Tras las críticas, EEUU y Alemania se acercan a Turquía

El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, mantuvo hoy reuniones bilaterales con su par alemana Angela Merkel, con quien acercó posiciones sobre el pacto de refugiados y la visa para los turcos, y con el estadounidense, Barack Obama, quien le ofreció su apoyo para llevar ante la justicia a los autores del reciente golpe en Turquía.

04 SEP 2016 - 13:47 | Actualizado

Atrás quedaron las críticas de las potencias occidentales a las represalias, purgas masivas y represión que instauró Erdogan tras el fallido golpe de estado del 15 de julio.

La purga ya alcanzó a 4451 militares, que fueron dados de baja, 3390 jueces y fiscales que fueron removidos y al menos 80 mil empleados públicos despedidos, entre ellos maestros, policías y trabajadores de ministerios.

Hoy, en el marco de la cumbre del G20 en la ciudad china de Hangzhou, Turquía -que tiene una posición clave en el conflicto sirio tanto por su recepción de refugiados como por su rol bélico contra el Estado Islámico (EI) y su enemigos declarados, los kurdos- escaló posiciones y sumó interesantes apoyos.

La reunión con Obama, la primera después del fallido golpe, obtuvo sus frutos y bajó el tono a las críticas lanzadas por Washington en las últimas semanas.

El mandatario estadounidense aseguró que, "al tomar las calles para resistir el intento de golpe de Estado, el pueblo turco afirmó una vez más su compromiso con la democracia".

"Le he asegurado (a Erdogan) que nuestras instancias judiciales y el equipo de seguridad nacional continuarán cooperando con las autoridades turcas para determinar cómo nos aseguramos de ello", remarcó Obama, un mandatario que vive por estas horas su última cumbre mundial.

El gobierno turco acusa al predicador autoexiliado en Pensilvania, Estados Unidos, Fetullah Gülen, de estar detrás del intento golpista y le pidió a Washington que lo extradite, algo que volvió a hacer hoy en su encuentro con Obama.

Erdogan agradeció el apoyo estadounidense y declaró que ambos son "socios estratégicos", lo que se ve claramente en su participación en la guerra en la vecina Siria.

Por eso, Obama le dijo hoy a Erdogan que tienen "que terminar el trabajo" de destruir al EI en Siria y acordaron impulsar una "transición política pacífica" para ese país que vive una cruenta guerra desde hace más de cinco años y que recientemente sufrió la invasión del Ejército turco en el norte.

"Nuestros ejércitos, nuestro refuerzo de la ley y la cooperación en inteligencia han ayudado a hacer retroceder al EI, especialmente a lo largo de la frontera entre Turquía y Siria. Pero ahora tenemos que terminar el trabajo", subrayó el estadounidense.

Siria fue un tema clave luego que Turquía lanzara una ofensiva militar el 24 de agosto pasado en coordinación con la coalición internacional que encabeza Estados Unidos y con el apoyo de brigadas locales proturcas del Ejército Libre Sirio (ELS), un frente opositor apoyado por las potencias occidentales que perdió terreno ante las milicias insurgentes islamistas en los últimos años.

Si bien ambos combaten juntos contra el EI, Turquía lucha también contra las milicias kurdo sirias de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), que reciben apoyo directo de Estados Unidos ya que hasta ahora han demostrado ser las más eficaces para hacer retroceder a las milicias islamistas radicales.

Si Erdogan y Obama lograron dejar atrás las críticas pos golpe y enfocarse en sus objetivos comunes, Berlín consiguió, al menos, edulcorar la relación con Ankara tras meses cargados de tensiones que tuvieron su cenit cuando el Parlamento germano declaró a la matanza de 1,5 millones de armenios perpetrada por el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial como "genocidio".

Luego de esa resolución parlamentaria, Turquía vetó las visitas de los diputados alemanes a las tropas en la base militar turca de Incirlik, conflicto en el que puede haber "noticias positivas" en los próximos días, según avanzó Merkel a los medios tras su encuentro con su par turco.

El veto había tensado las relaciones bilaterales, ya lastradas por la demanda por injurias presentada por Erdogan contra un conocido humorista alemán.

"Fue una conversación constructiva", dijo el vocero de la Cancillería, Steffen Seibert, citado por los medios alemanes en Hangzhou.

Según trascendió, ambos líderes abordaron la "catastrófica" situación en Siria, tema en el que estuvieron de acuerdo, según Merkel, y se comprometieron a mantener vivo el proceso político para lograr cuanto antes un alto en fuego en la asediada y devastada ciudad de Alepo, en el norte del país en guerra.

Otro tema álgido fue el polémico pacto entre Turquía y la Unión Europea de deportaciones masivas de refugiados que incluye la eliminación de exigencia de visado para los turcos que quieran viajar a la UE, una cláusula que tendrá luz verde cuando Ankara cumpla el listado de requisitos fijados por Bruselas como la reforma de su ley antiterrorista.

Al respecto, Merkel se mostró optimista y apuntó que las negociaciones durarán todavía "algunas semanas", pero hay posibilidades de un "logro positivo".

04 SEP 2016 - 13:47

Atrás quedaron las críticas de las potencias occidentales a las represalias, purgas masivas y represión que instauró Erdogan tras el fallido golpe de estado del 15 de julio.

La purga ya alcanzó a 4451 militares, que fueron dados de baja, 3390 jueces y fiscales que fueron removidos y al menos 80 mil empleados públicos despedidos, entre ellos maestros, policías y trabajadores de ministerios.

Hoy, en el marco de la cumbre del G20 en la ciudad china de Hangzhou, Turquía -que tiene una posición clave en el conflicto sirio tanto por su recepción de refugiados como por su rol bélico contra el Estado Islámico (EI) y su enemigos declarados, los kurdos- escaló posiciones y sumó interesantes apoyos.

La reunión con Obama, la primera después del fallido golpe, obtuvo sus frutos y bajó el tono a las críticas lanzadas por Washington en las últimas semanas.

El mandatario estadounidense aseguró que, "al tomar las calles para resistir el intento de golpe de Estado, el pueblo turco afirmó una vez más su compromiso con la democracia".

"Le he asegurado (a Erdogan) que nuestras instancias judiciales y el equipo de seguridad nacional continuarán cooperando con las autoridades turcas para determinar cómo nos aseguramos de ello", remarcó Obama, un mandatario que vive por estas horas su última cumbre mundial.

El gobierno turco acusa al predicador autoexiliado en Pensilvania, Estados Unidos, Fetullah Gülen, de estar detrás del intento golpista y le pidió a Washington que lo extradite, algo que volvió a hacer hoy en su encuentro con Obama.

Erdogan agradeció el apoyo estadounidense y declaró que ambos son "socios estratégicos", lo que se ve claramente en su participación en la guerra en la vecina Siria.

Por eso, Obama le dijo hoy a Erdogan que tienen "que terminar el trabajo" de destruir al EI en Siria y acordaron impulsar una "transición política pacífica" para ese país que vive una cruenta guerra desde hace más de cinco años y que recientemente sufrió la invasión del Ejército turco en el norte.

"Nuestros ejércitos, nuestro refuerzo de la ley y la cooperación en inteligencia han ayudado a hacer retroceder al EI, especialmente a lo largo de la frontera entre Turquía y Siria. Pero ahora tenemos que terminar el trabajo", subrayó el estadounidense.

Siria fue un tema clave luego que Turquía lanzara una ofensiva militar el 24 de agosto pasado en coordinación con la coalición internacional que encabeza Estados Unidos y con el apoyo de brigadas locales proturcas del Ejército Libre Sirio (ELS), un frente opositor apoyado por las potencias occidentales que perdió terreno ante las milicias insurgentes islamistas en los últimos años.

Si bien ambos combaten juntos contra el EI, Turquía lucha también contra las milicias kurdo sirias de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), que reciben apoyo directo de Estados Unidos ya que hasta ahora han demostrado ser las más eficaces para hacer retroceder a las milicias islamistas radicales.

Si Erdogan y Obama lograron dejar atrás las críticas pos golpe y enfocarse en sus objetivos comunes, Berlín consiguió, al menos, edulcorar la relación con Ankara tras meses cargados de tensiones que tuvieron su cenit cuando el Parlamento germano declaró a la matanza de 1,5 millones de armenios perpetrada por el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial como "genocidio".

Luego de esa resolución parlamentaria, Turquía vetó las visitas de los diputados alemanes a las tropas en la base militar turca de Incirlik, conflicto en el que puede haber "noticias positivas" en los próximos días, según avanzó Merkel a los medios tras su encuentro con su par turco.

El veto había tensado las relaciones bilaterales, ya lastradas por la demanda por injurias presentada por Erdogan contra un conocido humorista alemán.

"Fue una conversación constructiva", dijo el vocero de la Cancillería, Steffen Seibert, citado por los medios alemanes en Hangzhou.

Según trascendió, ambos líderes abordaron la "catastrófica" situación en Siria, tema en el que estuvieron de acuerdo, según Merkel, y se comprometieron a mantener vivo el proceso político para lograr cuanto antes un alto en fuego en la asediada y devastada ciudad de Alepo, en el norte del país en guerra.

Otro tema álgido fue el polémico pacto entre Turquía y la Unión Europea de deportaciones masivas de refugiados que incluye la eliminación de exigencia de visado para los turcos que quieran viajar a la UE, una cláusula que tendrá luz verde cuando Ankara cumpla el listado de requisitos fijados por Bruselas como la reforma de su ley antiterrorista.

Al respecto, Merkel se mostró optimista y apuntó que las negociaciones durarán todavía "algunas semanas", pero hay posibilidades de un "logro positivo".


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