El Parlamento Europeo analiza posible acuerdo con el Mercosur

El Parlamento Europeo analizará el próximo jueves en Bruselas los avances en las tratativas para firmar el acuerdo de libre comercio que la región negocia con el Mercosur y que aún presenta reparos de algunos bloques, en particular ante el impacto sobre distintas producciones agropecuarias.

10 JUL 2017 - 10:14 | Actualizado


Esas resistencias encuentran su posición más extrema en posicionamientos como el de la eurodiputada Sophie Montel, del ultraderechista partido Frente Nacional de Francia, que directamente pidió a la Comisión (el órgano ejecutivo) “que renuncie a toda negociación con Mercosur destinada a firmar un acuerdo de libre comercio”.

“Las exportaciones de los países del Mercosur -argumentó Montel- se componen, en un 43%, por productos agrícolas, y las explotaciones agrícolas francesas ya debilitadas por las políticas europeas van a verse muy perjudicadas por este nuevo tratado”, ya que “nuestros agricultores no podrán competir decentemente con los países de América Latina”.

Frente a esos temores, el irlandés Phil Hogan (comisario de Agricultura y Desarrollo Rural) admitió que en algunos sectores agrícolas europeos “se pueden producir efectos adversos”, aunque otros, dijo, serán beneficiados. 

Un caso particular, señaló Hogan, es el del sector cárnico, que “debe ser considerado como sensible en el contexto de las negociaciones UE-Mercosur”.

En otras palabras, precisó, “el sector de la carne no puede ser totalmente liberalizado y las concesiones deben estar sujeta a un límite cuantitativo apropiado”.

La sensibilización sobre este rubro se justifica, ante “el fraude descubierto en una serie de establecimientos de transformación de carne de Brasil” durante marzo pasado.

La operación «Carne Fraca», una investigación de dos años iniciada por la policía federal brasileña, reveló irregularidades de dos de las mayores empresas transformadoras de carne del país (JBS y BRF) en siete Estados que son grandes productores de bovinos.

Esa investigación, según diversos europarlamentarios, despertó “una enorme preocupación, al revelar la gravedad del fraude y la corrupción en el sector, que introduce en la cadena alimentaria productos potencialmente peligrosos y fraudulentos, con los consiguientes riesgos para los consumidores europeos”.

El Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela) es uno de los mayores productores globales de granos y ganado, sectores protegidos por la UE.

Al margen del renglón agropecuario, la próxima ronda de negociaciones entre ambos bloques, este mismo mes en Bruselas, está precedida de importantes logros relacionados con las tres partes del futuro acuerdo: el aspecto comercial, el diálogo político y la cooperación bi-regional en áreas como la promoción de la democracia y los derechos humanos, la lucha contra la pobreza y el tráfico de drogas, la investigación científica y el desarrollo sostenible.

“Existe consenso entre los negociadores sobre el hecho de que este acuerdo debe ser integral, equilibrado y mutuamente beneficioso, con la perspectiva de generar mejores posibilidades de crecimiento y empleo en ambos lados del Atlántico”, señala la documentación oficial.

En el frente comercial ya se discutieron los textos sobre todas las áreas, lo cual abarca las medidas sanitarias y fitosanitarias, la facilitación del comercio, los servicios, los derechos de propiedad intelectual, la contratación pública y el comercio y el desarrollo sostenible.

El optimismo entre los funcionarios de ambos bloques se sustenta en que ya se acordaron textos de negociación común en cada grupo, incluido el capítulo sobre política de competencia, que ya está “completamente acordado”, como se había dispuesto en febrero pasado.

Los negociadores en jefe muestran además como un avance las reuniones con representantes de la sociedad civil para debatir las expectativas y oportunidades que el futuro acuerdo ofrecerá en materia de desarrollo social, empleo, comercio e inversión.

Las negociaciones comerciales entre la UE y el Mercosur fueron "relanzadas" el año pasado, 16 años después de que empezaran formalmente como consecuencia de un acuerdo política suscrito a mediados de los años '90.

Una de las mayores trabas es la reticencia europea a reducir los subsidios agrícolas, asunto que está en veremos en la ronda de Doha lanzada en 2001 por la Organización Mundial del Comercio (OMC).

"Va a pasar lo mismo que con el acuerdo que firmó la UE con Japón: se cerrará el marco político y luego se seguirá trabajando en los aspectos técnicos, en letra pequeña, y se espera su aprobación durante este mandato del Parlamento Europeo, que culmina en mayo de 2019", aseguró el eurodiputado socialista español Javi López al ser consultado por Télam, el viernes pasado en Madrid.

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10 JUL 2017 - 10:14


Esas resistencias encuentran su posición más extrema en posicionamientos como el de la eurodiputada Sophie Montel, del ultraderechista partido Frente Nacional de Francia, que directamente pidió a la Comisión (el órgano ejecutivo) “que renuncie a toda negociación con Mercosur destinada a firmar un acuerdo de libre comercio”.

“Las exportaciones de los países del Mercosur -argumentó Montel- se componen, en un 43%, por productos agrícolas, y las explotaciones agrícolas francesas ya debilitadas por las políticas europeas van a verse muy perjudicadas por este nuevo tratado”, ya que “nuestros agricultores no podrán competir decentemente con los países de América Latina”.

Frente a esos temores, el irlandés Phil Hogan (comisario de Agricultura y Desarrollo Rural) admitió que en algunos sectores agrícolas europeos “se pueden producir efectos adversos”, aunque otros, dijo, serán beneficiados. 

Un caso particular, señaló Hogan, es el del sector cárnico, que “debe ser considerado como sensible en el contexto de las negociaciones UE-Mercosur”.

En otras palabras, precisó, “el sector de la carne no puede ser totalmente liberalizado y las concesiones deben estar sujeta a un límite cuantitativo apropiado”.

La sensibilización sobre este rubro se justifica, ante “el fraude descubierto en una serie de establecimientos de transformación de carne de Brasil” durante marzo pasado.

La operación «Carne Fraca», una investigación de dos años iniciada por la policía federal brasileña, reveló irregularidades de dos de las mayores empresas transformadoras de carne del país (JBS y BRF) en siete Estados que son grandes productores de bovinos.

Esa investigación, según diversos europarlamentarios, despertó “una enorme preocupación, al revelar la gravedad del fraude y la corrupción en el sector, que introduce en la cadena alimentaria productos potencialmente peligrosos y fraudulentos, con los consiguientes riesgos para los consumidores europeos”.

El Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela) es uno de los mayores productores globales de granos y ganado, sectores protegidos por la UE.

Al margen del renglón agropecuario, la próxima ronda de negociaciones entre ambos bloques, este mismo mes en Bruselas, está precedida de importantes logros relacionados con las tres partes del futuro acuerdo: el aspecto comercial, el diálogo político y la cooperación bi-regional en áreas como la promoción de la democracia y los derechos humanos, la lucha contra la pobreza y el tráfico de drogas, la investigación científica y el desarrollo sostenible.

“Existe consenso entre los negociadores sobre el hecho de que este acuerdo debe ser integral, equilibrado y mutuamente beneficioso, con la perspectiva de generar mejores posibilidades de crecimiento y empleo en ambos lados del Atlántico”, señala la documentación oficial.

En el frente comercial ya se discutieron los textos sobre todas las áreas, lo cual abarca las medidas sanitarias y fitosanitarias, la facilitación del comercio, los servicios, los derechos de propiedad intelectual, la contratación pública y el comercio y el desarrollo sostenible.

El optimismo entre los funcionarios de ambos bloques se sustenta en que ya se acordaron textos de negociación común en cada grupo, incluido el capítulo sobre política de competencia, que ya está “completamente acordado”, como se había dispuesto en febrero pasado.

Los negociadores en jefe muestran además como un avance las reuniones con representantes de la sociedad civil para debatir las expectativas y oportunidades que el futuro acuerdo ofrecerá en materia de desarrollo social, empleo, comercio e inversión.

Las negociaciones comerciales entre la UE y el Mercosur fueron "relanzadas" el año pasado, 16 años después de que empezaran formalmente como consecuencia de un acuerdo política suscrito a mediados de los años '90.

Una de las mayores trabas es la reticencia europea a reducir los subsidios agrícolas, asunto que está en veremos en la ronda de Doha lanzada en 2001 por la Organización Mundial del Comercio (OMC).

"Va a pasar lo mismo que con el acuerdo que firmó la UE con Japón: se cerrará el marco político y luego se seguirá trabajando en los aspectos técnicos, en letra pequeña, y se espera su aprobación durante este mandato del Parlamento Europeo, que culmina en mayo de 2019", aseguró el eurodiputado socialista español Javi López al ser consultado por Télam, el viernes pasado en Madrid.


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