Reconvertir el peor dolor para ayudar a los demás

Mirta Vidal perdió a su hijo Gustavo Alfredo cuando tenía sólo 6 años. A partir de allí creó la fundación Padres Unidos Contra el Cáncer Infantil para ayudar y asesorar a pacientes y sus familias cuando afrontan estas situaciones.

Mirta Vidal fundó PULCCI en memoria de su hijo. Apoya la lucha de los padres contra el cáncer infantil.
24 ABR 2017 - 21:52 | Actualizado

Por Ismael Tebes

Desde la pérdida, un mensaje. Cambiar el dolor más profundo por un objetivo superador: evitar muertes previsibles, contener y ayudar a quienes transitan el que puede ser el peor momento de sus vidas. Mirta Vidal entendió su nuevo propósito. Tras la muerte de Gustavo Alfredo, su hijo de seis años, decidió tomar la bandera de la prevención. Y creó la fundación Padres Unidos Contra el Cáncer Infantil que ayuda y asesora a pacientes y sus familias; brinda información y demanda la llegada de profesionales que puedan atacar la enfermedad sin tener que viajar, achicando los tiempos. “A los seis años mi angelito jugando al fútbol se cayó, despertó un tumor que tenía dormido en la pierna. Científicamente todos lo tenemos y se despierta por distintas causas”.
“Cuando –contó Mirta- dobló su rodillita en la parte de la tibia, se golpeó con una pequeña piedra e inmediatamente comenzó una inflamación y se declaró un osteosarcoma o cáncer de huesos que es uno de los tumores más agresivos que hay dentro de la enfermedad”.
De ahí el tortuoso proceso, el cruce de diagnósticos equivocados que solamente dilataron el tratamiento e impidieron un proceso que pudo haberlo cambiado todo. “El pediatra que lo veía desde que nació era un gran profesional pero no entendía mucho sobre hematología oncológica infantil. Me dijo “fue solo un golpe, no hay fisura, le vamos a dar un antibiótico”. Pasaron las cuarenta y ocho horas, estaba peor. Por eso decidí llevarlo a un traumatólogo por temor a que existiera alguna fisura. Le hicieron una radiografía y lo derivaron urgente porque detectó una pequeña pelotita de grasa”.
A partir de la confirmación del osteosarcoma cancerígeno, el pequeño pasó por tres cirugías: la amputación de su pierna apenas llegado a Buenos Aires y quimioterapias. “Como la enfermedad siguió propagándose llegó a su pulmón, donde perdió una pequeña parte. Así llegó hasta el tercer tumor madre que “dispara” por cualquier parte del cuerpo. Cuando el mejor cirujano me dijo que me lo llevara porque no había más nada que hacer ya que el tumor era imposible extirparlo, me advirtieron que había que “dejarlo ir”. A esa frase no me la olvido nunca más”.
Durante todo ese proceso lento y doloroso, Mirta entendió que a las despedidas tristes, inesperadas se las puede canalizar en un propósito, el supremo que se le puede encomendar a una madre. “Cuando llegó el momento se lo entregué a Dios con todo mi dolor para que simplemente se durmiera sin sufrimiento. Mi ángel me pidió que lo abrazara; lo hice muy fuerte y nos dijimos cuánto nos amábamos. Respiró profundo y se fue. Prometí en ese momento que iba a seguir en esta lucha por todos los Gustavito Alfredo que hay en este mundo. Porque las promesas se cumplen y más las que se hacen a un hijo”.
Y la lucha siguió hasta multiplicarse, en muchas casos juntando firmas, a pulmón, sin avances pero siempre hacia adelante. Así nació PULCCI, un espacio contenedor, apolítico y afectivo en donde no se le tiene miedo a la palabra “cáncer” y en donde se asiste con los medios disponibles a quienes deben dejarlo todo pensando en la recuperación de sus hijos. Y en donde especialmente, se pide la incorporación de oncólogos y hematólogos pediátricos al actual sistema de salud local. “Esta es mi lucha desde años. Lo vengo haciendo a pulmón y recién este año el vicegobernador se comprometió a ayudarnos aunque más como persona que como funcionario y lo está haciendo. Se nos abrieron puertas”, agregó Vidal.
Padres Unidos Contra el Cáncer Infantil dispone de su propio sitio web para recibir donaciones y trabaja en un sector del Hospital Regional donde recibe consultas y asesora a las familias que se acercan. “Con mi experiencia, sin tener título de doctora o de enfermera, siento que me recibí en la universidad de la vida. Puedo comprender el dolor y encontrar las herramientas para ayudar como sea”.
Miedo al cáncer

“La palabra es mala. Un cáncer se desarrolla cuando una célula del cuerpo empieza a crecer de manera anormal dándole forma al tumor. Si no se trata rápidamente puede avanzar más rápido pero hay tipos de enfermedades como la leucemia que es el que más expectativa de vida tiene, agarrándolo en el momento justo y con un buen tratamiento. El cáncer asusta pero hay que conocerlo, saber los síntomas y detectar las señales que da el mismo cuerpo para detectarlo lo más rápido posible”.
Vidal destaca que no se han incrementado los casos de cáncer infantil en la ciudad y que sí existen muchos en tratamiento. “La última es Luanita que tiene dos años con leucemia ahora en el Garraham; los nenes están allá pero tienen que quedarse un año más porque después de las quimios necesitan un control y un monitoreo permanente. Como en Comodoro no tenemos hematólogos ni oncólogos infantiles, tienen que quedarse en Buenos Aires para una mayor seguridad. Ante un pico de fiebre urgentemente deben internarse de nuevo y acá no tenemos nada”. E insistió en la demanda de especialistas formando equipos de trabajo con pediatras de la ciudad en los hospitales públicos.#

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24 ABR 2017 - 21:52

Por Ismael Tebes

Desde la pérdida, un mensaje. Cambiar el dolor más profundo por un objetivo superador: evitar muertes previsibles, contener y ayudar a quienes transitan el que puede ser el peor momento de sus vidas. Mirta Vidal entendió su nuevo propósito. Tras la muerte de Gustavo Alfredo, su hijo de seis años, decidió tomar la bandera de la prevención. Y creó la fundación Padres Unidos Contra el Cáncer Infantil que ayuda y asesora a pacientes y sus familias; brinda información y demanda la llegada de profesionales que puedan atacar la enfermedad sin tener que viajar, achicando los tiempos. “A los seis años mi angelito jugando al fútbol se cayó, despertó un tumor que tenía dormido en la pierna. Científicamente todos lo tenemos y se despierta por distintas causas”.
“Cuando –contó Mirta- dobló su rodillita en la parte de la tibia, se golpeó con una pequeña piedra e inmediatamente comenzó una inflamación y se declaró un osteosarcoma o cáncer de huesos que es uno de los tumores más agresivos que hay dentro de la enfermedad”.
De ahí el tortuoso proceso, el cruce de diagnósticos equivocados que solamente dilataron el tratamiento e impidieron un proceso que pudo haberlo cambiado todo. “El pediatra que lo veía desde que nació era un gran profesional pero no entendía mucho sobre hematología oncológica infantil. Me dijo “fue solo un golpe, no hay fisura, le vamos a dar un antibiótico”. Pasaron las cuarenta y ocho horas, estaba peor. Por eso decidí llevarlo a un traumatólogo por temor a que existiera alguna fisura. Le hicieron una radiografía y lo derivaron urgente porque detectó una pequeña pelotita de grasa”.
A partir de la confirmación del osteosarcoma cancerígeno, el pequeño pasó por tres cirugías: la amputación de su pierna apenas llegado a Buenos Aires y quimioterapias. “Como la enfermedad siguió propagándose llegó a su pulmón, donde perdió una pequeña parte. Así llegó hasta el tercer tumor madre que “dispara” por cualquier parte del cuerpo. Cuando el mejor cirujano me dijo que me lo llevara porque no había más nada que hacer ya que el tumor era imposible extirparlo, me advirtieron que había que “dejarlo ir”. A esa frase no me la olvido nunca más”.
Durante todo ese proceso lento y doloroso, Mirta entendió que a las despedidas tristes, inesperadas se las puede canalizar en un propósito, el supremo que se le puede encomendar a una madre. “Cuando llegó el momento se lo entregué a Dios con todo mi dolor para que simplemente se durmiera sin sufrimiento. Mi ángel me pidió que lo abrazara; lo hice muy fuerte y nos dijimos cuánto nos amábamos. Respiró profundo y se fue. Prometí en ese momento que iba a seguir en esta lucha por todos los Gustavito Alfredo que hay en este mundo. Porque las promesas se cumplen y más las que se hacen a un hijo”.
Y la lucha siguió hasta multiplicarse, en muchas casos juntando firmas, a pulmón, sin avances pero siempre hacia adelante. Así nació PULCCI, un espacio contenedor, apolítico y afectivo en donde no se le tiene miedo a la palabra “cáncer” y en donde se asiste con los medios disponibles a quienes deben dejarlo todo pensando en la recuperación de sus hijos. Y en donde especialmente, se pide la incorporación de oncólogos y hematólogos pediátricos al actual sistema de salud local. “Esta es mi lucha desde años. Lo vengo haciendo a pulmón y recién este año el vicegobernador se comprometió a ayudarnos aunque más como persona que como funcionario y lo está haciendo. Se nos abrieron puertas”, agregó Vidal.
Padres Unidos Contra el Cáncer Infantil dispone de su propio sitio web para recibir donaciones y trabaja en un sector del Hospital Regional donde recibe consultas y asesora a las familias que se acercan. “Con mi experiencia, sin tener título de doctora o de enfermera, siento que me recibí en la universidad de la vida. Puedo comprender el dolor y encontrar las herramientas para ayudar como sea”.
Miedo al cáncer

“La palabra es mala. Un cáncer se desarrolla cuando una célula del cuerpo empieza a crecer de manera anormal dándole forma al tumor. Si no se trata rápidamente puede avanzar más rápido pero hay tipos de enfermedades como la leucemia que es el que más expectativa de vida tiene, agarrándolo en el momento justo y con un buen tratamiento. El cáncer asusta pero hay que conocerlo, saber los síntomas y detectar las señales que da el mismo cuerpo para detectarlo lo más rápido posible”.
Vidal destaca que no se han incrementado los casos de cáncer infantil en la ciudad y que sí existen muchos en tratamiento. “La última es Luanita que tiene dos años con leucemia ahora en el Garraham; los nenes están allá pero tienen que quedarse un año más porque después de las quimios necesitan un control y un monitoreo permanente. Como en Comodoro no tenemos hematólogos ni oncólogos infantiles, tienen que quedarse en Buenos Aires para una mayor seguridad. Ante un pico de fiebre urgentemente deben internarse de nuevo y acá no tenemos nada”. E insistió en la demanda de especialistas formando equipos de trabajo con pediatras de la ciudad en los hospitales públicos.#


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