La directora que no daba almuerzo a los chicos si no pagaban la cuota del comedor

El Superior confirmó su exoneración. Ocurrió en la Escuela 441 de Rawson. Hubo malos manejos.

31 MAY 2015 - 21:47 | Actualizado

Por Rolando Tobarez / Twitter: @rtobarez

El Superior Tribunal de Justicia confirmó la exoneración de una directora de escuela de Rawson acusada de gravísimas irregularidades en el manejo del establecimiento, ocurridas en 2004. La docente, de iniciales M.I.C., fue exonerada en 2007 por un decreto del gobernador Mario Das Neves, tras un extenso sumario administrativo, de 1.403 fojas. Desde 2000 era directora titular de la Escuela de Nivel Inicial 441.

El reproche más grave fue no servirles el almuerzo a los alumnos del turno tarde que no pagaban la cuota comedor, pese a que el establecimiento contaba con fondos. A esos niños sólo se les ofrecía refuerzo y copa de leche.

El dato es que los padres no estaban obligados a abonar y la escuela no podía dejar a un niño sin esa atención. En ese turno había nenes con necesidades básicas insatisfechas.

Constan testimonios del sumario: “Los de la tarde no comían, tomaban un refuerzo. Los de la mañana pagaban, pero había familias que no podían”; “Varias veces frizzaron la comida. Hacia fines de septiembre lo que sobraba comenzaba a dárselos a los chicos de la tarde, porque antes de esa fecha no se les daba el almuerzo”; “Una de mis alumnas del año pasado no se quedaba a almorzar entonces pagaba sólo $5, tuve otros alumnos en la misma situación, se retiraban antes de las 11.30 porque no almorzaban”; “Hubo chicos que no pagaban la cuota y no comían, cuando empecé a ver que había chicos que los papás los retiraban antes del almuerzo pregunté a mis compañeras por qué y me respondían que se iban porque no pagaban la cuota comedor”.

Según la mamá de una alumna, “en 2003 porque no pagaba la cuota del comedor no recibía el almuerzo, yo la retiraba a las 11.15, si me retrasaba en buscarla la asistente me pedía por favor que fuera a horario; en 2004 comencé a pagar la cuota y entonces se quedaba a almorzar, pero si me atrasaba me mandaban por el cuaderno de comunicados una notita recordando que debía pagar”.

“Ella cobraba una cuota comedor de $ 30 y decía que era para que los niños tengan una mejor calidad de la alimentación porque en el jardín desayunaban y almorzaban –dice otro relato-, nos decía que con la partida que le enviaban no le alcanzaba para cubrir la calidad que debía tener la alimentación de los chicos. El que no pagaba la cuota comedor no tenía derecho al almuerzo: esperaba hasta que los vinieran a buscar sus padres antes de la hora del servicio”. Si los padres se retrasaban se ubicaba a los niños en el sillón, al costado de los alumnos que sí comían.

Según el sumario, “la escuela es pública y debe brindar el servicio gratis de comedor para sus alumnos, y no sucede”. Sólo comían los alumnos del turno mañana que pagaban la cuota; los que no, los padres debían retirarlos antes. “Aún considerando que la cuota comedor fuese voluntaria, contaba la Sra. C. con los fondos del Ministerio para brindar servicio a los alumnos que no pudiesen pagar, situación que no ocurría. La Dirección poseía fondos suficientes para el almuerzo de todos los alumnos y no lo hacía por decisión propia”.

Después de la inspección del Ministerio de Educación, la mujer –o alguien a su orden- arrancó la última hoja de los cuadernos de comunicaciones de los niños, donde constaba mes a mes el pago por comedor en 2004. “Cercenar hojas con información importante para alumnos, escuela, cooperadora y la propia actuación administrativa es una conducta inadecuada e impropia del director escolar, considerando inclusive que podrían haber obrado como prueba a su favor”, dice el sumario.

Una madre contó que “la que recaudaba era la directora, pero dónde iba no sé. Y cuando comenzó todo el problema ella mandó a arrancar la última hoja dónde decía ´cuota comedor´; como mamá guardé el cuaderno de mi hija y no dejé que lo sacaran”.

Otra acusación probada fue que la maestra falseó información cuando declaró la matrícula que asistía a desayunar y almorzar al comedor escolar: dijo que iban 176 chicos cuando en realidad, asistían 146. La escuela recibía una partida para 136 almuerzos y 40 meriendas, una cifra mayor que los chicos que realmente concurrían. Se verificó que recaudaba una “cuota comedor” que incrementaba el dinero disponible para alimentos.

Otra irregularidad fue la compra de alimentos que comían los docentes y no los chicos, pero usando las partidas asignadas para el comedor escolar. Esta conducta se criticó especialmente porque C. decía que la plata no le alcanzaba cuando al mismo tiempo admitió este gasto incorrecto.

Adquirió quesos untables, endulzantes, leche descremada, edulcorante, margarina Dánica, café Dolca, cuadril, alimento Nestlé, aceitunas, queso blanco y ricota para el personal y las visitas. “Nunca en 9 años de gestión se me reprochó por tales gastos que son una nimiedad y necesarios para el confort de los empleados”, se defendió. Advirtió que la imputación era desproporcionada y arbitraria. Y se preguntó “cuál es el despilfarro”.

Según el sumario, “fue llamativo que ante la primera inspección la mañana del 20 septiembre de 2004, se dirigiera a su casa a buscar los alimentos que deberían haber estado en el colegio”. Su esposo debió devolver a la escuela los alimentos que guardaba en su casa. Aún así faltó mercadería y C. nunca lo explicó.

La última acusación es haber ejercido como ejecutora de la Comisión Directiva de la Cooperadora Escolar cuando debió ser sólo asesora. Los padres aportaban dinero para el comedor pero sólo ella lo manejaba. “La señora venía y nos decía entró tanto y se gastó tanto. Nosotros no manejábamos lo que ingresaba”, sintetiza un testimonio. La directora no rendía detalle de los aportes de las familias y decidía los montos a pagar.

“La función de un asesor es sugerir cómo se pueden hacer las cosas, no hacerlas, porque entonces se transforma en un ejecutor, y no es la función del director”. C. debió advertir a la Cooperadora que no era posible cobrar una cuota para alimentos. Pero ella misma lo hizo.

Desidia

Para los ministros José Luis Pasutti, Jorge Pfleger y Alejando Panizzi, la conducta de la exdirectora fue “inadecuada e impropia”, resultado de “un comportamiento indiligente, desidioso, insatisfactorio e impropio de la idoneidad que el cargo requería”. M.I.C. nunca negó los hechos. “Por el contrario, hasta los reconoció”. Su defensa sólo fueron justificaciones. “El director de escuela es el responsable directo, la máxima autoridad y la confianza que debe dar su persona es esencial”.

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31 MAY 2015 - 21:47

Por Rolando Tobarez / Twitter: @rtobarez

El Superior Tribunal de Justicia confirmó la exoneración de una directora de escuela de Rawson acusada de gravísimas irregularidades en el manejo del establecimiento, ocurridas en 2004. La docente, de iniciales M.I.C., fue exonerada en 2007 por un decreto del gobernador Mario Das Neves, tras un extenso sumario administrativo, de 1.403 fojas. Desde 2000 era directora titular de la Escuela de Nivel Inicial 441.

El reproche más grave fue no servirles el almuerzo a los alumnos del turno tarde que no pagaban la cuota comedor, pese a que el establecimiento contaba con fondos. A esos niños sólo se les ofrecía refuerzo y copa de leche.

El dato es que los padres no estaban obligados a abonar y la escuela no podía dejar a un niño sin esa atención. En ese turno había nenes con necesidades básicas insatisfechas.

Constan testimonios del sumario: “Los de la tarde no comían, tomaban un refuerzo. Los de la mañana pagaban, pero había familias que no podían”; “Varias veces frizzaron la comida. Hacia fines de septiembre lo que sobraba comenzaba a dárselos a los chicos de la tarde, porque antes de esa fecha no se les daba el almuerzo”; “Una de mis alumnas del año pasado no se quedaba a almorzar entonces pagaba sólo $5, tuve otros alumnos en la misma situación, se retiraban antes de las 11.30 porque no almorzaban”; “Hubo chicos que no pagaban la cuota y no comían, cuando empecé a ver que había chicos que los papás los retiraban antes del almuerzo pregunté a mis compañeras por qué y me respondían que se iban porque no pagaban la cuota comedor”.

Según la mamá de una alumna, “en 2003 porque no pagaba la cuota del comedor no recibía el almuerzo, yo la retiraba a las 11.15, si me retrasaba en buscarla la asistente me pedía por favor que fuera a horario; en 2004 comencé a pagar la cuota y entonces se quedaba a almorzar, pero si me atrasaba me mandaban por el cuaderno de comunicados una notita recordando que debía pagar”.

“Ella cobraba una cuota comedor de $ 30 y decía que era para que los niños tengan una mejor calidad de la alimentación porque en el jardín desayunaban y almorzaban –dice otro relato-, nos decía que con la partida que le enviaban no le alcanzaba para cubrir la calidad que debía tener la alimentación de los chicos. El que no pagaba la cuota comedor no tenía derecho al almuerzo: esperaba hasta que los vinieran a buscar sus padres antes de la hora del servicio”. Si los padres se retrasaban se ubicaba a los niños en el sillón, al costado de los alumnos que sí comían.

Según el sumario, “la escuela es pública y debe brindar el servicio gratis de comedor para sus alumnos, y no sucede”. Sólo comían los alumnos del turno mañana que pagaban la cuota; los que no, los padres debían retirarlos antes. “Aún considerando que la cuota comedor fuese voluntaria, contaba la Sra. C. con los fondos del Ministerio para brindar servicio a los alumnos que no pudiesen pagar, situación que no ocurría. La Dirección poseía fondos suficientes para el almuerzo de todos los alumnos y no lo hacía por decisión propia”.

Después de la inspección del Ministerio de Educación, la mujer –o alguien a su orden- arrancó la última hoja de los cuadernos de comunicaciones de los niños, donde constaba mes a mes el pago por comedor en 2004. “Cercenar hojas con información importante para alumnos, escuela, cooperadora y la propia actuación administrativa es una conducta inadecuada e impropia del director escolar, considerando inclusive que podrían haber obrado como prueba a su favor”, dice el sumario.

Una madre contó que “la que recaudaba era la directora, pero dónde iba no sé. Y cuando comenzó todo el problema ella mandó a arrancar la última hoja dónde decía ´cuota comedor´; como mamá guardé el cuaderno de mi hija y no dejé que lo sacaran”.

Otra acusación probada fue que la maestra falseó información cuando declaró la matrícula que asistía a desayunar y almorzar al comedor escolar: dijo que iban 176 chicos cuando en realidad, asistían 146. La escuela recibía una partida para 136 almuerzos y 40 meriendas, una cifra mayor que los chicos que realmente concurrían. Se verificó que recaudaba una “cuota comedor” que incrementaba el dinero disponible para alimentos.

Otra irregularidad fue la compra de alimentos que comían los docentes y no los chicos, pero usando las partidas asignadas para el comedor escolar. Esta conducta se criticó especialmente porque C. decía que la plata no le alcanzaba cuando al mismo tiempo admitió este gasto incorrecto.

Adquirió quesos untables, endulzantes, leche descremada, edulcorante, margarina Dánica, café Dolca, cuadril, alimento Nestlé, aceitunas, queso blanco y ricota para el personal y las visitas. “Nunca en 9 años de gestión se me reprochó por tales gastos que son una nimiedad y necesarios para el confort de los empleados”, se defendió. Advirtió que la imputación era desproporcionada y arbitraria. Y se preguntó “cuál es el despilfarro”.

Según el sumario, “fue llamativo que ante la primera inspección la mañana del 20 septiembre de 2004, se dirigiera a su casa a buscar los alimentos que deberían haber estado en el colegio”. Su esposo debió devolver a la escuela los alimentos que guardaba en su casa. Aún así faltó mercadería y C. nunca lo explicó.

La última acusación es haber ejercido como ejecutora de la Comisión Directiva de la Cooperadora Escolar cuando debió ser sólo asesora. Los padres aportaban dinero para el comedor pero sólo ella lo manejaba. “La señora venía y nos decía entró tanto y se gastó tanto. Nosotros no manejábamos lo que ingresaba”, sintetiza un testimonio. La directora no rendía detalle de los aportes de las familias y decidía los montos a pagar.

“La función de un asesor es sugerir cómo se pueden hacer las cosas, no hacerlas, porque entonces se transforma en un ejecutor, y no es la función del director”. C. debió advertir a la Cooperadora que no era posible cobrar una cuota para alimentos. Pero ella misma lo hizo.

Desidia

Para los ministros José Luis Pasutti, Jorge Pfleger y Alejando Panizzi, la conducta de la exdirectora fue “inadecuada e impropia”, resultado de “un comportamiento indiligente, desidioso, insatisfactorio e impropio de la idoneidad que el cargo requería”. M.I.C. nunca negó los hechos. “Por el contrario, hasta los reconoció”. Su defensa sólo fueron justificaciones. “El director de escuela es el responsable directo, la máxima autoridad y la confianza que debe dar su persona es esencial”.


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