Cocaína en Poseidón: el 13 de octubre, el fallo

Ese viernes a las 13 el Tribunal Oral Federal leerá en Comodoro la sentencia de los imputados por los 110 kilos de cocaína hallados en la pesquera. Nicolás Seoane dijo que “nunca entendí qué estoy haciendo acá”. Y Juan Burgos explicó que “hasta mi último día de vida diré que soy inocente”.

28 SEP 2017 - 20:23 | Actualizado

Por Rolando Tobarez.

El viernes 13 de octubre a las 13, en la sede del Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia, se leerá el fallo del juicio por los 110 kilos de cocaína hallados en la pesquera Poseidón de Puerto Madryn.

Ayer en el Casino de Oficiales de la Unidad Nº 6 de Rawson dijeron sus últimas palabras los acusados Juan Burgos, un taxista y yesero de Mar del Plata, y el bróker pesquero -también marplatense- Nicolás Seoane. Hoy a las 9 lo harán los otros dos acusados, Omar “Cura” Segundo y el español Alfredo Aranda Barberá.

Cabe recordar que el fiscal Teodoro Nürnberg pidió 11 años de prisión para el español y diez para el empresario madrynense y para Seoane. Para Burgos solicitó 8 años y seis meses; Alejandro Pennisi, expresidente de la empresa madrynense involucrada, no fue acusado y será absuelto por falta de evidencias.

Luego de que el presidente del TOF, Enrique Guanziroli, lo invitara a un último descargo, Seoane explicó: “Sencillamente quiero insistir con lo que planteo desde el inicio, mi absoluta inocencia”.

El empresario dijo que el proceso de la causa “fue tortuoso, fueron 4 años demoledores en mi vida personal y laboral”. Y definió al juicio como “una explosión muy fuerte, absolutamente inesperada”.

“Siempre me conduje y respondí de acuerdo a la educación que recibí, siempre diciendo la verdad, jamás reservándome nada de lo que no pudiera decir”.

Sobre su participación consideró que “desde un primer momento entendí que aportando e involucrándome tenía cosas para aportar que podían ayudar a esclarecer esta cuestión tan grave, pero lamentablemente fue contraproducente”.

Seoane admitió que “hay un punto que nunca logré comprender y es que en la medida que ayudaba a la investigación, de repente me encontré sentado frente a ustedes. Nunca entendí qué estoy haciendo acá, se los digo a corazón abierto. Quiero sencillamente pedirles con el mayor de los respetos que consideren todo lo sucedido y que puedan resolver a derecho”.

Le siguió Burgos. Sentado frente a los jueces y señalando el cielo, dio gracias a Dios “por la fuerza que me dio para afrontar esto, que para una persona común como yo fue durísimo”.

“Fueron años duros para mí, mis hijos y mi familia. Simplemente quiero dejar en claro que hasta el último día de mi vida voy a sostener lo mismo que siempre: soy inocente, una persona con sueños, un trabajador, con proyectos para una familia”.

El taxista insistió con sus “gracias a Dios porque si hoy estoy acá entero, entre ustedes, es porque nunca me soltó su mano”. Burgos graficó que “hoy mis lágrimas no van por fuera sino por dentro, y quiero dejar más que claro que soy una persona de bien”.

“Lo único que le pido a Dios es que me dé la posibilidad de que mi nombre se limpie, porque se me cerraron puertas y pasamos grandes necesidades yo y mis hijos por este tema”.

El imputado le dijo al tribunal que “supe lo que no es poder comprar un juguete a mi hijo porque no tuve la posibilidad de dárselo para un Día del Niño, cosas comunes que quizás para cualquier persona no le significa nada pero a mí sí porque lo viví. Quiero poner el nombre de Dios en alto ante cualquier situación”, se despidió.#

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28 SEP 2017 - 20:23

Por Rolando Tobarez.

El viernes 13 de octubre a las 13, en la sede del Tribunal Oral Federal de Comodoro Rivadavia, se leerá el fallo del juicio por los 110 kilos de cocaína hallados en la pesquera Poseidón de Puerto Madryn.

Ayer en el Casino de Oficiales de la Unidad Nº 6 de Rawson dijeron sus últimas palabras los acusados Juan Burgos, un taxista y yesero de Mar del Plata, y el bróker pesquero -también marplatense- Nicolás Seoane. Hoy a las 9 lo harán los otros dos acusados, Omar “Cura” Segundo y el español Alfredo Aranda Barberá.

Cabe recordar que el fiscal Teodoro Nürnberg pidió 11 años de prisión para el español y diez para el empresario madrynense y para Seoane. Para Burgos solicitó 8 años y seis meses; Alejandro Pennisi, expresidente de la empresa madrynense involucrada, no fue acusado y será absuelto por falta de evidencias.

Luego de que el presidente del TOF, Enrique Guanziroli, lo invitara a un último descargo, Seoane explicó: “Sencillamente quiero insistir con lo que planteo desde el inicio, mi absoluta inocencia”.

El empresario dijo que el proceso de la causa “fue tortuoso, fueron 4 años demoledores en mi vida personal y laboral”. Y definió al juicio como “una explosión muy fuerte, absolutamente inesperada”.

“Siempre me conduje y respondí de acuerdo a la educación que recibí, siempre diciendo la verdad, jamás reservándome nada de lo que no pudiera decir”.

Sobre su participación consideró que “desde un primer momento entendí que aportando e involucrándome tenía cosas para aportar que podían ayudar a esclarecer esta cuestión tan grave, pero lamentablemente fue contraproducente”.

Seoane admitió que “hay un punto que nunca logré comprender y es que en la medida que ayudaba a la investigación, de repente me encontré sentado frente a ustedes. Nunca entendí qué estoy haciendo acá, se los digo a corazón abierto. Quiero sencillamente pedirles con el mayor de los respetos que consideren todo lo sucedido y que puedan resolver a derecho”.

Le siguió Burgos. Sentado frente a los jueces y señalando el cielo, dio gracias a Dios “por la fuerza que me dio para afrontar esto, que para una persona común como yo fue durísimo”.

“Fueron años duros para mí, mis hijos y mi familia. Simplemente quiero dejar en claro que hasta el último día de mi vida voy a sostener lo mismo que siempre: soy inocente, una persona con sueños, un trabajador, con proyectos para una familia”.

El taxista insistió con sus “gracias a Dios porque si hoy estoy acá entero, entre ustedes, es porque nunca me soltó su mano”. Burgos graficó que “hoy mis lágrimas no van por fuera sino por dentro, y quiero dejar más que claro que soy una persona de bien”.

“Lo único que le pido a Dios es que me dé la posibilidad de que mi nombre se limpie, porque se me cerraron puertas y pasamos grandes necesidades yo y mis hijos por este tema”.

El imputado le dijo al tribunal que “supe lo que no es poder comprar un juguete a mi hijo porque no tuve la posibilidad de dárselo para un Día del Niño, cosas comunes que quizás para cualquier persona no le significa nada pero a mí sí porque lo viví. Quiero poner el nombre de Dios en alto ante cualquier situación”, se despidió.#


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