Montesino II, un heredero en proceso

En el Polideportivo Municipal “Néstor Carlos Kirchner” se puso en marcha la sucesión. Es que Lucas Matías Montesino (ahora 2-0, 20 años) empieza a convertirse en un profesional con algo más que el apellido.

03 OCT 2017 - 21:43 | Actualizado

Inevitable referenciar en su padre Raúl Javier, exdoble campeón argentino, a la posta genética que ya se observa en el ring. Hay un estilo, una pasión y también cuestiones que van más allá. Con portes y pesos distintos, la manera de pelear parece que viene en la sangre. Matías cumplió exitosamente con su segunda presentación como rentado en la ciudad de Sarmiento y liquidó en tres vueltas al rudo pampeano Horacio Jonathan Pinto Montiel.La tarea no resultó sencilla. Aunque el juvenil de Trelew ejerció el rol de dominador, se expuso más de una vez en la búsqueda ofensiva y mostró ventanas abiertas en el afán de encontrar la mejor distancia. Terminó desgastando con una prolija labor de desgaste: bombas al cuerpo; buenas combinaciones y un ritmo que empieza a dejar atrás al del amateurismo.

Además se fajó aunque no hiciera falta ante un rival que terminó respondiendo y le dejó algunas lecciones por corregir. Montesino hijo terminó definiendo el combate con autoridad, haciendo valer el ataque y plantándose a la espera de la oportunidad.

Pinto Montiel, de Santa Rosa, resistió hasta donde pudo. Buscó la mano salvadora que no llegó pero terminó hundido tras dos caídas con cuenta en el tercero. La última, terminaría siendo la definitiva ya sin demasiado resto para jugarse la heroica.

“Me sentí bien, el entrenamiento me da una confianza extra. Estaba muy bien para esta pelea y las cosas salieron como quería. El rival me dio trabajo, siempre lo busqué abajo y traté de definirla rápido pero tuve que esforzarme. Ojalá sigamos así, sumando peleas y haciendo experiencia”, dijo Montesino hijo después de dedicarle su triunfo a su madre y hermanos en el ring side. Y también a su padre ausente por haber sufrido una pérdida familiar fuera de la zona.

El “Pelado” debutó como rentado en 1988 y fue un talento innato, de los que sabían surgir muy de vez en cuando. Peleó con todos y superó a la mayoría: 29-9-4 marca estadísticamente su récord sin resumir su extensa y exitosa carrera. Empató con el “Monito” Sosa y despachó a los mejores de su categoría en tiempos donde el ránking argentino era más que una computadora: ganó y perdió con Rubén Condorí; venció entre otros al chileno Bernardo Mendoza; Raúl Chamorro, Ramón Crespín; Jorge Calfín y el paraguayo Raúl Loblein.

Se coronó campeón argentino gallo ante César Martínez en el 93’y tras perderlo ante Rafael Martínez, lo terminó recuperando ante el mismo rival, un año después en el Nolting de Ciudadela.

La derrota y lesión ante Pastor “Vaca Mala” Maurín marcó su despedida parcial, ya que el oficio de boxeador resistió al tiempo hasta el 2002. Le sobraba barrio, inteligencia y habilidad para entender que en el ring estaba el futuro que hoy llegó, con su propia sangre. A la larga, todo se hereda. Y en esa inevitable ley de la vida, a Matías se le debe dar el crédito suficiente. Sin apretar el acelerador, sin vértigos innecesarios. Hay otro Montesino pidiendo pista que llega con juventud, talento y el compromiso de hacer valer el ADN.

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03 OCT 2017 - 21:43

Inevitable referenciar en su padre Raúl Javier, exdoble campeón argentino, a la posta genética que ya se observa en el ring. Hay un estilo, una pasión y también cuestiones que van más allá. Con portes y pesos distintos, la manera de pelear parece que viene en la sangre. Matías cumplió exitosamente con su segunda presentación como rentado en la ciudad de Sarmiento y liquidó en tres vueltas al rudo pampeano Horacio Jonathan Pinto Montiel.La tarea no resultó sencilla. Aunque el juvenil de Trelew ejerció el rol de dominador, se expuso más de una vez en la búsqueda ofensiva y mostró ventanas abiertas en el afán de encontrar la mejor distancia. Terminó desgastando con una prolija labor de desgaste: bombas al cuerpo; buenas combinaciones y un ritmo que empieza a dejar atrás al del amateurismo.

Además se fajó aunque no hiciera falta ante un rival que terminó respondiendo y le dejó algunas lecciones por corregir. Montesino hijo terminó definiendo el combate con autoridad, haciendo valer el ataque y plantándose a la espera de la oportunidad.

Pinto Montiel, de Santa Rosa, resistió hasta donde pudo. Buscó la mano salvadora que no llegó pero terminó hundido tras dos caídas con cuenta en el tercero. La última, terminaría siendo la definitiva ya sin demasiado resto para jugarse la heroica.

“Me sentí bien, el entrenamiento me da una confianza extra. Estaba muy bien para esta pelea y las cosas salieron como quería. El rival me dio trabajo, siempre lo busqué abajo y traté de definirla rápido pero tuve que esforzarme. Ojalá sigamos así, sumando peleas y haciendo experiencia”, dijo Montesino hijo después de dedicarle su triunfo a su madre y hermanos en el ring side. Y también a su padre ausente por haber sufrido una pérdida familiar fuera de la zona.

El “Pelado” debutó como rentado en 1988 y fue un talento innato, de los que sabían surgir muy de vez en cuando. Peleó con todos y superó a la mayoría: 29-9-4 marca estadísticamente su récord sin resumir su extensa y exitosa carrera. Empató con el “Monito” Sosa y despachó a los mejores de su categoría en tiempos donde el ránking argentino era más que una computadora: ganó y perdió con Rubén Condorí; venció entre otros al chileno Bernardo Mendoza; Raúl Chamorro, Ramón Crespín; Jorge Calfín y el paraguayo Raúl Loblein.

Se coronó campeón argentino gallo ante César Martínez en el 93’y tras perderlo ante Rafael Martínez, lo terminó recuperando ante el mismo rival, un año después en el Nolting de Ciudadela.

La derrota y lesión ante Pastor “Vaca Mala” Maurín marcó su despedida parcial, ya que el oficio de boxeador resistió al tiempo hasta el 2002. Le sobraba barrio, inteligencia y habilidad para entender que en el ring estaba el futuro que hoy llegó, con su propia sangre. A la larga, todo se hereda. Y en esa inevitable ley de la vida, a Matías se le debe dar el crédito suficiente. Sin apretar el acelerador, sin vértigos innecesarios. Hay otro Montesino pidiendo pista que llega con juventud, talento y el compromiso de hacer valer el ADN.


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