Tensión en Roma por el desaloja de inmigrantes de una plaza céntrica

La policía romana desalojó hoy en medio de incidentes a un centenar de inmigrantes africanos que acampaban desde inicio de semana en una plaza céntrica de la capital italiana, en un operativo que fue luego criticado abiertamente por la Iglesia, Unicef y Médicos Sin Fronteras.

24 AGO 2017 - 11:55 | Actualizado

El operativo se llevó a cabo durante la madrugada en la Plaza Independencia de Roma, a metros de la estación de trenes Termini, y culminó con dos detenidos y algunos agentes agredidos con piedras y hasta algunas garrafas de gas vacías, según mostraron las imágenes divulgadas por el canal de noticias RaiNews.
Para desalojar el espacio público en el que estaban hace dos días casi 100 personas, la Policía empleó camiones hidrantes y desplegó decenas de uniformados con escudos y bastones. 
Los migrantes, en su mayoría provenientes del denominado "cuerno de África" (Etiopía y Eritrea), habían sido desalojados entre el sábado y el martes de un edificio cercano que estaba totalmente ocupado desde hacía cuatro años, según la reconstrucción hecha por la comuna local.
Según la fuerza de seguridad local, el procedimiento fue "urgente y necesario" luego de que los acampantes rechazaran a última hora de ayer la oferta de ser trasladados a un centro temporario que les había ofrecido el gobierno de la alcaldesa romana Virginia Raggi.
Pasado el mediodía, y al grito de "Italia vergüenza", en rechazo al procedimiento inédito en los últimos años, algunos de los migrantes se concentraron sobre la Via Cavour, a metros de la Basílica de Santa María la Mayor.
El operativo fue duramente criticado por Unicef Italia, que lamentó que "el desalojo se diera bajo los ojos aterrorizados de los niños que habían sido dejados junto a sus familias luego del primer desalojo".
"Estos niños, después de haber asistido a escenas de guerrilla urbana, fueron cargados en buses de las fuerzas del orden y llevados a la comisaría. Algunos testimonios nos cuentan que continuaban gritando y golpeando los vidrios con las manos durante el trayecto a causa del miedo", agregó el vocero de la organización humanitaria, Andrea Iacomini, en un comunicado de prensa. 
"Es una situación muy triste: hablamos en total de 800 personas con estatus de refugiado, sobrevivientes a guerras, persecuciones y torturas que en algunos casos obtuvieron la ciudadanía italiana, tirados a la calle en condiciones inhumanas sin una real alternativa sostenible de parte de la comuna de Roma", finalizó Unicef. 
Durante la tarde, algunos de los migrantes desalojados seguían en los alrededores de la plaza, cerca de la estación Termini, una zona de intenso tránsito de personas de la capital. 
"Fuimos despertados con el agua de los hidrantes, y a algunos nos agarraron de los pelos golpeando con los bastones", denunció una de las mujeres desalojada, según la edición online del diario La Repubblica. 
Por su parte, Médicos sin Fronteras denunció a través de las redes sociales que una anciana resultó herida tras ser alcanzada por uno de los camiones hidrantes, y que otras 12 personas tuvieron que ser atendidas por la dureza del operativo, incluidos cuatro casos en que los migrantes fueron retirados en ambulancia. 
El primer grupo de migrantes había llegado a la plaza a última hora del sábado, mientras que la gran mayoría acamparon el martes tras ser desalojados de un edificio en Via Curtatone en el que vivían unos 400 refugiados en busca de asilo, incluidos 35 menores.
El desalojo se inició al mismo tiempo que en la norteña Milán se conocía la noticia del suicidio de un inmigrante afgano de 34 años, deprimido por las condiciones de vida en un centro de acogida, que había sido rechazado en la frontera con Austria.
"En espera de terminar de comprender mejor la dinámica del episodio, no podemos más que dar cuenta de que este joven es una víctima de las ignorantes reglas europeas: no quería quedarse en Italia, pero era obligado a quedarse", aseguró el asesor de bienestar de la comuna milanesa, Pierfrancesco Majorino, citado por La Stampa. 
La Iglesia local no tardó en sumarse a las críticas al operativo y en voz del delegado de la sección Migrantes de la Conferencia Episcopal del Lazio y Obispo Auxiliar de Roma, monseñor Paolo Lojudice, pidió "políticas de convivencia pacífica para una integración real". 
"Los desalojos, como el de hoy, no son ciertamente una respuesta adecuada. Estamos disponibles a participar a encuentros de planificación con las instituciones y quien tiene este problema en el corazón para encontrar soluciones verdaderas para garantizar un futuro diverso a estos hombres, mujeres y niños que sólo tienen la culpa de haber escapado de guerras o de la pobreza con la esperanza de un futuro distinto"; aseguró el religioso citado por la agencia católica SIR.

24 AGO 2017 - 11:55

El operativo se llevó a cabo durante la madrugada en la Plaza Independencia de Roma, a metros de la estación de trenes Termini, y culminó con dos detenidos y algunos agentes agredidos con piedras y hasta algunas garrafas de gas vacías, según mostraron las imágenes divulgadas por el canal de noticias RaiNews.
Para desalojar el espacio público en el que estaban hace dos días casi 100 personas, la Policía empleó camiones hidrantes y desplegó decenas de uniformados con escudos y bastones. 
Los migrantes, en su mayoría provenientes del denominado "cuerno de África" (Etiopía y Eritrea), habían sido desalojados entre el sábado y el martes de un edificio cercano que estaba totalmente ocupado desde hacía cuatro años, según la reconstrucción hecha por la comuna local.
Según la fuerza de seguridad local, el procedimiento fue "urgente y necesario" luego de que los acampantes rechazaran a última hora de ayer la oferta de ser trasladados a un centro temporario que les había ofrecido el gobierno de la alcaldesa romana Virginia Raggi.
Pasado el mediodía, y al grito de "Italia vergüenza", en rechazo al procedimiento inédito en los últimos años, algunos de los migrantes se concentraron sobre la Via Cavour, a metros de la Basílica de Santa María la Mayor.
El operativo fue duramente criticado por Unicef Italia, que lamentó que "el desalojo se diera bajo los ojos aterrorizados de los niños que habían sido dejados junto a sus familias luego del primer desalojo".
"Estos niños, después de haber asistido a escenas de guerrilla urbana, fueron cargados en buses de las fuerzas del orden y llevados a la comisaría. Algunos testimonios nos cuentan que continuaban gritando y golpeando los vidrios con las manos durante el trayecto a causa del miedo", agregó el vocero de la organización humanitaria, Andrea Iacomini, en un comunicado de prensa. 
"Es una situación muy triste: hablamos en total de 800 personas con estatus de refugiado, sobrevivientes a guerras, persecuciones y torturas que en algunos casos obtuvieron la ciudadanía italiana, tirados a la calle en condiciones inhumanas sin una real alternativa sostenible de parte de la comuna de Roma", finalizó Unicef. 
Durante la tarde, algunos de los migrantes desalojados seguían en los alrededores de la plaza, cerca de la estación Termini, una zona de intenso tránsito de personas de la capital. 
"Fuimos despertados con el agua de los hidrantes, y a algunos nos agarraron de los pelos golpeando con los bastones", denunció una de las mujeres desalojada, según la edición online del diario La Repubblica. 
Por su parte, Médicos sin Fronteras denunció a través de las redes sociales que una anciana resultó herida tras ser alcanzada por uno de los camiones hidrantes, y que otras 12 personas tuvieron que ser atendidas por la dureza del operativo, incluidos cuatro casos en que los migrantes fueron retirados en ambulancia. 
El primer grupo de migrantes había llegado a la plaza a última hora del sábado, mientras que la gran mayoría acamparon el martes tras ser desalojados de un edificio en Via Curtatone en el que vivían unos 400 refugiados en busca de asilo, incluidos 35 menores.
El desalojo se inició al mismo tiempo que en la norteña Milán se conocía la noticia del suicidio de un inmigrante afgano de 34 años, deprimido por las condiciones de vida en un centro de acogida, que había sido rechazado en la frontera con Austria.
"En espera de terminar de comprender mejor la dinámica del episodio, no podemos más que dar cuenta de que este joven es una víctima de las ignorantes reglas europeas: no quería quedarse en Italia, pero era obligado a quedarse", aseguró el asesor de bienestar de la comuna milanesa, Pierfrancesco Majorino, citado por La Stampa. 
La Iglesia local no tardó en sumarse a las críticas al operativo y en voz del delegado de la sección Migrantes de la Conferencia Episcopal del Lazio y Obispo Auxiliar de Roma, monseñor Paolo Lojudice, pidió "políticas de convivencia pacífica para una integración real". 
"Los desalojos, como el de hoy, no son ciertamente una respuesta adecuada. Estamos disponibles a participar a encuentros de planificación con las instituciones y quien tiene este problema en el corazón para encontrar soluciones verdaderas para garantizar un futuro diverso a estos hombres, mujeres y niños que sólo tienen la culpa de haber escapado de guerras o de la pobreza con la esperanza de un futuro distinto"; aseguró el religioso citado por la agencia católica SIR.


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