#TecnologíaParaTodos ¿Es el fin de los mails?

Por Esteban Abel, especial para Jornada

21 OCT 2016 - 23:41 | Actualizado

Por Esteban Abel / @elflacoabel
consultora@eagroup.com.ar

A nivel personal el mail ha pasado a ser una herramienta olvidada. El chat y las redes sociales lo han superado. Rara vez alguien accede a su correo, a no ser que tenga que recibir la factura electrónica de algún servicio. El resto se comparte a través de las redes sociales y de los servicios de mensajería.
A nivel corporativo esto no ha sido posible porque en la mayoría de las empresas el acceso a estos servicios está vedado. El mail se sigue siendo usado, pero no es tan eficaz como en antaño. Muchos correos quedan sin leer, algunos van a la bandeja de spam y otros llegan con la mitad de la información o sin los escurridizos adjuntos.
Con la idea de solucionar este problema, siempre expectante de las conductas humanas, Facebook ha lanzado una plataforma social para empresas. Se llama Workplace, y lleva funcionando un año, a modo de prueba, bajo el nombre de Facebook at Work. Es una especie de versión profesional de la red social creada por Mark Zuckerberg que pretende poner en contacto a todos los empleados de una empresa u organización. Utiliza el mismo criterio de mantener conectados a amigos y familia, pero aplicado a compañeros de trabajo.
Aunque su lanzamiento es reciente, ya existen mas de 1.000 organizaciones en todo el mundo que utilizan Workplace, las cuales han creado unos 100.000 grupos de trabajo.
Sin embargo, tal como es de imaginar, Facebook no creo nada nuevo. Ya existía Slack, una herramienta de colaboración, entre equipos de trabajo, con cientos de ayudas para el día a día corporativo. Basada en canales, tiene una inmensa cantidad de funcionalidades, un robusto sistema de notificaciones configurables, un potente motor de búsqueda y cobra ocho dólares por usuario. La estrategia comercial de Facebook es cobrar menos. Los primeros mil usuarios (activos) pagarán sólo tres dólares mensuales cada uno, los siguientes 10.000 dos y para organizaciones con más de 10.000, la tarifa será de apenas un dólar. Es la primera vez que Facebook cobra por el uso de un servicio no publicitario.
Entre las ventajas con respecto a los competidores estará, además de su profundo conocimiento de las redes sociales, el hecho de contar con perfiles iguales a los ya conocidos de la versión original, eventos, vídeos, su mensajería y, sobre todo, llamadas de audio y videoconferencia.
Curiosamente nuestro gobierno fue uno de los más interesados en poder sumarse al experimento. Tanto Mauricio Macri como Sheryl Sandberg, la número dos de la red social, acordaron que Argentina, en un guiño y alarde de modernidad, sería el primer país y estamento oficial en confiar en esta plataforma su gestión diaria.
Su adopción fue polémica, aunque está claro que no es una decisión definitiva. Algunos consideran poco adecuado dejar en manos de una multinacional, información que puede resultar estratégica para un país o incluso confidencial.
Ya sea a través de Slack o Workplace, está claro que las empresas deberán migrar urgentemente a un sistema de interacción que se acerque más a lo que sus empleados usan en su vida privada. Más allá de las herramientas de integración con la nube existentes, sobre las que ya hemos comentado en este espacio, y de que la mayoría de las plataformas requieren de un mail para poder ser activadas, este no está siendo práctico para llevar adelante la comunicación corporativa.
Es seguro que el cambio ya está instalado. Lo que no sabemos es cómo será el proceso migratorio ni qué medidas se adoptarán para preservar la privacidad y evitar problemáticas modernas como el acoso digital.
Mientras tanto ya lo sabe, si tiene algo importante para proponer no lo haga por mail.
 

 
 

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21 OCT 2016 - 23:41

Por Esteban Abel / @elflacoabel
consultora@eagroup.com.ar

A nivel personal el mail ha pasado a ser una herramienta olvidada. El chat y las redes sociales lo han superado. Rara vez alguien accede a su correo, a no ser que tenga que recibir la factura electrónica de algún servicio. El resto se comparte a través de las redes sociales y de los servicios de mensajería.
A nivel corporativo esto no ha sido posible porque en la mayoría de las empresas el acceso a estos servicios está vedado. El mail se sigue siendo usado, pero no es tan eficaz como en antaño. Muchos correos quedan sin leer, algunos van a la bandeja de spam y otros llegan con la mitad de la información o sin los escurridizos adjuntos.
Con la idea de solucionar este problema, siempre expectante de las conductas humanas, Facebook ha lanzado una plataforma social para empresas. Se llama Workplace, y lleva funcionando un año, a modo de prueba, bajo el nombre de Facebook at Work. Es una especie de versión profesional de la red social creada por Mark Zuckerberg que pretende poner en contacto a todos los empleados de una empresa u organización. Utiliza el mismo criterio de mantener conectados a amigos y familia, pero aplicado a compañeros de trabajo.
Aunque su lanzamiento es reciente, ya existen mas de 1.000 organizaciones en todo el mundo que utilizan Workplace, las cuales han creado unos 100.000 grupos de trabajo.
Sin embargo, tal como es de imaginar, Facebook no creo nada nuevo. Ya existía Slack, una herramienta de colaboración, entre equipos de trabajo, con cientos de ayudas para el día a día corporativo. Basada en canales, tiene una inmensa cantidad de funcionalidades, un robusto sistema de notificaciones configurables, un potente motor de búsqueda y cobra ocho dólares por usuario. La estrategia comercial de Facebook es cobrar menos. Los primeros mil usuarios (activos) pagarán sólo tres dólares mensuales cada uno, los siguientes 10.000 dos y para organizaciones con más de 10.000, la tarifa será de apenas un dólar. Es la primera vez que Facebook cobra por el uso de un servicio no publicitario.
Entre las ventajas con respecto a los competidores estará, además de su profundo conocimiento de las redes sociales, el hecho de contar con perfiles iguales a los ya conocidos de la versión original, eventos, vídeos, su mensajería y, sobre todo, llamadas de audio y videoconferencia.
Curiosamente nuestro gobierno fue uno de los más interesados en poder sumarse al experimento. Tanto Mauricio Macri como Sheryl Sandberg, la número dos de la red social, acordaron que Argentina, en un guiño y alarde de modernidad, sería el primer país y estamento oficial en confiar en esta plataforma su gestión diaria.
Su adopción fue polémica, aunque está claro que no es una decisión definitiva. Algunos consideran poco adecuado dejar en manos de una multinacional, información que puede resultar estratégica para un país o incluso confidencial.
Ya sea a través de Slack o Workplace, está claro que las empresas deberán migrar urgentemente a un sistema de interacción que se acerque más a lo que sus empleados usan en su vida privada. Más allá de las herramientas de integración con la nube existentes, sobre las que ya hemos comentado en este espacio, y de que la mayoría de las plataformas requieren de un mail para poder ser activadas, este no está siendo práctico para llevar adelante la comunicación corporativa.
Es seguro que el cambio ya está instalado. Lo que no sabemos es cómo será el proceso migratorio ni qué medidas se adoptarán para preservar la privacidad y evitar problemáticas modernas como el acoso digital.
Mientras tanto ya lo sabe, si tiene algo importante para proponer no lo haga por mail.
 

 
 


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