Los casos de muerte súbita que comenzaron con el camerunés Vivien Foe

El deceso del jugador Cristian Gómez ocurrido en Corrientes se debió, en principio, a un cuadro de muerte súbita, que en el fútbol tiene sobrados y desgraciados antecedentes desde hace casi 15 años.

24 MAY 2015 - 20:03 | Actualizado

El primer episodio más o menos trascendente tuvo lugar en junio de 2003, en el marco de la Copa de las Confederaciones, cuando el mediocampista camerunés, Marc Vivien Foe, falleció en la ciudad de Lyon, tras desvanecerse en pleno campo de juego, cuando jugaba una de las semifinales contra Colombia. Aunque los médicos trataron de reanimarlo durante 45 minutos, el camerunés murió en el hospital al que fue trasladado.

Meses más tarde, en enero de 2004 y en Guimaraes, Portugal, el delantero húngaro Miklos Feher se desplomó en plena cancha y murió, a pesar de los esfuerzos por modificar el cuadro, con la utilización del desfibrilador inclusive. El atacante vestía la camiseta del Benfica y había disputado 25 encuentros con el seleccionado de su país.

En octubre de 2004, el zaguero Serginho, del Sao Caetano, también falleció por muerte súbita, mientras jugaba un partido del Brasileirao de primera división ante San Pablo, en el estadio Morumbí.

Como consecuencia de ello, la entidad que hoy milita en el ascenso del fútbol brasileño recibió un castigo de 24 puntos de descuento por considerar que la institución tenía "responsabilidad" en lo ocurrido, al no tomar en consideración una "cardiopatía hipertrófica asimétrica" que padecía el defensor y que fue detectada en su momento en un examen de rutina.

En agosto de 2007, el jugador de Sevilla, Antonio Puerta, se desvaneció y se recuperó en plena cancha (salió caminando se recuerda), pero volvió a caer en la zona de vestuarios. Luego de ser trasladado a un centro asistencial, el defensor, de 22 días, murió a los tres días.

Recientemente, el pasado 27 de abril, el jugador del Lokeren, Gregory Mertens, sufrió un paro cardiorrespiratorio en pleno partido ante el Genk y falleció dos días después, a los 24 años.

En el ámbito local, el antecedente más inmediato de muerte súbita en el fútbol profesional se había dado en agosto de 2013, cuando el jugador de Deportivo Laferrere, Héctor Sanabria, falleció en pleno encuentro ante General Lamadrid, al desvanecer mientras se disputaba la primera parte.

Como consecuencia de la tragedia, la AFA ordenó, a partir de esa situación, la entrega obligatoria de desfibriladores a cada uno de los clubes de ascenso, para que puedan utilizarlo en caso de descompensaciones de esta naturaleza.

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24 MAY 2015 - 20:03

El primer episodio más o menos trascendente tuvo lugar en junio de 2003, en el marco de la Copa de las Confederaciones, cuando el mediocampista camerunés, Marc Vivien Foe, falleció en la ciudad de Lyon, tras desvanecerse en pleno campo de juego, cuando jugaba una de las semifinales contra Colombia. Aunque los médicos trataron de reanimarlo durante 45 minutos, el camerunés murió en el hospital al que fue trasladado.

Meses más tarde, en enero de 2004 y en Guimaraes, Portugal, el delantero húngaro Miklos Feher se desplomó en plena cancha y murió, a pesar de los esfuerzos por modificar el cuadro, con la utilización del desfibrilador inclusive. El atacante vestía la camiseta del Benfica y había disputado 25 encuentros con el seleccionado de su país.

En octubre de 2004, el zaguero Serginho, del Sao Caetano, también falleció por muerte súbita, mientras jugaba un partido del Brasileirao de primera división ante San Pablo, en el estadio Morumbí.

Como consecuencia de ello, la entidad que hoy milita en el ascenso del fútbol brasileño recibió un castigo de 24 puntos de descuento por considerar que la institución tenía "responsabilidad" en lo ocurrido, al no tomar en consideración una "cardiopatía hipertrófica asimétrica" que padecía el defensor y que fue detectada en su momento en un examen de rutina.

En agosto de 2007, el jugador de Sevilla, Antonio Puerta, se desvaneció y se recuperó en plena cancha (salió caminando se recuerda), pero volvió a caer en la zona de vestuarios. Luego de ser trasladado a un centro asistencial, el defensor, de 22 días, murió a los tres días.

Recientemente, el pasado 27 de abril, el jugador del Lokeren, Gregory Mertens, sufrió un paro cardiorrespiratorio en pleno partido ante el Genk y falleció dos días después, a los 24 años.

En el ámbito local, el antecedente más inmediato de muerte súbita en el fútbol profesional se había dado en agosto de 2013, cuando el jugador de Deportivo Laferrere, Héctor Sanabria, falleció en pleno encuentro ante General Lamadrid, al desvanecer mientras se disputaba la primera parte.

Como consecuencia de la tragedia, la AFA ordenó, a partir de esa situación, la entrega obligatoria de desfibriladores a cada uno de los clubes de ascenso, para que puedan utilizarlo en caso de descompensaciones de esta naturaleza.


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