Martín Villagrán está listo para soñar

Hombre del riñón de Gimnasia, será el décimo entrenador en la historia del club. “Soy un obsesivo del básquet”, se autodefine. Será el debut absoluto para este comodorense de 35 años que fue jugador, monitor, entrenador de mini, infantiles, formativas y asistente en las últimas temporadas.

22 JUN 2017 - 20:35 | Actualizado

Leonardo Martín Villagra, a los 35 años, repite un proceso que en el club Gimnasia y Esgrima no es nuevo: darle rodaje a un entrenador debutante, mucho más si se trata de un hombre del club, nutrido por el conocimiento de los que fueron dejando la posta. Otro caso de jugador de mini a entrenador jefe. Bien del riñón. Un obsesivo-detallista digno de diván que se reporta siempre listo.

“Creo haber invertido mucho en mí. Alguna vez siendo entrenador de formativas Fernando Duró me vió anotar todo en la tribuna hasta que un día me hizo bajar a cancha para proponerme que alcance la pelota. “No vas a ganar un peso pero quiero que estés a la par nuestra, sábados y domingos. El día que faltes, no vengas más”. Yo lo cumplí a rajatabla. Cuando se fue quedó Nico (Casalánguida) que me hizo exactamente lo mismo. Hice cuatro años y medio ad honorem pero que fueron una inversión y hoy lo veo reflejado”, graficó Villagrán resumiendo los porqué de su elección sin muchas vueltas.

“Le tengo que agradecer a muchos entrenadores con los cuales tuve la suerte de trabajar empezando por “Beto” Martínez, Eduardo Opezzo, José Pestuggia, Fernando Duró, Casalánguida, Marcelo Richotti, Volcan Sánchez y en éste último tiempo, el que más me marcó ni hablar fue Gonzalo García”.

A los 8 años comenzó a jugar al básquet en Domingo Savio; después en el proyecto de la Escuela 32 para volver a Savio. Desde los once años llegó a Gimnasia para jugar en todas las categorías, incluyendo la Primera local –fue capitán- e inclusive la recordada Liga Patagónica. Le faltó debutar en LNB pese a haber entrenado con el plantel profesional. Subió cada uno de los escalones desde monitor, entrenador de mini e infantiles, asistente de estadística y asistente de Liga. También en el 2.009 se recibió como profesor de Educación Física con las ideas bien claras.

“La verdad, lo tomo con una responsabilidad enorme. Sumamente agradecido a la institución por volver a confiar en mí. Estoy desde los once años en el club y no me fuí nunca. Viví desde el minibasquet hasta ahora y comandar el equipo principal es un orgullo. Si lo esperaba?. Obviamente uno trabaja para esto pero no me volvía loco. Gracias a Dios esto llegó de la mejor manera porque crecimos todos dentro de un equipo de trabajo”, dijo Villagrán quien tendrá contrato por una temporada más una opcional.

“Me identifico mucho –destacó el flamante entrenador- con el juego que plasmó Gonzalo en los últimos cuatro años. Que el equipo se pase la bola permite que haya una dinámica de grupo y que cada integrante del equipo se sienta importante. No cargar el juego en una individualidad hace que la pelota fluya y todos tengan una participación importante”. En veintisiete años de presencia, Gimnasia apuesta a los procesos largos y los ejemplos están a la vista: Tolcachier, Duró, Casalánguida y García ratifican el valor de los proyectos a largo plazo como la mejor estrategia para alcanzar el objetivo.

“Sé que alguna vez las cosas pueden no salir. Yo no miro ni un poquito al futuro más que por ésta temporada. Mi cabeza tiene en mente, la conformación del equipo y cómo vamos a trabajar la pretemporada. Nunca miré mucho más allá. Sería un error de mi parte, tengo los pies sobre la tierra y me gusta estar tranquilo. En esto mandan los resultados y espero que nos acompañen para estar muchos años en el club”.

Ya hay nombres en danza, ofertas y esperas, una idea que requiere de las piezas correctas; la idea de dos extranjeros sólidos para evitar recambios y un equipo solidario, sin una figura excluyente. “Soy un obsesivo. Me encanta el detalle, soy un apasionado del básquet y estudiar el deporte. Esa es la clave para que a uno le pueda ir bien. Después dependerá de los resultados pero mi cabeza siempre está en positivo. Le dedico muchas horas del día. Miro todo, veo y respiro básquet. Se me hace fácil porque es para mí una pasión”. Tal es la identidad “mensana” que tiene Martín Villagrán que la sola mención de un posible campeonato, le termina erizando la piel. “Sería un sueño”. Sí, hay entrenador. Y es orgullosamente de la casa.

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22 JUN 2017 - 20:35

Leonardo Martín Villagra, a los 35 años, repite un proceso que en el club Gimnasia y Esgrima no es nuevo: darle rodaje a un entrenador debutante, mucho más si se trata de un hombre del club, nutrido por el conocimiento de los que fueron dejando la posta. Otro caso de jugador de mini a entrenador jefe. Bien del riñón. Un obsesivo-detallista digno de diván que se reporta siempre listo.

“Creo haber invertido mucho en mí. Alguna vez siendo entrenador de formativas Fernando Duró me vió anotar todo en la tribuna hasta que un día me hizo bajar a cancha para proponerme que alcance la pelota. “No vas a ganar un peso pero quiero que estés a la par nuestra, sábados y domingos. El día que faltes, no vengas más”. Yo lo cumplí a rajatabla. Cuando se fue quedó Nico (Casalánguida) que me hizo exactamente lo mismo. Hice cuatro años y medio ad honorem pero que fueron una inversión y hoy lo veo reflejado”, graficó Villagrán resumiendo los porqué de su elección sin muchas vueltas.

“Le tengo que agradecer a muchos entrenadores con los cuales tuve la suerte de trabajar empezando por “Beto” Martínez, Eduardo Opezzo, José Pestuggia, Fernando Duró, Casalánguida, Marcelo Richotti, Volcan Sánchez y en éste último tiempo, el que más me marcó ni hablar fue Gonzalo García”.

A los 8 años comenzó a jugar al básquet en Domingo Savio; después en el proyecto de la Escuela 32 para volver a Savio. Desde los once años llegó a Gimnasia para jugar en todas las categorías, incluyendo la Primera local –fue capitán- e inclusive la recordada Liga Patagónica. Le faltó debutar en LNB pese a haber entrenado con el plantel profesional. Subió cada uno de los escalones desde monitor, entrenador de mini e infantiles, asistente de estadística y asistente de Liga. También en el 2.009 se recibió como profesor de Educación Física con las ideas bien claras.

“La verdad, lo tomo con una responsabilidad enorme. Sumamente agradecido a la institución por volver a confiar en mí. Estoy desde los once años en el club y no me fuí nunca. Viví desde el minibasquet hasta ahora y comandar el equipo principal es un orgullo. Si lo esperaba?. Obviamente uno trabaja para esto pero no me volvía loco. Gracias a Dios esto llegó de la mejor manera porque crecimos todos dentro de un equipo de trabajo”, dijo Villagrán quien tendrá contrato por una temporada más una opcional.

“Me identifico mucho –destacó el flamante entrenador- con el juego que plasmó Gonzalo en los últimos cuatro años. Que el equipo se pase la bola permite que haya una dinámica de grupo y que cada integrante del equipo se sienta importante. No cargar el juego en una individualidad hace que la pelota fluya y todos tengan una participación importante”. En veintisiete años de presencia, Gimnasia apuesta a los procesos largos y los ejemplos están a la vista: Tolcachier, Duró, Casalánguida y García ratifican el valor de los proyectos a largo plazo como la mejor estrategia para alcanzar el objetivo.

“Sé que alguna vez las cosas pueden no salir. Yo no miro ni un poquito al futuro más que por ésta temporada. Mi cabeza tiene en mente, la conformación del equipo y cómo vamos a trabajar la pretemporada. Nunca miré mucho más allá. Sería un error de mi parte, tengo los pies sobre la tierra y me gusta estar tranquilo. En esto mandan los resultados y espero que nos acompañen para estar muchos años en el club”.

Ya hay nombres en danza, ofertas y esperas, una idea que requiere de las piezas correctas; la idea de dos extranjeros sólidos para evitar recambios y un equipo solidario, sin una figura excluyente. “Soy un obsesivo. Me encanta el detalle, soy un apasionado del básquet y estudiar el deporte. Esa es la clave para que a uno le pueda ir bien. Después dependerá de los resultados pero mi cabeza siempre está en positivo. Le dedico muchas horas del día. Miro todo, veo y respiro básquet. Se me hace fácil porque es para mí una pasión”. Tal es la identidad “mensana” que tiene Martín Villagrán que la sola mención de un posible campeonato, le termina erizando la piel. “Sería un sueño”. Sí, hay entrenador. Y es orgullosamente de la casa.


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