Un animé japonés sorprendió en el Festival de San Sebastián

Las cintas "El apostata", del uruguayo Federico Veiroj, la británica "High-Rise", de Ben Wheatley, basada en un relato de J.G. Ballard, y el animé "El niño y la bestia", de Mamoru Hosoda, se exhibieron hoy en la sección oficial de esta 63° entrega del Festival de Cine Internacional de San Sebastián.

23 SEP 2015 - 12:38 | Actualizado

Todavía con el eco de la función de gala de ayer de “Eva no duerme”, de Pablo Agüero, que fue observada con atención por los espectadores que llenaban la gran sala del Kursaal, y aplaudieron al equipo del filme, su director, Imanol Arias, Daniel Fanego que respondió el reconocimiento con su mano haciendo la V, y Sofía Brito llegaron hoy otros tres títulos.

En “El apóstata”, el director de “Acné” y “La vida útil” encuadra a un joven que siente la necesidad de apostatar, es decir renunciar oficialmente a la fe católica, es decir con papeles, al tiempo que parece estar buscando la forma de ser él mismo frente a una vida que parece en extremo monótona, aferrada a su particular manera de encararla.

Veiroj tiene una singular forma de contar historias que mezcla realidad con fantasía sin establecer una solución de continuidad, como ya lo hizo en “la vida útil”, un truco simple, que permite a sus personajes, partiendo de la lógica, en este caso de un trámite, terminar en zonas donde el surrealismo discurre sin mayores sobresaltos, como normal.

En ese sentido, Veiroj acierta, incluso con algunos textos muy ricos y provocadores, sin embargo esos momentos singulares se reiteran sin proponer nuevas alternativas, y quizás por eso queda una cierta sensación de que a fin de cuentas solo se trató de mostrar un acto de rebeldía.

"High-Rise", es la adaptación, bastante ajustada del original, una novela de J.G. Ballard, un autor de varios relatos extensos, pero también de un centenar de cuentos, y considerado con bastante justicia el verdadero padre de la literatura de ciencia ficción británica.

En el caso de "Rascacielos", así se tituló en español este relato, la acción tiene lugar en un futuro cercano,en las afueras de Londres, donde un emprendimiento inmobiliario incluye una torre de 40 niveles con amenities, la mitad inferior para clase media, la superior para la alta, separadas por un supermercado, gimnasios, y hasta una pileta de natación.

Aquello que en los 70 era ficción hoy es común -en sitios como Puerto Madero, por ejemplo-, no obstante todavía no se ha llegado a tan violentas relaciones sociales internas que se plantean en el relato, y no obstante podrían darse entre consorcistas, no importa de qué país sean.

La historia comienza con una imagen presente de un hombre joven muy desprolijo en medio de lo que parece un basural, en verdad asando a su propio perro en la terraza de una gran torre con forma rebuscada y alejada de otras por grandes espacios, para de inmediato viajar al pasado inmediato cuando ese médico se instalaba en ese nuevo departamento.

En esos tres meses, conocerá a sus vecinos, se relacionará con ellos de diversas formas y descubrirá la violencia que todos escondían o disimulaban, sus ambiciones, sus miserias, que van desde el poder político, el de los perversos, y el sexo puro y duro, en un vale todo.

El mismo cineasta reconoció en la rueda de prensa la influencia de cineastas setentistas, como Stanley Kubrik, Terry Gilliam y John Boorman, coincidiente con el libro de Ballard también escrito por entonces, y es precisamente ese trazo retro en el que hace bastante antigua.

El anime "El niño y la bestia" es un claro ejemplo de la sensibilidad y el talento de los artistas japoneses dedicados a la animación, herederos del gran Hayao Miyazaki, en este caso la historia de un chico de diez años de Tokio que escapa de su familia disfuncional en pleno divorcio y es captado por una bestia mítica que lo llevara como aprendiz de líder en Jutengai, un mundo de bestias.

Hosoda es un reconocido artista del género, y acredita la dirección de varios episodios de “Digimon”, y largometrajes como “La chica que saltaba a trav{es del tiempo”, “Summer Wars” y “Wolf Children”, muy buscadas por los amantes del género, no obstante aquellas no tenían el halo de superproducción de esta

El trabajo de Hosoda, tanto en lo argumental como en lo estético es sorprendente de principio a fin, marcando las diferencias entre ambos mundos, uno moderno y casi en 3D, con imágenes hiperrealistas, el otro más en el 2D de los viejos animé tradicionales, estilo el primer Miyazaki, con animales humanoides, artes marciales y ropaje con diseños legendarios.

"Cada película es un desafío, en especial cuando se trata de describir niños y de cómo crecen, siempre es importante tener bien en claro que idea quieres meter en una película", expresó el director en una rueda de prensa en la que explicó que obras tan diferentes como “La divina comedia”, de Dante o “Moby Dick”, de Stevenson, fueron algunos de los relatos inspiradores.

Sin lugar a dudas, el mensaje encerrado en “El niño y la bestia”, así como su realización, la convierten en uno de los mejores largometrajes de los vistos hasta ahora en la competencia oficial pero, como es sabido, las propuesta de animación son difíciles de imponer sin tropiezos en los jurados de festivales internacionales, no obstante hubo memorables excepciones.

23 SEP 2015 - 12:38

Todavía con el eco de la función de gala de ayer de “Eva no duerme”, de Pablo Agüero, que fue observada con atención por los espectadores que llenaban la gran sala del Kursaal, y aplaudieron al equipo del filme, su director, Imanol Arias, Daniel Fanego que respondió el reconocimiento con su mano haciendo la V, y Sofía Brito llegaron hoy otros tres títulos.

En “El apóstata”, el director de “Acné” y “La vida útil” encuadra a un joven que siente la necesidad de apostatar, es decir renunciar oficialmente a la fe católica, es decir con papeles, al tiempo que parece estar buscando la forma de ser él mismo frente a una vida que parece en extremo monótona, aferrada a su particular manera de encararla.

Veiroj tiene una singular forma de contar historias que mezcla realidad con fantasía sin establecer una solución de continuidad, como ya lo hizo en “la vida útil”, un truco simple, que permite a sus personajes, partiendo de la lógica, en este caso de un trámite, terminar en zonas donde el surrealismo discurre sin mayores sobresaltos, como normal.

En ese sentido, Veiroj acierta, incluso con algunos textos muy ricos y provocadores, sin embargo esos momentos singulares se reiteran sin proponer nuevas alternativas, y quizás por eso queda una cierta sensación de que a fin de cuentas solo se trató de mostrar un acto de rebeldía.

"High-Rise", es la adaptación, bastante ajustada del original, una novela de J.G. Ballard, un autor de varios relatos extensos, pero también de un centenar de cuentos, y considerado con bastante justicia el verdadero padre de la literatura de ciencia ficción británica.

En el caso de "Rascacielos", así se tituló en español este relato, la acción tiene lugar en un futuro cercano,en las afueras de Londres, donde un emprendimiento inmobiliario incluye una torre de 40 niveles con amenities, la mitad inferior para clase media, la superior para la alta, separadas por un supermercado, gimnasios, y hasta una pileta de natación.

Aquello que en los 70 era ficción hoy es común -en sitios como Puerto Madero, por ejemplo-, no obstante todavía no se ha llegado a tan violentas relaciones sociales internas que se plantean en el relato, y no obstante podrían darse entre consorcistas, no importa de qué país sean.

La historia comienza con una imagen presente de un hombre joven muy desprolijo en medio de lo que parece un basural, en verdad asando a su propio perro en la terraza de una gran torre con forma rebuscada y alejada de otras por grandes espacios, para de inmediato viajar al pasado inmediato cuando ese médico se instalaba en ese nuevo departamento.

En esos tres meses, conocerá a sus vecinos, se relacionará con ellos de diversas formas y descubrirá la violencia que todos escondían o disimulaban, sus ambiciones, sus miserias, que van desde el poder político, el de los perversos, y el sexo puro y duro, en un vale todo.

El mismo cineasta reconoció en la rueda de prensa la influencia de cineastas setentistas, como Stanley Kubrik, Terry Gilliam y John Boorman, coincidiente con el libro de Ballard también escrito por entonces, y es precisamente ese trazo retro en el que hace bastante antigua.

El anime "El niño y la bestia" es un claro ejemplo de la sensibilidad y el talento de los artistas japoneses dedicados a la animación, herederos del gran Hayao Miyazaki, en este caso la historia de un chico de diez años de Tokio que escapa de su familia disfuncional en pleno divorcio y es captado por una bestia mítica que lo llevara como aprendiz de líder en Jutengai, un mundo de bestias.

Hosoda es un reconocido artista del género, y acredita la dirección de varios episodios de “Digimon”, y largometrajes como “La chica que saltaba a trav{es del tiempo”, “Summer Wars” y “Wolf Children”, muy buscadas por los amantes del género, no obstante aquellas no tenían el halo de superproducción de esta

El trabajo de Hosoda, tanto en lo argumental como en lo estético es sorprendente de principio a fin, marcando las diferencias entre ambos mundos, uno moderno y casi en 3D, con imágenes hiperrealistas, el otro más en el 2D de los viejos animé tradicionales, estilo el primer Miyazaki, con animales humanoides, artes marciales y ropaje con diseños legendarios.

"Cada película es un desafío, en especial cuando se trata de describir niños y de cómo crecen, siempre es importante tener bien en claro que idea quieres meter en una película", expresó el director en una rueda de prensa en la que explicó que obras tan diferentes como “La divina comedia”, de Dante o “Moby Dick”, de Stevenson, fueron algunos de los relatos inspiradores.

Sin lugar a dudas, el mensaje encerrado en “El niño y la bestia”, así como su realización, la convierten en uno de los mejores largometrajes de los vistos hasta ahora en la competencia oficial pero, como es sabido, las propuesta de animación son difíciles de imponer sin tropiezos en los jurados de festivales internacionales, no obstante hubo memorables excepciones.


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