Caso Colihuinca: Fabián Moyano fue apartado y se hará cargo un fiscal que no será de Trelew

Lo confirmaron altas fuentes. Las críticas y los magros resultados en aras de dar con los asesinos, alentaron a que sea desplazado. Debió entregar el expediente, que será asignado a otro fiscal que no sea de la misma jurisdicción. Las fuentes admitieron que las fojas de la pesquisa “son un desastre”.

21 MAR 2017 - 21:23 | Actualizado

Altas fuentes judiciales le confirmaron a Jornada que el fiscal Fabián Moyano fue apartado del caso Rodrigo Colihuinca. Es el adolescente que apareció descuartizado en un baldío de Trelew el 15 de marzo de 2012.
A Moyano le llovieron críticas desde que se hizo cargo de la causa, que ya arrastraba controversias, originadas desde el día del hallazgo, cundo la entonces fiscal de turno,- actualmente jueza penal en Trelew, Mirta Moreno -se negó a ir a la escena del crimen, al considerar que la gravedad de lo sucedido no ameritaba su presencia allí.  La causa podría ser derivada a otra circunscripción que no sea la de Trelew, donde hay una jueza y dos fiscales denunciados por desmanejos en la causa.
Pruebas arruinadas, la escena del crimen contaminada y gran precariedad en el manejo de recursos para dar con el autor, originaron un conjunto de situaciones adversas para llegar a la verdad. A la par de ello, hubo duras denuncias en el Consejo de la Magistratura contra los fiscales que intervinieron.
Cinco años después, Moyano es apartado del caso. La familia Colihuinca insistió numerosas veces en pedidos de apartamiento pero nunca recibieron respuestas. Se quejaron en los últimos 4 años que el fiscal no los atendía y que ni siquiera los llamaba para comunicarles novedades. La última notificación que recibieron de Moyano,  daba cuenta del fracaso ante una gestión internacional que procuraba conseguir la clave del Facebook de Rodrigo, donde podría haber almacenada información precisa del asesino.
Las fuentes que confirmaron la expulsión del fiscal del caso, afirmaron que el expediente “es un desastre” y que él o la fiscal que vaya a asumir el rol de la investigación, deberá reordenarlo de cero y comenzar una pesquisa a cuentagotas. El caso está a punto de proscribir.
  Rodrigo Colihuinca salió de su casa la tarde del 15 de marzo. Doce horas después, apareció descuartizado, en el barrio Malvinas Argentinas de Trelew.  Varias versiones hubo en torno a lo ocurrido. Sospechas de tres sujetos, ningún imputado y mucho menos, ningún detenido. La investigación fue débil desde un primer momento.
Cerca de las tres de la tarde de aquel jueves, Rodrigo Colihuinca se despidió de su padre para dirigirse a realizar un trabajo práctico en la escuela donde estudiaba.
Él le dio un abrazo, lo palmeó deseándole suerte  y nunca más lo volvió a ver. En la Morgue Judicial, un policía le hizo reconocer un pantalón y restos de una remera que él mismo le había regalado.
Don Colihuinca debió irse de Trelew. Veía a su hijo en cada rincón. La sensación de impunidad y la tenebrosa idea de que los asesinos de Rodrigo caminaban por las mismas veredas de su barrio, lo condujeron a intentar una nueva vida. Actualmente vive en un pequeño pueblo de la meseta central, terruño de la familia Colihuinca. Cada tanto visita Trelew a sus abogados y se ilusiona con alguna novedad de la Fiscalía.
Aquel día, este diario observó los trabajos de Criminalística en el sitio. Lo hicieron hasta que hubo luz solar y luego dieron por finalizada su labor para continuar al día siguiente cerca de las 9.45. Este hecho fue cuestionado por los familiares de la víctima, porque no preservaron el lugar donde fue hallado sin vida el joven de 17 años. De manera que cualquier persona pudo haber ido y borrar huellas de zapatillas y rastros de ADN.
Los celulares

El 29 de noviembre del 2012, es decir ocho meses después, el celular del adolescente mutilado en marzo de ese año fue secuestrado por la Brigada de Investigaciones luego de un allanamiento. El aparato era buscado desde el mismo día del asesinato.
Ese cuerpo de investigación policial, secuestró el teléfono del adolescente luego de un allanamiento en una vivienda ubicada sobre la calle Gan Gan al 300 del barrio Abel Amaya, sector que era cotidianamente recorrido por Colihuinca y que se encuentra a 800 metros –en diagonal- del sitio donde fue hallado sin vida. Estos datos no constarían en el expediente que el o la nueva fiscal deberán afrontar.
Es importante destacar que, tras la confirmación de la ubicación del teléfono en cuestión, personal policial del mencionado cuerpo especializado vigiló la finca por más de siete días de manera sigilosa y en forma permanente y semiocultos, a la espera de las órdenes de allanamiento.
Tras los primeros secuestros, trabajó el equipo interdisciplinario de la Fiscalía y se pudo comprobar, fehacientemente que el aparato era el buscado. A su vez, se incautaron otros elementos que hacen a la causa como medicamentos que contenían sustancias que fueron halladas en el cuerpo de Rodrigo Colihuinca en el proceso de la autopsia. También fueron hallados material pornográfico y varios celulares más, y es en donde aparece uno de los elementos más sugestivos del caso.
Entre los ocho teléfonos móviles que se secuestraron (uno de ellos estaba escondido dentro de una CPU) y aparte del de Rodrigo Colihuinca, habían siete más. Los tres individuos a los que les allanaron su domicilio, sostuvieron que los teléfonos los habían adquirido en la feria ilegal de la calle Canal en Trelew.
Lo llamativo es que esos tres sospechosos jamás fueron indagados ni imputados por el fiscal Moyano, al menos como encubridores, al tener un elemento clave del caso, como fue el teléfono celular de Rodrigo. Hasta ayer, Moyano manejó el caso.#

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21 MAR 2017 - 21:23

Altas fuentes judiciales le confirmaron a Jornada que el fiscal Fabián Moyano fue apartado del caso Rodrigo Colihuinca. Es el adolescente que apareció descuartizado en un baldío de Trelew el 15 de marzo de 2012.
A Moyano le llovieron críticas desde que se hizo cargo de la causa, que ya arrastraba controversias, originadas desde el día del hallazgo, cundo la entonces fiscal de turno,- actualmente jueza penal en Trelew, Mirta Moreno -se negó a ir a la escena del crimen, al considerar que la gravedad de lo sucedido no ameritaba su presencia allí.  La causa podría ser derivada a otra circunscripción que no sea la de Trelew, donde hay una jueza y dos fiscales denunciados por desmanejos en la causa.
Pruebas arruinadas, la escena del crimen contaminada y gran precariedad en el manejo de recursos para dar con el autor, originaron un conjunto de situaciones adversas para llegar a la verdad. A la par de ello, hubo duras denuncias en el Consejo de la Magistratura contra los fiscales que intervinieron.
Cinco años después, Moyano es apartado del caso. La familia Colihuinca insistió numerosas veces en pedidos de apartamiento pero nunca recibieron respuestas. Se quejaron en los últimos 4 años que el fiscal no los atendía y que ni siquiera los llamaba para comunicarles novedades. La última notificación que recibieron de Moyano,  daba cuenta del fracaso ante una gestión internacional que procuraba conseguir la clave del Facebook de Rodrigo, donde podría haber almacenada información precisa del asesino.
Las fuentes que confirmaron la expulsión del fiscal del caso, afirmaron que el expediente “es un desastre” y que él o la fiscal que vaya a asumir el rol de la investigación, deberá reordenarlo de cero y comenzar una pesquisa a cuentagotas. El caso está a punto de proscribir.
  Rodrigo Colihuinca salió de su casa la tarde del 15 de marzo. Doce horas después, apareció descuartizado, en el barrio Malvinas Argentinas de Trelew.  Varias versiones hubo en torno a lo ocurrido. Sospechas de tres sujetos, ningún imputado y mucho menos, ningún detenido. La investigación fue débil desde un primer momento.
Cerca de las tres de la tarde de aquel jueves, Rodrigo Colihuinca se despidió de su padre para dirigirse a realizar un trabajo práctico en la escuela donde estudiaba.
Él le dio un abrazo, lo palmeó deseándole suerte  y nunca más lo volvió a ver. En la Morgue Judicial, un policía le hizo reconocer un pantalón y restos de una remera que él mismo le había regalado.
Don Colihuinca debió irse de Trelew. Veía a su hijo en cada rincón. La sensación de impunidad y la tenebrosa idea de que los asesinos de Rodrigo caminaban por las mismas veredas de su barrio, lo condujeron a intentar una nueva vida. Actualmente vive en un pequeño pueblo de la meseta central, terruño de la familia Colihuinca. Cada tanto visita Trelew a sus abogados y se ilusiona con alguna novedad de la Fiscalía.
Aquel día, este diario observó los trabajos de Criminalística en el sitio. Lo hicieron hasta que hubo luz solar y luego dieron por finalizada su labor para continuar al día siguiente cerca de las 9.45. Este hecho fue cuestionado por los familiares de la víctima, porque no preservaron el lugar donde fue hallado sin vida el joven de 17 años. De manera que cualquier persona pudo haber ido y borrar huellas de zapatillas y rastros de ADN.
Los celulares

El 29 de noviembre del 2012, es decir ocho meses después, el celular del adolescente mutilado en marzo de ese año fue secuestrado por la Brigada de Investigaciones luego de un allanamiento. El aparato era buscado desde el mismo día del asesinato.
Ese cuerpo de investigación policial, secuestró el teléfono del adolescente luego de un allanamiento en una vivienda ubicada sobre la calle Gan Gan al 300 del barrio Abel Amaya, sector que era cotidianamente recorrido por Colihuinca y que se encuentra a 800 metros –en diagonal- del sitio donde fue hallado sin vida. Estos datos no constarían en el expediente que el o la nueva fiscal deberán afrontar.
Es importante destacar que, tras la confirmación de la ubicación del teléfono en cuestión, personal policial del mencionado cuerpo especializado vigiló la finca por más de siete días de manera sigilosa y en forma permanente y semiocultos, a la espera de las órdenes de allanamiento.
Tras los primeros secuestros, trabajó el equipo interdisciplinario de la Fiscalía y se pudo comprobar, fehacientemente que el aparato era el buscado. A su vez, se incautaron otros elementos que hacen a la causa como medicamentos que contenían sustancias que fueron halladas en el cuerpo de Rodrigo Colihuinca en el proceso de la autopsia. También fueron hallados material pornográfico y varios celulares más, y es en donde aparece uno de los elementos más sugestivos del caso.
Entre los ocho teléfonos móviles que se secuestraron (uno de ellos estaba escondido dentro de una CPU) y aparte del de Rodrigo Colihuinca, habían siete más. Los tres individuos a los que les allanaron su domicilio, sostuvieron que los teléfonos los habían adquirido en la feria ilegal de la calle Canal en Trelew.
Lo llamativo es que esos tres sospechosos jamás fueron indagados ni imputados por el fiscal Moyano, al menos como encubridores, al tener un elemento clave del caso, como fue el teléfono celular de Rodrigo. Hasta ayer, Moyano manejó el caso.#


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