El tribunal integrado por Fernando Esteban, Carlos Alberto Roselló y el subrogante Fabricio Gershani Quesada, resolvió por unanimidad condenar al tío abusador, que no fue identifica y tiene 20 años, sin hacer lugar al pedido de la defensa de cambiar la imputación.
El debate se realizó a puertas cerradas por tratarse de un delito de instancia privada, en ámbitos de la Cámara Penal Nº 1, donde se contó el aberrante hecho ocurrido el 6 de septiembre de 2015 en la localidad de Icaño, departamento La Paz, a unos 80 kilómetros al este de la capital.
Según se estableció, el condenado compartía la vivienda en la que también estaba la niña de 11 años.
De acuerdo al debate, todo ocurrió el 6 de setiembre del 2015 cuando el joven, que en ese momento tenía 18 años, volvió alcoholizado de una salida a bailar y aprovechó la ausencia de los responsables de la pequeña para meterse a su cama, donde la sometió y abusó sexualmente.
El hecho fue descubierto posteriormente por la madre de la niña, quien no dudó en denunciar a su hermano y dar participación a la justicia de instrucción.
En representación del Ministerio Público, el fiscal Jorge Silva Molina solicitó en etapa de alegatos una pena de siete años de prisión por el delito de abuso sexual con acceso carnal, cuestión a la que adhirió la asesora de Menores.
Sin embargo, la defensora oficial Mercedes Gandía de Morcos fue por el cambio de calificación a abuso sexual gravemente ultrajante, una figura penal de menor gravedad, cuestión que fue descartada en el juicio.
El tribunal integrado por Fernando Esteban, Carlos Alberto Roselló y el subrogante Fabricio Gershani Quesada, resolvió por unanimidad condenar al tío abusador, que no fue identifica y tiene 20 años, sin hacer lugar al pedido de la defensa de cambiar la imputación.
El debate se realizó a puertas cerradas por tratarse de un delito de instancia privada, en ámbitos de la Cámara Penal Nº 1, donde se contó el aberrante hecho ocurrido el 6 de septiembre de 2015 en la localidad de Icaño, departamento La Paz, a unos 80 kilómetros al este de la capital.
Según se estableció, el condenado compartía la vivienda en la que también estaba la niña de 11 años.
De acuerdo al debate, todo ocurrió el 6 de setiembre del 2015 cuando el joven, que en ese momento tenía 18 años, volvió alcoholizado de una salida a bailar y aprovechó la ausencia de los responsables de la pequeña para meterse a su cama, donde la sometió y abusó sexualmente.
El hecho fue descubierto posteriormente por la madre de la niña, quien no dudó en denunciar a su hermano y dar participación a la justicia de instrucción.
En representación del Ministerio Público, el fiscal Jorge Silva Molina solicitó en etapa de alegatos una pena de siete años de prisión por el delito de abuso sexual con acceso carnal, cuestión a la que adhirió la asesora de Menores.
Sin embargo, la defensora oficial Mercedes Gandía de Morcos fue por el cambio de calificación a abuso sexual gravemente ultrajante, una figura penal de menor gravedad, cuestión que fue descartada en el juicio.