Adiós a Javier Álvarez

Javier, en su facebook.
03 DIC 2015 - 20:46 | Actualizado

Por Carlos Hughes

carloshughes@grupojornada.com

En Twitter: @carloshughestre



Conocí a Javier Álvarez hace algunos años ya. Andaba yo por Canal 7, de Rawson, cubriendo actividades deportivas cuando él llegó a la dirección. Venía con impronta privada, de manejar espectáculos y de producir en Capital Federal. Tuvimos un pésimo inicio en la relación pero después terminó en gran forma: lamenté cuando dejó su cargo.

Tenía un gran corazón, era abierto a las ideas y aun en ese lugar en donde debía tomar decisiones, estaba dispuesto a cambiarlas si le demostraban que había mejores caminos para hacer las cosas. Estimo que despreciaba la soberbia y por eso no la practicaba.

Con él hicimos algunos trabajos de gran escala junto a la organización de canales patagónicos, como la transmisión de los Juegos de la Araucanía. Se hizo porque apostó y consiguió –porque en el Estado, si no te movés, te come la burocracia- lo necesario para hacerlo.

Años después coincidimos en este grupo periodístico, aunque en distintos medios. Llevaba tiempo sin verlo: creo que la última vez fue cuando produjo la llegada de Divididos y me acercó un par de entradas. Lo vi bien ese día.

Este jueves las redes sociales, en Chubut, sintieron el impacto de la noticia: decidió irse de este mundo sin mucha explicación. Es que sembró buenas semillas y cosechó amigos por donde pasó. Era ciertamente un soñador, pero no un delirante: soñaba con los pies en la tierra y apostaba por esos sueños. Gente de la que no abunda. La palabra, en él, no era una cuestión baladí. La estimaba y la tenía en valor.

Estaba en pareja hace algunos años y tenía proyectos en su cabeza -como siempre en su vida- además de su actividad actual, según me contaron sus amigos desde Esquel, su ciudad.

Lo estimaban en Bigornia, pues como padre aportaba siempre para ayudar, igual que en el colegio al que concurrían los chicos.

Vaya a saberse por qué tomó la decisión que tomó, regando dolor y tristeza entre los muchos que lo conocieron y por eso mismo lo apreciaron.

Espera quedar que encuentre, allí donde esté, la paz que se ganó aquí, entre nosotros.
 

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Javier, en su facebook.
03 DIC 2015 - 20:46

Por Carlos Hughes

carloshughes@grupojornada.com

En Twitter: @carloshughestre



Conocí a Javier Álvarez hace algunos años ya. Andaba yo por Canal 7, de Rawson, cubriendo actividades deportivas cuando él llegó a la dirección. Venía con impronta privada, de manejar espectáculos y de producir en Capital Federal. Tuvimos un pésimo inicio en la relación pero después terminó en gran forma: lamenté cuando dejó su cargo.

Tenía un gran corazón, era abierto a las ideas y aun en ese lugar en donde debía tomar decisiones, estaba dispuesto a cambiarlas si le demostraban que había mejores caminos para hacer las cosas. Estimo que despreciaba la soberbia y por eso no la practicaba.

Con él hicimos algunos trabajos de gran escala junto a la organización de canales patagónicos, como la transmisión de los Juegos de la Araucanía. Se hizo porque apostó y consiguió –porque en el Estado, si no te movés, te come la burocracia- lo necesario para hacerlo.

Años después coincidimos en este grupo periodístico, aunque en distintos medios. Llevaba tiempo sin verlo: creo que la última vez fue cuando produjo la llegada de Divididos y me acercó un par de entradas. Lo vi bien ese día.

Este jueves las redes sociales, en Chubut, sintieron el impacto de la noticia: decidió irse de este mundo sin mucha explicación. Es que sembró buenas semillas y cosechó amigos por donde pasó. Era ciertamente un soñador, pero no un delirante: soñaba con los pies en la tierra y apostaba por esos sueños. Gente de la que no abunda. La palabra, en él, no era una cuestión baladí. La estimaba y la tenía en valor.

Estaba en pareja hace algunos años y tenía proyectos en su cabeza -como siempre en su vida- además de su actividad actual, según me contaron sus amigos desde Esquel, su ciudad.

Lo estimaban en Bigornia, pues como padre aportaba siempre para ayudar, igual que en el colegio al que concurrían los chicos.

Vaya a saberse por qué tomó la decisión que tomó, regando dolor y tristeza entre los muchos que lo conocieron y por eso mismo lo apreciaron.

Espera quedar que encuentre, allí donde esté, la paz que se ganó aquí, entre nosotros.
 


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