Liz Crespo quiere seguir haciendo historia

Nada es casual. A pocos días de instaurarse al 25 de marzo como Día de la Mujer Boxeadora, por conmemorarse los primeros 15 años de la primera licencia profesional entregada a la pionera Marcela Acuña, las mujeres parecen cada vez más dispuestas a defender lo ganado; equiparando en mérito deportivo y si se puede, en bolsas a sus pares masculinos. Al final, se transpira igual y las piñas tienen el mismo efecto.

En eso está la única boxeadora que defiende el orgullo de Puerto Madryn. La misma que se calzó los guantes a los 14 años y que empezó a transitar desde los 16, un camino con más lágrimas que sonrisas. Lizbeth Crespo, la “Leona” se prepara para pelear por el título argentino de peso pluma vacante el próximo 10 de junio ante la santiagueña Vanesa Calderón.

“Es lo que siempre quise”

La sede será el gimnasio Municipal y la noche, en lo personal, promete ser única. “Esto es lo que siempre quise, la oportunidad que busqué y mi primer título. Todo siempre me costó el doble, pero valoro lo que me toca. Soy la única mujer profesional en actividad y quiero seguir haciendo historia, peleando un título argentino y también ganándolo”, admite Liz, una obrera del boxeo que subyace desde su mirada optimista, lejos de las limitaciones.

“Se vive el día a día. Me enfoco en el entrenamiento, estoy trabajando muy bien y sumando gente al equipo. La falta de apoyo es un problema ya que hay gastos por hacer: alimentación, vitaminas, traslados y todo es cuesta arriba. No puedo cumplir con una dieta si no sé qué comeré mañana”, lamenta Crespo quien sí destaca el acompañamiento de familia y amigos además de STIA, ADOS Trelew; Asociación de Pescadores Artesanales; Estética Lis y Planeta Fitness. “No es –aclaró- por falta de gestión. Siempre molestamos a (Walter) Ñonquepán en Chubut Deportes que nos ayuda cuando en realidad debiéramos tener el respaldo de la intendencia. Yo siempre represento a Madryn y llevo los colores de la ciudad donde vaya”.

“El más importante”

Liz asume que el combate del viernes 10, será “el más importante” de su carrera y la chance de que finalmente se abran las puertas que hoy parecen cerradas (“estoy segura de ganar. Y voy por todo…”). También muestra su costado solidario; enseñando boxeo y entrenando a niños y jóvenes en la escuelita que lleva su nombre en el gimnasio Municipal Nro. 2 en el barrio Don Bosco. “Tenemos un espacio reducido, limitado, de 5 por 5, pero hacemos las cosas a pulmón, con mucha voluntad”. Ya metida en su rol de protagonista, vislumbra a Vanesa Calderón como una oponente de riesgo, de las mejores del país en la división. “Vi su última pelea y le miro los detalles, la tengo estudiada. Es buena y muy difícil, de hecho ante Duer creo que la perdió ajustada, por muy poco”.

A Raúl Ducid y Alberto Quinteros, su pareja y técnico, agregó a Andrés Maidana en la fina tarea de las manoplas y también a Cristian Luna, un preparador físico que le pemitirá dar hasta lo máximo. Viaja un par de días a la semana hasta Rawson para poder guantear y no descarta enfrentar a Alejandra Oliveras antes de fin de año y quizás nuevamente a Soledad Matthysse. “Yo no esquivo a nadie. La pelea con Soledad me sirvió de aprendizaje y la acepté porque me tenía fe pero me dio un cabezazo en el segundo round que me bloqueó. Tuvo las mañas que yo no tuve. No pude enfocarme. Me sirvió para aprender ciertas trampas”.

Para Liz Crespo el título argentino en casa, representa el escenario propicio: localía, afectos y también la necesidad de hacer visible un trabajo de doce años, siempre con dientes apretados; sufriendo las espinas de las rosas que llegarán. “Le pido a la gente que vaya a apoyarme. Más que la entrada, lo importante será el aliento, que estén ahí y sean parte de la fiesta. De mi fiesta”.