Argumentación, Filosofía, Derecho Penal y Garantismo

Opinión / Los supuestos básicos por Daniela Patricia Almirón.

22 JUL 2017 - 19:42 | Actualizado

Más de cien mentiras, más de cien motivos, para no cortarse de un tajo las venas… Se oía mientras me acercaba a la cafetería. El mate al levantarse es innegociable, aunque a las 10 ya quiero un cortadito. A eso me disponía y aunque así no hubiese sido, escucharlo a Sabina en medio del campus de la Universidad de León valía para tomarse uno, dos o los cortaditos que fuesen antes de la jornada de estudio. O una nube como me dijo un rubio del otro lado de la barra. Es la cafetería universitaria Dani&Jose que me acompañaría durante toda la semana.

León, junto con la ciudad de Ponferrada, se encuentra ubicada en el centro del cuadrante noroeste de la península ibérica. Las dos ciudades forman parte del eje cultural del camino de Santiago. Es una bella ciudad, con una rica historia. Un casco antiguo medieval precioso. Se destaca su Catedral, la Iglesia de San Isidoro, Casa Botines diseñada por Gaudí, la plaza Mayor y la calle Ancha.

La historia de la Universidad, hasta convertirse en tal, transitó un camino desde el año 1843 hasta el año 1979. En ese período, que comenzó con la creación de la Escuela Normal de Maestros, que luego se convertiría en Facultad de Educación, luego la de Veterinaria, la Escuela de Comercio. Las Facultades que fueron naciendo dependían de la Universidad de Oviedo. Hasta que finalmente se convirtió en Universidad, con dos campus, uno en León y otro en Ponferrada.

Allí y cobijados por la Facultad de Derecho y su amplio salón auditorio, se desarrollaron durante una semana dos Seminarios, cuyo contenido abarcó la Argumentación Jurídica, Filosofía del Derecho, Filosofía del Derecho Penal y Garantismo.

El Seminario de Argumentación y Filosofía del Derecho, anfitrionado por los Profesores Juan Antonio García Amado y Amós Grajales, producto de una organización conjunta entre la las Universidades de León y San Isidro y el Colegio de Magistrados y Funcionarios de San Isidro también. Luego, como parte de las actividades de verano de la universidad con amplia participación de estudiantes de grado y posgrado, se desenvolvió el seminario de Filosofía del Derecho Penal y Garantismo.

Tener en un mismo lugar a estudiosos de la Filosofía del Derecho de Argentina, España y referentes de Italia, México y Brasil, destacados y valiosos, no es algo habitual. Así fue posible escuchar y apreciar en la palabra, la opinión, el debate a Juan Antonio García Amado, Luigi Ferrajoli, Manuel Atienza, Rafael Hernández Marín, Antonio Trapani, Jordi Ferrer, Amós Grajales, Guillermo Peñalva. Cada uno con pertenencias universitarias, Alicante, Murcia, Roma, La Plata en Argentina.

Estudiar Filosofía e Introducción al Derecho en el primer año de la Carrera de Abogacía puede ser algo aterrador y agotador. El universo de la filosofía y el pensamiento es tan amplio para una mente tan joven e inexperta de la vida, que los hace comprensibles con dificultad. La comprensión cabal se va macerando con el tiempo.

Usted puede preguntarse, quizás, para qué analizar el derecho desde un punto de vista filosófico. La realidad es que todo el mundo jurídico y no jurídico está atravesado por el pensamiento reflexivo de la filosofía. El mundo jurídico está impregnado de la argumentación y ésta a su vez de la filosofía.

Los planteos y argumentos jurídicos tienen una consecuencia concreta, provocan cambios por su contundencia e impacto. Contienen un pensamiento y una postura filosófica que trasciende, sienta precedentes y genera otras reflexiones. Pone en crisis lo ya establecido y abre el camino para las modificaciones jurídicas.

Entre los renombrados expositores, cercanos para la consulta y el debate, se distinguían las corrientes que los separan, no que los confronta sino que los insta al debate de ideas con una altura y respeto admirable. Tanto que hasta se permiten el humor y chascarrillo oportuno por esto de conocerse. Por sus textos se estudia en universidades de todas las latitudes, incluida Argentina.

Iusnaturalismo, Positivismo, Iuspositivismo distinguen el pensamiento de los analistas de la argumentación y la filosofía del derecho. Este pensamiento se devela en las leyes que dictan los poderes legislativos en cada Estado. Las normas precisan con qué herramientas el Poder Judicial aplica el derecho, y con cuáles herramientas también el Poder Ejecutivo ejerce su facultad administradora.

Define a una sociedad, a una República, y brinda un marco de seguridad en el accionar de cada poder.

La Argumentación jurídica, el sostener los dichos no sólo de un juez sino de aquellos operadores jurídicos que brindan respuesta, por escrito u oralmente, es una ciencia en sí misma.

La Filosofía del Derecho Penal y el Garantismo son puestos en debate hoy en el mundo jurídico en el planeta. El garantismo, además, traducido erróneamente este último a la reducción de las penas, cuando tal como lo plantea Luigi Ferrajoli contiene un paradigma aplicable a todos los derechos fundamentales.

Dos momentos en particular fueron emocionantes para mí como argentina. Uno en tanto a la argumentación como motivación de una posición jurídica con efectos definitorios, y se expusiera como ejemplo demoledor el alegato del fiscal Julio César Strassera en el juicio a las Juntas Militares en el año 1985 como ejemplo impecable de argumentación.

El otro momento fue escuchar al profesor Manuel Atienza contar cómo el tema de su tesis doctoral lo constituyó el estudio de los filósofos argentinos como Nino y Alchouron, acerca del razonamiento judicial. En la década del ´70 los juristas argentinos eran referencia para el mundo y lo eran para él.

El debate sobre la ética, la moral, lo justo, la motivación del juez en sus sentencias, los argumentos de la defensa y de la acusación fiscal no son estancos. La justicia y el derecho. Lo justo para quién, cuándo y cómo.

El mundo pareciera un lugar hostil por momentos. Desde cada pequeña comunidad y sistema en el que cada persona desarrolla sus actividades. Desde aquellos que parecen “pequeños” problemas, o los que se sienten y son “grandes” problemas. La organización en comunidad entre otras cosas -estoy simplificando- requiere de ese mínimo de organización que brinda alternativas de gestión de los conflictos. De eso se trata, en definitiva. En cada sistema y subsistema de la sociedad se desarrollan actividades positivas, creativas, pacíficas. Y también se dan los conflictos. Los ciudadanos recurren a los Poderes del Estado para su gestión y solución. Recurren al ámbito judicial para respuestas.

El derecho y en particular el derecho penal no resuelven los problemas de la sociedad. Se requieren otras políticas para solucionar los problemas sociales.

Un código no es el que nos cambia. El derecho cambia y nos modifica. Esto se plasma ahí en esa norma escrita que es producto de un consenso, del que se hacen responsables los legisladores.

Esa norma escrita sí efectivamente tiene un espíritu, una interpretación, dice quiénes somos y qué elegimos ser como sociedad en la solución de los problemas que nos aquejan cuando son puestos a resolver por un tercero. Ello porque no hemos podido en el ámbito de la vida privada resolverlos.

Lo justo, lo moral, lo ético seguirán siendo motivo de análisis y reflexión para sostenernos como sociedades que tenemos oportunidad de organizarnos. El mundo no es equilibrado ni igualitario en esto. Muchas voces están acalladas. La guerra oprime a muchas comunidades.

Estar atentos y dispuestos a construir pacíficamente teniendo la oportunidad como la tenemos, nos brinda una oportunidad inigualable. Más de cien motivos que valen la pena.#

Daniela Patricia Almirón es

abogada-mediadora

Las más leídas

22 JUL 2017 - 19:42

Más de cien mentiras, más de cien motivos, para no cortarse de un tajo las venas… Se oía mientras me acercaba a la cafetería. El mate al levantarse es innegociable, aunque a las 10 ya quiero un cortadito. A eso me disponía y aunque así no hubiese sido, escucharlo a Sabina en medio del campus de la Universidad de León valía para tomarse uno, dos o los cortaditos que fuesen antes de la jornada de estudio. O una nube como me dijo un rubio del otro lado de la barra. Es la cafetería universitaria Dani&Jose que me acompañaría durante toda la semana.

León, junto con la ciudad de Ponferrada, se encuentra ubicada en el centro del cuadrante noroeste de la península ibérica. Las dos ciudades forman parte del eje cultural del camino de Santiago. Es una bella ciudad, con una rica historia. Un casco antiguo medieval precioso. Se destaca su Catedral, la Iglesia de San Isidoro, Casa Botines diseñada por Gaudí, la plaza Mayor y la calle Ancha.

La historia de la Universidad, hasta convertirse en tal, transitó un camino desde el año 1843 hasta el año 1979. En ese período, que comenzó con la creación de la Escuela Normal de Maestros, que luego se convertiría en Facultad de Educación, luego la de Veterinaria, la Escuela de Comercio. Las Facultades que fueron naciendo dependían de la Universidad de Oviedo. Hasta que finalmente se convirtió en Universidad, con dos campus, uno en León y otro en Ponferrada.

Allí y cobijados por la Facultad de Derecho y su amplio salón auditorio, se desarrollaron durante una semana dos Seminarios, cuyo contenido abarcó la Argumentación Jurídica, Filosofía del Derecho, Filosofía del Derecho Penal y Garantismo.

El Seminario de Argumentación y Filosofía del Derecho, anfitrionado por los Profesores Juan Antonio García Amado y Amós Grajales, producto de una organización conjunta entre la las Universidades de León y San Isidro y el Colegio de Magistrados y Funcionarios de San Isidro también. Luego, como parte de las actividades de verano de la universidad con amplia participación de estudiantes de grado y posgrado, se desenvolvió el seminario de Filosofía del Derecho Penal y Garantismo.

Tener en un mismo lugar a estudiosos de la Filosofía del Derecho de Argentina, España y referentes de Italia, México y Brasil, destacados y valiosos, no es algo habitual. Así fue posible escuchar y apreciar en la palabra, la opinión, el debate a Juan Antonio García Amado, Luigi Ferrajoli, Manuel Atienza, Rafael Hernández Marín, Antonio Trapani, Jordi Ferrer, Amós Grajales, Guillermo Peñalva. Cada uno con pertenencias universitarias, Alicante, Murcia, Roma, La Plata en Argentina.

Estudiar Filosofía e Introducción al Derecho en el primer año de la Carrera de Abogacía puede ser algo aterrador y agotador. El universo de la filosofía y el pensamiento es tan amplio para una mente tan joven e inexperta de la vida, que los hace comprensibles con dificultad. La comprensión cabal se va macerando con el tiempo.

Usted puede preguntarse, quizás, para qué analizar el derecho desde un punto de vista filosófico. La realidad es que todo el mundo jurídico y no jurídico está atravesado por el pensamiento reflexivo de la filosofía. El mundo jurídico está impregnado de la argumentación y ésta a su vez de la filosofía.

Los planteos y argumentos jurídicos tienen una consecuencia concreta, provocan cambios por su contundencia e impacto. Contienen un pensamiento y una postura filosófica que trasciende, sienta precedentes y genera otras reflexiones. Pone en crisis lo ya establecido y abre el camino para las modificaciones jurídicas.

Entre los renombrados expositores, cercanos para la consulta y el debate, se distinguían las corrientes que los separan, no que los confronta sino que los insta al debate de ideas con una altura y respeto admirable. Tanto que hasta se permiten el humor y chascarrillo oportuno por esto de conocerse. Por sus textos se estudia en universidades de todas las latitudes, incluida Argentina.

Iusnaturalismo, Positivismo, Iuspositivismo distinguen el pensamiento de los analistas de la argumentación y la filosofía del derecho. Este pensamiento se devela en las leyes que dictan los poderes legislativos en cada Estado. Las normas precisan con qué herramientas el Poder Judicial aplica el derecho, y con cuáles herramientas también el Poder Ejecutivo ejerce su facultad administradora.

Define a una sociedad, a una República, y brinda un marco de seguridad en el accionar de cada poder.

La Argumentación jurídica, el sostener los dichos no sólo de un juez sino de aquellos operadores jurídicos que brindan respuesta, por escrito u oralmente, es una ciencia en sí misma.

La Filosofía del Derecho Penal y el Garantismo son puestos en debate hoy en el mundo jurídico en el planeta. El garantismo, además, traducido erróneamente este último a la reducción de las penas, cuando tal como lo plantea Luigi Ferrajoli contiene un paradigma aplicable a todos los derechos fundamentales.

Dos momentos en particular fueron emocionantes para mí como argentina. Uno en tanto a la argumentación como motivación de una posición jurídica con efectos definitorios, y se expusiera como ejemplo demoledor el alegato del fiscal Julio César Strassera en el juicio a las Juntas Militares en el año 1985 como ejemplo impecable de argumentación.

El otro momento fue escuchar al profesor Manuel Atienza contar cómo el tema de su tesis doctoral lo constituyó el estudio de los filósofos argentinos como Nino y Alchouron, acerca del razonamiento judicial. En la década del ´70 los juristas argentinos eran referencia para el mundo y lo eran para él.

El debate sobre la ética, la moral, lo justo, la motivación del juez en sus sentencias, los argumentos de la defensa y de la acusación fiscal no son estancos. La justicia y el derecho. Lo justo para quién, cuándo y cómo.

El mundo pareciera un lugar hostil por momentos. Desde cada pequeña comunidad y sistema en el que cada persona desarrolla sus actividades. Desde aquellos que parecen “pequeños” problemas, o los que se sienten y son “grandes” problemas. La organización en comunidad entre otras cosas -estoy simplificando- requiere de ese mínimo de organización que brinda alternativas de gestión de los conflictos. De eso se trata, en definitiva. En cada sistema y subsistema de la sociedad se desarrollan actividades positivas, creativas, pacíficas. Y también se dan los conflictos. Los ciudadanos recurren a los Poderes del Estado para su gestión y solución. Recurren al ámbito judicial para respuestas.

El derecho y en particular el derecho penal no resuelven los problemas de la sociedad. Se requieren otras políticas para solucionar los problemas sociales.

Un código no es el que nos cambia. El derecho cambia y nos modifica. Esto se plasma ahí en esa norma escrita que es producto de un consenso, del que se hacen responsables los legisladores.

Esa norma escrita sí efectivamente tiene un espíritu, una interpretación, dice quiénes somos y qué elegimos ser como sociedad en la solución de los problemas que nos aquejan cuando son puestos a resolver por un tercero. Ello porque no hemos podido en el ámbito de la vida privada resolverlos.

Lo justo, lo moral, lo ético seguirán siendo motivo de análisis y reflexión para sostenernos como sociedades que tenemos oportunidad de organizarnos. El mundo no es equilibrado ni igualitario en esto. Muchas voces están acalladas. La guerra oprime a muchas comunidades.

Estar atentos y dispuestos a construir pacíficamente teniendo la oportunidad como la tenemos, nos brinda una oportunidad inigualable. Más de cien motivos que valen la pena.#

Daniela Patricia Almirón es

abogada-mediadora


NOTICIAS RELACIONADAS