Condena para una pareja que plantaba marihuana en un invernáculo

Vivían en Lago Puelo. Tendrán 4 años y medio de cárcel cada uno. Eran 36 plantas de más de 2 metros.

03 SEP 2017 - 21:53 | Actualizado

Por Rolando Tobarez  /  Twitter: @rtobarez

El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia condenó a una pareja por cultivar plantas de marihuana y tenencia de droga para vender, a cuatro años y seis meses de prisión y una multa de $ 4.500 cada uno. Se trata de Judith Graciela Ali y Cristian Alberto Ballejo, para quien además se dispuso un examen médico para un posible tratamiento por su adicción a los estupefacientes. La sentencia es de Nora Cabrera de Monella, Enrique Guanziroli y Luis Alberto Giménez.
En enero de 2015, la División Drogas Peligrosas de la Policía detectó que Ballejo, domiciliado en una zona maderera de Lago Puelo, poseía un invernáculo con gran cantidad de plantas de cannabis sativa. La investigación duró dos meses. Las hojas se traslucían en el nylon y se veían claramente desde la ruta.
El lugar fue allanado en marzo y la pareja, detenida. Se incautaron envoltorios con 276 gramos de cocaína y 593 gramos de marihuana, 36 plantas y 50 plantines de cannabis sativa muy bien cuidadas, cajas con hojas, 2 balanzas de precisión con restos de cocaína, un cuchillo, un plato y una cuchara con restos de la misma sustancia, y una tapa de termo con restos de marihuana, además de 28.147,25 pesos y 100 dólares; 3 armas, municiones y binoculares. La mayoría de las plantas tenían más de dos metros y la más alta tenía 3,20.
Ballejo admitió su adicción a la cocaína y la marihuana desde los 14 años. Aseguró que lo que le secuestraron era para consumo personal. Era el primer año que plantaban para no salir a comprar. La cocaína era traída de Trelew pero tampoco era para vender. “La balanza la usaba para controlar lo que tomaba”.
“La droga estaba fraccionada porque así la compró y así la dejó, nunca la juntó”, justificó. La plata era de un terreno que había vendido su esposa, no de estupefacientes. “Afirmó que toda la cocaína la trajo él, y la marihuana la cultivaban los dos”.
En la casa vivían sus hijas menores. “Tenían marihuana compactada porque todavía no se cosechaba. En abril se terminaban de cosechar”.
Tenía ingresos de hasta $ 50.000 por los negocios de carnicería que tenía alquilados en Trelew. Dijo que se mudó a Lago Puelo porque decidió vivir en un lugar donde drogarse tranquilo sin molestar a nadie.
Su mujer Judith también aseguró no haber vendido nunca droga. Sí consumía. No conocía a nadie en la zona, iba de temporada. La cocaína “la compraron a un hombre en El Bolsón porque la consumían, no la fraccionaron sino que venía así”.
“Las plantas las cultivaron para ver qué pasaba, para no comprar, que era menos riesgoso. Ambos consumían los dos tipos de sustancia”. Definió a su pareja Ballejo como un “adicto mal”, sobre todo a la cocaína. Y que fumaba porros desde que se levantaba.
Ballejo alquilaba en “Cabañas Apetey”. El invernáculo se ubicaba a 150 metros de la ruta 16 que une Lago Puelo con El Bolsón, después de la rotonda de Cerro Radal y ruta 40. Medía 6.90 metros de ancho, 8 de largo y 3.50 de alto, hecho de tirantes, madera y nylon. Estaba rodeado de grandes árboles, protegido por alambrado perimetral y dos pitbull y dos dogos pampeanos. “Los perros de gran porte y de raza peligrosa son una constante en los lugares donde efectúan allanamientos o diligencias con plantas de cannabis sativa, puesto que es común que se los quieran robar o ´mejicanear´”, explica el informe policial.
La pareja se movía en cuatro vehículos, con dos hijos de 12 y 4 años. Al invernáculo lo visitaban desde temprano hasta la noche.
El expediente  advirtió la necesidad de retirar las plantas del lugar por el peligro potencial para la salud de las personas. Por las condiciones óptimas de temperatura y humedad en el microclima de la Comarca Andina, las plantas podían crecer entre 3 y 6 centímetros por día. En cuatro meses podían llegar a tener más de 1,80 metros y ser de volumen.
Era importante la producción que podían generar sobre todo los cogollos, que concentran la mayor cantidad de sustancia activa o THC.
“Estas plantas –informó la Policía- por cantidad y tamaño son de gran peligro en el lugar en el que se encuentran, cerca de una ruta de gran tránsito, viviendas vecinas y dos escuelas”. El mayor riesgo eran los incendios en la zona. “Un foco ígneo que quemara las plantas generaría un peligro para la salud”.
No fue un dato casual. En febrero de 2015 los vecinos avisaron a la Comisaría de Lago Puelo que en el sector La Cantera de Cerda se veía humo similar a un principio ígneo. La Policía llegó. Había dos pitbull atados. Golpearon las manos insistentemente pero no salió nadie. Se acercaron al lugar de donde provenía el humo: era una pequeña quema de basura mal apagada. Cuando se iban vieron el invernáculo abierto y varias plantas altas y de abultado follaje.
Según la pesquisa, Ballejo criaba dogos y poseía una tropilla de al menos 5 caballos. Su pareja es hermana de “un conocido ciudadano del ambiente del delito, Ricardo `El Turco´ Ali”. Judith era investigada por el Juzgado Federal de Rawson. Si la allanaban se corría el riesgo de alertar a su hermano, que a su vez era investigado en Trelew. Por eso se esperó unos días.
Según la Policía, lo llamativo era que la pareja no tenía trabajo estable que justificara ingresos económicos. En la casa se observó muchas personas distintas y en diferentes horarios, más de noche. “Ballejo traslada personas en su camioneta; este ciudadano tiene un ritmo de vida muy agitado ya que se lo ha visto salir y entrar de madrugada, a primera hora del día, tarde y noche, siempre en compañía de distintas personas”. Vivía de changas, según la Policía.#

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03 SEP 2017 - 21:53

Por Rolando Tobarez  /  Twitter: @rtobarez

El Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia condenó a una pareja por cultivar plantas de marihuana y tenencia de droga para vender, a cuatro años y seis meses de prisión y una multa de $ 4.500 cada uno. Se trata de Judith Graciela Ali y Cristian Alberto Ballejo, para quien además se dispuso un examen médico para un posible tratamiento por su adicción a los estupefacientes. La sentencia es de Nora Cabrera de Monella, Enrique Guanziroli y Luis Alberto Giménez.
En enero de 2015, la División Drogas Peligrosas de la Policía detectó que Ballejo, domiciliado en una zona maderera de Lago Puelo, poseía un invernáculo con gran cantidad de plantas de cannabis sativa. La investigación duró dos meses. Las hojas se traslucían en el nylon y se veían claramente desde la ruta.
El lugar fue allanado en marzo y la pareja, detenida. Se incautaron envoltorios con 276 gramos de cocaína y 593 gramos de marihuana, 36 plantas y 50 plantines de cannabis sativa muy bien cuidadas, cajas con hojas, 2 balanzas de precisión con restos de cocaína, un cuchillo, un plato y una cuchara con restos de la misma sustancia, y una tapa de termo con restos de marihuana, además de 28.147,25 pesos y 100 dólares; 3 armas, municiones y binoculares. La mayoría de las plantas tenían más de dos metros y la más alta tenía 3,20.
Ballejo admitió su adicción a la cocaína y la marihuana desde los 14 años. Aseguró que lo que le secuestraron era para consumo personal. Era el primer año que plantaban para no salir a comprar. La cocaína era traída de Trelew pero tampoco era para vender. “La balanza la usaba para controlar lo que tomaba”.
“La droga estaba fraccionada porque así la compró y así la dejó, nunca la juntó”, justificó. La plata era de un terreno que había vendido su esposa, no de estupefacientes. “Afirmó que toda la cocaína la trajo él, y la marihuana la cultivaban los dos”.
En la casa vivían sus hijas menores. “Tenían marihuana compactada porque todavía no se cosechaba. En abril se terminaban de cosechar”.
Tenía ingresos de hasta $ 50.000 por los negocios de carnicería que tenía alquilados en Trelew. Dijo que se mudó a Lago Puelo porque decidió vivir en un lugar donde drogarse tranquilo sin molestar a nadie.
Su mujer Judith también aseguró no haber vendido nunca droga. Sí consumía. No conocía a nadie en la zona, iba de temporada. La cocaína “la compraron a un hombre en El Bolsón porque la consumían, no la fraccionaron sino que venía así”.
“Las plantas las cultivaron para ver qué pasaba, para no comprar, que era menos riesgoso. Ambos consumían los dos tipos de sustancia”. Definió a su pareja Ballejo como un “adicto mal”, sobre todo a la cocaína. Y que fumaba porros desde que se levantaba.
Ballejo alquilaba en “Cabañas Apetey”. El invernáculo se ubicaba a 150 metros de la ruta 16 que une Lago Puelo con El Bolsón, después de la rotonda de Cerro Radal y ruta 40. Medía 6.90 metros de ancho, 8 de largo y 3.50 de alto, hecho de tirantes, madera y nylon. Estaba rodeado de grandes árboles, protegido por alambrado perimetral y dos pitbull y dos dogos pampeanos. “Los perros de gran porte y de raza peligrosa son una constante en los lugares donde efectúan allanamientos o diligencias con plantas de cannabis sativa, puesto que es común que se los quieran robar o ´mejicanear´”, explica el informe policial.
La pareja se movía en cuatro vehículos, con dos hijos de 12 y 4 años. Al invernáculo lo visitaban desde temprano hasta la noche.
El expediente  advirtió la necesidad de retirar las plantas del lugar por el peligro potencial para la salud de las personas. Por las condiciones óptimas de temperatura y humedad en el microclima de la Comarca Andina, las plantas podían crecer entre 3 y 6 centímetros por día. En cuatro meses podían llegar a tener más de 1,80 metros y ser de volumen.
Era importante la producción que podían generar sobre todo los cogollos, que concentran la mayor cantidad de sustancia activa o THC.
“Estas plantas –informó la Policía- por cantidad y tamaño son de gran peligro en el lugar en el que se encuentran, cerca de una ruta de gran tránsito, viviendas vecinas y dos escuelas”. El mayor riesgo eran los incendios en la zona. “Un foco ígneo que quemara las plantas generaría un peligro para la salud”.
No fue un dato casual. En febrero de 2015 los vecinos avisaron a la Comisaría de Lago Puelo que en el sector La Cantera de Cerda se veía humo similar a un principio ígneo. La Policía llegó. Había dos pitbull atados. Golpearon las manos insistentemente pero no salió nadie. Se acercaron al lugar de donde provenía el humo: era una pequeña quema de basura mal apagada. Cuando se iban vieron el invernáculo abierto y varias plantas altas y de abultado follaje.
Según la pesquisa, Ballejo criaba dogos y poseía una tropilla de al menos 5 caballos. Su pareja es hermana de “un conocido ciudadano del ambiente del delito, Ricardo `El Turco´ Ali”. Judith era investigada por el Juzgado Federal de Rawson. Si la allanaban se corría el riesgo de alertar a su hermano, que a su vez era investigado en Trelew. Por eso se esperó unos días.
Según la Policía, lo llamativo era que la pareja no tenía trabajo estable que justificara ingresos económicos. En la casa se observó muchas personas distintas y en diferentes horarios, más de noche. “Ballejo traslada personas en su camioneta; este ciudadano tiene un ritmo de vida muy agitado ya que se lo ha visto salir y entrar de madrugada, a primera hora del día, tarde y noche, siempre en compañía de distintas personas”. Vivía de changas, según la Policía.#


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