Científicos del Museo Feruglio descubrieron el primer dino de Colombia

Se trata de a nueva especie de saurópodo titanosauriforme. El hallazgo modifica hipótesis sobre distribución de los braquiosáuridos en el tiempo.

Restos. Los fósiles permitieron la reconstrucción del Padillasaurus.
20 SEP 2015 - 21:24 | Actualizado

Científicos del Museo Egidio Feruglio (MEF) de Trelew trabajaron junto a investigadores colombianos en el primer hallazgo de restos de un dinosaurio en ese país.

Los investigadores del MEF colaboraron con el Centro de Investigaciones Paleontológicas en Colombia (CIP).

Según describen en el Journal of Vertebrate Paleontology, se ha descubierto una nueva especie de saurópodo titanosauriforme que, no sólo es el primer dinosaurio hallado en Colombia, sino en todo el norte de América del Sur.

Se trata de una criatura herbívora de enorme cuello –de unos 16 a 18 metros de largo– y 10.000 kilos de peso, que aparentemente pertenece a la familia de los enormes braquiosaurios, y habitó las planicies costeras que bordeaban al mar somero del Cretácico Inferior (edad Barremiense), hace unos 130 millones de años, cuando esos pantanos salobres de arenas calizas estaban llenos de reptiles marinos y amonitas.

Los braquiosaurios, que surgieron hace unos 150 millones de años, se caracterizaban por su gran altura, dada por el cuello elevado y recto, similar en su postura a las jirafas, y sus miembros anteriores más largos que los posteriores.

“El descubrimiento, proveniente de la Formación Paja, es significativo porque según la hipótesis, los braquiosáuridos se habrían extinguido en todos lados menos en Norteamérica”, dijo el paleontólogo del MEF José Luis Carballido, autor principal del artículo, a medios colombianos.

“Existían restos muy fragmentarios de otros dinosaurios en Colombia, pero no contenían suficiente información como para reconocer una nueva especie, por lo que fue muy relevante haber podido estudiar estos otros fragmentos”, sostuvo Carballido.

Según Diego Pol, coautor del estudio, “probablemente los braquiosaurios sobrevivieron en muchos otros lugares y aún no los hemos encontrado. Este espécimen nos ayuda a completar un poco la historia de esta familia tan importante de dinosaurios, su distribución a lo largo del tiempo y del espacio. En Patagonia los conocemos, pero son de otra época –el Jurásico Superior–. Pero esa etapa de los animales que vivieron en Suramérica hace 120 a 130 millones de años es una de las más misteriosas en paleontología de dinosaurios”, añade Pol, quien desde 2014 trabaja en la descripción, aún no publicada, del dinosaurio más grande encontrado hasta el momento, un descomunal titanosaurio patagónico.

La nueva criatura colombiana ha sido bautizada Padillasaurus leivaensis, en honor al biólogo molecular Carlos Bernardo Padilla Bernal (1957–2013), quien con su hermano Santiago fueran fundadores del CIP y promotores de la preservación e investigación del registro fósil en Colombia.

El nuevo ejemplar fue identificado a través de una secuencia de diez vértebras de la región dorsal, el sacro y la cola que habían sido colectadas hace varios años por un poblador local, y se encontraban alojados en el museo de la Junta de Acción Comunal Vereda Monquirá, cuando el CIP inició su preparación y limpieza.

Las 10 vértebras del braquiosaurio muestran entre otras cosas la presencia de cavidades para sacos de aire, una de las características de los saurópodos para agilizar su masiva estructura.

“Todos los saurópodos tienen un sistema de depresiones en los huesos”, explica Pol. “No es algo sólido, sino un conjunto de grandes cavidades que alojaban sacos de aire. Era parte de un sistema respiratorio mucho más complejo que el nuestro; es el mismo que tienen las aves, y que les confiere una eficiencia mayor que la de cualquier animal viviente”.

Cada especie de saurópodo tiene una serie de características particulares en el desarrollo de estas cavidades, señala Carballido. “Este animal en particular presenta varias de ellas en las vértebras caudales, que están ausentes en otras especies de saurópodos. Entonces, la forma, cantidad y ubicación de estas depresiones nos dieron las primeras claves para catalogar a Padillasaurus leivaensis como nueva especie”.

Las otras claves provienen de la presencia de un sistema de láminas sobre las vértebras. “Son láminas que, o bien inhiben ciertas de estas cavidades, o conectan algunas de las apófisis de los huesos”, dice Pol. “Los saurópodos tienen un patrón de laminación muy complejo porque necesitan estructura y rigidez para soportar buena parte del peso corporal sin aumentar mucho el peso de toda la estructura ósea. Entonces diferentes especies desarrollan diferentes patrones de laminación”.

En cuanto a su posible origen, Pol dijo que “apareció transportado en sedimentos marinos, por lo que determinar si provino de una isla, o del continente, es imposible”.

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20 SEP 2015 - 21:24

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Los investigadores del MEF colaboraron con el Centro de Investigaciones Paleontológicas en Colombia (CIP).

Según describen en el Journal of Vertebrate Paleontology, se ha descubierto una nueva especie de saurópodo titanosauriforme que, no sólo es el primer dinosaurio hallado en Colombia, sino en todo el norte de América del Sur.

Se trata de una criatura herbívora de enorme cuello –de unos 16 a 18 metros de largo– y 10.000 kilos de peso, que aparentemente pertenece a la familia de los enormes braquiosaurios, y habitó las planicies costeras que bordeaban al mar somero del Cretácico Inferior (edad Barremiense), hace unos 130 millones de años, cuando esos pantanos salobres de arenas calizas estaban llenos de reptiles marinos y amonitas.

Los braquiosaurios, que surgieron hace unos 150 millones de años, se caracterizaban por su gran altura, dada por el cuello elevado y recto, similar en su postura a las jirafas, y sus miembros anteriores más largos que los posteriores.

“El descubrimiento, proveniente de la Formación Paja, es significativo porque según la hipótesis, los braquiosáuridos se habrían extinguido en todos lados menos en Norteamérica”, dijo el paleontólogo del MEF José Luis Carballido, autor principal del artículo, a medios colombianos.

“Existían restos muy fragmentarios de otros dinosaurios en Colombia, pero no contenían suficiente información como para reconocer una nueva especie, por lo que fue muy relevante haber podido estudiar estos otros fragmentos”, sostuvo Carballido.

Según Diego Pol, coautor del estudio, “probablemente los braquiosaurios sobrevivieron en muchos otros lugares y aún no los hemos encontrado. Este espécimen nos ayuda a completar un poco la historia de esta familia tan importante de dinosaurios, su distribución a lo largo del tiempo y del espacio. En Patagonia los conocemos, pero son de otra época –el Jurásico Superior–. Pero esa etapa de los animales que vivieron en Suramérica hace 120 a 130 millones de años es una de las más misteriosas en paleontología de dinosaurios”, añade Pol, quien desde 2014 trabaja en la descripción, aún no publicada, del dinosaurio más grande encontrado hasta el momento, un descomunal titanosaurio patagónico.

La nueva criatura colombiana ha sido bautizada Padillasaurus leivaensis, en honor al biólogo molecular Carlos Bernardo Padilla Bernal (1957–2013), quien con su hermano Santiago fueran fundadores del CIP y promotores de la preservación e investigación del registro fósil en Colombia.

El nuevo ejemplar fue identificado a través de una secuencia de diez vértebras de la región dorsal, el sacro y la cola que habían sido colectadas hace varios años por un poblador local, y se encontraban alojados en el museo de la Junta de Acción Comunal Vereda Monquirá, cuando el CIP inició su preparación y limpieza.

Las 10 vértebras del braquiosaurio muestran entre otras cosas la presencia de cavidades para sacos de aire, una de las características de los saurópodos para agilizar su masiva estructura.

“Todos los saurópodos tienen un sistema de depresiones en los huesos”, explica Pol. “No es algo sólido, sino un conjunto de grandes cavidades que alojaban sacos de aire. Era parte de un sistema respiratorio mucho más complejo que el nuestro; es el mismo que tienen las aves, y que les confiere una eficiencia mayor que la de cualquier animal viviente”.

Cada especie de saurópodo tiene una serie de características particulares en el desarrollo de estas cavidades, señala Carballido. “Este animal en particular presenta varias de ellas en las vértebras caudales, que están ausentes en otras especies de saurópodos. Entonces, la forma, cantidad y ubicación de estas depresiones nos dieron las primeras claves para catalogar a Padillasaurus leivaensis como nueva especie”.

Las otras claves provienen de la presencia de un sistema de láminas sobre las vértebras. “Son láminas que, o bien inhiben ciertas de estas cavidades, o conectan algunas de las apófisis de los huesos”, dice Pol. “Los saurópodos tienen un patrón de laminación muy complejo porque necesitan estructura y rigidez para soportar buena parte del peso corporal sin aumentar mucho el peso de toda la estructura ósea. Entonces diferentes especies desarrollan diferentes patrones de laminación”.

En cuanto a su posible origen, Pol dijo que “apareció transportado en sedimentos marinos, por lo que determinar si provino de una isla, o del continente, es imposible”.


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