Dos monaguillos denuncian a un cura en Entre Ríos
Dos ex monaguillos denunciaron ante la justicia entrerriana que fueron abusados sexualmente por el titular de la parroquia Santa Rosa de Lima de Villaguay, Marcelino Moya, entre 1992 y 1997.
El nuevo escándalo por presuntos delitos contra la integridad sexual de niños dentro de la iglesia católica entrerriana se suma al del ex prefecto del seminario de Paraná, presbítero Justo Ilarraz, quien está siendo investigado por el supuesto abuso sexual de al menos 50 seminaristas de entre 10 y 14 años, entre 1984 y 1992.
La denuncia contra Moya, también conocido como el "el cura payador", fue presentada por dos ex monaguillos que tienen hoy 30 años y fueron confirmadas por el procurador general, Jorge García, quien afirmó que las declaraciones de las supuestas víctimas "no presentan ninguna característica de que esto no sea verdad".
Según el funcionario, a Moya se le imputará el delito de corrupción agravada de menores, cuya pena es de 10 a 15 años de prisión, debido a que el sacerdote era una autoridad religiosa sobre los chicos y adolescentes de la parroquia de Villaguay.
García reveló que las víctimas tenían entre 12 y 15 años al momento de los hechos y valoró que ahora decidieran romper el silencio.
“Los abusos se ocultan y, según la psicología infantil, por el síndrome de acomodación, el chico no cuenta porque le da vergüenza y porque piensa que va a quebrar la unidad familiar, la tranquilidad social y sobre todo la culpa", explicó.
El nuevo escándalo por presuntos delitos contra la integridad sexual de niños dentro de la iglesia católica entrerriana se suma al del ex prefecto del seminario de Paraná, presbítero Justo Ilarraz, quien está siendo investigado por el supuesto abuso sexual de al menos 50 seminaristas de entre 10 y 14 años, entre 1984 y 1992.
La denuncia contra Moya, también conocido como el "el cura payador", fue presentada por dos ex monaguillos que tienen hoy 30 años y fueron confirmadas por el procurador general, Jorge García, quien afirmó que las declaraciones de las supuestas víctimas "no presentan ninguna característica de que esto no sea verdad".
Según el funcionario, a Moya se le imputará el delito de corrupción agravada de menores, cuya pena es de 10 a 15 años de prisión, debido a que el sacerdote era una autoridad religiosa sobre los chicos y adolescentes de la parroquia de Villaguay.
García reveló que las víctimas tenían entre 12 y 15 años al momento de los hechos y valoró que ahora decidieran romper el silencio.
“Los abusos se ocultan y, según la psicología infantil, por el síndrome de acomodación, el chico no cuenta porque le da vergüenza y porque piensa que va a quebrar la unidad familiar, la tranquilidad social y sobre todo la culpa", explicó.