En medio del auge de la ultraderecha los austríacos van a las urnas

La posibilidad de un primer presidente ultraderechista y xenófobo en la Unión Europea (UE) sobrevuela las elecciones presidenciales que el próximo domingo se celebrarán en Austria, tras anularse las de mayo pasado, en las que el ecologista liberal Alexander Van der Bellen se impuso por una mínima diferencia al candidato del Partido Liberal de Austria (FPO), Norbert Hofer.

01 DIC 2016 - 10:58 | Actualizado

Austria espera así cerrar un interminable proceso para elegir presidente, que se prolonga desde hace casi un año, con una de las votaciones más importantes de su historia, consideradas también como un nuevo test sobre el auge de los sectores más radicales de la derecha europea.

El 24 de abril pasado, Van der Bellen ganó las elecciones por apenas 31.000 votos (el 0,3% de un país de 8,5 millones de habitantes), pero el resultado fue impugnado en mayo por el FPO, que argumentó irregularidades formales, no manipulación, confirmadas por el Tribunal Constitucional.

Desde entonces, los triunfos del Brexit en el Reino Unido y de Donald Trump en Estados Unidos, posicionaron a las elecciones austríacas como un nuevo campo de batalla que permitirá evaluar el auge de los ultranacionalismos y sus planteos eurófobos y antiinmigrantes.

La última encuesta, publicada 3 días atrás, ubica a Van der Bellen como ajustado ganador con el 51% de los votos, pero es el candidato ultra el que ha dominado la mayoría de sondeos de los últimos meses, con ventajas de entre seis y tres puntos, señala la agencia de noticias EFE.

Hofer y su partido centran su discurso en el rechazo a la elite, en presentarse como los defensores de la gente de la calle y en poner "Austria y los austríacos primero", un mensaje que remite de inmediato al estilo del electo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y que en Austria caló en muchos votantes justo cuando el país recibió a casi 100.000 refugiados en 2015.

El rechazo al islam, la advertencia de que entre los solicitantes de asilo vienen terroristas y violadores y las críticas a una UE a la que acusan de imponerse sobre los Estados nacionales, son los pilares de un mensaje que Hofer, experto en comunicación política, transmite con voz suave y serenas sonrisas.

Hofer reforzó sus críticas al islam como algo "que no forma parte de los valores de Austria" con carteles electorales con el lema "Con la ayuda de Dios".

Van der Bellen, por su parte, es un intelectual de izquierdas de 72 años, antiguo líder del partido Los Verdes y declarado europeísta, al que apoyan los votantes urbanos, los académicos y, en general, todos los austríacos a los que asusta la idea de que su país sea el primero de la UE con un jefe de Estado ultranacionalista.

Tras ganar por la mínima las elecciones y consciente de que el voto rural y de las clases populares apoya masivamente a Hofer, Van der Bellen intensificó su campaña en el campo, donde asistió a fiestas populares, peregrinó a una conocida basílica y apoyó incluso que haya crucifijos en las escuelas públicas.

La recta final de la campaña estuvo salpicada de duros ataques del FPO hacia el candidato progresista.

Desde el sector que apoya a Van der Bellen, la principal advertencia que se hace es que, si llega a la Presidencia, Hofer convocaría un referéndum sobre la salida de Austria de la UE.

El candidato ultra matiza esa posibilidad diciendo que consultaría al pueblo si la UE avanza hacia un modelo más federal o amenaza lo que él entiende es la soberanía de los Estados miembros.

Es la primera vez en la historia de Austria que ninguno de los dos partidos que se reparten el poder desde hace 70 años, socialdemócratas y democristianos, tiene opciones de ocupar la Presidencia, en un síntoma más del hartazgo de gran parte de la población con esas dos formaciones, que gobiernan en gran coalición.

"Sería muy bueno que en Austria rompiéramos esta cosa de Brexit y Trump, que gane una persona proeuropea, por una Austria abierta al exterior, abierta al pluralismo de la sociedad que tenemos. Este es el gran simbolismo de estas elecciones", declaró la eurodiputada de Los Verdes y vicepresidenta del Parlamento Europeo, Ulrike Lunacek.

01 DIC 2016 - 10:58

Austria espera así cerrar un interminable proceso para elegir presidente, que se prolonga desde hace casi un año, con una de las votaciones más importantes de su historia, consideradas también como un nuevo test sobre el auge de los sectores más radicales de la derecha europea.

El 24 de abril pasado, Van der Bellen ganó las elecciones por apenas 31.000 votos (el 0,3% de un país de 8,5 millones de habitantes), pero el resultado fue impugnado en mayo por el FPO, que argumentó irregularidades formales, no manipulación, confirmadas por el Tribunal Constitucional.

Desde entonces, los triunfos del Brexit en el Reino Unido y de Donald Trump en Estados Unidos, posicionaron a las elecciones austríacas como un nuevo campo de batalla que permitirá evaluar el auge de los ultranacionalismos y sus planteos eurófobos y antiinmigrantes.

La última encuesta, publicada 3 días atrás, ubica a Van der Bellen como ajustado ganador con el 51% de los votos, pero es el candidato ultra el que ha dominado la mayoría de sondeos de los últimos meses, con ventajas de entre seis y tres puntos, señala la agencia de noticias EFE.

Hofer y su partido centran su discurso en el rechazo a la elite, en presentarse como los defensores de la gente de la calle y en poner "Austria y los austríacos primero", un mensaje que remite de inmediato al estilo del electo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y que en Austria caló en muchos votantes justo cuando el país recibió a casi 100.000 refugiados en 2015.

El rechazo al islam, la advertencia de que entre los solicitantes de asilo vienen terroristas y violadores y las críticas a una UE a la que acusan de imponerse sobre los Estados nacionales, son los pilares de un mensaje que Hofer, experto en comunicación política, transmite con voz suave y serenas sonrisas.

Hofer reforzó sus críticas al islam como algo "que no forma parte de los valores de Austria" con carteles electorales con el lema "Con la ayuda de Dios".

Van der Bellen, por su parte, es un intelectual de izquierdas de 72 años, antiguo líder del partido Los Verdes y declarado europeísta, al que apoyan los votantes urbanos, los académicos y, en general, todos los austríacos a los que asusta la idea de que su país sea el primero de la UE con un jefe de Estado ultranacionalista.

Tras ganar por la mínima las elecciones y consciente de que el voto rural y de las clases populares apoya masivamente a Hofer, Van der Bellen intensificó su campaña en el campo, donde asistió a fiestas populares, peregrinó a una conocida basílica y apoyó incluso que haya crucifijos en las escuelas públicas.

La recta final de la campaña estuvo salpicada de duros ataques del FPO hacia el candidato progresista.

Desde el sector que apoya a Van der Bellen, la principal advertencia que se hace es que, si llega a la Presidencia, Hofer convocaría un referéndum sobre la salida de Austria de la UE.

El candidato ultra matiza esa posibilidad diciendo que consultaría al pueblo si la UE avanza hacia un modelo más federal o amenaza lo que él entiende es la soberanía de los Estados miembros.

Es la primera vez en la historia de Austria que ninguno de los dos partidos que se reparten el poder desde hace 70 años, socialdemócratas y democristianos, tiene opciones de ocupar la Presidencia, en un síntoma más del hartazgo de gran parte de la población con esas dos formaciones, que gobiernan en gran coalición.

"Sería muy bueno que en Austria rompiéramos esta cosa de Brexit y Trump, que gane una persona proeuropea, por una Austria abierta al exterior, abierta al pluralismo de la sociedad que tenemos. Este es el gran simbolismo de estas elecciones", declaró la eurodiputada de Los Verdes y vicepresidenta del Parlamento Europeo, Ulrike Lunacek.


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