“Pajarito”, el constructor

Por su labor en un corralón, Daniel Romero, tiene problemas para entrenar y jugar en Racing de Trelew. “Hay sacrificio. Dicen que estoy loco. Pero no me rindo”, comentó.

Doble vida. “Pajarito” Romero no reniega de su presente. Juega y pone todo en la cancha, pero también debe cumplir con su trabajo todos los días.
10 FEB 2016 - 21:36 | Actualizado

En épocas de utopías rotas y vacas flacas, la tenacidad es una herramienta crucial para sobreponerse a los obstáculos que se presentan por el camino.

Daniel Romero, volante de Racing de Trelew, es un emblema de esfuerzo. No lo dice quien suscribe, lo dice el correr del tiempo. “Pajarito” es un futbolista racinguista, que procura compatibilizar fútbol federal con trabajo.

Romero debe rigurosamente cumplir horario de lunes a viernes , hecho que limita entrenamientos e inclusive presencias en partidos oficiales.

La historia de Romero comienza año pasado, cuando Guillermo Samso lo repatrió para jugar el Federal B 2015. No desentonó, se destacó y Samso volvió a contar con él para esta campaña. Pero el nuevo contexto le da a la secuencia un status diferente.

“Dicen que estoy loco”

Sin quererlo ni buscarlo, Romero se convirtió en un baluarte de un equipo cuyos jugadores, por ejemplo, procuran conseguir publicidades por la baja de presupuesto del año anterior.

“Es un sacrificio día a día, entrenar me cuesta el doble. Laburo (sic) en horario de comercio, en un corralón de materiales. Tengo que aprovechar los ratos libres para entrenar. Hacerlo de forma diferenciada, a los 31 años, cuesta”, le comentó Romero a Jornada.

“Mis compañeros de trabajo me dicen que estoy loco por el desgaste que hago. Entro a trabajar a la mañana. Al mediodía, si hay que ir al gimnsasio, se va. A la tarde, al trabajo de nuevo. Y cuando se termina el día laboral, entreno con los chicos de las Inferiores en la sede de Racing, por la noche”, acotó el mediocampista creativo de la “Academia”.

Romero, pese al placer que le causa disputar torneos federales, tiene sus prioridades delimitadas.

Primero, la labor

“Entre un ascenso en mi trabajo y una clasificación con Racing, te soy sincero. Prefiero el ascenso de mi trabajo. Es lo que me mantiene. Hace cinco años que estoy en Perrén y hoy me toca estar de encargado en el corralón. Se nota que hago las cosas bien. Es mi prioridad. No puedo disponer de mis horarios. Es lo que me toca”, comentó “Pajarito”.

“Mis compañeros de plantel entienden mi situación y siempre me apoyan, pese a todo. Los entiendo. En algún punto, pueden llegar a ver como algo feo que no entrene en la semana, que llegue el domingo y que me toque jugar a mí. Y a lo mejor otros chicos que entrenan normalmenente, no juegan”, citó.

“Me ha tocado jugar, ser titular. Y Jornada me puso como figura en algunos partidos. Pero se nota la diferencia de entrenar con el grupo a no hacerlo. A uno le duele no poder estar. Porque se trabaja pelota parada, se aceita el ritmo de juego. Pero primero está el trabajo y luego el fútbol”, relató.

“El torneo pasado no pude jugar ante Sol de Mayo y Boxing porque se jugaran en días laborales. Duele tener que entrenar y no poder estar. Pero así es la vida”, añadió, con un dejo de resignación.

El deseo

Entrene o no entrene con el resto del plantel, Romero es parte del plantel. Y como tal, anida en él un deseo de revancha, por la eliminación del torneo pasado en primera fase, por sistema olímpico.

“La intención es tomarse revancha de aquello. Está la sangre en el ojo. Pero ya pasó. Va a estar duro, pero queremos clasificar, iremos partido a partido para tomarnos la revancha”, disparó.

“Uno escucha los nombres que han sumado equipos de la zona patagónica. Sol fichó a Diego Galván y “Satanás” Páez. No será fácil, pero queremos pasar para tomarnos revancha de aquel mal trago”, finalizó.

Con sus alas cargadas de bolsas de cemento e ilusiones de gloria, Daniel Romero cobija sueños y esperanzas de gloria deportiva. “Pajarito” es protagonista de una saga de historias que le van haciendo ganar a Racing el mote del equipo obrero.

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Doble vida. “Pajarito” Romero no reniega de su presente. Juega y pone todo en la cancha, pero también debe cumplir con su trabajo todos los días.
10 FEB 2016 - 21:36

En épocas de utopías rotas y vacas flacas, la tenacidad es una herramienta crucial para sobreponerse a los obstáculos que se presentan por el camino.

Daniel Romero, volante de Racing de Trelew, es un emblema de esfuerzo. No lo dice quien suscribe, lo dice el correr del tiempo. “Pajarito” es un futbolista racinguista, que procura compatibilizar fútbol federal con trabajo.

Romero debe rigurosamente cumplir horario de lunes a viernes , hecho que limita entrenamientos e inclusive presencias en partidos oficiales.

La historia de Romero comienza año pasado, cuando Guillermo Samso lo repatrió para jugar el Federal B 2015. No desentonó, se destacó y Samso volvió a contar con él para esta campaña. Pero el nuevo contexto le da a la secuencia un status diferente.

“Dicen que estoy loco”

Sin quererlo ni buscarlo, Romero se convirtió en un baluarte de un equipo cuyos jugadores, por ejemplo, procuran conseguir publicidades por la baja de presupuesto del año anterior.

“Es un sacrificio día a día, entrenar me cuesta el doble. Laburo (sic) en horario de comercio, en un corralón de materiales. Tengo que aprovechar los ratos libres para entrenar. Hacerlo de forma diferenciada, a los 31 años, cuesta”, le comentó Romero a Jornada.

“Mis compañeros de trabajo me dicen que estoy loco por el desgaste que hago. Entro a trabajar a la mañana. Al mediodía, si hay que ir al gimnsasio, se va. A la tarde, al trabajo de nuevo. Y cuando se termina el día laboral, entreno con los chicos de las Inferiores en la sede de Racing, por la noche”, acotó el mediocampista creativo de la “Academia”.

Romero, pese al placer que le causa disputar torneos federales, tiene sus prioridades delimitadas.

Primero, la labor

“Entre un ascenso en mi trabajo y una clasificación con Racing, te soy sincero. Prefiero el ascenso de mi trabajo. Es lo que me mantiene. Hace cinco años que estoy en Perrén y hoy me toca estar de encargado en el corralón. Se nota que hago las cosas bien. Es mi prioridad. No puedo disponer de mis horarios. Es lo que me toca”, comentó “Pajarito”.

“Mis compañeros de plantel entienden mi situación y siempre me apoyan, pese a todo. Los entiendo. En algún punto, pueden llegar a ver como algo feo que no entrene en la semana, que llegue el domingo y que me toque jugar a mí. Y a lo mejor otros chicos que entrenan normalmenente, no juegan”, citó.

“Me ha tocado jugar, ser titular. Y Jornada me puso como figura en algunos partidos. Pero se nota la diferencia de entrenar con el grupo a no hacerlo. A uno le duele no poder estar. Porque se trabaja pelota parada, se aceita el ritmo de juego. Pero primero está el trabajo y luego el fútbol”, relató.

“El torneo pasado no pude jugar ante Sol de Mayo y Boxing porque se jugaran en días laborales. Duele tener que entrenar y no poder estar. Pero así es la vida”, añadió, con un dejo de resignación.

El deseo

Entrene o no entrene con el resto del plantel, Romero es parte del plantel. Y como tal, anida en él un deseo de revancha, por la eliminación del torneo pasado en primera fase, por sistema olímpico.

“La intención es tomarse revancha de aquello. Está la sangre en el ojo. Pero ya pasó. Va a estar duro, pero queremos clasificar, iremos partido a partido para tomarnos la revancha”, disparó.

“Uno escucha los nombres que han sumado equipos de la zona patagónica. Sol fichó a Diego Galván y “Satanás” Páez. No será fácil, pero queremos pasar para tomarnos revancha de aquel mal trago”, finalizó.

Con sus alas cargadas de bolsas de cemento e ilusiones de gloria, Daniel Romero cobija sueños y esperanzas de gloria deportiva. “Pajarito” es protagonista de una saga de historias que le van haciendo ganar a Racing el mote del equipo obrero.


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