Un escenario abierto hacia octubre

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Por los votos. Todos saben que el trabajo hasta octubre no será sencillo.
19 AGO 2017 - 21:57 | Actualizado

Los resultados de las PASO del domingo pasado dejaron muchas aristas para analizar y una conclusión contundente: nadie tiene nada garantizado para las generales del 22 de octubre. Hay dos bancas para tres fuerzas que parecen controlar un tercio del electorado cada una.

En este sentido, el que más cuesta arriba la tendrá es el Gobierno provincial, que pasó sin escalas de la confianza en conseguir las dos bancas y del sueño de un regreso triunfal del dasnevismo al PJ, a un domingo de caras largas y preocupación por el exiguo margen que consiguió Mariano Arcioni sobre Gustavo Menna.

El peronismo, que sumó la mayor cantidad de votos como agrupación, tampoco la tiene sencilla. Es que la política no se lleva bien con las matemáticas y todo ese caudal electoral requerirá de acuerdos políticos serios que, por ahora, parecen estar en una etapa muy embrionaria.

A los que todavía les dura la sonrisa es a los radicales de Cambiemos. Hacía siete elecciones consecutivas que se ubicaban más cerca del papelón que de la dignidad.

Sin embargo, aquellos que crean que el gran desempeño electoral fue un apoyo a las políticas de Mauricio Macri están equivocados de cabo a rabo. La motivación del voto a Cambiemos hay que buscarla en gran parte en el desencanto que viene acumulando el peronismo de Chubut en todas sus formas. Ahora, para sorpresa de muchos, ese pase de facturas le llegó al dasnevismo. Aún con partido e impronta propia, las huestes de Mario Das Neves siguen siendo vistas por el electorado como un desprendimiento del pejotismo.

Rebelión en la granja

El único que había notado que algo no andaba bien era el propio Das Neves. Por sus cada vez más habituales viajes a Buenos Aires para atender cuestiones de salud, el gobernador no pudo estar al pie del cañón como en otras campañas. Pero si hay algo que Das Neves no ha perdido es el olfato. Fue por eso que en los días previos reunió a los principales funcionarios para pedirles casi a los gritos que no se duerman en los laureles porque la elección estaba difícil.

Muchos, sin embargo, creyeron que alcanzaba con invocar al mayor elector que haya tenido esta provincia en toda su historia para transitar las PASO al trote. Deberían haber recordado los resultados de las últimas primarias para diputados nacionales, en 2015, cuando aún con Das Neves en la boleta de gobernador no alcanzó para conseguir el triunfo en esa categoría ni en la de diputados provinciales.

El pase de facturas entre dirigentes los días posteriores a las PASO tampoco fue una buena señal para el dasnevismo. La calificación de “aprendices” que tiró el diputado Jerónimo García para describir a los que rodean a Das Neves no fue feliz. Y el reclamo a los únicos dos intendentes fuertes que tiene el sector, el trelewense Adrián Maderna y el madrynense Ricardo Sastre, aportó nada más que enojo y respuestas subidas de tono.

“Jero es medio tirambombas”, intentó matizar “Mariví” Das Neves, la hija del gobernador y voz mandante del entorno político. Es bien sabido que García no es un bebé de pecho de la política y que difícilmente se animaría a decir lo que dijo si no contaba con un guiño del entorno del gobernador, pero el “golpe por golpe” con Maderna y Sastre terminó siendo un escupitajo en contra del viento.

También sorprendió que el habitualmente silencioso Rafael Williams, ahora hombre fuerte del dasnevismo en Esquel, saliera con los tapones de punta contra los que –según él- se arrogan el gran triunfo de Arcioni en la zona cordillerana y nunca salieron a patear las calles para hacer campaña. El “Rafa”, sin nombrarlo, hablaba de Mario Vargas, el exvicegobernador y amigo personal de Das Neves, con el que tiene un enfrentamiento.

Ayer hubo una cumbre en la residencia oficial del gobernador con los tres dirigentes. Limaron asperezas y planificaron la campaña hasta el 22 de octubre. La gesta será difícil y cada voto costará oro.

Unidad condicionada

El peronismo se debate por estas horas entre los que no quieren abandonar su “status quo” y los que se ensuciaron los pies en el barro de la campaña y tienen razones para reclamar derechos de autor de este buen desempeño electoral.

La tan mentada “unidad” del peronismo de la que se habla mucho pero poco se ha hecho para conseguirla, parece estar en manos ahora de una dirigencia que está dispuesta a dejar de lado sus diferencias –la mayoría fueron a las PASO con listas propias- y se apuntala en una coincidencia: sacar de la mesa de negociación a la conducción del Partido Justicialista por falta de legitimidad –fue ungida luego de un proceso judicial que impidió que haya elecciones libres para elegir a la conducción- y a varios referentes que están identificados con las últimas grandes derrotas del PJ en Chubut.

El próximo miércoles habrá una reunión cumbre en Trelew que sentará en la mesa a todos los precandidatos que participaron de las PASO, más algunos dirigentes que abonan la idea de una unidad cimentada por los sectores que participaron de la elección del domingo pasado y no por otros que la “balconearon”.

En este grupo abrevan Héctor González (Primero Chubut), Néstor Hourcade (Unión Ciudadana), Jorge “Loma” Ávila (Petroleros) y Walter Rey (Bancaria), entre otros. De ellos surgió la idea de una reunión en Trelew con todos los precandidatos. Y también las críticas al intendente Carlos Linares, que en su rol de referente del peronismo chubutense eligió primero juntarse con Anselmo Montes, Dante Bowen y los mencionados Eliceche y Yauhar, y no con los precandidatos del PJ-FpV que entre todos sumaron casi 100 mil votos.

Linares está invitado a la reunión del miércoles pero la dirigencia que está dispuesta a darle una mano a Ricardo Fueyo para que llegue al Congreso exige del intendente un poco más de respeto. Para 2019 falta mucho y todavía hay que colocar muchos ladrillos antes de pensar en otra cosa.

El peronismo unido es una fuerza política difícil de vencer en las urnas. Pero si no se dejan de lado las mezquindades que tanto daño le han hecho al partido, a los peronistas les será muy difícil llegar a octubre con chances y mucho menos pensar en un regreso al poder en 2019.

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Por los votos. Todos saben que el trabajo hasta octubre no será sencillo.
19 AGO 2017 - 21:57

Los resultados de las PASO del domingo pasado dejaron muchas aristas para analizar y una conclusión contundente: nadie tiene nada garantizado para las generales del 22 de octubre. Hay dos bancas para tres fuerzas que parecen controlar un tercio del electorado cada una.

En este sentido, el que más cuesta arriba la tendrá es el Gobierno provincial, que pasó sin escalas de la confianza en conseguir las dos bancas y del sueño de un regreso triunfal del dasnevismo al PJ, a un domingo de caras largas y preocupación por el exiguo margen que consiguió Mariano Arcioni sobre Gustavo Menna.

El peronismo, que sumó la mayor cantidad de votos como agrupación, tampoco la tiene sencilla. Es que la política no se lleva bien con las matemáticas y todo ese caudal electoral requerirá de acuerdos políticos serios que, por ahora, parecen estar en una etapa muy embrionaria.

A los que todavía les dura la sonrisa es a los radicales de Cambiemos. Hacía siete elecciones consecutivas que se ubicaban más cerca del papelón que de la dignidad.

Sin embargo, aquellos que crean que el gran desempeño electoral fue un apoyo a las políticas de Mauricio Macri están equivocados de cabo a rabo. La motivación del voto a Cambiemos hay que buscarla en gran parte en el desencanto que viene acumulando el peronismo de Chubut en todas sus formas. Ahora, para sorpresa de muchos, ese pase de facturas le llegó al dasnevismo. Aún con partido e impronta propia, las huestes de Mario Das Neves siguen siendo vistas por el electorado como un desprendimiento del pejotismo.

Rebelión en la granja

El único que había notado que algo no andaba bien era el propio Das Neves. Por sus cada vez más habituales viajes a Buenos Aires para atender cuestiones de salud, el gobernador no pudo estar al pie del cañón como en otras campañas. Pero si hay algo que Das Neves no ha perdido es el olfato. Fue por eso que en los días previos reunió a los principales funcionarios para pedirles casi a los gritos que no se duerman en los laureles porque la elección estaba difícil.

Muchos, sin embargo, creyeron que alcanzaba con invocar al mayor elector que haya tenido esta provincia en toda su historia para transitar las PASO al trote. Deberían haber recordado los resultados de las últimas primarias para diputados nacionales, en 2015, cuando aún con Das Neves en la boleta de gobernador no alcanzó para conseguir el triunfo en esa categoría ni en la de diputados provinciales.

El pase de facturas entre dirigentes los días posteriores a las PASO tampoco fue una buena señal para el dasnevismo. La calificación de “aprendices” que tiró el diputado Jerónimo García para describir a los que rodean a Das Neves no fue feliz. Y el reclamo a los únicos dos intendentes fuertes que tiene el sector, el trelewense Adrián Maderna y el madrynense Ricardo Sastre, aportó nada más que enojo y respuestas subidas de tono.

“Jero es medio tirambombas”, intentó matizar “Mariví” Das Neves, la hija del gobernador y voz mandante del entorno político. Es bien sabido que García no es un bebé de pecho de la política y que difícilmente se animaría a decir lo que dijo si no contaba con un guiño del entorno del gobernador, pero el “golpe por golpe” con Maderna y Sastre terminó siendo un escupitajo en contra del viento.

También sorprendió que el habitualmente silencioso Rafael Williams, ahora hombre fuerte del dasnevismo en Esquel, saliera con los tapones de punta contra los que –según él- se arrogan el gran triunfo de Arcioni en la zona cordillerana y nunca salieron a patear las calles para hacer campaña. El “Rafa”, sin nombrarlo, hablaba de Mario Vargas, el exvicegobernador y amigo personal de Das Neves, con el que tiene un enfrentamiento.

Ayer hubo una cumbre en la residencia oficial del gobernador con los tres dirigentes. Limaron asperezas y planificaron la campaña hasta el 22 de octubre. La gesta será difícil y cada voto costará oro.

Unidad condicionada

El peronismo se debate por estas horas entre los que no quieren abandonar su “status quo” y los que se ensuciaron los pies en el barro de la campaña y tienen razones para reclamar derechos de autor de este buen desempeño electoral.

La tan mentada “unidad” del peronismo de la que se habla mucho pero poco se ha hecho para conseguirla, parece estar en manos ahora de una dirigencia que está dispuesta a dejar de lado sus diferencias –la mayoría fueron a las PASO con listas propias- y se apuntala en una coincidencia: sacar de la mesa de negociación a la conducción del Partido Justicialista por falta de legitimidad –fue ungida luego de un proceso judicial que impidió que haya elecciones libres para elegir a la conducción- y a varios referentes que están identificados con las últimas grandes derrotas del PJ en Chubut.

El próximo miércoles habrá una reunión cumbre en Trelew que sentará en la mesa a todos los precandidatos que participaron de las PASO, más algunos dirigentes que abonan la idea de una unidad cimentada por los sectores que participaron de la elección del domingo pasado y no por otros que la “balconearon”.

En este grupo abrevan Héctor González (Primero Chubut), Néstor Hourcade (Unión Ciudadana), Jorge “Loma” Ávila (Petroleros) y Walter Rey (Bancaria), entre otros. De ellos surgió la idea de una reunión en Trelew con todos los precandidatos. Y también las críticas al intendente Carlos Linares, que en su rol de referente del peronismo chubutense eligió primero juntarse con Anselmo Montes, Dante Bowen y los mencionados Eliceche y Yauhar, y no con los precandidatos del PJ-FpV que entre todos sumaron casi 100 mil votos.

Linares está invitado a la reunión del miércoles pero la dirigencia que está dispuesta a darle una mano a Ricardo Fueyo para que llegue al Congreso exige del intendente un poco más de respeto. Para 2019 falta mucho y todavía hay que colocar muchos ladrillos antes de pensar en otra cosa.

El peronismo unido es una fuerza política difícil de vencer en las urnas. Pero si no se dejan de lado las mezquindades que tanto daño le han hecho al partido, a los peronistas les será muy difícil llegar a octubre con chances y mucho menos pensar en un regreso al poder en 2019.


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