Por quién doblan las campanas…

Opinión / Los supuestos básicos

02 SEP 2017 - 20:25 | Actualizado

Por Daniela Patricia Almirón

No sé si estoy soñando, si es que escucho bien, es un coro sí. Se oye apenas, aunque se oye. No sé la razón, aunque sé que es de monjas. Parece como de película oírlas. Agudizo mi oído y me quedo quieta en la cama como si eso hiciera que oyese mejor. Luego sabré que hay un convento cerca. Escucho esas voces desde dónde estamos, en casa de Miquele, que es amigo de Myriam, y ¿qué es Myriam? ¡Sí! ¡Es mediadora!
El apartamento forma parte de un edificio que alguna vez fue una casona señorial en la parte antigua de Girona. Es de solo tres pisos y está enclavado en una plaza. Tiene plaza propia empedrada. Desde las ventanas se ve la muralla medieval de la ciudad.
Es armónico, con personalidad, cada cosa ha sido puesta con afecto por su dueño. Tiene equilibrio de fen shui.
Cerca hay un anfiteatro, cada noche se realiza algún espectáculo artístico y cultural. Agosto de verano y se llena de actividades.
Las playas están en pueblos cercanos, más medievales aún. Como Pals. Qué placer. Pueblo de ceramistas, preciosas piezas de todo tipo y color. Pals es famoso también por su arroz con denominación de origen y como plato a degustar sin excepción. Vale la pena ir hasta allí y comerlo en un restaurant familiar cien por cien. Lleva carne de pollo, de cerdo y marisco y vaya a saber qué más que lo hace tan delicioso.
Camino al tradicional lugar para comer el “Terra” frente al río, está el Barrio Judío. El calls de Girona es uno de los mejores conservados. Entre su laberinto de callecitas, se llega a la casa museo. “Call” viene del hebreo y significa “comunidad”, de “callis” en latín, como un paso estrecho entre dos paredes. En castellano lo llaman “Juderías”. De aquí surgió el primer grupo de “cabalistas” de la Península Ibérica. El recorrido por la casa museo y las calles es impactante, teniendo presente que el Decreto de expulsión de los Reyes Católicos de España data de principio de 1492. Se oye el catalán todo el tiempo, el castellano es la excepción.
José se detiene ante la mesa y cortésmente se presenta. Es catalán y ama América, por eso vuelve en cuanto puede. Él vende poesías, prolijamente escritas para ser expuestas donde uno guste.
He caminado la muralla, es muy impresionante. Esa mole de piedra encerrando y cuidando la ciudad. Con parapetos aquí y allí que dan increíbles vistas del paisaje.
Veo la catedral, que sea donde uno vaya, la verás. Es una guía, imposible perderse. La catedral de “Santa María de Gerona” está en el punto más alto de la ciudad y tiene la nave gótica más ancha del mundo. Comenzó a construirse en el siglo XI en estilo románico, luego se continuó en estilo gótico en el siglo XIII, terminándose en el siglo XVIII. Contiguo está el Museo de Arte, antiguo Palacio Episcopal, recorriéndolo escucho música, en vivo y a medida que me acerco se me aparecen un dúo de violín y piano. Están ensayando para el evento que se realizará ahí. Un regalo inesperado.
Las campanas suenan a cada hora, de cada una de las iglesias de la ciudad, y que son muchas. Suenan. Doblan. Se me aparece la imagen de Hemingway, la película “Por quién doblan las campanas”, basada en la novela homónima de su autoría, como reflejo de sus vivencias de corresponsal en la Guerra Civil Española. Ingrid Bergman y Gary Cooper protagonizando una de las historias de amor emblemáticas del cine de Hollywood. El poeta y metafísico inglés John Donne inspiró a Ernest Hemingway para lo que sería su novela. Las campanas doblan y me resuenan. Entre drama, nostalgia y misterio. Oigo campanas. Algo está sucediendo.
“¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?   
Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.
Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti!”. John Donne.#

(*) Daniela Patricia Almirón es abogada-mediadora

Las más leídas

02 SEP 2017 - 20:25

Por Daniela Patricia Almirón

No sé si estoy soñando, si es que escucho bien, es un coro sí. Se oye apenas, aunque se oye. No sé la razón, aunque sé que es de monjas. Parece como de película oírlas. Agudizo mi oído y me quedo quieta en la cama como si eso hiciera que oyese mejor. Luego sabré que hay un convento cerca. Escucho esas voces desde dónde estamos, en casa de Miquele, que es amigo de Myriam, y ¿qué es Myriam? ¡Sí! ¡Es mediadora!
El apartamento forma parte de un edificio que alguna vez fue una casona señorial en la parte antigua de Girona. Es de solo tres pisos y está enclavado en una plaza. Tiene plaza propia empedrada. Desde las ventanas se ve la muralla medieval de la ciudad.
Es armónico, con personalidad, cada cosa ha sido puesta con afecto por su dueño. Tiene equilibrio de fen shui.
Cerca hay un anfiteatro, cada noche se realiza algún espectáculo artístico y cultural. Agosto de verano y se llena de actividades.
Las playas están en pueblos cercanos, más medievales aún. Como Pals. Qué placer. Pueblo de ceramistas, preciosas piezas de todo tipo y color. Pals es famoso también por su arroz con denominación de origen y como plato a degustar sin excepción. Vale la pena ir hasta allí y comerlo en un restaurant familiar cien por cien. Lleva carne de pollo, de cerdo y marisco y vaya a saber qué más que lo hace tan delicioso.
Camino al tradicional lugar para comer el “Terra” frente al río, está el Barrio Judío. El calls de Girona es uno de los mejores conservados. Entre su laberinto de callecitas, se llega a la casa museo. “Call” viene del hebreo y significa “comunidad”, de “callis” en latín, como un paso estrecho entre dos paredes. En castellano lo llaman “Juderías”. De aquí surgió el primer grupo de “cabalistas” de la Península Ibérica. El recorrido por la casa museo y las calles es impactante, teniendo presente que el Decreto de expulsión de los Reyes Católicos de España data de principio de 1492. Se oye el catalán todo el tiempo, el castellano es la excepción.
José se detiene ante la mesa y cortésmente se presenta. Es catalán y ama América, por eso vuelve en cuanto puede. Él vende poesías, prolijamente escritas para ser expuestas donde uno guste.
He caminado la muralla, es muy impresionante. Esa mole de piedra encerrando y cuidando la ciudad. Con parapetos aquí y allí que dan increíbles vistas del paisaje.
Veo la catedral, que sea donde uno vaya, la verás. Es una guía, imposible perderse. La catedral de “Santa María de Gerona” está en el punto más alto de la ciudad y tiene la nave gótica más ancha del mundo. Comenzó a construirse en el siglo XI en estilo románico, luego se continuó en estilo gótico en el siglo XIII, terminándose en el siglo XVIII. Contiguo está el Museo de Arte, antiguo Palacio Episcopal, recorriéndolo escucho música, en vivo y a medida que me acerco se me aparecen un dúo de violín y piano. Están ensayando para el evento que se realizará ahí. Un regalo inesperado.
Las campanas suenan a cada hora, de cada una de las iglesias de la ciudad, y que son muchas. Suenan. Doblan. Se me aparece la imagen de Hemingway, la película “Por quién doblan las campanas”, basada en la novela homónima de su autoría, como reflejo de sus vivencias de corresponsal en la Guerra Civil Española. Ingrid Bergman y Gary Cooper protagonizando una de las historias de amor emblemáticas del cine de Hollywood. El poeta y metafísico inglés John Donne inspiró a Ernest Hemingway para lo que sería su novela. Las campanas doblan y me resuenan. Entre drama, nostalgia y misterio. Oigo campanas. Algo está sucediendo.
“¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho tañe?
¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera de este mundo?   
Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia.
Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti!”. John Donne.#

(*) Daniela Patricia Almirón es abogada-mediadora


NOTICIAS RELACIONADAS