Comodorense le donó el riñón a su amigo y se recuperan en Buenos Aires
Dos jóvenes amigos que viven en Comodoro Rivadavia se recuperan luego de que uno le donara un riñón al otro en una operación simultánea realizada en el hospital Alemán, que fue posible gracias a una rápida intervención de la justicia chubutense que acortó los plazos de un trámite que suele ser prolongado.
Ariel Díaz, de 39 años, recibió el riñón de su amigo Juan José Fazio, de 37, en una intervención que ayer tuvieron en simultáneo y mostraban hoy una evolución favorable, informaron fuentes médicas.
Díaz y Fazio viven en Comodoro Rivadavia, ciudad petrolera del sur chubutense, y se conocen desde la infancia, lo que tuvieron que probar ante el juzgado que intervino para acreditar que no se trató de una venta de órganos sino un gesto de solidaridad que el donante asumió tras compartirlo con su esposa y sus dos hijos, de 16 y 17 años.
“Estoy bien, recuperándome y sin ningún dolor y por lo que sé Ariel también está bien, porque el órgano no recibió ningún rechazo hasta ahora, pudo hacer la función urinaria porque orinó 10 litros y eso nos deja muy tranquilos” dijo Fazio a Télam desde el hospital Alemán, donde está internado.
La historia se conoció hoy, en coincidencia con el Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos, establecida en 1997 por el Incucai para recordar el nacimiento del hijo de la primera paciente que dio a luz después de haber recibido un trasplante hepático en un hospital público de Argentina.
“La diferencia entre un donante cadavérico y nuestro caso es que en el primero lo maneja el Incucai (Instituto Nacional de Ablación e Implante) y en el mío es una decisión personal, que debí probar ante el juez para demostrar que no existe venta de órganos o algún otro factor que no sea mi voluntad”, explicó Fazio.
El donante recordó que en general son causas que llevan varios meses de espera hasta que se resuelva pero atendiendo la urgencia y a que su amigo estaba en la lista de espera en una fase complicada resolvió en apenas 10 días habilitar la intervención.
Para ello "debimos aportar fotografías de la infancia, testigos de ambos lados, en fin, todo lo necesario para mostrar que nos conocemos de toda la vida y que es una decisión personal que se da en el marco de una amistad plena”, resumió.
"Lo charlé con mi familia y todos fuimos despejando los temores lógicos de la intervención, aunque debo reconocer que no se me pasó jamás por la cabeza arrepentirme de la decisión tomada -afirmó- para lo cual tenía tiempo incluso hasta el último día".
El más difícil de convencer, dijo, fue su amigo: "Juanjo no quería saber nada hasta que le dije que se deje de embromar, porque su estado se iba deteriorando cada vez más y podría ser irreversible".
El gesto fue valorado por Eliana Muñoz, quien recibió un trasplante de hígado e integra la organización social “Esperanza y Vida” de Comodoro Rivadavia, que milita para concientizar a la población sobre la necesidad de dar órganos”.
Con el trasplante hepático "mi vida cambió y se prolongó, por eso tengo un compromiso de por vida con esta causa y estoy muy feliz por lo que pasó con Ariel y Juanjo, porque permite despejar dudas y nos llena de esperanza”, valoró Muñoz.
Ariel Díaz, de 39 años, recibió el riñón de su amigo Juan José Fazio, de 37, en una intervención que ayer tuvieron en simultáneo y mostraban hoy una evolución favorable, informaron fuentes médicas.
Díaz y Fazio viven en Comodoro Rivadavia, ciudad petrolera del sur chubutense, y se conocen desde la infancia, lo que tuvieron que probar ante el juzgado que intervino para acreditar que no se trató de una venta de órganos sino un gesto de solidaridad que el donante asumió tras compartirlo con su esposa y sus dos hijos, de 16 y 17 años.
“Estoy bien, recuperándome y sin ningún dolor y por lo que sé Ariel también está bien, porque el órgano no recibió ningún rechazo hasta ahora, pudo hacer la función urinaria porque orinó 10 litros y eso nos deja muy tranquilos” dijo Fazio a Télam desde el hospital Alemán, donde está internado.
La historia se conoció hoy, en coincidencia con el Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos, establecida en 1997 por el Incucai para recordar el nacimiento del hijo de la primera paciente que dio a luz después de haber recibido un trasplante hepático en un hospital público de Argentina.
“La diferencia entre un donante cadavérico y nuestro caso es que en el primero lo maneja el Incucai (Instituto Nacional de Ablación e Implante) y en el mío es una decisión personal, que debí probar ante el juez para demostrar que no existe venta de órganos o algún otro factor que no sea mi voluntad”, explicó Fazio.
El donante recordó que en general son causas que llevan varios meses de espera hasta que se resuelva pero atendiendo la urgencia y a que su amigo estaba en la lista de espera en una fase complicada resolvió en apenas 10 días habilitar la intervención.
Para ello "debimos aportar fotografías de la infancia, testigos de ambos lados, en fin, todo lo necesario para mostrar que nos conocemos de toda la vida y que es una decisión personal que se da en el marco de una amistad plena”, resumió.
"Lo charlé con mi familia y todos fuimos despejando los temores lógicos de la intervención, aunque debo reconocer que no se me pasó jamás por la cabeza arrepentirme de la decisión tomada -afirmó- para lo cual tenía tiempo incluso hasta el último día".
El más difícil de convencer, dijo, fue su amigo: "Juanjo no quería saber nada hasta que le dije que se deje de embromar, porque su estado se iba deteriorando cada vez más y podría ser irreversible".
El gesto fue valorado por Eliana Muñoz, quien recibió un trasplante de hígado e integra la organización social “Esperanza y Vida” de Comodoro Rivadavia, que milita para concientizar a la población sobre la necesidad de dar órganos”.
Con el trasplante hepático "mi vida cambió y se prolongó, por eso tengo un compromiso de por vida con esta causa y estoy muy feliz por lo que pasó con Ariel y Juanjo, porque permite despejar dudas y nos llena de esperanza”, valoró Muñoz.