Sosa y Fonseca por dos, Acevedo y Biss fueron los autores de los tantos del ganador que marcó la real diferencia de lo que pasó en la cancha a partir de los últimos 25 minutos de juego donde dominó a voluntad.
Si bien Germinal fue el mejor en los dos tiempos, Defensores de la Ribera tuvo –al menos en la primera etapa una chance neta de gol en los pies de Michael Griffiths que López conjuró con su solvencia habitual. Después todo fue del verde capitalino. Las oportunidades de gol, la falta de eficacia a la hora de definir al principio y convertir a Ismael en una de las figuras del encuentro, al menos en esa primera mitad.
Lo del segundo tiempo fue otra historia. Un monólogo completo de los dirigidos por el binomio de apellidos compuestos como Bravo González y Pérez Álvarez. Siguiendo a este ritmo, los rawsenses tendrán certeza que van a festejar más de un título en las venideras temporadas futbolísticas zonales.
No obstante ello, el local debió esperar hasta casi los 20 para sentenciar la historia, al menos, desde el resultado cuando los goles a favor comenzaron a caer uno tras otro sin que el Canario supiera o pudiera reaccionar. Para colmo de males, se les lesionó rápido su mejor hombre como Michael Griffiths y el resto no gravitó como suponía Romero que lo iban a hacer, notándose una abismal diferencia física en varios de los pasajes del encuentro.
Fue tanta la distancia entre uno y otro en el último tramo del encuentro que Matías López fue un mero espectador y que todo el mundo en El Fortín esperaba el final, porque todo pareció estar definido casi desde el principio, aunque muchos no se habían dado cuenta.
Sosa y Fonseca por dos, Acevedo y Biss fueron los autores de los tantos del ganador que marcó la real diferencia de lo que pasó en la cancha a partir de los últimos 25 minutos de juego donde dominó a voluntad.
Si bien Germinal fue el mejor en los dos tiempos, Defensores de la Ribera tuvo –al menos en la primera etapa una chance neta de gol en los pies de Michael Griffiths que López conjuró con su solvencia habitual. Después todo fue del verde capitalino. Las oportunidades de gol, la falta de eficacia a la hora de definir al principio y convertir a Ismael en una de las figuras del encuentro, al menos en esa primera mitad.
Lo del segundo tiempo fue otra historia. Un monólogo completo de los dirigidos por el binomio de apellidos compuestos como Bravo González y Pérez Álvarez. Siguiendo a este ritmo, los rawsenses tendrán certeza que van a festejar más de un título en las venideras temporadas futbolísticas zonales.
No obstante ello, el local debió esperar hasta casi los 20 para sentenciar la historia, al menos, desde el resultado cuando los goles a favor comenzaron a caer uno tras otro sin que el Canario supiera o pudiera reaccionar. Para colmo de males, se les lesionó rápido su mejor hombre como Michael Griffiths y el resto no gravitó como suponía Romero que lo iban a hacer, notándose una abismal diferencia física en varios de los pasajes del encuentro.
Fue tanta la distancia entre uno y otro en el último tramo del encuentro que Matías López fue un mero espectador y que todo el mundo en El Fortín esperaba el final, porque todo pareció estar definido casi desde el principio, aunque muchos no se habían dado cuenta.