Editorial / Barajar y dar de nuevo

Leé La Columna del Domingo, el tradicional análisis de la edición impresa de Jornada.

Jerónimo García charlando con el ministro Frigerio, el viernes en la Rosada.
28 OCT 2017 - 21:36 | Actualizado

La gente quería un cambio pero no tan brusco y por eso decidió renovarle el crédito al dasnevismo. No es un cheque en blanco pero el triunfo del domingo pasado le permitirá al oficialismo transitar los próximos dos años con un respaldo electoral que si hubiera sido esquivo podría haber sembrado un tortuoso campo de espinas hasta 2019.

A Cambiemos le alcanzó y le sobró la nafta para sacar de la cancha al Frente para la Victoria pero no para desbancar al dasnevismo. Era tal la confianza que reinaba en los seguidores de la alianza que gobierna el país–alimentada por cierta preocupación que emanaba del propio dasnevismo- que el segundo puesto conseguido, una hazaña electoral a la luz de los resultados del radicalismo en los últimos años, terminó teniendo un pequeño sabor amargo. Muchos sentían que estaban para un poco más, aunque conseguir una banca después de doce años no es poca cosa.

Para el peronismo viene una etapa crítica. Quedar tercero en una elección era el golpe de gracia que muchos creen estaba necesitando el Partido Justicialista para refundarse desde las cenizas.

Es cierto eso de que las crisis generan oportunidades. Pero a las oportunidades hay que generarlas. Y eso, por ahora, no ha pasado en el PJ: a una semana de las elecciones, lo único que se ha escuchado de boca de algunos dirigentes son reproches cruzados. Nadie parece tener hoy la autoridad suficiente para convocar a una reunión que dé paso a un proceso de reconstrucción. Y mucho menos Ricardo Mutio, el presidente del PJ con menos convocatoria de la historia del peronismo.

Reacomodamientos
 
El resultado de las elecciones del domingo acomodó un poco el tablero político pero no calmó para nada las aguas. Apenas Mario Das Neves pronunció su ya conocido latiguillo “ganamos, carajo”, en el oficialismo comenzó un reacomodamiento de fichas de cara a lo que viene.

Y lo que viene no son solo dos años más de gestión con una economía al límite sino también la necesidad de reorganizar el Gobierno alrededor de un nuevo liderazgo institucional, ahora que el vicegobernador Mariano Arcioni deberá asumir una banca en la Cámara de Diputados y el gobernador tendrá que seguir ocupándose más de su salud que del día a día del Poder Ejecutivo.

En los próximos cuarenta días, el Gobierno deberá definir quién llevará las riendas cuando el vicegobernador ya no esté. Ese reacomodamiento de fichas no parece estar dándose con la calma que amerita la situación.

La filtración de chat privados de funcionarios, las especulaciones sobre salidas de tal o cual funcionario de primera línea y hasta los rumores sobre discusiones a los gritos y a empujones, no han hecho más que alimentar el morbo.

Tampoco pareció razonable que desde el oficialismo salieran con los tapones de punta contra el intendente Ricardo Sastre porque dijo que lo que la mayoría ya sabía sobre sus aspiraciones a futuro. El madrynense, que siente que el aporte de su ciudad fue clave para el triunfo de Arcioni, puso blanco sobre negro su deseo de llegar a Fontana 50 si Das Neves no es el candidato del sector en 2019. Estas aspiraciones son similares a las que tiene –sin decirlo tan abiertamente- Adrián Maderna, otro intendente que se jugó la ropa en un bastión fuerte de Cambiemos, entregando un triunfo del oficialismo en Trelew que –como el de Madryn- ayudó a amortiguar el tercer puesto conseguido en Comodoro Rivadavia.

Triunvirato
 
Hoy por hoy, los brazos ejecutores de las decisiones de Das Neves son hoy su hijo Pablo y el ministro coordinador, Jerónimo García. Aunque tampoco hay que soslayar la influencia de la hija del gobernador, “Mariví”. Son ellos tres los que están marcando el rumbo del Gobierno, le pese a quien le pese.

No estuvo de más, aunque fuera una obviedad, la declaración de Arcioni el mismo lunes después de ganar las elecciones, recordando que su candidatura no había sido testimonial y que en diciembre renunciará a su cargo para asumir la banca. Es lo que corresponde, a pesar de que algunos intentaron meter una cuña al sugerir que no era conveniente que dejara su cargo en este momento.

Con este escenario, el Gobierno deberá ordenar rápido la línea de mando porque se viene una etapa de definiciones importantes con el Gobierno nacional: desde la discusión de la coparticipación hasta la necesidad de seguir financiándose para cubrir el rojo financiero.

Diálogo
 
En ese contexto, en el Gobierno provincial recuerdan que con la Casa Rosada siempre hubo diálogo y lo va a seguir habiendo. El resultado electoral ayuda: “No es lo mismo para nuestros funcionarios ir a hacer gestiones habiendo ganado que si hubiéramos perdido”, resumió el ministro coordinador, quien el viernes ejerció ese diálogo al asistir a un acto presidido por Macri y mantener una animada charla con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.

De cualquier modo, sorprendió que no hubiera un representante de Chubut en la nutrida reunión de gobernadores que hubo hace pocos días en Buenos Aires, en donde el objetivo fue unificar criterios y agenda respecto de los pedidos con los que intentarán marcarle la cancha a Macri el 9 de noviembre, en el marco de la reunión pautada por el Presidente para dialogar sobre las reformas que impulsará el Gobierno.

La reunión, a la que asistieron trece mandatarios provinciales -entre ellos, Juan Schiaretti (Córdoba); Gildo Infran (Formosa); Alicia Kirchner (Santa Cruz); Omar Gutiérrez (Neuquén); y la nueva figura del peronismo, Sergio Uñac (San Juan)-, definió que los reclamos sobre coparticipación estarán al tope de la agenda, en medio de la polémica con la Provincia de Buenos Aires por la actualización del Fondo del Conurbano.

El gran debate del 9 de noviembre estará centrado en el reparto del dinero. Aunque la Ley de Coparticipación actual establece que las provincias deben quedarse con el 58% del total recaudado por el Estado nacional, la realidad es que hoy eso se da exactamente al revés, dicen algunos gobernadores.

Es primordial que Chubut se sume cuanto antes al bloque de los gobernadores porque, precisamente, es la segunda más perjudicada por el reparto de la coparticipación en estos últimos treinta años. Y ya se sabe: el que no llora no mama.#

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Jerónimo García charlando con el ministro Frigerio, el viernes en la Rosada.
28 OCT 2017 - 21:36

La gente quería un cambio pero no tan brusco y por eso decidió renovarle el crédito al dasnevismo. No es un cheque en blanco pero el triunfo del domingo pasado le permitirá al oficialismo transitar los próximos dos años con un respaldo electoral que si hubiera sido esquivo podría haber sembrado un tortuoso campo de espinas hasta 2019.

A Cambiemos le alcanzó y le sobró la nafta para sacar de la cancha al Frente para la Victoria pero no para desbancar al dasnevismo. Era tal la confianza que reinaba en los seguidores de la alianza que gobierna el país–alimentada por cierta preocupación que emanaba del propio dasnevismo- que el segundo puesto conseguido, una hazaña electoral a la luz de los resultados del radicalismo en los últimos años, terminó teniendo un pequeño sabor amargo. Muchos sentían que estaban para un poco más, aunque conseguir una banca después de doce años no es poca cosa.

Para el peronismo viene una etapa crítica. Quedar tercero en una elección era el golpe de gracia que muchos creen estaba necesitando el Partido Justicialista para refundarse desde las cenizas.

Es cierto eso de que las crisis generan oportunidades. Pero a las oportunidades hay que generarlas. Y eso, por ahora, no ha pasado en el PJ: a una semana de las elecciones, lo único que se ha escuchado de boca de algunos dirigentes son reproches cruzados. Nadie parece tener hoy la autoridad suficiente para convocar a una reunión que dé paso a un proceso de reconstrucción. Y mucho menos Ricardo Mutio, el presidente del PJ con menos convocatoria de la historia del peronismo.

Reacomodamientos
 
El resultado de las elecciones del domingo acomodó un poco el tablero político pero no calmó para nada las aguas. Apenas Mario Das Neves pronunció su ya conocido latiguillo “ganamos, carajo”, en el oficialismo comenzó un reacomodamiento de fichas de cara a lo que viene.

Y lo que viene no son solo dos años más de gestión con una economía al límite sino también la necesidad de reorganizar el Gobierno alrededor de un nuevo liderazgo institucional, ahora que el vicegobernador Mariano Arcioni deberá asumir una banca en la Cámara de Diputados y el gobernador tendrá que seguir ocupándose más de su salud que del día a día del Poder Ejecutivo.

En los próximos cuarenta días, el Gobierno deberá definir quién llevará las riendas cuando el vicegobernador ya no esté. Ese reacomodamiento de fichas no parece estar dándose con la calma que amerita la situación.

La filtración de chat privados de funcionarios, las especulaciones sobre salidas de tal o cual funcionario de primera línea y hasta los rumores sobre discusiones a los gritos y a empujones, no han hecho más que alimentar el morbo.

Tampoco pareció razonable que desde el oficialismo salieran con los tapones de punta contra el intendente Ricardo Sastre porque dijo que lo que la mayoría ya sabía sobre sus aspiraciones a futuro. El madrynense, que siente que el aporte de su ciudad fue clave para el triunfo de Arcioni, puso blanco sobre negro su deseo de llegar a Fontana 50 si Das Neves no es el candidato del sector en 2019. Estas aspiraciones son similares a las que tiene –sin decirlo tan abiertamente- Adrián Maderna, otro intendente que se jugó la ropa en un bastión fuerte de Cambiemos, entregando un triunfo del oficialismo en Trelew que –como el de Madryn- ayudó a amortiguar el tercer puesto conseguido en Comodoro Rivadavia.

Triunvirato
 
Hoy por hoy, los brazos ejecutores de las decisiones de Das Neves son hoy su hijo Pablo y el ministro coordinador, Jerónimo García. Aunque tampoco hay que soslayar la influencia de la hija del gobernador, “Mariví”. Son ellos tres los que están marcando el rumbo del Gobierno, le pese a quien le pese.

No estuvo de más, aunque fuera una obviedad, la declaración de Arcioni el mismo lunes después de ganar las elecciones, recordando que su candidatura no había sido testimonial y que en diciembre renunciará a su cargo para asumir la banca. Es lo que corresponde, a pesar de que algunos intentaron meter una cuña al sugerir que no era conveniente que dejara su cargo en este momento.

Con este escenario, el Gobierno deberá ordenar rápido la línea de mando porque se viene una etapa de definiciones importantes con el Gobierno nacional: desde la discusión de la coparticipación hasta la necesidad de seguir financiándose para cubrir el rojo financiero.

Diálogo
 
En ese contexto, en el Gobierno provincial recuerdan que con la Casa Rosada siempre hubo diálogo y lo va a seguir habiendo. El resultado electoral ayuda: “No es lo mismo para nuestros funcionarios ir a hacer gestiones habiendo ganado que si hubiéramos perdido”, resumió el ministro coordinador, quien el viernes ejerció ese diálogo al asistir a un acto presidido por Macri y mantener una animada charla con el ministro del Interior, Rogelio Frigerio.

De cualquier modo, sorprendió que no hubiera un representante de Chubut en la nutrida reunión de gobernadores que hubo hace pocos días en Buenos Aires, en donde el objetivo fue unificar criterios y agenda respecto de los pedidos con los que intentarán marcarle la cancha a Macri el 9 de noviembre, en el marco de la reunión pautada por el Presidente para dialogar sobre las reformas que impulsará el Gobierno.

La reunión, a la que asistieron trece mandatarios provinciales -entre ellos, Juan Schiaretti (Córdoba); Gildo Infran (Formosa); Alicia Kirchner (Santa Cruz); Omar Gutiérrez (Neuquén); y la nueva figura del peronismo, Sergio Uñac (San Juan)-, definió que los reclamos sobre coparticipación estarán al tope de la agenda, en medio de la polémica con la Provincia de Buenos Aires por la actualización del Fondo del Conurbano.

El gran debate del 9 de noviembre estará centrado en el reparto del dinero. Aunque la Ley de Coparticipación actual establece que las provincias deben quedarse con el 58% del total recaudado por el Estado nacional, la realidad es que hoy eso se da exactamente al revés, dicen algunos gobernadores.

Es primordial que Chubut se sume cuanto antes al bloque de los gobernadores porque, precisamente, es la segunda más perjudicada por el reparto de la coparticipación en estos últimos treinta años. Y ya se sabe: el que no llora no mama.#


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