Editorial / Cambiar o no cambiar, esa es la cuestión

Leé La Columna del Domingo, el tradicional análisis de la edición impresa de Jornada.

04 NOV 2017 - 21:35 | Actualizado

Mariano Arcioni no debería perder ni un minuto a la hora de ejercer el poder. Pareció demostrarlo el jueves pasado, cuando buena parte de la ciudadanía chubutense todavía intentaba reponerse de la dolorosa pérdida del último gran líder político de la provincia, Mario Das Neves. En ese complejo contexto, el nuevo gobernador tomó el toro por las astas y empezó a pensar rápidamente en armar un equipo de gobierno para terminar el mandato que le dio la Constitución, pero por sobre todas las cosas el mandato que le dio el propio Das Neves, que fue el que lo eligió en 2015 para que sea su compañero de ruta hasta el final.

El dolor y el duelo del pueblo son lo menos que se merece el enorme legado que dejó Das Neves. Pero, lamentablemente, no pueden interponerse ante la institucionalidad. Son momentos para tomar decisiones porque la situación de la Provincia es acuciante. Hay un nuevo gobernador y tiene que gobernar.
 
Cambiar pero no tanto
 
Las primeras movidas de Arcioni parecieron dar la medida de lo que pretende para su gobierno de veinticinco meses. Le agradeció a Jerónimo García los servicios prestados en sus cuarenta y tres días de gestión como jefe de Gabinete, pero le pidió que regrese a la Legislatura porque allí será más útil para la nueva gestión provincial.

Arcioni necesita un hombre de confianza para manejar el Gabinete. Lo va a traer de Comodoro y el lunes ya estará en operaciones en Fontana 50. Puede que no lo nombre rápidamente como “ministro”, pero será el que comience a ejecutar las decisiones del gobernador. Y en todas las acepciones de la palabra ejecutar.

Es cierto que el viernes, con todos los diarios publicando nombres de posibles candidatos –que surgieron de las entrañas del nuevo Gobierno, no de la fantasía de ningún periodista-, Arcioni paró la pelota y se sentó ante todo el equipo que heredó y les habló de “continuidad del proyecto”, de “afianzar a todo el equipo” y que “este es un Gobierno que es una continuación del proyecto del exgobernador.” Pero también confirmó la novedad que a muchos dasnevistas de paladar negro les cayó como un piano en la cabeza: Jerónimo García debe irse del Gobierno porque será más necesario en la Legislatura, dijeron.

El saliente ministro coordinador tuvo cara de pocos amigos en primera reunión de Gabinete, se sentó lejos de la cabecera de la mesa y miró de reojo cuando Arcioni les aclaró a todos: “Yo no soy Buzzi”, tratando de tranquilizar a los ansiosos y de explicar que no pensaba cruzar ninguna vereda ni abandonar el barco que hasta la semana pasada capitaneaba Das Neves.
 
Ajustarse los cinturones
 
Igual, el gobernador bajó una línea dura: el objetivo es profundizar la restructuración de cada uno de los organismos, dando continuidad a uno de los últimos pedidos de Das Neves. Esto no tiene otra lectura que la de ajustarse los cinturones porque la situación no da para más.

Además, les solicitó a todos en modo imperativo que para la semana próxima todas las áreas de Gobierno tengan preparados sus informes para poder evaluar con el ministro de Economía, Pablo Oca, los pasos a seguir, “teniendo en cuenta que continuamos en épocas difíciles”, dijo Arcioni.
Oca, que hace algunas semanas estuvo a punto de dar un portazo y no se fue porque se lo pidió Das Neves, será uno de los hombres fuertes del Gobierno de Arcioni.

Es seguro que el gobernador no va a tirar por la ventana a todo el Gabinete que heredó, pero es casi una obviedad que colocará a gente de su extrema confianza en lugares que él considera claves.

Puede que no haga más cambios en los próximos días, pero tampoco evitará que se vaya el que se quiera ir. Hay varios integrantes del Gabinete que le dispensaban al exvicegobernador un trato más que correcto cuando el que mandaba era Das Neves. Pero también hay otros que lo ningunearon sistemáticamente y que no se van a sentir muy cómodos en el futuro.

La verdad hay que decirla en toda su dimensión para que nadie crea que las paredes de los despachos de Fontana 50 están pintadas de color rosa.
 
Agenda cargada
 
Mientras se decide a cambiar o seguir con el mismo equipo, el gobernador Arcioni tendrá esta semana su primera prueba de fuego importante en las grandes ligas. Se sentará en representación de Chubut en la mesa que presidirán el presidente Mauricio Macri y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, con todos los gobernadores en la Quinta de Olivos.

No será una reunión protocolar. Será el primer encuentro de una larga discusión en la que el Presidente intentará imponerles a los gobernadores su duro plan de ajuste. Les hablará de responsabilidad fiscal, de eliminar impuestos provinciales, de bajar el gasto público y de empezar a limar el nivel de empleados estatales. Y les hará saber que no tienen mucho margen para no apoyar sus proyectos de reformas laboral y jubilatoria. Así de dura será la reunión

Además, se pondrá sobre la mesa la discusión del Fondo del Conurbano, que pretende lisa y llanamente transferir recursos de 23 provincias a la Provincia de Buenos Aires, la más grande, influyente y, además, gobernada por la preferida de Macri, María Eugenia Vidal.

El Gobierno bonaerense presentó un recurso ante la Corte Suprema planteando la inconstitucionalidad del tope al Fondo del Conurbano. El reclamo, que podría ser resuelto de manera inminente por la Corte, pone en juego más de 50 mil millones de pesos anuales, más un retroactivo de 250 mil millones de pesos por los últimos cinco años.

Macri y Vidal pretenden que esos recursos para los bonaerenses los aporten el resto de las provincias. Si los gobernadores no se ponen firmes, varios distritos profundizarán sus crisis y esos gobernadores tendrán administrar una situación poco menos que inmanejable.#

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04 NOV 2017 - 21:35

Mariano Arcioni no debería perder ni un minuto a la hora de ejercer el poder. Pareció demostrarlo el jueves pasado, cuando buena parte de la ciudadanía chubutense todavía intentaba reponerse de la dolorosa pérdida del último gran líder político de la provincia, Mario Das Neves. En ese complejo contexto, el nuevo gobernador tomó el toro por las astas y empezó a pensar rápidamente en armar un equipo de gobierno para terminar el mandato que le dio la Constitución, pero por sobre todas las cosas el mandato que le dio el propio Das Neves, que fue el que lo eligió en 2015 para que sea su compañero de ruta hasta el final.

El dolor y el duelo del pueblo son lo menos que se merece el enorme legado que dejó Das Neves. Pero, lamentablemente, no pueden interponerse ante la institucionalidad. Son momentos para tomar decisiones porque la situación de la Provincia es acuciante. Hay un nuevo gobernador y tiene que gobernar.
 
Cambiar pero no tanto
 
Las primeras movidas de Arcioni parecieron dar la medida de lo que pretende para su gobierno de veinticinco meses. Le agradeció a Jerónimo García los servicios prestados en sus cuarenta y tres días de gestión como jefe de Gabinete, pero le pidió que regrese a la Legislatura porque allí será más útil para la nueva gestión provincial.

Arcioni necesita un hombre de confianza para manejar el Gabinete. Lo va a traer de Comodoro y el lunes ya estará en operaciones en Fontana 50. Puede que no lo nombre rápidamente como “ministro”, pero será el que comience a ejecutar las decisiones del gobernador. Y en todas las acepciones de la palabra ejecutar.

Es cierto que el viernes, con todos los diarios publicando nombres de posibles candidatos –que surgieron de las entrañas del nuevo Gobierno, no de la fantasía de ningún periodista-, Arcioni paró la pelota y se sentó ante todo el equipo que heredó y les habló de “continuidad del proyecto”, de “afianzar a todo el equipo” y que “este es un Gobierno que es una continuación del proyecto del exgobernador.” Pero también confirmó la novedad que a muchos dasnevistas de paladar negro les cayó como un piano en la cabeza: Jerónimo García debe irse del Gobierno porque será más necesario en la Legislatura, dijeron.

El saliente ministro coordinador tuvo cara de pocos amigos en primera reunión de Gabinete, se sentó lejos de la cabecera de la mesa y miró de reojo cuando Arcioni les aclaró a todos: “Yo no soy Buzzi”, tratando de tranquilizar a los ansiosos y de explicar que no pensaba cruzar ninguna vereda ni abandonar el barco que hasta la semana pasada capitaneaba Das Neves.
 
Ajustarse los cinturones
 
Igual, el gobernador bajó una línea dura: el objetivo es profundizar la restructuración de cada uno de los organismos, dando continuidad a uno de los últimos pedidos de Das Neves. Esto no tiene otra lectura que la de ajustarse los cinturones porque la situación no da para más.

Además, les solicitó a todos en modo imperativo que para la semana próxima todas las áreas de Gobierno tengan preparados sus informes para poder evaluar con el ministro de Economía, Pablo Oca, los pasos a seguir, “teniendo en cuenta que continuamos en épocas difíciles”, dijo Arcioni.
Oca, que hace algunas semanas estuvo a punto de dar un portazo y no se fue porque se lo pidió Das Neves, será uno de los hombres fuertes del Gobierno de Arcioni.

Es seguro que el gobernador no va a tirar por la ventana a todo el Gabinete que heredó, pero es casi una obviedad que colocará a gente de su extrema confianza en lugares que él considera claves.

Puede que no haga más cambios en los próximos días, pero tampoco evitará que se vaya el que se quiera ir. Hay varios integrantes del Gabinete que le dispensaban al exvicegobernador un trato más que correcto cuando el que mandaba era Das Neves. Pero también hay otros que lo ningunearon sistemáticamente y que no se van a sentir muy cómodos en el futuro.

La verdad hay que decirla en toda su dimensión para que nadie crea que las paredes de los despachos de Fontana 50 están pintadas de color rosa.
 
Agenda cargada
 
Mientras se decide a cambiar o seguir con el mismo equipo, el gobernador Arcioni tendrá esta semana su primera prueba de fuego importante en las grandes ligas. Se sentará en representación de Chubut en la mesa que presidirán el presidente Mauricio Macri y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio, con todos los gobernadores en la Quinta de Olivos.

No será una reunión protocolar. Será el primer encuentro de una larga discusión en la que el Presidente intentará imponerles a los gobernadores su duro plan de ajuste. Les hablará de responsabilidad fiscal, de eliminar impuestos provinciales, de bajar el gasto público y de empezar a limar el nivel de empleados estatales. Y les hará saber que no tienen mucho margen para no apoyar sus proyectos de reformas laboral y jubilatoria. Así de dura será la reunión

Además, se pondrá sobre la mesa la discusión del Fondo del Conurbano, que pretende lisa y llanamente transferir recursos de 23 provincias a la Provincia de Buenos Aires, la más grande, influyente y, además, gobernada por la preferida de Macri, María Eugenia Vidal.

El Gobierno bonaerense presentó un recurso ante la Corte Suprema planteando la inconstitucionalidad del tope al Fondo del Conurbano. El reclamo, que podría ser resuelto de manera inminente por la Corte, pone en juego más de 50 mil millones de pesos anuales, más un retroactivo de 250 mil millones de pesos por los últimos cinco años.

Macri y Vidal pretenden que esos recursos para los bonaerenses los aporten el resto de las provincias. Si los gobernadores no se ponen firmes, varios distritos profundizarán sus crisis y esos gobernadores tendrán administrar una situación poco menos que inmanejable.#


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