonia que transportó a los presentes unos tres mil años atrás.

Según la tradición, las bodas celtas siempre se realizaron al aire libre entre los árboles, las flores, las piedras, ya que la naturaleza era un elemento muy importante para ellos. Consideraban que el ser humano y el mundo que los rodeaba estaban entrelazados y que el hombre tenía el alma atada al espíritu de la Tierra. Es por eso que en los rituales los celebrantes piden la bendición de los espíritus, y que se homenajea a la madre naturaleza.

En la Europa céltica las uniones solían celebrarse cerca de las fiestas del dios del fuego Belenus, asociadas a la primavera y a la fertilidad. También cuando comenzaba la época de cosecha, y tradicionalmente un tiempo de reunión de la comunidad.

El casamiento de Loly y Alan coincidió con el año en que se festeja el Sesquicentenario de la llegada de los colonos galeses a Patagonia, un hecho histórico que se recordará durante todo 2015 tanto en Argentina como en Gales.

La boda también tuvo referencias a la unión cultural. En el exterior, al costado del salón, se ubicaron en círculo las banderas mapuche, chubutense, salteña, argentina, galesa y la que utilizaron los pioneros en los primeros años de la Colonia. Cada una representó parte de la historia de las familias protagonistas del casamiento.

La ceremonia

Una noche fresca, de luna llena, acompañó la celebración. Los asistentes cumplieron la consigna: flores en la cabeza para las mujeres y sombreros para los varones. Loly lució un tocado y un vestido corto y Alan una capa de tela, gorra y sandalias.

Los invitados fueron convocados a reunirse por el trompetista Claudio Hughes, y se ubicaron en círculo afuera de la glorieta que cobijaba el altar. Aunque hubo hombres y mujeres elegidos como padrinos y madrinas, para la tradición celta todas las personas presentes fueron testigos del matrimonio. También Andrés Roberts asistió en su rol de druida, como referente de la comunidad galesa local.

Los novios llegaron en tractor y se acercaron al círculo acompañados por su padre y su madre respectivamente.

Ariel Hughes y su esposa oficiaron de celebrantes. Marta fue la encargada de dar la bienvenida a los presentes, entre quienes había invitados de Colombia, Salta, Río Gallegos, Mar del Plata, Bariloche, Buenos Aires, Viedma, Comodoro Rivadavia, Esquel y Puerto Madryn, además del valle.

A continuación Ariel pidió a los presentes que cierren los ojos y por unos minutos imaginen que abrazaban un árbol, como una manera de unir las energías para los bosques cordilleranos incendiados en marzo.

Alan y Loly ingresaron de a uno al círculo, quedando frente a los celebrantes. El altar consistió en una piedra apoyada sobre un tronco que tenía grabadas las iniciales de los novios y un corazón y un trisquel celta entrelazados. Los celebrantes honraron a los antepasados de los jóvenesy ellos dejaron alfalfa y flores como ofrenda a la tierra.

Luego la pareja fue invitada a moverse alrededor del círculo de cara a los cuatro puntos cardinales. En cada momento Ariel preguntó a Alan y a Loly si seguirán amándose a pesar de las dificultades, y ante las respuestas positivas convocó a que los espíritus bendigan el compromiso.

El momento central de la ceremonia llegó con el rito de la unión de manos, que consiste en que los contrayentes tomensus manos derecha e izquierda formando el símbolo del infinito, mientras que alrededor se ata un lazo. Para los celtas la boda no es sólo entre dos personas sino entre dos almas que se juntan para multiplicar sus fortalezas, y hacer frente a sus debilidades.

Loly y Alan eligieron una cuerda con los colores de los cinco continentes.Con las manos entrelazadas los novios juraron por sus antepasados y por los presentes “juntar alma a alma, corazón a corazón, uniendo las líneas sanguíneas de los antepasados y de su descendencia”.

Una vez más se hizo referencia a los círculos como símbolo de los ciclos de la vida, y se presentaron los anillos. El padrino los acercó al altar. Los jóvenes desataron el lazo y se los colocaron mutuamente pronunciando la frase “con este anillo prometo amarte siempre”.

A continuación Alan mostró la cuchara del amor, el tradicional regalo para la novia, y explicó que fue tallada por su hermano Cecyl con dos corazones que representan a la pareja.

A su turno Marta les hizo jurar sobre la piedra elegida –en este caso un pedazo de pizarra traída de Gales- “como cimiento y materia prima del matrimonio”, que se mantendrían fieles a sus votos. El destino de la pieza será ser parte de la construcción de la futura casa del matrimonio.

Por su parte la pareja ofreció semillas, frutos y yerba como regalos a la tierra y selló el juramento con un beso.

El joven Meirion Griffiths interpretó el himno galés Calon lan y los presentes fueron invitados a cantar en castellano. Sobre el final el público tiró pétalos y arroz a los flamantes esposos y compartieron trozos de pan casero y té de menta, miel y jengibre como anuncio de la luna de miel.

Según la tradición, los recién casados tomaban licor de miel todas las noches durante un mes para consolidar su reciente unión. Ambas eran consideradas como afrodisíacas.

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Elección. Loly y Alan celebraron una boda celta en el Valle, rodeados por la naturaleza y sus seres queridos.
19 ABR 2015 - 22:37

Hace un año y medio Loly Casas y Alan Hughes empezaron a imaginar su casamiento. Las raíces galesas de la familia del novio los llevaron a animarse a una experiencia inédita en la zona: una ceremonia celta.

El proyecto puso en acción a Marta y a Ariel Hughes, los padres de Alan, quienes comenzaron a leer sobre ritos milenarios que no tienen demasiada bibliografía en castellano. Parientes, amigos y conocidos también colaboraron en el armado de la boda, que estuvo repleta de la simbología de ese pueblo.

La celebración fue el sábado 4 en la chacra La Cabaña de Trelew. La pareja se había casado por civil un mes antes en Salta, en donde los jóvenes residen. Chubut es la provincia natal de Alan y el lugar donde Loly vivió parte de su juventud. Y el Valle fue el escenario elegido para la ceremonia que transportó a los presentes unos tres mil años atrás.

Según la tradición, las bodas celtas siempre se realizaron al aire libre entre los árboles, las flores, las piedras, ya que la naturaleza era un elemento muy importante para ellos. Consideraban que el ser humano y el mundo que los rodeaba estaban entrelazados y que el hombre tenía el alma atada al espíritu de la Tierra. Es por eso que en los rituales los celebrantes piden la bendición de los espíritus, y que se homenajea a la madre naturaleza.

En la Europa céltica las uniones solían celebrarse cerca de las fiestas del dios del fuego Belenus, asociadas a la primavera y a la fertilidad. También cuando comenzaba la época de cosecha, y tradicionalmente un tiempo de reunión de la comunidad.

El casamiento de Loly y Alan coincidió con el año en que se festeja el Sesquicentenario de la llegada de los colonos galeses a Patagonia, un hecho histórico que se recordará durante todo 2015 tanto en Argentina como en Gales.

La boda también tuvo referencias a la unión cultural. En el exterior, al costado del salón, se ubicaron en círculo las banderas mapuche, chubutense, salteña, argentina, galesa y la que utilizaron los pioneros en los primeros años de la Colonia. Cada una representó parte de la historia de las familias protagonistas del casamiento.

La ceremonia

Una noche fresca, de luna llena, acompañó la celebración. Los asistentes cumplieron la consigna: flores en la cabeza para las mujeres y sombreros para los varones. Loly lució un tocado y un vestido corto y Alan una capa de tela, gorra y sandalias.

Los invitados fueron convocados a reunirse por el trompetista Claudio Hughes, y se ubicaron en círculo afuera de la glorieta que cobijaba el altar. Aunque hubo hombres y mujeres elegidos como padrinos y madrinas, para la tradición celta todas las personas presentes fueron testigos del matrimonio. También Andrés Roberts asistió en su rol de druida, como referente de la comunidad galesa local.

Los novios llegaron en tractor y se acercaron al círculo acompañados por su padre y su madre respectivamente.

Ariel Hughes y su esposa oficiaron de celebrantes. Marta fue la encargada de dar la bienvenida a los presentes, entre quienes había invitados de Colombia, Salta, Río Gallegos, Mar del Plata, Bariloche, Buenos Aires, Viedma, Comodoro Rivadavia, Esquel y Puerto Madryn, además del valle.

A continuación Ariel pidió a los presentes que cierren los ojos y por unos minutos imaginen que abrazaban un árbol, como una manera de unir las energías para los bosques cordilleranos incendiados en marzo.

Alan y Loly ingresaron de a uno al círculo, quedando frente a los celebrantes. El altar consistió en una piedra apoyada sobre un tronco que tenía grabadas las iniciales de los novios y un corazón y un trisquel celta entrelazados. Los celebrantes honraron a los antepasados de los jóvenesy ellos dejaron alfalfa y flores como ofrenda a la tierra.

Luego la pareja fue invitada a moverse alrededor del círculo de cara a los cuatro puntos cardinales. En cada momento Ariel preguntó a Alan y a Loly si seguirán amándose a pesar de las dificultades, y ante las respuestas positivas convocó a que los espíritus bendigan el compromiso.

El momento central de la ceremonia llegó con el rito de la unión de manos, que consiste en que los contrayentes tomensus manos derecha e izquierda formando el símbolo del infinito, mientras que alrededor se ata un lazo. Para los celtas la boda no es sólo entre dos personas sino entre dos almas que se juntan para multiplicar sus fortalezas, y hacer frente a sus debilidades.

Loly y Alan eligieron una cuerda con los colores de los cinco continentes.Con las manos entrelazadas los novios juraron por sus antepasados y por los presentes “juntar alma a alma, corazón a corazón, uniendo las líneas sanguíneas de los antepasados y de su descendencia”.

Una vez más se hizo referencia a los círculos como símbolo de los ciclos de la vida, y se presentaron los anillos. El padrino los acercó al altar. Los jóvenes desataron el lazo y se los colocaron mutuamente pronunciando la frase “con este anillo prometo amarte siempre”.

A continuación Alan mostró la cuchara del amor, el tradicional regalo para la novia, y explicó que fue tallada por su hermano Cecyl con dos corazones que representan a la pareja.

A su turno Marta les hizo jurar sobre la piedra elegida –en este caso un pedazo de pizarra traída de Gales- “como cimiento y materia prima del matrimonio”, que se mantendrían fieles a sus votos. El destino de la pieza será ser parte de la construcción de la futura casa del matrimonio.

Por su parte la pareja ofreció semillas, frutos y yerba como regalos a la tierra y selló el juramento con un beso.

El joven Meirion Griffiths interpretó el himno galés Calon lan y los presentes fueron invitados a cantar en castellano. Sobre el final el público tiró pétalos y arroz a los flamantes esposos y compartieron trozos de pan casero y té de menta, miel y jengibre como anuncio de la luna de miel.

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