Arranca la campaña por el referéndum y la UE presiona a los votantes griegos

Líderes europeos multiplicaron hoy la presión sobre Grecia al intentar convertir el referéndum sobre el ajuste reclamado por los acreedores en una elección sobre la continuidad o el abandono del euro, una lectura que Atenas rechazó al descartar una salida del euro y destacar que busca "avanzar en las negociaciones".

29 JUN 2015 - 18:35 | Actualizado

Mientras esta descarnada pulseada política dominaba los micrófonos y los medios, Grecia amaneció con los bancos y la Bolsa cerrados, un corralito financiero instalado y kilométricas colas ante los pocos cajeros que aún tenían dinero y, cerró el día con el primer acto multitudinario por el 'no' en el referéndum.

Como el pago de las pensiones está excluido de las restricciones, los jubilados fueron los protagonistas de muchas de las colas que zigzagueaban frente a los cajeros automáticos.

No obstante, muchos ancianos se quejaron desde bien temprano de que, como no tienen tarjeta de débito, no podrán cobrar su jubilación hasta el próximo lunes, cuando vuelvan a abrir los bancos, según informó la cadena de noticias CNN.

"No tengo una tarjeta. No sé lo que está pasando, no tenemos suficiente dinero para comprar pan", dijo un hombre de 74 años que llegó a las 4 de la madrugada a la principal sede del Banco Nacional de Grecia en Thessaloniki, la segunda ciudad del país.

"Nadie sabe nada. Un empleado del banco llegó a las 8 de la mañana y nos dijo: 'no van a recibir nada', pero escuchamos que hay 70 sucursales que abrirán", agregó.

Pese a que el gobierno griego del primer ministro, Alexis Tsipras, publicó en el boletín oficial las medidas financieras anunciadas ayer, la incertidumbre y el temor por lo que podría provocar el resultado del referéndum del domingo próximo habilitaron la instalación de un clima social dominado por los rumores.

En concreto, el gobierno heleno ordenó el cierre de los bancos del país hasta el próximo lunes 6 de julio, impuso un límite en el retiro de dinero de 60 euros por día y prohibió las transacciones internacionales vía internet.

Por el contrario, no fueron afectados los pagos con tarjetas en el interior del país -aunque muchos negocios dejaron de aceptar tarjetas-, así como las transacciones internas a través de los servicios web de los bancos.

Además, ninguna de las restricciones financieras alcanzarán a los turistas extranjeros, que podrán seguir sacando dinero como antes, algo importante ya que la temporada alta acaba de comenzar y este sector es uno de los que mantienen a flote a la devastada economía nacional.

Por otra parte, los griegos podrán utilizar el transporte urbano en forma gratuita hasta el próximo lunes, según anunció el viceministro de Transporte, Jristos Spirtzis, citado por la agencia de noticias EFE

El funcionario explicó en un comunicado que la medida a colectivos, tranvías y subtes, pero no a las líneas suburbanas.

Las consecuencias de la dura puja entre Atenas y sus acreedores internacionales también se sintieron fuerte fuera de las fronteras.

En Estados Unidos, la Bolsa de Nueva York tuvo su peor jornada del año, y la situación no fue mucho mejor para las bolsas europeas y latinoamericanas, incluida la de Buenos Aires.

Además de las marcadas caídas bursátiles, las agencias calificadoras de riesgo subieron las tasas para los bonos de deuda de Italia y Portugal, otros países del sur europeo que, como Grecia, intentan hace años salir de la crisis económica regional con paquetes de ajuste y medidas de austeridad dictados por Bruselas.

La reacción de los mercados acompañó una ola de declaraciones de algunos de los principales líderes europeos que equipararon al referéndum a una elección entre el euro y el dracma, la antigua moneda griega.

Jean-Claude Juncker, el líder de una de las tres instituciones acreedoras de Atenas, la Comisión Europea (CE), envió un mensaje cargado de emoción a los griegos, en el que les pidió que "voten Sí".

"Me gustan mucho los griegos y les digo: 'No deberían suicidarse porque le tienen miedo a la muerte", sentenció el dirigente europeo, parado frente a una bandera de la Unión Europea (UE) y de Grecia.

Más tarde, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, también llamaron públicamente a los griegos a votar a favor de las reformas y el ajuste propuesto por los acreedores, aunque reconocieron que las negociaciones podrían continuar después del referéndum.

Tsipras rechazó tajantemente esta interpretación y reiteró hoy en una entrevista con la televisión pública griega que su objetivo es continuar las negociaciones con los acreedores europeos y el FMI el próximo lunes, con el respaldo popular de las urnas.

El viernes pasado, después de más de cinco meses de arduas negociaciones con las tres instituciones acreedoras -la CE, el Banco Central Europeo y el FMI-, Tsipras anunció que los dos compromisos por los que había sido electo en enero pasado se habían vuelto irremediablemente contradictorios: cerrar un acuerdo con los acreedores y poner fin a la austeridad y los ajustes de los últimos cinco años.

Tsipras debía sellar un acuerdo antes de mañana martes, cuando vence el llamado plan de asistencia de los acreedores. De no hacerlo, Grecia se queda sin cobrar el último tramo de la ayuda, 7.200 millones de euros, una cifra vital para que Atenas pueda cumplir con sus vencimientos de deuda y garantice la liquidez de sus bancos.

El premier griego había pedido la semana extender el vencimiento de mañana hasta el lunes 6 de julio para poder celebrar el referéndum y que sea el pueblo heleno el que decida si aceptar o no los nuevos ajustes. El Eurogrupo rechazó el pedido y ayer domingo el BCE se negó a aumentar los préstamos de emergencia a los bancos griegos para enfrentar la masiva corrida bancaria que provocó la decisión de la euro zona. Por eso, el gobierno tuvo que imponer las restricciones financieras.

Ahora, el próximo desafío de Tsipras es el vencimiento de 1.600 euros que debe pagar mañana al FMI.

"Con bancos asfixiados y con una extensión negada, ¿es razonable esperar que paguemos mañana al FMI?" se preguntó Tsipras, dejando entrever que el compromiso de deuda no será saldado, como también adelantó el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schauble, en declaraciones al canal público alemán ARD.

Según las reglas y procedimientos del FMI, si Atenas no paga mañana, entrará en "mora", porque el organismo de crédito internacional no utiliza el término "default", según dijo la semana pasada el vocero del fondo, Gerry Rice.

Hoy, Tsipras reiteró que "el costo de Grecia de salir del euro sería enorme" para su país y para el Eurogrupo, que su gobierno quiere quedarse dentro del Eurogrupo, pero defendió su negativa a imponer nuevos recortes a las jubilaciones y a los ingresos de las clases bajas y medias a través de un aumento del IVA.

A metros del set televisivo donde el jefe de gobierno defendía su posición, una multitud llenaba la plaza Syntagma, un símbolo político en el corazón de Atenas, en el primer acto de campaña por el No de cara al referéndum del próximo domingo, según informó EFE.

Más de 13.000 personas, según la policía, respondió al llamado de Syriza, la coalición que dirige Tsipras, y salió a las calles con carteles que rezaban "Ni un paso hacia atrás", "No al terrorismo de la Unión Europea", "Pueblos de Europa, todos unidos" y "El domingo tomamos el futuro en nuestras manos".

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29 JUN 2015 - 18:35

Mientras esta descarnada pulseada política dominaba los micrófonos y los medios, Grecia amaneció con los bancos y la Bolsa cerrados, un corralito financiero instalado y kilométricas colas ante los pocos cajeros que aún tenían dinero y, cerró el día con el primer acto multitudinario por el 'no' en el referéndum.

Como el pago de las pensiones está excluido de las restricciones, los jubilados fueron los protagonistas de muchas de las colas que zigzagueaban frente a los cajeros automáticos.

No obstante, muchos ancianos se quejaron desde bien temprano de que, como no tienen tarjeta de débito, no podrán cobrar su jubilación hasta el próximo lunes, cuando vuelvan a abrir los bancos, según informó la cadena de noticias CNN.

"No tengo una tarjeta. No sé lo que está pasando, no tenemos suficiente dinero para comprar pan", dijo un hombre de 74 años que llegó a las 4 de la madrugada a la principal sede del Banco Nacional de Grecia en Thessaloniki, la segunda ciudad del país.

"Nadie sabe nada. Un empleado del banco llegó a las 8 de la mañana y nos dijo: 'no van a recibir nada', pero escuchamos que hay 70 sucursales que abrirán", agregó.

Pese a que el gobierno griego del primer ministro, Alexis Tsipras, publicó en el boletín oficial las medidas financieras anunciadas ayer, la incertidumbre y el temor por lo que podría provocar el resultado del referéndum del domingo próximo habilitaron la instalación de un clima social dominado por los rumores.

En concreto, el gobierno heleno ordenó el cierre de los bancos del país hasta el próximo lunes 6 de julio, impuso un límite en el retiro de dinero de 60 euros por día y prohibió las transacciones internacionales vía internet.

Por el contrario, no fueron afectados los pagos con tarjetas en el interior del país -aunque muchos negocios dejaron de aceptar tarjetas-, así como las transacciones internas a través de los servicios web de los bancos.

Además, ninguna de las restricciones financieras alcanzarán a los turistas extranjeros, que podrán seguir sacando dinero como antes, algo importante ya que la temporada alta acaba de comenzar y este sector es uno de los que mantienen a flote a la devastada economía nacional.

Por otra parte, los griegos podrán utilizar el transporte urbano en forma gratuita hasta el próximo lunes, según anunció el viceministro de Transporte, Jristos Spirtzis, citado por la agencia de noticias EFE

El funcionario explicó en un comunicado que la medida a colectivos, tranvías y subtes, pero no a las líneas suburbanas.

Las consecuencias de la dura puja entre Atenas y sus acreedores internacionales también se sintieron fuerte fuera de las fronteras.

En Estados Unidos, la Bolsa de Nueva York tuvo su peor jornada del año, y la situación no fue mucho mejor para las bolsas europeas y latinoamericanas, incluida la de Buenos Aires.

Además de las marcadas caídas bursátiles, las agencias calificadoras de riesgo subieron las tasas para los bonos de deuda de Italia y Portugal, otros países del sur europeo que, como Grecia, intentan hace años salir de la crisis económica regional con paquetes de ajuste y medidas de austeridad dictados por Bruselas.

La reacción de los mercados acompañó una ola de declaraciones de algunos de los principales líderes europeos que equipararon al referéndum a una elección entre el euro y el dracma, la antigua moneda griega.

Jean-Claude Juncker, el líder de una de las tres instituciones acreedoras de Atenas, la Comisión Europea (CE), envió un mensaje cargado de emoción a los griegos, en el que les pidió que "voten Sí".

"Me gustan mucho los griegos y les digo: 'No deberían suicidarse porque le tienen miedo a la muerte", sentenció el dirigente europeo, parado frente a una bandera de la Unión Europea (UE) y de Grecia.

Más tarde, la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, también llamaron públicamente a los griegos a votar a favor de las reformas y el ajuste propuesto por los acreedores, aunque reconocieron que las negociaciones podrían continuar después del referéndum.

Tsipras rechazó tajantemente esta interpretación y reiteró hoy en una entrevista con la televisión pública griega que su objetivo es continuar las negociaciones con los acreedores europeos y el FMI el próximo lunes, con el respaldo popular de las urnas.

El viernes pasado, después de más de cinco meses de arduas negociaciones con las tres instituciones acreedoras -la CE, el Banco Central Europeo y el FMI-, Tsipras anunció que los dos compromisos por los que había sido electo en enero pasado se habían vuelto irremediablemente contradictorios: cerrar un acuerdo con los acreedores y poner fin a la austeridad y los ajustes de los últimos cinco años.

Tsipras debía sellar un acuerdo antes de mañana martes, cuando vence el llamado plan de asistencia de los acreedores. De no hacerlo, Grecia se queda sin cobrar el último tramo de la ayuda, 7.200 millones de euros, una cifra vital para que Atenas pueda cumplir con sus vencimientos de deuda y garantice la liquidez de sus bancos.

El premier griego había pedido la semana extender el vencimiento de mañana hasta el lunes 6 de julio para poder celebrar el referéndum y que sea el pueblo heleno el que decida si aceptar o no los nuevos ajustes. El Eurogrupo rechazó el pedido y ayer domingo el BCE se negó a aumentar los préstamos de emergencia a los bancos griegos para enfrentar la masiva corrida bancaria que provocó la decisión de la euro zona. Por eso, el gobierno tuvo que imponer las restricciones financieras.

Ahora, el próximo desafío de Tsipras es el vencimiento de 1.600 euros que debe pagar mañana al FMI.

"Con bancos asfixiados y con una extensión negada, ¿es razonable esperar que paguemos mañana al FMI?" se preguntó Tsipras, dejando entrever que el compromiso de deuda no será saldado, como también adelantó el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schauble, en declaraciones al canal público alemán ARD.

Según las reglas y procedimientos del FMI, si Atenas no paga mañana, entrará en "mora", porque el organismo de crédito internacional no utiliza el término "default", según dijo la semana pasada el vocero del fondo, Gerry Rice.

Hoy, Tsipras reiteró que "el costo de Grecia de salir del euro sería enorme" para su país y para el Eurogrupo, que su gobierno quiere quedarse dentro del Eurogrupo, pero defendió su negativa a imponer nuevos recortes a las jubilaciones y a los ingresos de las clases bajas y medias a través de un aumento del IVA.

A metros del set televisivo donde el jefe de gobierno defendía su posición, una multitud llenaba la plaza Syntagma, un símbolo político en el corazón de Atenas, en el primer acto de campaña por el No de cara al referéndum del próximo domingo, según informó EFE.

Más de 13.000 personas, según la policía, respondió al llamado de Syriza, la coalición que dirige Tsipras, y salió a las calles con carteles que rezaban "Ni un paso hacia atrás", "No al terrorismo de la Unión Europea", "Pueblos de Europa, todos unidos" y "El domingo tomamos el futuro en nuestras manos".


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