Los planes de Lucas

Matthysse descansa en la provincia y habló con Jornada acerca de sus proyectos para 2016, que incluye pelea por título mundial, subir de categoría y vivir en Trelew.

Terminó sus vacaciones y empezó a entrenar hace dos días, con su hermana Soledad en Rawson.
21 DIC 2015 - 21:24 | Actualizado

Así de fácil. Cada vez que se necesita poner la cabeza en frío no hay como los afectos. Y los Matthysse que suelen ser duros y decididos arriba del ring casi siempre dejando de lado los sentimentalismos, requieren de vez en cuando de la terapia única que sólo el amor familiar puede dar. En eso anda Lucas, el hermanito menor, el que siempre quiere pegar la vuelta.

Siempre de perfil bajo, su presencia hubiera pasado desapercibida para el público que se acercó a presenciar “Devil Fight Night 3” el evento de artes marciales mixtas al que asistió el último fin de semana en Comodoro Rivadavia. Pero los reconocimientos y la sola mención de su nombre significaron una catarata de saludos, abrazos y pedidos fotográficos. Hacía tiempo que no visitaba la ciudad en la que peleó poco y hace mucho: la última vez que se había calzado los guantes era apenas un joven (GKOT2 Jorge Carballo el 25/11/2005 en su novena actuación como profesional) que pintaba y ya advertía su molde diferente. “Hacía mucho que no andaba por Comodoro. La gente de acá siempre se porta muy bien conmigo”, recordó Matthysse casi rompiendo el hielo.

“Fue un año bueno para mí; a pesar de haber perdido la última pelea quizás la más importante. Creo que hice un buen año así que ahora descansando con la familia para arrancar el año que viene con todo”, dijo casi rompiendo el hielo. La barba en su rostro es un gesto inequívoco de sus vacaciones, de su descanso en el gimnasio y de la época que como cualquier otro trabajador asalariado, requiere de “parar” para relajar. “Hacía rato que no venía por acá, que no estaba con mi familia. Viajé para estar con ellos y recargar las pilas pensando en la vuelta al entrenamiento que será en enero y viendo qué pelea es la que nos sale”.

Un amigo, un colega, otro campeonísimo. Marcos René Maidana, el “Chino” confirmó su retiro del boxeo y eso obligó a una reflexión de Lucas quien fuera primero su compinche de andanzas en los festivales santafecinos y luego su acérrimo competidor en tiempos de Selección Nacional. “La verdad es que es joven todavía y quizás tiene para seguir peleando un poco más pero ya está. Hizo una gran carrera, peleó con los mejores y se merece un descanso quizás alejarse un poco. Si quisiera volver creo que puede hacerlo”.

Postol y García

En el orden en que se elija. Parece no haber preferencias a la hora de firmar revanchas pensando en la agenda 2016 que lo tiene “ahí” pese a su última derrota. “Cualquiera. La que venga porque siempre estoy preparado. Con (Viktor) Postol sería una buena revancha porque me ganó la última y ahora es el campeón de la categoría. Respecto a Danny García ahora tengo pensado subir de categoría y lo iremos a buscar”.

Matthysse peleará así más relajado en el futuro y con un horizonte bastante renovado y no menos tentador en cuanto a nombres. “¿La pelea con Postol? No volví a verla nunca, apenas una partecita. Nunca me puse a mirarla realmente”. Y asume que lo vivido en el StubHub Center de Carson, California, todavía es una materia sin más análisis que la realidad. Y la propia sensación. “Por ahí me bloqueé. Era muy alto, muy grande. Después me agarró con la piña en el ojo abierto que se me “cayó” y no veía. Por eso decidí cuidar primero mi salud. Me agarró realmente con una mano bien puesta”. Lucas se quedó así sin el título superligero del Consejo y quizás, sin el cierre acorde a su ascenso en la consideración del público americano, el mismo que “compró” su estilo y que hasta lo relacionó con los mismísimos Mayweather y Pacquiao.

Detrás de aquel fatídico décimo round nunca hubo excusas. Y sí muchos planteos externos que no siempre le suman. “¿Mi equipo? En la pelea con Provodnikov tenía el mismo grupo de trabajo y me salió todo. Ahora no me salió nada. El encierro de tres meses, la concentración estuvo todo bien al igual que los sparrings. Nada, siempre se va aprendiendo de estas cosas”.

Del mismo modo que asume la derrota, Lucas planta la bandera de la confianza para volver a intentarlo. “Más vale. Estamos preparados para volver a ser campeones del mundo. En la última no se pudo dar pero seguiremos peleando. Tengo pensando subir a 66 kilos para buscar nuevos desafíos, otros rivales y más peleas de nivel. Seguiremos peleándola”, dijo Matthysse quien también proyecta volver a vivir en Trelew y además se guarda por ahora en la intimidad más absoluta, la posibilidad de agrandar la familia. “Es muy lindo el reconocimiento. Tanto en Trelew como en Comodoro y a través del Facebook, la gente siempre me tira buena onda. La verdad es que eso siempre me pone muy contento”, dice sin perder la humildad, ni dejar de posar ante cada celular ansioso que guardó la instantánea con uno de los mejores peleadores de Argentina. Nunca un gesto de cansancio y siempre una sonrisa ante cada gesto de admiración que se le entrega.

También tuvo tiempo para hablar de su sobrino boxeador Ezequiel Matthysse, el continuador de la dinastía que entrena en los Estados Unidos y prepara el terreno para su debut rentado a los 18, algo imposible de concretar según el reglamento argentino.

“Mi sobrino está en Estados Unidos, ahora vino a Trelew de vacaciones a pasar las fiestas. Anda muy bien, tiene 17 años y está haciendo un buen camino”.

La cara es el mejor resumen. La felicidad se nota en los gestos más imperceptibles. Ese es hoy Lucas Matthysse, un guerrero en reposo que no se resigna a ir por todo y que sigue poniendo la gloria a la cabeza de todos sus sueños. Un tipo querible, el de los tatuajes sin fin, amante de sus perros y de las personas que son su motor emocional. Acá o en las luces de Las Vegas, siempre el mismo. “En el 2016 quiero volver a pelear y tener nuevamente una chance mundialista”. Así será.

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Terminó sus vacaciones y empezó a entrenar hace dos días, con su hermana Soledad en Rawson.
21 DIC 2015 - 21:24

Así de fácil. Cada vez que se necesita poner la cabeza en frío no hay como los afectos. Y los Matthysse que suelen ser duros y decididos arriba del ring casi siempre dejando de lado los sentimentalismos, requieren de vez en cuando de la terapia única que sólo el amor familiar puede dar. En eso anda Lucas, el hermanito menor, el que siempre quiere pegar la vuelta.

Siempre de perfil bajo, su presencia hubiera pasado desapercibida para el público que se acercó a presenciar “Devil Fight Night 3” el evento de artes marciales mixtas al que asistió el último fin de semana en Comodoro Rivadavia. Pero los reconocimientos y la sola mención de su nombre significaron una catarata de saludos, abrazos y pedidos fotográficos. Hacía tiempo que no visitaba la ciudad en la que peleó poco y hace mucho: la última vez que se había calzado los guantes era apenas un joven (GKOT2 Jorge Carballo el 25/11/2005 en su novena actuación como profesional) que pintaba y ya advertía su molde diferente. “Hacía mucho que no andaba por Comodoro. La gente de acá siempre se porta muy bien conmigo”, recordó Matthysse casi rompiendo el hielo.

“Fue un año bueno para mí; a pesar de haber perdido la última pelea quizás la más importante. Creo que hice un buen año así que ahora descansando con la familia para arrancar el año que viene con todo”, dijo casi rompiendo el hielo. La barba en su rostro es un gesto inequívoco de sus vacaciones, de su descanso en el gimnasio y de la época que como cualquier otro trabajador asalariado, requiere de “parar” para relajar. “Hacía rato que no venía por acá, que no estaba con mi familia. Viajé para estar con ellos y recargar las pilas pensando en la vuelta al entrenamiento que será en enero y viendo qué pelea es la que nos sale”.

Un amigo, un colega, otro campeonísimo. Marcos René Maidana, el “Chino” confirmó su retiro del boxeo y eso obligó a una reflexión de Lucas quien fuera primero su compinche de andanzas en los festivales santafecinos y luego su acérrimo competidor en tiempos de Selección Nacional. “La verdad es que es joven todavía y quizás tiene para seguir peleando un poco más pero ya está. Hizo una gran carrera, peleó con los mejores y se merece un descanso quizás alejarse un poco. Si quisiera volver creo que puede hacerlo”.

Postol y García

En el orden en que se elija. Parece no haber preferencias a la hora de firmar revanchas pensando en la agenda 2016 que lo tiene “ahí” pese a su última derrota. “Cualquiera. La que venga porque siempre estoy preparado. Con (Viktor) Postol sería una buena revancha porque me ganó la última y ahora es el campeón de la categoría. Respecto a Danny García ahora tengo pensado subir de categoría y lo iremos a buscar”.

Matthysse peleará así más relajado en el futuro y con un horizonte bastante renovado y no menos tentador en cuanto a nombres. “¿La pelea con Postol? No volví a verla nunca, apenas una partecita. Nunca me puse a mirarla realmente”. Y asume que lo vivido en el StubHub Center de Carson, California, todavía es una materia sin más análisis que la realidad. Y la propia sensación. “Por ahí me bloqueé. Era muy alto, muy grande. Después me agarró con la piña en el ojo abierto que se me “cayó” y no veía. Por eso decidí cuidar primero mi salud. Me agarró realmente con una mano bien puesta”. Lucas se quedó así sin el título superligero del Consejo y quizás, sin el cierre acorde a su ascenso en la consideración del público americano, el mismo que “compró” su estilo y que hasta lo relacionó con los mismísimos Mayweather y Pacquiao.

Detrás de aquel fatídico décimo round nunca hubo excusas. Y sí muchos planteos externos que no siempre le suman. “¿Mi equipo? En la pelea con Provodnikov tenía el mismo grupo de trabajo y me salió todo. Ahora no me salió nada. El encierro de tres meses, la concentración estuvo todo bien al igual que los sparrings. Nada, siempre se va aprendiendo de estas cosas”.

Del mismo modo que asume la derrota, Lucas planta la bandera de la confianza para volver a intentarlo. “Más vale. Estamos preparados para volver a ser campeones del mundo. En la última no se pudo dar pero seguiremos peleando. Tengo pensando subir a 66 kilos para buscar nuevos desafíos, otros rivales y más peleas de nivel. Seguiremos peleándola”, dijo Matthysse quien también proyecta volver a vivir en Trelew y además se guarda por ahora en la intimidad más absoluta, la posibilidad de agrandar la familia. “Es muy lindo el reconocimiento. Tanto en Trelew como en Comodoro y a través del Facebook, la gente siempre me tira buena onda. La verdad es que eso siempre me pone muy contento”, dice sin perder la humildad, ni dejar de posar ante cada celular ansioso que guardó la instantánea con uno de los mejores peleadores de Argentina. Nunca un gesto de cansancio y siempre una sonrisa ante cada gesto de admiración que se le entrega.

También tuvo tiempo para hablar de su sobrino boxeador Ezequiel Matthysse, el continuador de la dinastía que entrena en los Estados Unidos y prepara el terreno para su debut rentado a los 18, algo imposible de concretar según el reglamento argentino.

“Mi sobrino está en Estados Unidos, ahora vino a Trelew de vacaciones a pasar las fiestas. Anda muy bien, tiene 17 años y está haciendo un buen camino”.

La cara es el mejor resumen. La felicidad se nota en los gestos más imperceptibles. Ese es hoy Lucas Matthysse, un guerrero en reposo que no se resigna a ir por todo y que sigue poniendo la gloria a la cabeza de todos sus sueños. Un tipo querible, el de los tatuajes sin fin, amante de sus perros y de las personas que son su motor emocional. Acá o en las luces de Las Vegas, siempre el mismo. “En el 2016 quiero volver a pelear y tener nuevamente una chance mundialista”. Así será.


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