La experiencia “Espartanos” llega a Chubut

Es un proyecto de reinserción que comenzó en 2009 en Buenos Aires. Los resultados han sido óptimos y evalúan replicarlo en Chubut. Habrá actividades en el Instituto Penitenciario que se ubica a la vera de la Ruta 3, en la Unidad 6 de Rawson y una charla en el Trelew Rugby Club.

05 OCT 2016 - 20:47 | Actualizado

Por Carlos Hughes

El proyecto de reinserción a través de la práctica del rugby en institutos penitenciaros, conocido como Espartanos, desembarcará oficialmente hoy en Chubut cuando una comitiva encabezada por su fundador, Eduardo Oderigo, arribe a Trelew para realizar distintas actividades en la zona.

Según el itinerario dispuesto, el primer contacto con detenidos se realizará en el Instituto Penitenciario ubicada a la vera de la ruta 3, entre Trelew y Puerto Madryn. Será a partir de las 15 y se hará un entrenamiento con la presencia de funcionarios del Ministerio de Gobierno de la provincia y presidentes de los clubes de rugby de la zona.

La actividad continuará a las 20 en el Trelew Rugby Club. Allí Eduardo Oderigo dará una charla abierta para todos aquellos interesados en participar de la experiencia. La intención es reunir voluntarios para desarrollar la actividad en la zona.

Finalmente, mañana por la mañana se pondrán en marcha los entrenamientos en la Unidad 6 de Rawson.

Junto a Eduardo Oderigo llegarán a la zona Jorge Mendizabal, Santiago Cerruti (jugador de San Fernando y entrenador de los Espartanos) y Nicolás Negri, del Ministerio de Justicia de Nación, que apoya la iniciativa.

Espartanos

Espartanos es el nombre que un grupo de internos del Penal de San Martín, en la provincia de Buenos Aires, le impuso a su equipo de rugby. La historia comenzó en 2009 con Eduardo Oderigo, abogado penalista y exjugador de San Isidro Club, como impulsor.

Por su profesión, Oderigo trabajó en tribunales penales por más de 15 años. “Nos dedicábamos a meter gente presa, gente que secuestraba, o vendía drogas…”, contó en un informe realizado por alumnos de la Universidad Austral, en donde reveló también que “con el tiempo dejé de ejercer y ya no tuve trato con personas detenidas, hasta que un amigo que jugaba conmigo al rugby me dijo que quería conocer una cárcel. Ahí vinimos a conocerla y la verdad que vimos mucha tristeza, no fue lindo. Nos fuimos y yo me quedé pensando en todo eso, hasta que unos meses después, volviendo del trabajo, pasé, hablé con el director y le dije que quería enseñarles a jugar al rugby”.

Casi siete años después de iniciado el proyecto de los Espartanos, que tomaron su nombre de la película 300, participan unos 40 jugadores en el penal de San Martín, los que se reúnen a entrenar todos los martes a las nueve y media. Todos ellos son presos de la Unidad 48 del Servicio Penitenciario Bonaerense, en esa localidad. Allí transforman una humilde canchita de fútbol en lo que ellos llaman El Coliseo.

Además de jugar al rugby, varios de los espartanos van al colegio, estudian en la universidad, organizan talleres dentro de la cárcel. Aseguran que lo importante es mantener la mente ocupada porque las condiciones en prisión no son las mejores.

El sistema carcelario tiene unos 33 mil presos. En el país el índice de reincidencia alcanza, en general, al 44% de ellos; y es peor en Buenos Aires, en donde tiene picos del 65%. En el caso de los presos que han pasado por el “programa espartano”, unos 500 desde que comenzó, ese número se redujo a la mínima expresión: 1,5 %.

Se da, además, una curiosidad: hoy los entrenamientos están poblados por presos que purgan penas, pero también por jugadores URBA, como Santiago Cordero (Regatas) y Diego Liberato (Hindú Club), funcionarios judiciales y varios hombres que aun habiendo cumplido su condena siguen yendo a entrenar con el equipo, cada martes.

En diciembre de 2015 Jornada contó la historia de los Espartanos. Aquella vez el juez Alejandro David, involucrado en el proyecto, refirió que “el proyecto tiene una impronta religiosa importante. Se juntan a entrenar los martes en el penal, los miércoles se realizan charlas sobre temas diversos en el pabellón (que tienen que ver con los valores que cada uno fue incorporando, las necesidades y proyectos) y los viernes se reza el rosario” y se entusiasmó con la posibilidad de llegar a Chubut.

“A mi modo de ver, ustedes tienen condiciones ideales para desarrollarlo: clubes de rugby, una cárcel cerca, un sacerdote bastante accesible por lo que pude conversar con él, una comunidad tranquila y amable y empresas que podrían capacitar y brindar trabajo formal a aquellas personas que egresen del sistema penitenciario”, dijo. Y desde hoy esa idea comenzará a tomar forma.

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05 OCT 2016 - 20:47

Por Carlos Hughes

El proyecto de reinserción a través de la práctica del rugby en institutos penitenciaros, conocido como Espartanos, desembarcará oficialmente hoy en Chubut cuando una comitiva encabezada por su fundador, Eduardo Oderigo, arribe a Trelew para realizar distintas actividades en la zona.

Según el itinerario dispuesto, el primer contacto con detenidos se realizará en el Instituto Penitenciario ubicada a la vera de la ruta 3, entre Trelew y Puerto Madryn. Será a partir de las 15 y se hará un entrenamiento con la presencia de funcionarios del Ministerio de Gobierno de la provincia y presidentes de los clubes de rugby de la zona.

La actividad continuará a las 20 en el Trelew Rugby Club. Allí Eduardo Oderigo dará una charla abierta para todos aquellos interesados en participar de la experiencia. La intención es reunir voluntarios para desarrollar la actividad en la zona.

Finalmente, mañana por la mañana se pondrán en marcha los entrenamientos en la Unidad 6 de Rawson.

Junto a Eduardo Oderigo llegarán a la zona Jorge Mendizabal, Santiago Cerruti (jugador de San Fernando y entrenador de los Espartanos) y Nicolás Negri, del Ministerio de Justicia de Nación, que apoya la iniciativa.

Espartanos

Espartanos es el nombre que un grupo de internos del Penal de San Martín, en la provincia de Buenos Aires, le impuso a su equipo de rugby. La historia comenzó en 2009 con Eduardo Oderigo, abogado penalista y exjugador de San Isidro Club, como impulsor.

Por su profesión, Oderigo trabajó en tribunales penales por más de 15 años. “Nos dedicábamos a meter gente presa, gente que secuestraba, o vendía drogas…”, contó en un informe realizado por alumnos de la Universidad Austral, en donde reveló también que “con el tiempo dejé de ejercer y ya no tuve trato con personas detenidas, hasta que un amigo que jugaba conmigo al rugby me dijo que quería conocer una cárcel. Ahí vinimos a conocerla y la verdad que vimos mucha tristeza, no fue lindo. Nos fuimos y yo me quedé pensando en todo eso, hasta que unos meses después, volviendo del trabajo, pasé, hablé con el director y le dije que quería enseñarles a jugar al rugby”.

Casi siete años después de iniciado el proyecto de los Espartanos, que tomaron su nombre de la película 300, participan unos 40 jugadores en el penal de San Martín, los que se reúnen a entrenar todos los martes a las nueve y media. Todos ellos son presos de la Unidad 48 del Servicio Penitenciario Bonaerense, en esa localidad. Allí transforman una humilde canchita de fútbol en lo que ellos llaman El Coliseo.

Además de jugar al rugby, varios de los espartanos van al colegio, estudian en la universidad, organizan talleres dentro de la cárcel. Aseguran que lo importante es mantener la mente ocupada porque las condiciones en prisión no son las mejores.

El sistema carcelario tiene unos 33 mil presos. En el país el índice de reincidencia alcanza, en general, al 44% de ellos; y es peor en Buenos Aires, en donde tiene picos del 65%. En el caso de los presos que han pasado por el “programa espartano”, unos 500 desde que comenzó, ese número se redujo a la mínima expresión: 1,5 %.

Se da, además, una curiosidad: hoy los entrenamientos están poblados por presos que purgan penas, pero también por jugadores URBA, como Santiago Cordero (Regatas) y Diego Liberato (Hindú Club), funcionarios judiciales y varios hombres que aun habiendo cumplido su condena siguen yendo a entrenar con el equipo, cada martes.

En diciembre de 2015 Jornada contó la historia de los Espartanos. Aquella vez el juez Alejandro David, involucrado en el proyecto, refirió que “el proyecto tiene una impronta religiosa importante. Se juntan a entrenar los martes en el penal, los miércoles se realizan charlas sobre temas diversos en el pabellón (que tienen que ver con los valores que cada uno fue incorporando, las necesidades y proyectos) y los viernes se reza el rosario” y se entusiasmó con la posibilidad de llegar a Chubut.

“A mi modo de ver, ustedes tienen condiciones ideales para desarrollarlo: clubes de rugby, una cárcel cerca, un sacerdote bastante accesible por lo que pude conversar con él, una comunidad tranquila y amable y empresas que podrían capacitar y brindar trabajo formal a aquellas personas que egresen del sistema penitenciario”, dijo. Y desde hoy esa idea comenzará a tomar forma.


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