Caso Espinosa: la pata policial

El fiscal Daniel Báez dijo que “hubo conspiración policial y judicial” en el crimen del empresario de Puerto Madryn.

26 ABR 2015 - 21:46 | Actualizado

Durante el alegato que brindó el fiscal jefe de Puerto Madryn, Daniel Báez, surgieron diferentes elementos que apuntan a la investigación y las hipótesis que manejo en procura de llegar a esclarecer el homicidio del empresario pesquero Raúl “Cacho” Espinosa, ocurrido el 30 de enero del 2003.

Una de las primeras conjeturas que planteó el integrante del Ministerio Público Fiscal fue que la persona que “mató a Espinosa no tenía que ser de la ciudad para evitar ser reconocido”, además de añadir que “el homicidio fue cometido a cara descubierta porque su autor sabía que nadie podría reconocerlo”. Desde esa afirmación el fiscal sostuvo que “al autor y participes no les importó la presencia de personas y vehículos en los alrededores: tenían claro que no podían ser reconocidos porque no eran de la zona”

Junto a ello, planteó que “lamentablemente la ligereza policial, el apuro por encontrar el autor hacen que aparezca en escena José Domingo Segundo y luego Bernardo Benjamín Bustos, que son introducidos al proceso, en búsqueda de aquella conexión local que se vislumbra en los falsos testimonios, pero que en nada se ajusta al modo en que se comete el hecho: a cara descubierta y en presencia de testigos”.

La conspiración policial

Otra de las frases que resonaron en la sala y generaron eco fue la relacionada a que “hubo una conspiración policial y judicial para involucrar a Segundo”, según las conclusiones a las cuales llegó Báez.

En este sentido, afirmó “así como hubo una conspiración para matar a Espinosa, hubo una conspiración policial y judicial para tratar de inculpar a Segundo” acotando que “afirmo ello porque todos los testigos con los que se pretendió inculpar a Segundo se desdijeron de sus dichos”.

La postura que esgrimió el fiscal lo estructuro porque “es claro que necesariamente debía vinculárselo (Segundo) a Guevara y, en consecuencia, a Araujo partiendo de aquellos dos únicos elementos serios que se encontraron en la génesis del hecho, esto es, la billetera hallada en el lugar y los dichos de Gabarrus. Y es aquí, donde yerra la investigación porque Segundo no es detenido por los dichos de Gabarrus sino por los dichos de un policía que afirma que `podría´ tratarse de Segundo. Es tan burdo y grosero el error que se comete por parte de las autoridades intervinientes que luego tratan de enmendar ese error con prueba independiente”.

Báez apuntó a los investigadores de entonces y reforzó su argumento con los dichos de Juan Manuel Antín –hijo del concejal Miguel Antin, quien declaró en el juicio-, de haber sido “presionado y amenazado” para vincular a Segundo en el hecho.

“El arma y el proyectil”

El fiscal Daniel Báez apuntó a los ex investigadores del caso, al asegurar que el arma y el proyectil secuestrado no son los que se utilizaron en el homicidio de Espinosa. “No temo en afirmar que así como necesitaban tener rápidamente un autor material también tenía que existir el arma homicida”, aseguró Báez y añadió que “afirmar que el arma y el proyectil sean los que ultimaron a Espinosa sería un grosero error para cualquier acusador en esta instancia de juicio”. #

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26 ABR 2015 - 21:46

Durante el alegato que brindó el fiscal jefe de Puerto Madryn, Daniel Báez, surgieron diferentes elementos que apuntan a la investigación y las hipótesis que manejo en procura de llegar a esclarecer el homicidio del empresario pesquero Raúl “Cacho” Espinosa, ocurrido el 30 de enero del 2003.

Una de las primeras conjeturas que planteó el integrante del Ministerio Público Fiscal fue que la persona que “mató a Espinosa no tenía que ser de la ciudad para evitar ser reconocido”, además de añadir que “el homicidio fue cometido a cara descubierta porque su autor sabía que nadie podría reconocerlo”. Desde esa afirmación el fiscal sostuvo que “al autor y participes no les importó la presencia de personas y vehículos en los alrededores: tenían claro que no podían ser reconocidos porque no eran de la zona”

Junto a ello, planteó que “lamentablemente la ligereza policial, el apuro por encontrar el autor hacen que aparezca en escena José Domingo Segundo y luego Bernardo Benjamín Bustos, que son introducidos al proceso, en búsqueda de aquella conexión local que se vislumbra en los falsos testimonios, pero que en nada se ajusta al modo en que se comete el hecho: a cara descubierta y en presencia de testigos”.

La conspiración policial

Otra de las frases que resonaron en la sala y generaron eco fue la relacionada a que “hubo una conspiración policial y judicial para involucrar a Segundo”, según las conclusiones a las cuales llegó Báez.

En este sentido, afirmó “así como hubo una conspiración para matar a Espinosa, hubo una conspiración policial y judicial para tratar de inculpar a Segundo” acotando que “afirmo ello porque todos los testigos con los que se pretendió inculpar a Segundo se desdijeron de sus dichos”.

La postura que esgrimió el fiscal lo estructuro porque “es claro que necesariamente debía vinculárselo (Segundo) a Guevara y, en consecuencia, a Araujo partiendo de aquellos dos únicos elementos serios que se encontraron en la génesis del hecho, esto es, la billetera hallada en el lugar y los dichos de Gabarrus. Y es aquí, donde yerra la investigación porque Segundo no es detenido por los dichos de Gabarrus sino por los dichos de un policía que afirma que `podría´ tratarse de Segundo. Es tan burdo y grosero el error que se comete por parte de las autoridades intervinientes que luego tratan de enmendar ese error con prueba independiente”.

Báez apuntó a los investigadores de entonces y reforzó su argumento con los dichos de Juan Manuel Antín –hijo del concejal Miguel Antin, quien declaró en el juicio-, de haber sido “presionado y amenazado” para vincular a Segundo en el hecho.

“El arma y el proyectil”

El fiscal Daniel Báez apuntó a los ex investigadores del caso, al asegurar que el arma y el proyectil secuestrado no son los que se utilizaron en el homicidio de Espinosa. “No temo en afirmar que así como necesitaban tener rápidamente un autor material también tenía que existir el arma homicida”, aseguró Báez y añadió que “afirmar que el arma y el proyectil sean los que ultimaron a Espinosa sería un grosero error para cualquier acusador en esta instancia de juicio”. #


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