Editorial / El año de los escollos y los desafíos

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La cosa política. Ahí está el primer desafío de Arcioni en el año que se viene.
30 DIC 2017 - 20:20 | Actualizado

Realistas, no alarmistas. El año que comienza mañana será muy arduo para todos los chubutenses. Tal vez, el más difícil de los últimos quince años en términos políticos, económicos y sociales. Desde el primero hasta el último día. Admitirlo y encararlo en consecuencia debería ser la mejor actitud para estar más cerca de superar todos los escollos que se van a presentar.
A pesar del quebranto económico, el primero de los obstáculos que deberá sortear el gobernador Mariano Arcioni será el político. La relación con la oposición y con Nación será clave. Sin soluciones políticas previas no habrá forma de domar la difícil situación económica y financiera.
Arcioni llegó a la gobernación en el peor momento: primero, por la muerte de un líder histórico como Mario Das Neves, que manejaba todo y a todos con rienda corta. Y segundo, porque encontró un tablero político desordenado tras las últimas elecciones.
La desaparición del líder causó un cisma puertas adentro del dasnevismo, sobre todo porque muchos dirigentes apostaban a una salida política de semejante golpe que no incluía a Arcioni. No sin sobresaltos, el gobernador ha logrado sobreponerse a ese primer obstáculo.
 El frente opositor
 
Por si fuera poco tener que lidiar con los chisporroteos internos, Arcioni tiene enfrente a un peronismo que sigue buscando su destino y dos meses y medio después de quedar tercero en las legislativas todavía no ha podido convocar a una reunión de dirigentes para analizar el tremendo golpazo.
Tratar de consensuar todo lo que hay que consensuar con este escenario, complicó aún más a un gobernador joven, sin experiencia política y poco entrenado para la rosca política. Hay que reconocer que, así y todo, no le ha ido tan mal. Logró domar a la tropa propia y -aun con errores- en estos sesenta días de gestión ha intentado –y logrado en algunos casos- conciliar con todos los sectores. Inclusive, y por sobre todas las cosas, con la gente común, un factor de poder en el que Arcioni confía más que en la propia dirigencia política.
 Tendiendo puentes
 
Arcioni sabe que su futuro no depende solo del apoyo del dasnevismo. Si no tiende puentes hacia el peronismo le será muy difícil capear el temporal. El miércoles pasado, por ejemplo, se reunió por primera vez desde que asumió con el jefe de la bancada del Frente para la Victoria, Javier Touriñán. Habían hablado por teléfono un par de veces desde la asunción, el 1º de noviembre, pero nunca se habían sentado cara a cara decirse lo que piensan.
Hubo pases de facturas pero la charla transcurrió por carriles de sensatez. Touriñán se quejó por los comentarios al voleo sobre un presunto intento desestabilizador de los diputados del FpV y le pidió que sea más claro, que dé nombres. E insinuó que en el propio bloque dasnevista hay brotes desestabilizadores.
Aunque falta mucho, el diputado del FpV prometió una actitud responsable y apoyo para la Sesión Extraordinaria del 9 de enero. El Gobierno necesita sacar el Presupuesto, y al menos negociar la nueva Ley de Emergencia y el Pacto Fiscal que acordó con Nación. El FpV tiene interés en incluir en el debate a la prórroga de la Emergencia de los Servicios Públicos.
 La relación con Nación
 
El gobernador le ha entregado al Gobierno nacional mucho más que gestos. En cambio, por ahora sólo ha recibido promesas y más promesas. Arcioni jugó fuerte y cumplió con los compromisos firmados, al menos con lo que él podía garantizar. Fue hasta el Congreso el día que afuera llovían las piedras y la represión para posar en una foto con otros gobernadores y el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Le aportó a la Casa Rosada a la diputada provincial Rosa Rosario Muñoz para que Cambiemos consiguiera quórum el día que se aprobó la polémica Reforma Previsional. Y después la misma Muñoz levantó la mano en la sesión siguiente para aprobar un Presupuesto 2018, que claramente es perjudicial para Chubut.
Más gestos de alineamiento con Nación, imposible. Sin embargo, las respuestas han sido, como acostumbra el Gobierno de Cambiemos, puras promesas de apoyo, fotos, reuniones, más fotos y más reuniones. Chubut necesita que la Casa Rosada le dé en 2018 un apoyo concreto: fondos frescos que garanticen el funcionamiento de la Provincia. Cualquier otra cosa será humo.
Las señales no son buenas. El último Presupuesto Nacional, por ejemplo, muestra una caída de las partidas para obras del orden 34,3% respecto a lo presupuestado para 2017. Hay informes económicos que, además, marcan un descenso de la obra pública a precios constantes del orden del 500% en los últimos diez años. Es decir, la pérdida de terreno de Chubut ante Nación empezó mucho antes que Arcioni y Macri.
El martes, Macri llegará a Rawson para visitar un parque eólico. ¿Traerá algo más que promesas?
Manejar la deuda
 
La escalada del dólar de los últimos diez días trajo malas noticias para Chubut. Con la divisa norteamericana rozando los 20 pesos, el escenario financiero de Chubut se complicó un poco más. Por supuesto que esto no es responsabilidad de Arcioni, ni mucho menos, pero la “recalibración” de la economía que hizo el Gobierno nacional alteró el perfil de los vencimientos que tiene por delante la Provincia en los próximos diez años.
Con un dólar un 10% más alto que hace diez días, Chubut debe $ 2.700 millones pesos más en el total de deuda (capital más intereses), trepando ahora a casi $ 30 mil millones de pesos.
Es cierto que esta escalada del dólar tiene un “lado bueno” para Chubut que es el impacto positivo que podría tener en la regalías hidrocarburíferas. Si el precio el petróleo se sigue recuperando, los ingresos por regalías aumentarían pero, en todo caso, ayudarían a recomponer lo que se ha venido perdiendo en los últimos años por la caída del precio del barril y de la producción.
Será un año complicado de principio a fin. Se necesitará mucha pericia, esfuerzo y consensos para que el balance sea positivo, como el gobernador Arcioni ansía.
Valdrá la pena hacer el esfuerzo porque no hay otro camino.#

 

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La cosa política. Ahí está el primer desafío de Arcioni en el año que se viene.
30 DIC 2017 - 20:20

Realistas, no alarmistas. El año que comienza mañana será muy arduo para todos los chubutenses. Tal vez, el más difícil de los últimos quince años en términos políticos, económicos y sociales. Desde el primero hasta el último día. Admitirlo y encararlo en consecuencia debería ser la mejor actitud para estar más cerca de superar todos los escollos que se van a presentar.
A pesar del quebranto económico, el primero de los obstáculos que deberá sortear el gobernador Mariano Arcioni será el político. La relación con la oposición y con Nación será clave. Sin soluciones políticas previas no habrá forma de domar la difícil situación económica y financiera.
Arcioni llegó a la gobernación en el peor momento: primero, por la muerte de un líder histórico como Mario Das Neves, que manejaba todo y a todos con rienda corta. Y segundo, porque encontró un tablero político desordenado tras las últimas elecciones.
La desaparición del líder causó un cisma puertas adentro del dasnevismo, sobre todo porque muchos dirigentes apostaban a una salida política de semejante golpe que no incluía a Arcioni. No sin sobresaltos, el gobernador ha logrado sobreponerse a ese primer obstáculo.
 El frente opositor
 
Por si fuera poco tener que lidiar con los chisporroteos internos, Arcioni tiene enfrente a un peronismo que sigue buscando su destino y dos meses y medio después de quedar tercero en las legislativas todavía no ha podido convocar a una reunión de dirigentes para analizar el tremendo golpazo.
Tratar de consensuar todo lo que hay que consensuar con este escenario, complicó aún más a un gobernador joven, sin experiencia política y poco entrenado para la rosca política. Hay que reconocer que, así y todo, no le ha ido tan mal. Logró domar a la tropa propia y -aun con errores- en estos sesenta días de gestión ha intentado –y logrado en algunos casos- conciliar con todos los sectores. Inclusive, y por sobre todas las cosas, con la gente común, un factor de poder en el que Arcioni confía más que en la propia dirigencia política.
 Tendiendo puentes
 
Arcioni sabe que su futuro no depende solo del apoyo del dasnevismo. Si no tiende puentes hacia el peronismo le será muy difícil capear el temporal. El miércoles pasado, por ejemplo, se reunió por primera vez desde que asumió con el jefe de la bancada del Frente para la Victoria, Javier Touriñán. Habían hablado por teléfono un par de veces desde la asunción, el 1º de noviembre, pero nunca se habían sentado cara a cara decirse lo que piensan.
Hubo pases de facturas pero la charla transcurrió por carriles de sensatez. Touriñán se quejó por los comentarios al voleo sobre un presunto intento desestabilizador de los diputados del FpV y le pidió que sea más claro, que dé nombres. E insinuó que en el propio bloque dasnevista hay brotes desestabilizadores.
Aunque falta mucho, el diputado del FpV prometió una actitud responsable y apoyo para la Sesión Extraordinaria del 9 de enero. El Gobierno necesita sacar el Presupuesto, y al menos negociar la nueva Ley de Emergencia y el Pacto Fiscal que acordó con Nación. El FpV tiene interés en incluir en el debate a la prórroga de la Emergencia de los Servicios Públicos.
 La relación con Nación
 
El gobernador le ha entregado al Gobierno nacional mucho más que gestos. En cambio, por ahora sólo ha recibido promesas y más promesas. Arcioni jugó fuerte y cumplió con los compromisos firmados, al menos con lo que él podía garantizar. Fue hasta el Congreso el día que afuera llovían las piedras y la represión para posar en una foto con otros gobernadores y el jefe de Gabinete, Marcos Peña. Le aportó a la Casa Rosada a la diputada provincial Rosa Rosario Muñoz para que Cambiemos consiguiera quórum el día que se aprobó la polémica Reforma Previsional. Y después la misma Muñoz levantó la mano en la sesión siguiente para aprobar un Presupuesto 2018, que claramente es perjudicial para Chubut.
Más gestos de alineamiento con Nación, imposible. Sin embargo, las respuestas han sido, como acostumbra el Gobierno de Cambiemos, puras promesas de apoyo, fotos, reuniones, más fotos y más reuniones. Chubut necesita que la Casa Rosada le dé en 2018 un apoyo concreto: fondos frescos que garanticen el funcionamiento de la Provincia. Cualquier otra cosa será humo.
Las señales no son buenas. El último Presupuesto Nacional, por ejemplo, muestra una caída de las partidas para obras del orden 34,3% respecto a lo presupuestado para 2017. Hay informes económicos que, además, marcan un descenso de la obra pública a precios constantes del orden del 500% en los últimos diez años. Es decir, la pérdida de terreno de Chubut ante Nación empezó mucho antes que Arcioni y Macri.
El martes, Macri llegará a Rawson para visitar un parque eólico. ¿Traerá algo más que promesas?
Manejar la deuda
 
La escalada del dólar de los últimos diez días trajo malas noticias para Chubut. Con la divisa norteamericana rozando los 20 pesos, el escenario financiero de Chubut se complicó un poco más. Por supuesto que esto no es responsabilidad de Arcioni, ni mucho menos, pero la “recalibración” de la economía que hizo el Gobierno nacional alteró el perfil de los vencimientos que tiene por delante la Provincia en los próximos diez años.
Con un dólar un 10% más alto que hace diez días, Chubut debe $ 2.700 millones pesos más en el total de deuda (capital más intereses), trepando ahora a casi $ 30 mil millones de pesos.
Es cierto que esta escalada del dólar tiene un “lado bueno” para Chubut que es el impacto positivo que podría tener en la regalías hidrocarburíferas. Si el precio el petróleo se sigue recuperando, los ingresos por regalías aumentarían pero, en todo caso, ayudarían a recomponer lo que se ha venido perdiendo en los últimos años por la caída del precio del barril y de la producción.
Será un año complicado de principio a fin. Se necesitará mucha pericia, esfuerzo y consensos para que el balance sea positivo, como el gobernador Arcioni ansía.
Valdrá la pena hacer el esfuerzo porque no hay otro camino.#

 


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