Cumbre regional por disputa China-EEUU en Mar de Asia

Los países asiáticos y Estados Unidos se reunieron hoy en Kuala Lumpur, Malasia, para una nueva cumbre de Asia Oriental, que estuvo dominada por una llamada unánime a "combatir al terrorismo" del Estado Islámico y una nueva puja entre Beijing y Washington por el control del Mar del Sur de China.

22 NOV 2015 - 16:49 | Actualizado

China reclama casi en su totalidad este espacio marítimo y ha construido instalaciones de uso militar en varias de sus islas, ricas en petróleo, gas y recursos marinos, y reivindicadas por otros países costeros como Vietnam y Filipinas, ambos crecientes aliados políticos y comerciales de Washington.

Tras el cierre de la cumbre, el anfitrión, el primer ministro malasio, Najib Razak, llamó a gestionar las disputas "de manera que no eleven la tensión" en la región e instó a acelerar la aprobación de un código de conducta en las zonas en conflicto, según consignó la agencia de noticias EFE.

Desde la Guerra Fría, el mar del Sur de China siempre fue considerado por Washington y Beijing como un escenario de conflicto latente, que puede estallar y convertirse en una zona caliente en cualquier momento.

Por eso, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, hizo especial hincapié en este tema durante la cumbre y llamó a detener el reclamo de las islas, la construcción de instalaciones y la militarización de la zona, y también abogó por garantizar la libertad de navegación y vuelo dentro de la región.

China, en cambio, reivindicó su derecho a construir instalaciones en las islas que considera están dentro de su jurisdicción, insistió en resolver las disputas en negociaciones bilaterales con los países asiáticos, sin la interferencia de países que no pertenecen a la región, y reiteró su compromiso para acordar el código de conducta que pidió Malasia, aunque no puso fecha.

Con la calma que caracteriza a los líderes chinos, el vicecanciller de la superpotencia asiática, Liu Zhenmin, explicó que la construcción en las islas no buscan militarizar la zona sino mejorar la capacidad de China para asistir al tránsito marítimo comercial, a pescadores y misiones de auxilio.

Además propuso un plan de cinco puntos para que los países de la región y los de fuera eviten toda acción que pueda aumentar la tensión y puso como ejemplo la incursión reciente de un buque de guerra estadounidense en aguas territoriales chinas y el vuelo de un avión norteamericano muy cerca de una de las islas que hoy controla Beijing.

Durante años la Marina estadounidense pasó sin problemas por esta zona marítima, pero esta vez lo hizo dentro de aguas territoriales y, por eso, sostuvo Liu, fue "fue una provocación política para poner a prueba la respuesta de China".

Obama descartó estas acusaciones y, en cambio, trató de trasladar la tensión a la lucha que su gobierno y sus aliados en el mundo mantienen en Medio Oriente contra la milicia extremista Estado Islámico, especialmente tras los atentados en París de este mes.

Obama tildó la milicia yihadista como "asesinos con buenas redes sociales" y llamó a combatirla y derrotarla en Siria e Irak, con una estrategia que se base en recuperar territorio, interrumpir su financiación y desmantelar a su cúpula.

"Luchamos y los derrotamos. No cambiamos nuestras instituciones, nuestras culturas o nuestros valores por ellos", afirmó Obama frente al resto de los líderes y representantes de Asia.

El anfitrión de la cita, el malasio Najib, aprovechó su cierre para marcar una diferencia con el mandatario norteamericano y agregó que la lucha contra el EI no puede limitarse a una respuesta militar.

Pidió combatir la ideología que lo alienta, una interpretación del islam que muchos analistas internacionales sostienen es difundida por la monarquía conservadora de Arabia Saudita, uno de los principales aliados de Estados Unidos y Europa en Medio Oriente.

Poco antes del inicio de la cumbre de Asia Oriental, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) se reunió en Kuala Lumpur y anunció que se convirtió en un mercado económico común.

Los líderes de Myanmar, Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam firmaron un acto para constituirse como Comunidad ASEAN, un espacio de 622 millones de habitantes y un PIB conjunto de 2,5 billones de dólares.

Esto significa que a partir del primero de enero próximo este bloque regional comenzará a construir un mercado y una base de producción única, con libre circulación de capital, servicios, bienes, inversión y personal cualificado.

Según las proyecciones que presentaron antes de la firma, este bloque aspira a convertirse en la cuarta potencia económica del mundo en 15 años.

22 NOV 2015 - 16:49

China reclama casi en su totalidad este espacio marítimo y ha construido instalaciones de uso militar en varias de sus islas, ricas en petróleo, gas y recursos marinos, y reivindicadas por otros países costeros como Vietnam y Filipinas, ambos crecientes aliados políticos y comerciales de Washington.

Tras el cierre de la cumbre, el anfitrión, el primer ministro malasio, Najib Razak, llamó a gestionar las disputas "de manera que no eleven la tensión" en la región e instó a acelerar la aprobación de un código de conducta en las zonas en conflicto, según consignó la agencia de noticias EFE.

Desde la Guerra Fría, el mar del Sur de China siempre fue considerado por Washington y Beijing como un escenario de conflicto latente, que puede estallar y convertirse en una zona caliente en cualquier momento.

Por eso, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, hizo especial hincapié en este tema durante la cumbre y llamó a detener el reclamo de las islas, la construcción de instalaciones y la militarización de la zona, y también abogó por garantizar la libertad de navegación y vuelo dentro de la región.

China, en cambio, reivindicó su derecho a construir instalaciones en las islas que considera están dentro de su jurisdicción, insistió en resolver las disputas en negociaciones bilaterales con los países asiáticos, sin la interferencia de países que no pertenecen a la región, y reiteró su compromiso para acordar el código de conducta que pidió Malasia, aunque no puso fecha.

Con la calma que caracteriza a los líderes chinos, el vicecanciller de la superpotencia asiática, Liu Zhenmin, explicó que la construcción en las islas no buscan militarizar la zona sino mejorar la capacidad de China para asistir al tránsito marítimo comercial, a pescadores y misiones de auxilio.

Además propuso un plan de cinco puntos para que los países de la región y los de fuera eviten toda acción que pueda aumentar la tensión y puso como ejemplo la incursión reciente de un buque de guerra estadounidense en aguas territoriales chinas y el vuelo de un avión norteamericano muy cerca de una de las islas que hoy controla Beijing.

Durante años la Marina estadounidense pasó sin problemas por esta zona marítima, pero esta vez lo hizo dentro de aguas territoriales y, por eso, sostuvo Liu, fue "fue una provocación política para poner a prueba la respuesta de China".

Obama descartó estas acusaciones y, en cambio, trató de trasladar la tensión a la lucha que su gobierno y sus aliados en el mundo mantienen en Medio Oriente contra la milicia extremista Estado Islámico, especialmente tras los atentados en París de este mes.

Obama tildó la milicia yihadista como "asesinos con buenas redes sociales" y llamó a combatirla y derrotarla en Siria e Irak, con una estrategia que se base en recuperar territorio, interrumpir su financiación y desmantelar a su cúpula.

"Luchamos y los derrotamos. No cambiamos nuestras instituciones, nuestras culturas o nuestros valores por ellos", afirmó Obama frente al resto de los líderes y representantes de Asia.

El anfitrión de la cita, el malasio Najib, aprovechó su cierre para marcar una diferencia con el mandatario norteamericano y agregó que la lucha contra el EI no puede limitarse a una respuesta militar.

Pidió combatir la ideología que lo alienta, una interpretación del islam que muchos analistas internacionales sostienen es difundida por la monarquía conservadora de Arabia Saudita, uno de los principales aliados de Estados Unidos y Europa en Medio Oriente.

Poco antes del inicio de la cumbre de Asia Oriental, la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) se reunió en Kuala Lumpur y anunció que se convirtió en un mercado económico común.

Los líderes de Myanmar, Brunei, Camboya, Filipinas, Indonesia, Laos, Malasia, Singapur, Tailandia y Vietnam firmaron un acto para constituirse como Comunidad ASEAN, un espacio de 622 millones de habitantes y un PIB conjunto de 2,5 billones de dólares.

Esto significa que a partir del primero de enero próximo este bloque regional comenzará a construir un mercado y una base de producción única, con libre circulación de capital, servicios, bienes, inversión y personal cualificado.

Según las proyecciones que presentaron antes de la firma, este bloque aspira a convertirse en la cuarta potencia económica del mundo en 15 años.


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