Más violencia de género en Trelew: “Vivo con miedo”

Una mujer contó que su expareja “me pegó dos veces toda la noche en la cabeza y en las piernas”. Pide justicia.

02 NOV 2017 - 21:42 | Actualizado

Marianela Correa tiene 20 años. Denunció hace pocas horas a su expareja por violencia reiterada. Hace dos meses que se separó pero vive con miedo. Suplicó públicamente que desde la justicia le garanticen que el agresor cumpla las medidas de prohibición de acercamiento porque asegura que la sigue y la espera fuera de la casa en la que está. Actualmente está detenido (ver página 27). Tenía pedido de captura. “Hubo dos veces en que me pegó durante toda la noche, la madrugada, me pegaba en la cabeza y las piernas. Una vez en la mandíbula. Decía que me iba a matar. No quería que yo use celular”.
El infierno de la joven comenzó en 2015 cuando se pone de novia con quien luego es el papá de su hijo. Lo conoció en 2014 cuando iba a la escuela. “No era violento, pero sí controlador. Con el tema de la ropa. Yo iba a la escuela y él estaba afuera. Me decía que la campera siempre tenía que estar abrochada porque las mujeres decentes se visten así. Luego, empezó con el tema de mi celular. A él le molestaba que lo use. A mitad de 2015 no salimos más. Ahí me di cuenta cómo era. Estaba todo el tiempo dando vueltas alrededor de mi casa, cerca de la casa de mi mamá. Así. Mi mamá me decía que no era normal, pero no lo veía yo”, sostuvo.
Relató que poco después”empezamos a salir de nuevo, yo ya iba a la Universidad. Él me decía que no sabía qué hacía yo. Nos fuimos a vivir juntos. Ahí todo le empezó a molestar: el celular fue siempre un problema entre nosotros. Le molestaba cualquier relación. Si hablaba con alguien era porque tenía que pasar algo. Empezamos primero con empujones que me daba. Yo quería salir y llegando a la puerta me agarraba y me tiraba en la cama. No me dejaba salir”.
“Me pegaba embarazada”

La situación empeoró cuando Marianela queda embarazada. “Me pegaba igual. Empezó a empujarme hasta que me agarraba de los brazos y me dejaba moretones. Un día, discutiendo me dio una piña y me acalambró la mandíbula, no podía ni comer. Estaba embarazada de  4 meses”. Si ella salía a comprar “era porque tenía algo con el kiosquero. Si estaba mi primo en mi casa, se enojaba porque decía que tenía alguna intención conmigo. No es así, nos conocemos desde que nacimos. Nunca puede pasar nada”.
Su expareja primero le pedía disculpas. “Luego me decía que era mi culpa. Que yo lo hacía poner así. Yo le terminaba pidiendo disculpas. Cuando me golpeaba era en la cabeza y en las piernas. Estaba embarazada de 7 meses y estuve internada. No pesaba ni un kilo el bebé. En el Materno me dieron pastillas para que no nazca. Mi familia me iba a cuidar. El me llevó remeras mangas largas para que no se me vean los  moretones, que no se den cuenta”.
No terminó ahí. “Un día antes que nazca el nene me estaba haciendo los estudios. Estuve dos días antes con contracciones. Llega del trabajo y me pregunta por qué no le tenía lista una chocolatada. Le dije que estaba cansada y se re enojó. Me empujó, me dio golpes en la cabeza. Me tiraba contra la cama. Y fui a tener a mi hijo al otro día. Nunca me pedía perdón”, destacó Marianela entre sollozos.
Tras ese episodio se fue a Esquel a vivir con su madre.  “Nos arreglamos y nos vinimos a alquilar una casa lejos. No estaba en buenas condiciones para vivir con el nene. Nos fuimos a otro alquiler, cerca de la casa de un familiar. Fue peor. Lo empecé a conocer más. Era una noche entera golpeándome. Toda la noche. y tda la madrugada.`Si vos discutís, vos empezaste´, me decía. Él no quería que grite porque el dueño del alquiler nos iba a echar. Entonces me tapaba la boca. Un día me tapó también la nariz. Pensé que no iba a poder respirar más. Le dije: a vos se te está pasando la mano conmigo, ¿qué vas a hacer?”, recordó.
Marianela cada vez que le recordaba lo que había pasado le decía que mentía. “Tenía problemas con las drogas. Con la plata se iba todo en droga para la casa nunca había, para otras cosas sí. Si el nene se despertaba le molestaba. “Este guacho pu... no me deja dormir”, decía. Se enojaba y repetía `no es mi hijo, no sé con quien estuviste´. Luego eran cosas contra el nene. Era lo que más me dolía”.
Amenazas

El día que Marianela se decidió a terminar con ese infierno fue “un día antes del día del niño”. Recordó que “estuve sola todo el día. Cuando volvió quería que tomemos algo. Luego, fuimos a dormirnos. Me despierto y él no estaba. Estaba la puerta de arriba abierta y la de abajo, cerrada. Eran mis primas. Me había dejado encerrada. Cuando me vieron así, empezaron a no entender nada. Él llegó y le dijeron qué hacés tomando y la dejás a ella encerrada. Cuando se fueron se enojó y me culpó de que se metieran. Me dijo que “nos van a echar del alquiler pero yo a vos te voy a cagar a palos”.
“Todos los golpes juntos”

La joven recordó esa noche como la peor. “Fueron todos los golpes juntos: en la panza, zonas íntimas, cabeza, piernas; me decía que me iba a matar. Me lo dijo toda la noche. A las 8 dela mañana se fue a acostar a la cama y el nene y yo en un colchón. No podía apoyar la cabeza por todos los chichones que tenía. Era el domingo día del niño. Se fue a la casa de un familiar y dijo que yo no iba porque no tenía ganas”.
Mantenerse

El dilema de Marianela respecto a una futura vida sin su pareja que la agrediera constantemente era cómo iba a mantenerse ella y su bebé, hoy de 8 meses.
“Yo no sabía cómo iba a mantenerlo. Cómo le voy a comprar la leche. Cómo y dónde voy a vivir yo. Era todo eso en la cabeza. Cada vez que yo le decía que me iba, me decía: si te vas, ustedes dos olvídense de mí”, le contó a Jornada.
Y agregó: “Esa semana pensé todo el tiempo. Un mediodía salió. Estuvo toda la semana con mentiras para salir. Una chica por Facebook me dijo que estaba con él. Le envié la captura de pantalla a él y le dije que me iba a ir. Entonces, cerré la puerta con llave. Armé las maletas. Me quería ir. Hasta que llamé para que me vinieran a buscar. Él rompió la puerta y logró entrar. Y me gritaba que me iba a matar. Nos empujó a los dos. Al nene y a mí. Me sacó todo, hasta las zapatillas que tenía puestas porque decía que no me iba a ir con nada que él me hubiese comprado”.
Hizo hincapié en la denuncia. “La hice el viernes pasado. El miércoles él estaba a una cuadra de la vivienda en la que estoy actualmente. Me dijeron que estuvo una hora”.
“Él quería ver al nene -relató-. Le repetí que vaya al Juzgado y que ahí le iba a dar días para que pueda verlo. Después empezó a golpear la puerta. Se escondía en la oscuridad. Le quise dar con una piedra porque no daba más. Me quiso pegar afuera. Aparece en la casa de la nada”.
Para finalizar, deslizó: “Estoy viviendo con miedo. Tenía pedido de captura y se lo llevaron preso. Quiero que le hagan respetar las medidas de prohibición de acercamiento. No sé si cuando salgo él está acá o en la esquina”.#

Enterate de las noticias de POLICIALES a través de nuestro newsletter

Anotate para recibir las noticias más importantes de esta sección.

Te podés dar de baja en cualquier momento con un solo clic.
02 NOV 2017 - 21:42

Marianela Correa tiene 20 años. Denunció hace pocas horas a su expareja por violencia reiterada. Hace dos meses que se separó pero vive con miedo. Suplicó públicamente que desde la justicia le garanticen que el agresor cumpla las medidas de prohibición de acercamiento porque asegura que la sigue y la espera fuera de la casa en la que está. Actualmente está detenido (ver página 27). Tenía pedido de captura. “Hubo dos veces en que me pegó durante toda la noche, la madrugada, me pegaba en la cabeza y las piernas. Una vez en la mandíbula. Decía que me iba a matar. No quería que yo use celular”.
El infierno de la joven comenzó en 2015 cuando se pone de novia con quien luego es el papá de su hijo. Lo conoció en 2014 cuando iba a la escuela. “No era violento, pero sí controlador. Con el tema de la ropa. Yo iba a la escuela y él estaba afuera. Me decía que la campera siempre tenía que estar abrochada porque las mujeres decentes se visten así. Luego, empezó con el tema de mi celular. A él le molestaba que lo use. A mitad de 2015 no salimos más. Ahí me di cuenta cómo era. Estaba todo el tiempo dando vueltas alrededor de mi casa, cerca de la casa de mi mamá. Así. Mi mamá me decía que no era normal, pero no lo veía yo”, sostuvo.
Relató que poco después”empezamos a salir de nuevo, yo ya iba a la Universidad. Él me decía que no sabía qué hacía yo. Nos fuimos a vivir juntos. Ahí todo le empezó a molestar: el celular fue siempre un problema entre nosotros. Le molestaba cualquier relación. Si hablaba con alguien era porque tenía que pasar algo. Empezamos primero con empujones que me daba. Yo quería salir y llegando a la puerta me agarraba y me tiraba en la cama. No me dejaba salir”.
“Me pegaba embarazada”

La situación empeoró cuando Marianela queda embarazada. “Me pegaba igual. Empezó a empujarme hasta que me agarraba de los brazos y me dejaba moretones. Un día, discutiendo me dio una piña y me acalambró la mandíbula, no podía ni comer. Estaba embarazada de  4 meses”. Si ella salía a comprar “era porque tenía algo con el kiosquero. Si estaba mi primo en mi casa, se enojaba porque decía que tenía alguna intención conmigo. No es así, nos conocemos desde que nacimos. Nunca puede pasar nada”.
Su expareja primero le pedía disculpas. “Luego me decía que era mi culpa. Que yo lo hacía poner así. Yo le terminaba pidiendo disculpas. Cuando me golpeaba era en la cabeza y en las piernas. Estaba embarazada de 7 meses y estuve internada. No pesaba ni un kilo el bebé. En el Materno me dieron pastillas para que no nazca. Mi familia me iba a cuidar. El me llevó remeras mangas largas para que no se me vean los  moretones, que no se den cuenta”.
No terminó ahí. “Un día antes que nazca el nene me estaba haciendo los estudios. Estuve dos días antes con contracciones. Llega del trabajo y me pregunta por qué no le tenía lista una chocolatada. Le dije que estaba cansada y se re enojó. Me empujó, me dio golpes en la cabeza. Me tiraba contra la cama. Y fui a tener a mi hijo al otro día. Nunca me pedía perdón”, destacó Marianela entre sollozos.
Tras ese episodio se fue a Esquel a vivir con su madre.  “Nos arreglamos y nos vinimos a alquilar una casa lejos. No estaba en buenas condiciones para vivir con el nene. Nos fuimos a otro alquiler, cerca de la casa de un familiar. Fue peor. Lo empecé a conocer más. Era una noche entera golpeándome. Toda la noche. y tda la madrugada.`Si vos discutís, vos empezaste´, me decía. Él no quería que grite porque el dueño del alquiler nos iba a echar. Entonces me tapaba la boca. Un día me tapó también la nariz. Pensé que no iba a poder respirar más. Le dije: a vos se te está pasando la mano conmigo, ¿qué vas a hacer?”, recordó.
Marianela cada vez que le recordaba lo que había pasado le decía que mentía. “Tenía problemas con las drogas. Con la plata se iba todo en droga para la casa nunca había, para otras cosas sí. Si el nene se despertaba le molestaba. “Este guacho pu... no me deja dormir”, decía. Se enojaba y repetía `no es mi hijo, no sé con quien estuviste´. Luego eran cosas contra el nene. Era lo que más me dolía”.
Amenazas

El día que Marianela se decidió a terminar con ese infierno fue “un día antes del día del niño”. Recordó que “estuve sola todo el día. Cuando volvió quería que tomemos algo. Luego, fuimos a dormirnos. Me despierto y él no estaba. Estaba la puerta de arriba abierta y la de abajo, cerrada. Eran mis primas. Me había dejado encerrada. Cuando me vieron así, empezaron a no entender nada. Él llegó y le dijeron qué hacés tomando y la dejás a ella encerrada. Cuando se fueron se enojó y me culpó de que se metieran. Me dijo que “nos van a echar del alquiler pero yo a vos te voy a cagar a palos”.
“Todos los golpes juntos”

La joven recordó esa noche como la peor. “Fueron todos los golpes juntos: en la panza, zonas íntimas, cabeza, piernas; me decía que me iba a matar. Me lo dijo toda la noche. A las 8 dela mañana se fue a acostar a la cama y el nene y yo en un colchón. No podía apoyar la cabeza por todos los chichones que tenía. Era el domingo día del niño. Se fue a la casa de un familiar y dijo que yo no iba porque no tenía ganas”.
Mantenerse

El dilema de Marianela respecto a una futura vida sin su pareja que la agrediera constantemente era cómo iba a mantenerse ella y su bebé, hoy de 8 meses.
“Yo no sabía cómo iba a mantenerlo. Cómo le voy a comprar la leche. Cómo y dónde voy a vivir yo. Era todo eso en la cabeza. Cada vez que yo le decía que me iba, me decía: si te vas, ustedes dos olvídense de mí”, le contó a Jornada.
Y agregó: “Esa semana pensé todo el tiempo. Un mediodía salió. Estuvo toda la semana con mentiras para salir. Una chica por Facebook me dijo que estaba con él. Le envié la captura de pantalla a él y le dije que me iba a ir. Entonces, cerré la puerta con llave. Armé las maletas. Me quería ir. Hasta que llamé para que me vinieran a buscar. Él rompió la puerta y logró entrar. Y me gritaba que me iba a matar. Nos empujó a los dos. Al nene y a mí. Me sacó todo, hasta las zapatillas que tenía puestas porque decía que no me iba a ir con nada que él me hubiese comprado”.
Hizo hincapié en la denuncia. “La hice el viernes pasado. El miércoles él estaba a una cuadra de la vivienda en la que estoy actualmente. Me dijeron que estuvo una hora”.
“Él quería ver al nene -relató-. Le repetí que vaya al Juzgado y que ahí le iba a dar días para que pueda verlo. Después empezó a golpear la puerta. Se escondía en la oscuridad. Le quise dar con una piedra porque no daba más. Me quiso pegar afuera. Aparece en la casa de la nada”.
Para finalizar, deslizó: “Estoy viviendo con miedo. Tenía pedido de captura y se lo llevaron preso. Quiero que le hagan respetar las medidas de prohibición de acercamiento. No sé si cuando salgo él está acá o en la esquina”.#


NOTICIAS RELACIONADAS