110 kilos de cocaína en Poseidón: “No era normal cambiar tapas de cargamentos”

Lo dijo Daniel Arrozarena, exresponsable administrativo de la empresa pesquera.

Revisando. Arrozarena chequeó las cajas con cocaína para saber si podía identificar los empaques.
11 AGO 2017 - 22:00 | Actualizado

Por Rolando Tobarez  /  Twitter: @rtobarez

Daniel Arrozarena, responsable del área administrativa de Poseidón, admitió ante el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia que “no era normal” reemplazar la etiqueta de procedencia de un cargamento de langostino de un tercero para simular que su verdadero dueño era la empresa pesquera de Puerto Madryn. Esa fue la maniobra que se realizó en junio de 2013 para hacerle “un favor” al español Salvador Parra y poder exportar a España su contenedor con 110 kilos de cocaína, que igual se descubrió.
“A nivel sanitario no correspondía poner la marca Poseidón”, explicó. La carga de langostino estuvo a punto de embarcarse rumbo a España pero el permiso sanitario del Senasa no sólo no se correspondía con una venta al exterior sino que era trucho.
“No di la orden”

“Yo no di la orden de no cargarla, solo fui uno de los primeros que dije que no se podía por el problema con la documentación; había temor de que nosotros como empresa pudiéramos tener una dificultad”. Igual Arrozarena coincidió con otros relatos con que la mala calidad del langostino “al fin de cuentas era un problema entre el comprador y el vendedor, la melanosis no fue el impedimento, no nos preocupó demasiado ni tuvo mayor importancia”.
Como el pescado quedó en tierra, Nicolás Seoane, el empresario contactado por Parra y Ángelo Casas, jefe de la planta, decidieron reempacar la carga para que pareciera propiedad de la pesquera y ahora sí pudiera viajar sin problemas. Seoane, imputado, ya declaró que no sabía de la droga y que su único objetivo con esa idea fue “cumplir un compromiso comercial” con Parra y con Alfredo Aranda Barberá, imputado.
Arrozarena juzgó que por los papeles que le exhibieron ayer en la audiencia, “para mí la propietaria de la carga era Mar Pesca Azul Argentina”. Es la firma del Mar del Plata que conformaron el dúo español con el taxista Juan Burgos, también imputado.
El testigo insistió con que al registrar el cargamento en la planta, el sistema informático no detectó irregularidades. “Recién después del allanamiento nos enteramos de que el sanitario era trucho; en ese momento los papeles no me llamaron la atención y me parecieron correctos”, aseguró. “No supe de la orden de reempaquetar los langostinos, la gente de planta me dijo que se habían cambiado las tapas y que a una se le había caído un ladrillo”.
Arrozarena explicó que tras su llegada de Mar del Plata, el cargamento de langostino no tuvo un control de calidad porque no era la rutina revisar los paquetes de operaciones ajenas. Se saca alguna caja para chequear, poco más. Así notaron a primera vista lo malo del producto de los españoles.
“Lo que yo sabía es que era langostino que llegaba para sumarse a una venta de filet de merluza de la planta; Poseidón no producía ni vendía langostino y no sé su origen”. El fiscal Teodoro Nürnberg le pidió pararse para revisar las etiquetas de las cajas con droga, disponibles en el recinto del Casino de Oficiales de la Unidad 6 de Rawson.
“Algo grave”

El día del hallazgo, quien llamó por teléfono al testigo fue el encargado de la planta, Cristian Torrado. “Me dijo que había pasado algo grave y que lo tenía que saber”.
En otro orden, Arrozarena explicó que Héctor Omar “Cura” Segundo, también imputado, era uno de los dueños de Poseidón pero no iba con frecuencia: “Iba una vez cada diez días y en esta operación no intervino”.  
El juicio oral y público seguirá el lunes a las 10. Hubo movimientos con dos testigos importantes: Yolanda Oropeza Álvarez, la empleada de Poseidón que descubrió la droga, declara la otra semana. Y Diego Gastón Naddeo, el chofer del camión Mercedes Benz que llevó al langostino de Mar del Plata hasta Madryn, no tiene plata para viajar a Chubut. Dará su testimonio por videconferencia con Comodoro Rivadavia.#
“La gente de planta me dijo que se habían cambiado las tapas y que a una se le había caído un ladrillo”, dijo acerca de cómo se fue enterando de los detalles del hallazgo.

 

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Revisando. Arrozarena chequeó las cajas con cocaína para saber si podía identificar los empaques.
11 AGO 2017 - 22:00

Por Rolando Tobarez  /  Twitter: @rtobarez

Daniel Arrozarena, responsable del área administrativa de Poseidón, admitió ante el Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia que “no era normal” reemplazar la etiqueta de procedencia de un cargamento de langostino de un tercero para simular que su verdadero dueño era la empresa pesquera de Puerto Madryn. Esa fue la maniobra que se realizó en junio de 2013 para hacerle “un favor” al español Salvador Parra y poder exportar a España su contenedor con 110 kilos de cocaína, que igual se descubrió.
“A nivel sanitario no correspondía poner la marca Poseidón”, explicó. La carga de langostino estuvo a punto de embarcarse rumbo a España pero el permiso sanitario del Senasa no sólo no se correspondía con una venta al exterior sino que era trucho.
“No di la orden”

“Yo no di la orden de no cargarla, solo fui uno de los primeros que dije que no se podía por el problema con la documentación; había temor de que nosotros como empresa pudiéramos tener una dificultad”. Igual Arrozarena coincidió con otros relatos con que la mala calidad del langostino “al fin de cuentas era un problema entre el comprador y el vendedor, la melanosis no fue el impedimento, no nos preocupó demasiado ni tuvo mayor importancia”.
Como el pescado quedó en tierra, Nicolás Seoane, el empresario contactado por Parra y Ángelo Casas, jefe de la planta, decidieron reempacar la carga para que pareciera propiedad de la pesquera y ahora sí pudiera viajar sin problemas. Seoane, imputado, ya declaró que no sabía de la droga y que su único objetivo con esa idea fue “cumplir un compromiso comercial” con Parra y con Alfredo Aranda Barberá, imputado.
Arrozarena juzgó que por los papeles que le exhibieron ayer en la audiencia, “para mí la propietaria de la carga era Mar Pesca Azul Argentina”. Es la firma del Mar del Plata que conformaron el dúo español con el taxista Juan Burgos, también imputado.
El testigo insistió con que al registrar el cargamento en la planta, el sistema informático no detectó irregularidades. “Recién después del allanamiento nos enteramos de que el sanitario era trucho; en ese momento los papeles no me llamaron la atención y me parecieron correctos”, aseguró. “No supe de la orden de reempaquetar los langostinos, la gente de planta me dijo que se habían cambiado las tapas y que a una se le había caído un ladrillo”.
Arrozarena explicó que tras su llegada de Mar del Plata, el cargamento de langostino no tuvo un control de calidad porque no era la rutina revisar los paquetes de operaciones ajenas. Se saca alguna caja para chequear, poco más. Así notaron a primera vista lo malo del producto de los españoles.
“Lo que yo sabía es que era langostino que llegaba para sumarse a una venta de filet de merluza de la planta; Poseidón no producía ni vendía langostino y no sé su origen”. El fiscal Teodoro Nürnberg le pidió pararse para revisar las etiquetas de las cajas con droga, disponibles en el recinto del Casino de Oficiales de la Unidad 6 de Rawson.
“Algo grave”

El día del hallazgo, quien llamó por teléfono al testigo fue el encargado de la planta, Cristian Torrado. “Me dijo que había pasado algo grave y que lo tenía que saber”.
En otro orden, Arrozarena explicó que Héctor Omar “Cura” Segundo, también imputado, era uno de los dueños de Poseidón pero no iba con frecuencia: “Iba una vez cada diez días y en esta operación no intervino”.  
El juicio oral y público seguirá el lunes a las 10. Hubo movimientos con dos testigos importantes: Yolanda Oropeza Álvarez, la empleada de Poseidón que descubrió la droga, declara la otra semana. Y Diego Gastón Naddeo, el chofer del camión Mercedes Benz que llevó al langostino de Mar del Plata hasta Madryn, no tiene plata para viajar a Chubut. Dará su testimonio por videconferencia con Comodoro Rivadavia.#
“La gente de planta me dijo que se habían cambiado las tapas y que a una se le había caído un ladrillo”, dijo acerca de cómo se fue enterando de los detalles del hallazgo.

 


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