Maslíah: "El mundo es una calesita"

El músico y escritor uruguayo Leo Maslíah viene a la Argentina para presentar su disco "Luna sola", con dos conciertos en Buenos Aires.

28 SEP 2015 - 14:24 | Actualizado

Convertido en una suerte de referente creativo a ambas orillas del Río de la Plata y con una carrera que acredita cerca de 40 registros discográficos, cantidad similar de libros -entre poesía, cuentos y novelas-, obras de teatro, músicas sinfónicas, una ópera y otros inventos, "Luna sola" -que tiene edición local a través del sello Los Años Luz- recoge canciones y textos musicalizados, que el uruguayo estuvo tocando en vivo en sus conciertos de los últimos tiempos.

Prolífico hasta la médula y con una visión y trabajo de la letrística que halla resonancias nuevas y extrañas, a veces sin sentido o con sentidos nuevos en la literalidad extrema y que puede producir efectos (que él mismo descalifica) como el absurdo, Maslíah asegura que no reconoce "un motivo genérico para hacer canciones".

"Podría decirte -asegura- que tuve un motivo para componer la canción 'La bicicleta' (1998), que consistió en ganas de aceptar el encargo que me habí­a hecho una institución llamada CEUTA (Centro Uruguayo de Tecnologí­as Apropiadas), pero no puedo reconocer la existencia de un motivo genérico para hacer canciones".

En cuanto a qué disfruta más, si el momento compositivo o interpretativo, Maslíah afirma que "depende de cada situación. Además -aclara para evitar dudas-, hay muchos casos en que escribo cosas que no son para ser interpretadas, o lo son pero no por mí"­.

Sobre el absurdo, mirada o posición filosófica con la cual el vulgo o el periodismo no cultivado en sus definiciones lo puede asociar, Masliah es terminante.

"Yo creo -contesta- que fuera de la órbita de las afirmaciones contradictorias y algunas pocas cosas más, 'absurdo' es solamente una etiqueta con la que quienes no entienden algo pretenden dignificar su ignorancia y quedar exentos de realizar esfuerzos para llegar a entenderlo".

Autor de singulares, bellísimas y ocurrentes canciones y textos, desde "Imaginate M'hijo" o "La polka del espiante" de las primeras épocas, pasando por "Biromes y servilletas" o "Vacas demasiado cerca de la carretera" o , como las que forman parte de "Luna sola": "Acordes", "Así las cosas" y "Romance de la orquesta y el caño de escape", Maslíah entra en otra sintonía al hablar de Montevideo, ciudad en la que vive.

"Hay muchas cosas que me gustan de Montevideo, por ejemplo la Rambla, pero sólo en ciertas horas de la madrugada o de la noche en que no pasan autos ruidosos. Añoro las épocas en que habí­a pocos autos y, además, lindos", dice.

No recuerda cuál fue la canción que compuso más rápido, cómo y cuándo ni cuál le llevó más tiempo y dice que nunca se da cuenta de qué cosas disparan un texto o una música en él.

"Es que cuando surge una idea que requiere ser desarrollada, por lo menos en mi caso, estoy pensando en esa idea y no en lo que pueda haberla disparado", contesta con una lógica excesivamente tautológica y que no se permite volver atrás y reflexionar sobre lo acontecido, o los motivos que le dieron origen, una vez que sucedió.

También dice que no tiene método para la creación de canciones.

"Hace muchos años -explica- habí­a incluido en un libro un texto titulado 'Recetas para componer canciones' que empezaba diciendo: 'No se proponga nunca componer una canción. Espere a que le salgan sin que usted se lo proponga. O mejor dicho, no espere nada. No parta nunca de la base de que usted es compositor. Eso nunca es cierto así­, a priori, por más composiciones que haya hecho usted antes. La gente cambia'".

Ante la pregunta: "¿Cómo describirí­a la situación del mundo?" Contesta: "Una calesita".

Por último y consultado sobre su negativa a conceder entrevistas orales dice que eso obedece a que se expresa "mucho mejor por escrito que oralmente", pero para no dejar dudas aclara: "aunque cuando se trata de entrevistas de radio no las hago por escrito".

En los conciertos de presentación de "Luna sola", Maslíah (piano y voz) tocará junto con Nicolás Rallis (guitarra y voz), Julián Galay (bajo) y Agustí­n Lumerman (baterí­a).

28 SEP 2015 - 14:24

Convertido en una suerte de referente creativo a ambas orillas del Río de la Plata y con una carrera que acredita cerca de 40 registros discográficos, cantidad similar de libros -entre poesía, cuentos y novelas-, obras de teatro, músicas sinfónicas, una ópera y otros inventos, "Luna sola" -que tiene edición local a través del sello Los Años Luz- recoge canciones y textos musicalizados, que el uruguayo estuvo tocando en vivo en sus conciertos de los últimos tiempos.

Prolífico hasta la médula y con una visión y trabajo de la letrística que halla resonancias nuevas y extrañas, a veces sin sentido o con sentidos nuevos en la literalidad extrema y que puede producir efectos (que él mismo descalifica) como el absurdo, Maslíah asegura que no reconoce "un motivo genérico para hacer canciones".

"Podría decirte -asegura- que tuve un motivo para componer la canción 'La bicicleta' (1998), que consistió en ganas de aceptar el encargo que me habí­a hecho una institución llamada CEUTA (Centro Uruguayo de Tecnologí­as Apropiadas), pero no puedo reconocer la existencia de un motivo genérico para hacer canciones".

En cuanto a qué disfruta más, si el momento compositivo o interpretativo, Maslíah afirma que "depende de cada situación. Además -aclara para evitar dudas-, hay muchos casos en que escribo cosas que no son para ser interpretadas, o lo son pero no por mí"­.

Sobre el absurdo, mirada o posición filosófica con la cual el vulgo o el periodismo no cultivado en sus definiciones lo puede asociar, Masliah es terminante.

"Yo creo -contesta- que fuera de la órbita de las afirmaciones contradictorias y algunas pocas cosas más, 'absurdo' es solamente una etiqueta con la que quienes no entienden algo pretenden dignificar su ignorancia y quedar exentos de realizar esfuerzos para llegar a entenderlo".

Autor de singulares, bellísimas y ocurrentes canciones y textos, desde "Imaginate M'hijo" o "La polka del espiante" de las primeras épocas, pasando por "Biromes y servilletas" o "Vacas demasiado cerca de la carretera" o , como las que forman parte de "Luna sola": "Acordes", "Así las cosas" y "Romance de la orquesta y el caño de escape", Maslíah entra en otra sintonía al hablar de Montevideo, ciudad en la que vive.

"Hay muchas cosas que me gustan de Montevideo, por ejemplo la Rambla, pero sólo en ciertas horas de la madrugada o de la noche en que no pasan autos ruidosos. Añoro las épocas en que habí­a pocos autos y, además, lindos", dice.

No recuerda cuál fue la canción que compuso más rápido, cómo y cuándo ni cuál le llevó más tiempo y dice que nunca se da cuenta de qué cosas disparan un texto o una música en él.

"Es que cuando surge una idea que requiere ser desarrollada, por lo menos en mi caso, estoy pensando en esa idea y no en lo que pueda haberla disparado", contesta con una lógica excesivamente tautológica y que no se permite volver atrás y reflexionar sobre lo acontecido, o los motivos que le dieron origen, una vez que sucedió.

También dice que no tiene método para la creación de canciones.

"Hace muchos años -explica- habí­a incluido en un libro un texto titulado 'Recetas para componer canciones' que empezaba diciendo: 'No se proponga nunca componer una canción. Espere a que le salgan sin que usted se lo proponga. O mejor dicho, no espere nada. No parta nunca de la base de que usted es compositor. Eso nunca es cierto así­, a priori, por más composiciones que haya hecho usted antes. La gente cambia'".

Ante la pregunta: "¿Cómo describirí­a la situación del mundo?" Contesta: "Una calesita".

Por último y consultado sobre su negativa a conceder entrevistas orales dice que eso obedece a que se expresa "mucho mejor por escrito que oralmente", pero para no dejar dudas aclara: "aunque cuando se trata de entrevistas de radio no las hago por escrito".

En los conciertos de presentación de "Luna sola", Maslíah (piano y voz) tocará junto con Nicolás Rallis (guitarra y voz), Julián Galay (bajo) y Agustí­n Lumerman (baterí­a).


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