El Brexit se complica por las crisis en las dos Irlanda

Una doble crisis política en Irlanda e Irlanda del Norte tenía hoy bajo redoblada amenaza el discutido inicio de la segunda etapa de las negociaciones sobre el Brexit entre el Reino Unido y la Unión Europea (UE), que Londres desea abrir cuanto antes pero que está condicionada a un acuerdo previo sobre el estatus futuro de la frontera norirlandesa.

27 NOV 2017 - 14:32 | Actualizado


Irlanda del Norte, provincia autónoma del Reino Unido, vive una complicada situación política, que podría terminar el mes próximo en una elección anticipada en la que pueden vencer los opositores, partidarios de permanecer dentro del mercado único y la unión aduanera con Irlanda, aun después del Brexit.

De esa permanencia depende que la frontera irlandesa siga siendo abierta, como también quiere Dublin, o se cierre. Y éste es uno de los tres temas que Bruselas quiere resolver antes de decidir, en una cumbre el mes próximo, si hay avances suficientes como para comenzar las negociaciones para un acuerdo comercial con el Reino Unido tras el Brexit. 

Londres insiste en seguir otro camino, es decir avanzar en los términos de esa futura relación comercial mientras se va resolviendo, al mismo tiempo, la cuestión de la frontera, además de las de los derechos de los ciudadanos europeos en el Reino Unido y la compensación monetaria que el gobierno británico deberá hacer por salir del bloque.

Tanto el Reino Unido como la UE confiaban en que la influencia de Irlanda en la política norirlandesa en general ayudara a destrabar el conflicto por la frontera, pero el gobierno irlandés ha quedado en la cuerda floja por un caso de corrupción que salpica a una de sus ministras, agregando un nuevo problema a las diferencias entre Bruselas y Londres.

Durante el plebiscito por la ruptura con la Unión Europea (UE) de 2016, los norirlandeses votaron por permanecer en la UE, postura rechazada por el gobernante partido Unionista Democrático (DUP) de Arlene Foster.

Ese rechazo les costó a los conservadores un avance espectacular de la oposición en las legislativas inmediatamente posteriores y la imposibilidad de formar gobierno, y quebró nítidamente la antigua divisoria religiosa entre protestantes y católicos en el conflictivo territorio británico en Irlanda.

La crisis política se arrastra aún, pone en riesgo el autogobierno norirlandés y se está convirtiendo en un obstáculo para que el Reino Unido pueda pasar a la segunda etapa de negociaciones con Bruselas.

Foster tiene plazo hasta el 4 de diciembre para presentar nuevas propuestas sobre la cuestión del Brexit, además del proyecto de divorcio y los derechos de los ciudadanos.

Por su parte, al Sur, el gobierno de Irlanda quiere asegurarse de que no habrá una frontera dura, con puestos aduaneros o barreras físicas. 

Pero también el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, podría verse obligado a convocar elecciones anticipadas, tras un escándalo de denuncias policiales que salpican su gobierno. 

Varadkar es una figura clave para desbloquear las negociaciones por esa frontera en la cumbre de la UE sobre el Brexit el 14 y 15 de diciembre, donde se decidirá si Londres avanzó lo suficiente para pasar a una segunda fase.
Y según funcionarios de la UE, una elección anticipada el próximo mes en medio de la cumbre complicaría el inicio de esa segunda fase negociaciones.

Diversos integrantes y portavoces del gobierno irlandés hicieron saber a los medios que se estaba buscando evitar una elección anticipada. 
El más explícito fue el canciller, Simon Coveney, quien adelantó esta mañana en la radiodifusión pública (RTE) que "lo realmente importante ahora es que se tomen todas las medidas para evitar que se celebren elecciones".

Coveney subrayó al mismo tiempo que todos los Estados miembros de la UE acordaron que tenía que haber "más progreso" en el tema fronterizo para poder abrir en diciembre las negociaciones sobre un acuerdo comercial posterior al Brexit.

Las advertencias sobre la posibilidad de un veto irlandés al avance hacia negociaciones comerciales en la cumbre de diciembre continuaron durante el fin de semana.

Pero la primera ministra británica, Theresa May, ya dejó en claro que el Reino Unido no permanecerá dentro del bloque económico después del Brexit.

El comisario de Agricultura de la UE, el irlandés Phil Hogan, en una entrevista publicada ayer en Londres por The Observer, instó a a la primera ministra a cambiar rápidamente el rumbo del Brexit para evitar que una crisis sobre la frontera irlandesa sea un obstáculo para un acuerdo comercial.

"Si el Reino Unido o Irlanda del Norte permanecieran en la unión aduanera de la UE, o mejor aún en el mercado único, no habría problemas fronterizos", recomendó para luego expresar su sorpresa por la "fe ciega" de algunos ministros del gobierno de May, en que van a lograr un acuerdo de libre comercio tras el Brexit.

No obstante, el secretario de Comercio Internacional de Reino Unido, Liam Fox, dijo ayer a la cadena Sky News que "no queremos que haya una frontera difícil, pero el Reino Unido va a abandonar la unión aduanera y el mercado único".

27 NOV 2017 - 14:32


Irlanda del Norte, provincia autónoma del Reino Unido, vive una complicada situación política, que podría terminar el mes próximo en una elección anticipada en la que pueden vencer los opositores, partidarios de permanecer dentro del mercado único y la unión aduanera con Irlanda, aun después del Brexit.

De esa permanencia depende que la frontera irlandesa siga siendo abierta, como también quiere Dublin, o se cierre. Y éste es uno de los tres temas que Bruselas quiere resolver antes de decidir, en una cumbre el mes próximo, si hay avances suficientes como para comenzar las negociaciones para un acuerdo comercial con el Reino Unido tras el Brexit. 

Londres insiste en seguir otro camino, es decir avanzar en los términos de esa futura relación comercial mientras se va resolviendo, al mismo tiempo, la cuestión de la frontera, además de las de los derechos de los ciudadanos europeos en el Reino Unido y la compensación monetaria que el gobierno británico deberá hacer por salir del bloque.

Tanto el Reino Unido como la UE confiaban en que la influencia de Irlanda en la política norirlandesa en general ayudara a destrabar el conflicto por la frontera, pero el gobierno irlandés ha quedado en la cuerda floja por un caso de corrupción que salpica a una de sus ministras, agregando un nuevo problema a las diferencias entre Bruselas y Londres.

Durante el plebiscito por la ruptura con la Unión Europea (UE) de 2016, los norirlandeses votaron por permanecer en la UE, postura rechazada por el gobernante partido Unionista Democrático (DUP) de Arlene Foster.

Ese rechazo les costó a los conservadores un avance espectacular de la oposición en las legislativas inmediatamente posteriores y la imposibilidad de formar gobierno, y quebró nítidamente la antigua divisoria religiosa entre protestantes y católicos en el conflictivo territorio británico en Irlanda.

La crisis política se arrastra aún, pone en riesgo el autogobierno norirlandés y se está convirtiendo en un obstáculo para que el Reino Unido pueda pasar a la segunda etapa de negociaciones con Bruselas.

Foster tiene plazo hasta el 4 de diciembre para presentar nuevas propuestas sobre la cuestión del Brexit, además del proyecto de divorcio y los derechos de los ciudadanos.

Por su parte, al Sur, el gobierno de Irlanda quiere asegurarse de que no habrá una frontera dura, con puestos aduaneros o barreras físicas. 

Pero también el primer ministro irlandés, Leo Varadkar, podría verse obligado a convocar elecciones anticipadas, tras un escándalo de denuncias policiales que salpican su gobierno. 

Varadkar es una figura clave para desbloquear las negociaciones por esa frontera en la cumbre de la UE sobre el Brexit el 14 y 15 de diciembre, donde se decidirá si Londres avanzó lo suficiente para pasar a una segunda fase.
Y según funcionarios de la UE, una elección anticipada el próximo mes en medio de la cumbre complicaría el inicio de esa segunda fase negociaciones.

Diversos integrantes y portavoces del gobierno irlandés hicieron saber a los medios que se estaba buscando evitar una elección anticipada. 
El más explícito fue el canciller, Simon Coveney, quien adelantó esta mañana en la radiodifusión pública (RTE) que "lo realmente importante ahora es que se tomen todas las medidas para evitar que se celebren elecciones".

Coveney subrayó al mismo tiempo que todos los Estados miembros de la UE acordaron que tenía que haber "más progreso" en el tema fronterizo para poder abrir en diciembre las negociaciones sobre un acuerdo comercial posterior al Brexit.

Las advertencias sobre la posibilidad de un veto irlandés al avance hacia negociaciones comerciales en la cumbre de diciembre continuaron durante el fin de semana.

Pero la primera ministra británica, Theresa May, ya dejó en claro que el Reino Unido no permanecerá dentro del bloque económico después del Brexit.

El comisario de Agricultura de la UE, el irlandés Phil Hogan, en una entrevista publicada ayer en Londres por The Observer, instó a a la primera ministra a cambiar rápidamente el rumbo del Brexit para evitar que una crisis sobre la frontera irlandesa sea un obstáculo para un acuerdo comercial.

"Si el Reino Unido o Irlanda del Norte permanecieran en la unión aduanera de la UE, o mejor aún en el mercado único, no habría problemas fronterizos", recomendó para luego expresar su sorpresa por la "fe ciega" de algunos ministros del gobierno de May, en que van a lograr un acuerdo de libre comercio tras el Brexit.

No obstante, el secretario de Comercio Internacional de Reino Unido, Liam Fox, dijo ayer a la cadena Sky News que "no queremos que haya una frontera difícil, pero el Reino Unido va a abandonar la unión aduanera y el mercado único".


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