La CAI no la dejó pasar y lo ganó

En el Municipal de Comodoro, el Azzurro superó a Deportivo Madryn por 2 a 1 en el duelo entre equipos chubutenses, por la 9na fecha de la Zona 1 del Torneo Federal A.

Celebración. Los jugadores de la CAI festejaron la victoria ante Deportivo Madryn en el Estadio Municipal. Con este triunfo, el Azzurro avanzó al lote de equipos en la tercera posición.
23 MAY 2015 - 22:23 | Actualizado

Con la pelota puede complicar a cualquiera. La CAI y la bocha se llevan bien cada vez que se encuentran, hay señales cómplices, una luz que se enciende adviertiendo que algo puede pasar. Esa fue la sensación en el arranque ante el Deportivo Madryn. Funcionó la táctica para ocupar los espacios, ganar el medio y liberar a Reynoso y Gaitán, dos de pie sensible que entendieron cuál podía ser el camino. No solamente le cerró los espacios al rival sino que sorprendió de contra. Y el Aurinegro que había querido primerear con la presión, terminó shockeado y en desventaja.

Con media defensa a contrapierna, la cambió Reynoso y en velocidad Benites asistió de cabeza a Gaitán quien definió cruzado y abajo, lejos de la estirada de Pereyra para el 1-0 a los 8’, bien madrugador. La CAI no perdió el eje a la hora de defender. Lo aguantó con piernas rápidas para correr y multiplicándose a la hora de la defensa. Madryn pareció rodeado, intentó por todos los frentes, movió la mira sin profundidad y recurrió poco a la media distancia.

Apenas un remate de Ibarlucea provocó la primera intervención de cierto riesgo para Ronco. La CAI no bajó la intensidad y siempre propuso transiciones rápidas y furiosas. Por eso, Vargas, que había obligado moviéndose por todo el frente, puso quinta velocidad hasta que Mansilla lo frenó con una falta abajo que determinó penal y amarilla para el defensor. Núñez no falló desde los doce pasos, eligió la derecha para cerrar el 2-0 que reflejaba cierta sensación de dominio.

Madryn se rearmó ante la necesidad. Michelena y Rodríguez fueron las banderas para ir por el descuento. El local aflojó el puño y entonces, hubo franjas disponibles para los de Izquierdo que terminaron sirviéndose de la bandeja. Bona y su pegada lo simplificaron y nuevamente, Carlos Ronco vaciló en el peor momento. Un tiro libre desde la derecha, mostró la floja respuesta del uno que derivó en un rebote pescado por Ibarlucea que rompió el arco en plena área chica a segundos de que el árbitro determinara el final del primer tiempo.

El complemento nació prometedor. El local pudo gritar el tercero con una chilena de Gaitán que conmovió el travesaño y a la vuelta, el juvenil Villarroel cortó una contra estando amonestado y dejó a la CAI con uno menos. A partir de ahí se vino el previsible vendaval aurinegro.

El partido se concentró en un campo donde pareció haber un imán, la bocha siempre volvió y el local sufrió en cada acción: Michelena y el ingresado Bordaberry tuvieron en jaque a todos y la pieza menos se notó en serio. La invasión masiva no significó eficacia.

A Madryn le faltó puntería, frialdad para bajar algunos cambios y cierta pizca de fortuna. La CAI transpiró para cuidar la diferencia hasta el final y a su estilo, se plantó haciendo que el resultado le hiciera un guiño. El rival, en apariencia más poderoso, terminó chocando con ciertas limitaciones ofensivas y con síntomas claros de que es necesario cambiar. Y toda la multitud que superpobló el territorio local ciertamente, honró el concepto de que llegar con más gente no siempre significa llegar más.

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Celebración. Los jugadores de la CAI festejaron la victoria ante Deportivo Madryn en el Estadio Municipal. Con este triunfo, el Azzurro avanzó al lote de equipos en la tercera posición.
23 MAY 2015 - 22:23

Con la pelota puede complicar a cualquiera. La CAI y la bocha se llevan bien cada vez que se encuentran, hay señales cómplices, una luz que se enciende adviertiendo que algo puede pasar. Esa fue la sensación en el arranque ante el Deportivo Madryn. Funcionó la táctica para ocupar los espacios, ganar el medio y liberar a Reynoso y Gaitán, dos de pie sensible que entendieron cuál podía ser el camino. No solamente le cerró los espacios al rival sino que sorprendió de contra. Y el Aurinegro que había querido primerear con la presión, terminó shockeado y en desventaja.

Con media defensa a contrapierna, la cambió Reynoso y en velocidad Benites asistió de cabeza a Gaitán quien definió cruzado y abajo, lejos de la estirada de Pereyra para el 1-0 a los 8’, bien madrugador. La CAI no perdió el eje a la hora de defender. Lo aguantó con piernas rápidas para correr y multiplicándose a la hora de la defensa. Madryn pareció rodeado, intentó por todos los frentes, movió la mira sin profundidad y recurrió poco a la media distancia.

Apenas un remate de Ibarlucea provocó la primera intervención de cierto riesgo para Ronco. La CAI no bajó la intensidad y siempre propuso transiciones rápidas y furiosas. Por eso, Vargas, que había obligado moviéndose por todo el frente, puso quinta velocidad hasta que Mansilla lo frenó con una falta abajo que determinó penal y amarilla para el defensor. Núñez no falló desde los doce pasos, eligió la derecha para cerrar el 2-0 que reflejaba cierta sensación de dominio.

Madryn se rearmó ante la necesidad. Michelena y Rodríguez fueron las banderas para ir por el descuento. El local aflojó el puño y entonces, hubo franjas disponibles para los de Izquierdo que terminaron sirviéndose de la bandeja. Bona y su pegada lo simplificaron y nuevamente, Carlos Ronco vaciló en el peor momento. Un tiro libre desde la derecha, mostró la floja respuesta del uno que derivó en un rebote pescado por Ibarlucea que rompió el arco en plena área chica a segundos de que el árbitro determinara el final del primer tiempo.

El complemento nació prometedor. El local pudo gritar el tercero con una chilena de Gaitán que conmovió el travesaño y a la vuelta, el juvenil Villarroel cortó una contra estando amonestado y dejó a la CAI con uno menos. A partir de ahí se vino el previsible vendaval aurinegro.

El partido se concentró en un campo donde pareció haber un imán, la bocha siempre volvió y el local sufrió en cada acción: Michelena y el ingresado Bordaberry tuvieron en jaque a todos y la pieza menos se notó en serio. La invasión masiva no significó eficacia.

A Madryn le faltó puntería, frialdad para bajar algunos cambios y cierta pizca de fortuna. La CAI transpiró para cuidar la diferencia hasta el final y a su estilo, se plantó haciendo que el resultado le hiciera un guiño. El rival, en apariencia más poderoso, terminó chocando con ciertas limitaciones ofensivas y con síntomas claros de que es necesario cambiar. Y toda la multitud que superpobló el territorio local ciertamente, honró el concepto de que llegar con más gente no siempre significa llegar más.


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