Ellas, un lujo en la redacción

08 MAR 2016 - 8:32 | Actualizado

El periodismo no es una cuestión de género. Hoy es el Día de la Mujer y acaso sea un buen momento para que desde los medios pensemos y reconozcamos la tarea que ellas le aportan a la profesión, y a nuestro producto. No como una contribución desde lo femenino, sino para con el trabajo que realizan día tras día sin que les importe esa condición, sin que esto les imponga restricciones y sin anteponerla a la tarea de informar, que es el comienzo y el final de todo periodista, sin distinción de sexo. Este diario tiene una larga historia con ellas, empezando por Dora Feldman, que hizo de Jornada un bastión de la cultura a partir de su sabiduría para crear un ámbito dentro de estas páginas que se prolongó en el tiempo, más allá de su estadía entre estas paredes incluso, y que continúa hoy con profesionales que jerarquizan nuestra tarea: Lorena Leeming, Florencia Vega, Silvia Soto y –en los últimos meses- Karina Cecuk, dan cuenta de esto que no es un elogio en este día, por ser “su” día, sino una realidad palmaria, imbatible.

Ninguna de ellas tiene nada que envidiar a los caballeros que compartimos cada día la tarea de construir este diario; quienes las conocen en el desarrollo de su profesión saben que destacan desde su capacidad para informar, de construir a partir de la noticia, de elaborar trabajos de calidad que muchas veces, incluso, exceden nuestro alcance como medio de comunicación y se instalan allende las fronteras de la región.

Y representan, debe reconocerse, mucho de lo que se replica en medios colegas: las mujeres que ejercen el periodismo en nuestra zona gozan en general de prestigio, no por su condición de género sino por su aptitud para desarrollar la tarea; y cuentan, además, con el respeto de los colegas, que es el respeto más preciado porque se da a partir de la opinión de quienes conocen cabalmente el ámbito en el que se desarrolla la labor, con sus obstáculos, sus restricciones y hasta sus dobleces.

Si el periodismo fue una profesión sólo de hombres ocurrió hace mucho tiempo. Hoy las redacciones –la de Jornada, cuanto menos- ni siquiera cavilan desde ese flanco y están pobladas por mujeres que hacen exactamente el mismo trabajo que el resto, con idénticos –y también mejores- resultados. No es una concesión gratuita de nadie, y no está dado por la generosidad de ningún iluminado, “caballero” entre comillas, sino porque la innegable capacidad de su tarea las han hecho imprescindibles.

Vale la pena de vez en cuando el reconocimiento. Y vale la pena, también, romper las reglas y hacerlo con nombre y apellido.

El brindis es hoy pero así como el diario sale todos los días, todos los días es un placer construirlo con ellas.

Son un lujo para esta redacción.

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08 MAR 2016 - 8:32

El periodismo no es una cuestión de género. Hoy es el Día de la Mujer y acaso sea un buen momento para que desde los medios pensemos y reconozcamos la tarea que ellas le aportan a la profesión, y a nuestro producto. No como una contribución desde lo femenino, sino para con el trabajo que realizan día tras día sin que les importe esa condición, sin que esto les imponga restricciones y sin anteponerla a la tarea de informar, que es el comienzo y el final de todo periodista, sin distinción de sexo. Este diario tiene una larga historia con ellas, empezando por Dora Feldman, que hizo de Jornada un bastión de la cultura a partir de su sabiduría para crear un ámbito dentro de estas páginas que se prolongó en el tiempo, más allá de su estadía entre estas paredes incluso, y que continúa hoy con profesionales que jerarquizan nuestra tarea: Lorena Leeming, Florencia Vega, Silvia Soto y –en los últimos meses- Karina Cecuk, dan cuenta de esto que no es un elogio en este día, por ser “su” día, sino una realidad palmaria, imbatible.

Ninguna de ellas tiene nada que envidiar a los caballeros que compartimos cada día la tarea de construir este diario; quienes las conocen en el desarrollo de su profesión saben que destacan desde su capacidad para informar, de construir a partir de la noticia, de elaborar trabajos de calidad que muchas veces, incluso, exceden nuestro alcance como medio de comunicación y se instalan allende las fronteras de la región.

Y representan, debe reconocerse, mucho de lo que se replica en medios colegas: las mujeres que ejercen el periodismo en nuestra zona gozan en general de prestigio, no por su condición de género sino por su aptitud para desarrollar la tarea; y cuentan, además, con el respeto de los colegas, que es el respeto más preciado porque se da a partir de la opinión de quienes conocen cabalmente el ámbito en el que se desarrolla la labor, con sus obstáculos, sus restricciones y hasta sus dobleces.

Si el periodismo fue una profesión sólo de hombres ocurrió hace mucho tiempo. Hoy las redacciones –la de Jornada, cuanto menos- ni siquiera cavilan desde ese flanco y están pobladas por mujeres que hacen exactamente el mismo trabajo que el resto, con idénticos –y también mejores- resultados. No es una concesión gratuita de nadie, y no está dado por la generosidad de ningún iluminado, “caballero” entre comillas, sino porque la innegable capacidad de su tarea las han hecho imprescindibles.

Vale la pena de vez en cuando el reconocimiento. Y vale la pena, también, romper las reglas y hacerlo con nombre y apellido.

El brindis es hoy pero así como el diario sale todos los días, todos los días es un placer construirlo con ellas.

Son un lujo para esta redacción.


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