Washington y Damasco repudian los bombardeos turcos a kurdos

En una muestra más de las alianzas cruzadas que convierten a la guerra siria en una de las más complejas de la actualidad, Turquía, un miembro de la OTAN, continuó hoy bombardeando a las milicias kurdas en el norte del país árabe, lo que provocó el repudio de dos enemigos acérrimos: Damasco y Washington.

14 FEB 2016 - 15:02 | Actualizado

Por segundo día consecutivo y pese a las críticas de amigos y rivales, el gobierno turco continuó bombardeando las posiciones de la milicia kurda conocida como Unidades de Protección del Pueblo, en las zonas de Meneg y Deir Yamal, en el norte y noroeste de la ciudad de Alepo, en el norte del país.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una organización pro opositora con sede en Londres, informó que al menos dos milicianos kurdos murieron por causa de los nuevos bombardeos y otros siete resultaron heridos.

Esta región se convirtió en el principal y más complejo frente de batalla actual en Siria.

Por un lado, el Ejército sirio, la Fuerza Aérea rusa y milicias aliadas, como la libanesa Hezbollah, bombardean desde el aire y combaten por tierra a grupos armados insurgentes islamistas y laicos, que desde hace años controlan esta zona rebelde.

Por otro lado, Estados Unidos y sus aliados internacionales y regionales bombardean desde el aire las posiciones de la milicia del Estado Islámico (EI) en la zona y también apoyan con armas, dinero y logística a muchos de los grupos insurgentes que resisten en esa zona al avance del Ejército.

En el medio de ese fuego cruzado, las Unidades de Protección del Pueblo de los kurdos sirios oscilan en un rol ambiguo de aliado de todas las fuerzas y los grupos que pelean contra el EI. Es decir, tanto Estados Unidos, como Rusia, Siria e, inclusive, el resto de las milicias opositoras locales.

Las milicias kurdas sirias se convirtieron en 2015 en la principal línea de defensa en el terreno contra el EI en el norte del país, algo que celebraron todos los enemigos del grupo extremista, pero que prendió todo tipo de alarmas en el gobierno turco, que hace poco reabrió el conflicto separatista con la guerrilla kurda turca, un grupo muy cercano a las Unidades de Protección del Pueblo, conocidas también por sus siglas YPG.

Ayer el gobierno turco fue muy claro en sus objetivos y explicó que busca evitar un avance kurdo sobre su frontera sur.

"Responderemos inmediatamente a cualquier altercado en nuestra frontera. El YPG debe abandonar inmediatamente Asaz (el pueblo limítrofe del lado sirio) y sus alrededores y no acercarse más", amenazó el primer ministro turco Ahmet Davutoglu en un mensaje público.

Los bombardeos turcos contra los kurdos lograron por primera vez poner del mismo lado a los gobiernos de Siria y Estados Unidos, dos enemigos declarados.

El primero acusó a Ankara de estar dando "respaldo directo a las organizaciones terroristas armadas y de lanzar una agresión contra el pueblo sirio y la soberanía siria y regional", y reclamó que el Consejo de Seguridad de la ONU condene a Turquía, un aliado de Washington y miembro de la OTAN.

Según el análisis que hizo la Cancillería siria en un comunicado difundido hoy, los bombardeos turcos representan una "respuesta al avance militar que han logrado las fuerzas del Ejército sirio en los frentes del norte de Alepo y en un intento por levantar la moral de los grupos terroristas armados", informó la agencia de noticias estatal SANA.

Desde el comienzo del conflicto, que ya lleva casi cinco años y le costó la vida a más de 260.000 personas, Damasco acusa a sus vecinos turcos de financiar, armar y apoyar a las milicias insurgentes.

La Casa Blanca comparte el apoyo de Turquía a ciertos grupos opositores sirios, sin embargo, los dos aliados chocan cuando se trata de las milicias kurdas, las fuerzas más efectivas hasta ahora para enfrentar al EI.

Por eso, el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, llamó por teléfono a Davutoglu, luego de su mensaje de anoche, y le pidió que muestre "una moderación recíproca mediante el cese de ataques de artillería en la zona", según un comunicado difundido por su oficina.

Biden destacó "los esfuerzos estadounidenses para disuadir a las fuerzas kurdas de Siria de aprovechar las circunstancias actuales para tomar más territorio cerca de la frontera con Turquía", pero reclamó que Ankara cese de inmediato sus bombardeos, según la nota.

Como si el escenario no fuera lo suficientemente complicado, Rusia bombardeó hoy un barrio del norte de Alepo y mató a al menos a siete civiles, mientras que las milicias kurdas en coalición con un grupo armado sirio laico se enfrentó no muy lejos de allí con combatientes insurgentes islamistas, con un saldo de al menos 15 víctimas fatales, según el Observatorio.

Pese a la complejidad del conflicto y a la participación de casi todas las potencias mundiales y de Medio Oriente, Estados Unidos y Europa sostienen que la razón por la que la última negociación de paz fracasó son los bombardeos rusos contra zonas con población civil y dominadas por la oposición.

Por eso, el presidente estadounidense Barack Obama llamó hoy por teléfono a su par ruso, Vladimir Putin, e "hizo hincapié en la importancia de que Rusia juegue ahora un papel constructivo mediante el cese de la campaña aérea contra las fuerzas de la oposición moderada en Siria", según explicó en un comunicado el vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest.

Durante la semana que terminó, Estados Unidos y Rusia negociaron en el marco de una conferencia de seguridad mundial en Munich una nueva tregua para Siria que debía implementarse en los próximos días. Sin embargo, la profundización de los bombardeos y los combates en el terreno y el pesimismo de todas las partes involucradas parecen haber echado por tierra los esfuerzos diplomáticos.

En el marco de este deterioro diplomático, Arabia Saudita, otro aliado de Washington y acérrimo enemigo de Damasco, informó hoy que envió más aviones de combate a la base aérea turca de Incirlik para comenzar a participar de los bombardeos contra el EI en el norte de Siria.

Desde hace varios días, esta monarquía islamista ultraconservadora sostiene que está dispuesta a enviar también soldados a combatir en territorio sirio, si así lo aprueban sus socios y la oposición siria, un frente con muy buenos vínculos con esa potencia del Golfo Pérsico.

14 FEB 2016 - 15:02

Por segundo día consecutivo y pese a las críticas de amigos y rivales, el gobierno turco continuó bombardeando las posiciones de la milicia kurda conocida como Unidades de Protección del Pueblo, en las zonas de Meneg y Deir Yamal, en el norte y noroeste de la ciudad de Alepo, en el norte del país.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, una organización pro opositora con sede en Londres, informó que al menos dos milicianos kurdos murieron por causa de los nuevos bombardeos y otros siete resultaron heridos.

Esta región se convirtió en el principal y más complejo frente de batalla actual en Siria.

Por un lado, el Ejército sirio, la Fuerza Aérea rusa y milicias aliadas, como la libanesa Hezbollah, bombardean desde el aire y combaten por tierra a grupos armados insurgentes islamistas y laicos, que desde hace años controlan esta zona rebelde.

Por otro lado, Estados Unidos y sus aliados internacionales y regionales bombardean desde el aire las posiciones de la milicia del Estado Islámico (EI) en la zona y también apoyan con armas, dinero y logística a muchos de los grupos insurgentes que resisten en esa zona al avance del Ejército.

En el medio de ese fuego cruzado, las Unidades de Protección del Pueblo de los kurdos sirios oscilan en un rol ambiguo de aliado de todas las fuerzas y los grupos que pelean contra el EI. Es decir, tanto Estados Unidos, como Rusia, Siria e, inclusive, el resto de las milicias opositoras locales.

Las milicias kurdas sirias se convirtieron en 2015 en la principal línea de defensa en el terreno contra el EI en el norte del país, algo que celebraron todos los enemigos del grupo extremista, pero que prendió todo tipo de alarmas en el gobierno turco, que hace poco reabrió el conflicto separatista con la guerrilla kurda turca, un grupo muy cercano a las Unidades de Protección del Pueblo, conocidas también por sus siglas YPG.

Ayer el gobierno turco fue muy claro en sus objetivos y explicó que busca evitar un avance kurdo sobre su frontera sur.

"Responderemos inmediatamente a cualquier altercado en nuestra frontera. El YPG debe abandonar inmediatamente Asaz (el pueblo limítrofe del lado sirio) y sus alrededores y no acercarse más", amenazó el primer ministro turco Ahmet Davutoglu en un mensaje público.

Los bombardeos turcos contra los kurdos lograron por primera vez poner del mismo lado a los gobiernos de Siria y Estados Unidos, dos enemigos declarados.

El primero acusó a Ankara de estar dando "respaldo directo a las organizaciones terroristas armadas y de lanzar una agresión contra el pueblo sirio y la soberanía siria y regional", y reclamó que el Consejo de Seguridad de la ONU condene a Turquía, un aliado de Washington y miembro de la OTAN.

Según el análisis que hizo la Cancillería siria en un comunicado difundido hoy, los bombardeos turcos representan una "respuesta al avance militar que han logrado las fuerzas del Ejército sirio en los frentes del norte de Alepo y en un intento por levantar la moral de los grupos terroristas armados", informó la agencia de noticias estatal SANA.

Desde el comienzo del conflicto, que ya lleva casi cinco años y le costó la vida a más de 260.000 personas, Damasco acusa a sus vecinos turcos de financiar, armar y apoyar a las milicias insurgentes.

La Casa Blanca comparte el apoyo de Turquía a ciertos grupos opositores sirios, sin embargo, los dos aliados chocan cuando se trata de las milicias kurdas, las fuerzas más efectivas hasta ahora para enfrentar al EI.

Por eso, el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, llamó por teléfono a Davutoglu, luego de su mensaje de anoche, y le pidió que muestre "una moderación recíproca mediante el cese de ataques de artillería en la zona", según un comunicado difundido por su oficina.

Biden destacó "los esfuerzos estadounidenses para disuadir a las fuerzas kurdas de Siria de aprovechar las circunstancias actuales para tomar más territorio cerca de la frontera con Turquía", pero reclamó que Ankara cese de inmediato sus bombardeos, según la nota.

Como si el escenario no fuera lo suficientemente complicado, Rusia bombardeó hoy un barrio del norte de Alepo y mató a al menos a siete civiles, mientras que las milicias kurdas en coalición con un grupo armado sirio laico se enfrentó no muy lejos de allí con combatientes insurgentes islamistas, con un saldo de al menos 15 víctimas fatales, según el Observatorio.

Pese a la complejidad del conflicto y a la participación de casi todas las potencias mundiales y de Medio Oriente, Estados Unidos y Europa sostienen que la razón por la que la última negociación de paz fracasó son los bombardeos rusos contra zonas con población civil y dominadas por la oposición.

Por eso, el presidente estadounidense Barack Obama llamó hoy por teléfono a su par ruso, Vladimir Putin, e "hizo hincapié en la importancia de que Rusia juegue ahora un papel constructivo mediante el cese de la campaña aérea contra las fuerzas de la oposición moderada en Siria", según explicó en un comunicado el vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest.

Durante la semana que terminó, Estados Unidos y Rusia negociaron en el marco de una conferencia de seguridad mundial en Munich una nueva tregua para Siria que debía implementarse en los próximos días. Sin embargo, la profundización de los bombardeos y los combates en el terreno y el pesimismo de todas las partes involucradas parecen haber echado por tierra los esfuerzos diplomáticos.

En el marco de este deterioro diplomático, Arabia Saudita, otro aliado de Washington y acérrimo enemigo de Damasco, informó hoy que envió más aviones de combate a la base aérea turca de Incirlik para comenzar a participar de los bombardeos contra el EI en el norte de Siria.

Desde hace varios días, esta monarquía islamista ultraconservadora sostiene que está dispuesta a enviar también soldados a combatir en territorio sirio, si así lo aprueban sus socios y la oposición siria, un frente con muy buenos vínculos con esa potencia del Golfo Pérsico.


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