Y un día Moncho Freire volvió a Montevideo

Después de una larga ausencia, el reconocido artista radicado en Chubut, Moncho Freire, volvió a Montevideo. La última vez había sido en 1978 para el cumpleaños de su madre, justo el día de la final del mundial de Argentina.

Moncho Freire con el presidente del Club Larrañaga, entregando ejemplares de su libro “Alfarero sin Fronteras”.
09 OCT 2017 - 21:06 | Actualizado

En la capital uruguaya realizó diferentes actividades relacionadas con la entrega de su libro y también con su paso por esa ciudad, entre su adolescencia y su juventud.

En mayo de 1957, Moncho Freire llegó a Montevideo (a los 14 años) en compañía de sus padres y hermanos. La capital uruguaya significó vivir una hermosa juventud, incursionando en el mundo del arte, cantando en una pequeña orquesta e incluso como jugador de fútbol y directivo del Centro Lucense.

Con apenas 18 años integró el reducido grupo de socios del Club Larrañaga, que apartaron el dinero para la compra definitiva del club del barrio. Al enterarse que en 2016 habían salido campeones del ascenso a primera, se comunicó con la institución y comenzó a elaborar la posibilidad de hacer este viaje, visitarlos y completar la agenda llevando dos ejemplares del libro “Alfarero sin Fronteras” para entregar al club español y a la Asociación Cristiana de Jóvenes, por ser los lugares emblemáticos donde Moncho y su padre Pascual realizaban anualmente las exposiciones de sus cerámicas como únicos expositores, ya que su extenso currículo da cuenta de muchas otras pero en forma colectiva.

Otras asignaturas pendientes eran conocer a su sobrino Leonardo y a su hija Candela, de 11 años, pasando con ambos gratos e imborrables momentos. Reencontrarse con viejos amigos de juventud y muy especialmente con Miguel López, aquel niño de 10 años y vecino que cuando Moncho vino a Chubut en 1969 no lo volvió a ver hasta el año 2001 en Galicia, cuando ya Miguel contaba con 41 años de edad. Se reencontraron ahora cuando Miguel y Silvia, su mujer, lo hospedaron en su casa, haciéndolo sentir como uno más de la familia.

En suma, fue un reencuentro con grandes afectos de su juventud, con familiares, con instituciones como el club Larrañaga, el club Español, la Asociación Cristiana de Jóvenes y con esa hermosa y muy cambiada ciudad de Montevideo, donde Moncho Freire vivió desde los 14 hasta los 26 años y comenzó a formarse como persona y como artista.#

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09 OCT 2017 - 21:06

En la capital uruguaya realizó diferentes actividades relacionadas con la entrega de su libro y también con su paso por esa ciudad, entre su adolescencia y su juventud.

En mayo de 1957, Moncho Freire llegó a Montevideo (a los 14 años) en compañía de sus padres y hermanos. La capital uruguaya significó vivir una hermosa juventud, incursionando en el mundo del arte, cantando en una pequeña orquesta e incluso como jugador de fútbol y directivo del Centro Lucense.

Con apenas 18 años integró el reducido grupo de socios del Club Larrañaga, que apartaron el dinero para la compra definitiva del club del barrio. Al enterarse que en 2016 habían salido campeones del ascenso a primera, se comunicó con la institución y comenzó a elaborar la posibilidad de hacer este viaje, visitarlos y completar la agenda llevando dos ejemplares del libro “Alfarero sin Fronteras” para entregar al club español y a la Asociación Cristiana de Jóvenes, por ser los lugares emblemáticos donde Moncho y su padre Pascual realizaban anualmente las exposiciones de sus cerámicas como únicos expositores, ya que su extenso currículo da cuenta de muchas otras pero en forma colectiva.

Otras asignaturas pendientes eran conocer a su sobrino Leonardo y a su hija Candela, de 11 años, pasando con ambos gratos e imborrables momentos. Reencontrarse con viejos amigos de juventud y muy especialmente con Miguel López, aquel niño de 10 años y vecino que cuando Moncho vino a Chubut en 1969 no lo volvió a ver hasta el año 2001 en Galicia, cuando ya Miguel contaba con 41 años de edad. Se reencontraron ahora cuando Miguel y Silvia, su mujer, lo hospedaron en su casa, haciéndolo sentir como uno más de la familia.

En suma, fue un reencuentro con grandes afectos de su juventud, con familiares, con instituciones como el club Larrañaga, el club Español, la Asociación Cristiana de Jóvenes y con esa hermosa y muy cambiada ciudad de Montevideo, donde Moncho Freire vivió desde los 14 hasta los 26 años y comenzó a formarse como persona y como artista.#


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