Una noche Luthiers con sabor a despedida

Fueron casi dos horas de show, de contacto pleno y de foco exclusivo en los seis artistas. Silencios, exageraciones y la comicidad en su mayor expresión son las herramientas del humor al que Les Luthiers tiene acostumbrado a su público. La primera visita del elenco a la zona fue en 1979.

Propuesta. A lo largo de sus dos horas de show, el grupo repasó sus clásicos y no defraudó a su público.
29 NOV 2015 - 20:48 | Actualizado

Por Ismael Tebes

Mastropiero nunca faltó a la cita. Porque nada es casual en el aceitado engranaje que Les Luthiers puso en escena con su show “Viejos hazmerreíres”, una cuasi despedida de la Patagonia de este fantástico grupo. Ahora con seis integrantes, con el “toque” Rabinovich presente en su justa medida y mucho humor para dar. No importa qué tan conocido suene el remate, ni qué tan automatizados estén los gestos. El producto inevitable es la sonrisa. Sin dobleces ni palabras al filo de lo impropio, ni hablar de exabruptos. Sí utilizando los silencios, las exageraciones y la comicidad en su mayor expresión. Desacartonado y de efecto rápido como si el smoking resultara una indumentaria de trabajo.

Sabedores de sus recursos, dueños del escenario como pocos, Marcos Mundstock y Martín O´Connor abrieron “Radio Tertulia”, la del reloj a contramano y que es el hilo conductor de la puesta. Un diálogo entre Ramírez y Murena que nunca se detuvo e incluyó desde una desopilante novela (“Alma de corazón”), llena de rarezas y entrecruces hasta la risueña extradición de un jefe narco pasando por el testimonio de un vecino que observó un marciano saliendo de su casa sin ropa ni nave espacial en una situación cuanto menos sospechosa. Y un “abece” de la fecundación asistida.

En la zarzuela “Las majas del bergantín” se narraron las peripecias de una tripulación ávida de diversión que termina ahogando sus penas en el alcohol a falta de doncellas y en “Odas al cuarto de baño”, el grupo demostró su enorme pluralidad ejecutando instrumentos tales como el “lidodoro”, la “desafinaducha” y el “nomeolbidet”.

El canoso López Puccio dejó los aplausos arriba en su intervención como “Sali Baba”, un líder espiritual varias veces reencarnado como Tigre de Bengala; Pulga de Doberman y Bacilo de Koch. La música volvió a jugar un rol clave en “Quién mató a Jhon Mc Coffee”, un saxofonista víctima del supuesto “Rizos Negros” como en la bossa libidinosa “Amor a primera vista”, por Jorge Maronna, el made in Bahía…Blanca.

Hubo puntos altos con “Pepper Clemens” y una cantata plagada de humor “mastropieresco” de extraña traducción como la contrastante “Cumbia epistemiológica”. Pasó “Receta postrera” y el infaltable cuadro de London Inspection con Put A Pretty Flowers. Les Luthiers eligió en la despedida “Los jóvenes de hoy en día”.

Hubo puntos altos a lo largo de casi dos horas de show, de contacto pleno y de foco exclusivo en los artistas. Otra vez misión cumplida. Espectáculo a pleno y sensación de “más” en el ambiente. Igual o mejor que aquella primera vez en la ciudad, la del ’79 y con la sensación de que nunca dejarán de sorprender. Música, teatro y letras ocurrentes como sinónimo de un humor para pensar. Fenomenal noche Luthiers.

Propuesta. A lo largo de sus dos horas de show, el grupo repasó sus clásicos y no defraudó a su público.
29 NOV 2015 - 20:48

Por Ismael Tebes

Mastropiero nunca faltó a la cita. Porque nada es casual en el aceitado engranaje que Les Luthiers puso en escena con su show “Viejos hazmerreíres”, una cuasi despedida de la Patagonia de este fantástico grupo. Ahora con seis integrantes, con el “toque” Rabinovich presente en su justa medida y mucho humor para dar. No importa qué tan conocido suene el remate, ni qué tan automatizados estén los gestos. El producto inevitable es la sonrisa. Sin dobleces ni palabras al filo de lo impropio, ni hablar de exabruptos. Sí utilizando los silencios, las exageraciones y la comicidad en su mayor expresión. Desacartonado y de efecto rápido como si el smoking resultara una indumentaria de trabajo.

Sabedores de sus recursos, dueños del escenario como pocos, Marcos Mundstock y Martín O´Connor abrieron “Radio Tertulia”, la del reloj a contramano y que es el hilo conductor de la puesta. Un diálogo entre Ramírez y Murena que nunca se detuvo e incluyó desde una desopilante novela (“Alma de corazón”), llena de rarezas y entrecruces hasta la risueña extradición de un jefe narco pasando por el testimonio de un vecino que observó un marciano saliendo de su casa sin ropa ni nave espacial en una situación cuanto menos sospechosa. Y un “abece” de la fecundación asistida.

En la zarzuela “Las majas del bergantín” se narraron las peripecias de una tripulación ávida de diversión que termina ahogando sus penas en el alcohol a falta de doncellas y en “Odas al cuarto de baño”, el grupo demostró su enorme pluralidad ejecutando instrumentos tales como el “lidodoro”, la “desafinaducha” y el “nomeolbidet”.

El canoso López Puccio dejó los aplausos arriba en su intervención como “Sali Baba”, un líder espiritual varias veces reencarnado como Tigre de Bengala; Pulga de Doberman y Bacilo de Koch. La música volvió a jugar un rol clave en “Quién mató a Jhon Mc Coffee”, un saxofonista víctima del supuesto “Rizos Negros” como en la bossa libidinosa “Amor a primera vista”, por Jorge Maronna, el made in Bahía…Blanca.

Hubo puntos altos con “Pepper Clemens” y una cantata plagada de humor “mastropieresco” de extraña traducción como la contrastante “Cumbia epistemiológica”. Pasó “Receta postrera” y el infaltable cuadro de London Inspection con Put A Pretty Flowers. Les Luthiers eligió en la despedida “Los jóvenes de hoy en día”.

Hubo puntos altos a lo largo de casi dos horas de show, de contacto pleno y de foco exclusivo en los artistas. Otra vez misión cumplida. Espectáculo a pleno y sensación de “más” en el ambiente. Igual o mejor que aquella primera vez en la ciudad, la del ’79 y con la sensación de que nunca dejarán de sorprender. Música, teatro y letras ocurrentes como sinónimo de un humor para pensar. Fenomenal noche Luthiers.


NOTICIAS RELACIONADAS